Costa Oeste de USA en 17 días en coche ✏️ Blogs de USA

Sabiendo que el día anterior sería muy cansado, hoy teníamos planificado pasar la mañana en la playa de Santa Mónica. Fuimos en nuestro coche. Volvemos a deciros que para nosotros es casi fundamental disponer de vehículo en esta enorme ciudad. Por el tema del parking no os preocupéis porque a lo largo de las distintas playas hay muchísimos parkings. Está bastante bien organizado y se puede pagar con tarjeta en los parquímetros (10$/día completo). Hay una autopista con hasta 7 carriles en cada sentido para llegar hasta allí. Va paralela a la playa, por eso os digo que el acceso andando no nos pareció muy cómodo, porque era a través de puentes elevados.

Nosotros elegimos el tramo de playa más cercano al famoso muelle de Santa Mónica. Tras aparcar fuimos dando un agradable paseo hasta el muelle. Este lugar es muy genuino, ya que hay muchos puestos donde venden recuerdos, hay locales llenos de máquinas arcade de los 80's, el famoso parque de atracciones.... Hay muchos bares y restaurantes y bastantes artistas callejeros a lo largo del muelle. Y por supuesto, lo que no va a faltar es mucha gente luciendo tipo . También en este punto es donde termina la mítica ruta 66.



Las playas tienen una anchura kilométrica. Es algo incómodo andar por la arena hasta llegar a la orilla. Nosotros fuimos en domingo, y estaba repleto de familias que pasan allí todo el día y van equipadas para ello.

Bueno, ya con la toalla en mano llegaba nuestro pequeño descanso. Nos dimos nuestro primer chapuzón en el Pacífico. La temperatura del agua la esperábamos mucho más fría. Eso sí, el tamaño de las olas es considerable. Esta playa está bastante bien equipada con baños, duchas, restaurantes, bares, y por supuesto podréis ver las típicas casetas de los vigilantes de la playa.


Así que hacia la 13:00 nos fuimos a comer. El restaurante que había encontrado, aunque sobre el mapa parecía que estaba ahí mismo, precisaba como os decíamos de coche para llegar. Se trata de Huckleberry Café Bakery . Yendo allí nos vimos de nuevo con el problema del aparcamiento. Es una zona muy residencial, pero hay bastantes sitios para aparcar y tras unos metros encontramos uno para dejar el coche. Al entrar en el restaurante, vimos una cola infinita de gente pidiendo comida. Nos decidimos a esperar tras el esfuerzo de llegar hasta allí. Una vez en la cola, vimos que iba bastante rápida e incluso nos asignaron una mesa rápidamente. La comida fue exquisita. Os recomendamos que vayáis porque aún se nos hace la boca agua recordándolo.



Una vez cargadas las pilas, nos dirigimos al Staples Center, el estadio donde juegan diversos equipos, entre ellos Los Ángeles Lakers. Tuvimos la suerte de que en septiembre y en esas fechas había liga de la WNBA, la versión femenina de la NBA.

Hay varios parking en los alrededores y está todo muy organizado, con mucha gente indicándote para que no se formen grandes atascos.

Compramos las entradas por internet en la página del Staples Center . Hemos de decir que tuvimos mucha suerte, ya que conseguimos entradas bastante buenas a muy buen precio por un error informático. Se dieron cuenta y nos situaron un poco peor pero nos mantuvieron el precio.

Fue otra de las sorpresas que le di a David. Lo pasamos genial porque el ambiente fue increíble. En Los Ángeles hay mucha afición al baloncesto, incluso al femenino ( a ver si aprendemos en España también :P) Hubo muchísima animación y encima Los Ángeles Sparks (versión femenina de Los Ángeles Lakers) ganaron.




Con todo el subidón de la victoria nos fuimos ya al paseo de la fama de nuevo. Dejamos el coche aparcado en un parking al lado del hotel. Venía a ser un descampado a precio elevado, pero no nos quedaba otra.
Fuimos paseando entre las estrellas, hasta llegar a nuestro restaurante de cenar. Se trataba del Katsuya , un japonés en pleno paseo de la fama. Nos gustó mucho, muy bien atendidos y comida de calidad.
Bueno, ya tocaba ir a la cama, que al día siguiente abandonaríamos Los Ángeles con muy buen sabor de boca. Mañana nos esperaba... ¡Las Vegas!

---

Hoy nos esperaba nuestra primera toma de contacto con la carretera. Fuimos hasta las Vegas en coche. Conducir por esta zona de EEUU es bastante aburrido, ya que las carreteras suelen ser rectas interminables. No existen peajes y las autopistas cuentan con varios carriles.

A mitad de camino aproximadamente teníamos previsto parar para almorzar en un restaurante mítico, Peggy Sue's 50 diner . Un lugar muy recomendable para ir. Este almuerzo sustituyó a nuestra comida.


Es un restaurante como el que vemos en la típica película americana con estética de los 50.



La comida, también típica americana, estaba buenísima.




Junto al restaurante había una tienda de souvenirs. No sabemos por qué pero tenían unos recuerdos casi desproporcionados sobre El Mago de Oz. También podéis ver un guiño a esa película en esta foto.



Seguimos ya con la energía recuperada hasta Las Vegas. Según avanzamos las autopistas dejan paso a las carreteras de un único carril. El paisaje es totalmente desértico, lo que te hace pensar en la locura de construir Las Vegas en medio de la nada. Comprendes lo artificial de la ciudad.

En otro post llamado Las Vegas, esa gran desconocida os hablamos de por qué no nos gustó mucho esta ciudad y algunos trucos para que vuestra experiencia sea más grata. ¡No dudéis en visitarlo!

Lo primero que hicimos fue ir al famoso cartel de Welcome to Fabolous Las Vegas. Por cierto, aquí hay parking al lado con lo cual no os preocupéis por ello. Para que entendáis la tónica de Las Vegas, aquí en el cartel, ya había cola para hacerte la foto con el cartel. Así vais entendiendo que es lo que nos esperaba en esta ciudad . Nosotros pasamos de hacer cola para semejante cosa. Los 40ºC a la sombra nos acabaron de convencer de lo absurdo de la cola.


AL llegar a las Vegas, te sientes muy pequeño. Carreteras inmensas de siete carriles por cada dirección, edificios descomunales... Nos costó un poco llegar al hotel Flamingo, nuestra primera parada. Nos dio la sensación de que si no te colocas bien en el carril que te corresponde, tardarás bastante en poder volver a ese punto y nadie te deja pasar así como así.


Fuimos al Flamingo, dicho sea de paso, uno de los pocos hoteles con parking gartuito. Desde aquí teníamos programado ir a ver varios espectáculos gratuitos. Pero, como contamos en el post, las distancias y tiempos indicados por google maps, son del todo irreales. Por eso, sólo conseguimos llegar a tiempo al hotel Caesars y ver el espectáculo, que no nos pareció tan espectacular como habíamos imaginado (dado el esfuerzo qu enos costó llegar a tiempo). A la salida de este hotel vimos las fuentes del Bellagio de lejos.


Todo esto acompañado por un calor insoportable. Ante la desilusión que nos inspiró este caos, decidimos irnos al hotel a relajarnos en la piscina.

Nuestro hotel elegido fue el Luxor , económico y algo alejado (lo cual pensábamos que no sería un problema llevando coche). Es un hotel al uso en Las Vegas. Si podéis id entre semana que los precios suelen ser más económicos. Como todos los hoteles todo gira entorno al casino. Os costará encontrar la recepción, nunca sabréis qué hora es, os costará ir de un sitio a otro....La idea es que como estás perdido tanto en tiempo como en espacio....juegues en el casino.

Al llegar hicimos el check in tras una media hora de cola entre clientes. Preguntamos para coger el coche cuando quisiéramos y nos dieron a entender que hasta que nos fuéramos no podíamos sacarlo. Cada vez más decepcionados, una vez dejado el equipaje en la habitación (muy antigua y poco iluminada), nos fuimos a la piscina.

Eran las 18:30 o así cuando llegamos. Nueva sorpresa, la piscina de esta ciudad del desfase cierra a las 19h. Lo justo para refrescarnos y tenernos que ir.

Por la noche le preparé una nueva sorpresa a David. Cogí entradas para ver a David Copperfield , un sueño desde su infancia. Así que, como el espectáculo era en el hotel MGM que estaba al lado, fuimos hacia allí con la idea de buscar un restaurante para cenar. El que habíamos elegido estaba retirado y necesitábamos coche para ir. El trayecto lo hicimos por el subsuelo, un camino enmoquetado y bastante lúgubre.


El restaurante elegido ( Bar Sports ) fue un acierto, siendo un restaurante de bocadillos bastante buenos. Tras ello, fuimos en busca de David Copperfield. Fue increíble. Estábamos en primera fila y pese a que prestamos mucha atención no vimos ninguno de los trucos. Es un espectáculo muy interactivo con el público. Se ve cómo han pasado los años pero, sigue siendo un gran mago. Además gracias a una de las interacciones, todo el público se lleva un pequeño detalle de recuerdo.


Tras nuestras malas sensaciones en Las Vegas, este show nos hizo pensar que al menos mereció la pena. Cansados por el calor nos fuimos atravesando los distintos hoteles al nuestro. Al día siguiente sabíamos que iba a ser un día duro por lo que debíamos descansar bien.

---

Hoy empezaban los días más chulos del viaje. Íbamos a hacer una excursión al Gran Cañón del Colorado.

Nuestro día empezaba pronto, ya que lo queríamos aprovechar al máximo. Una vez fuera del Strip, Las Vegas es una ciudad anodina, sin nada.

Nuestro hotel no incluía desayuno, por lo que fuimos a Mr Mamas . Este restaurante, que abría pronto (ideal para salir con tiempo) se encontraba en algo que se iba a repetir a lo largo del viaje. Una especie de mini-polígonos donde se aparca fenomenal en la puerta y donde se hallan varios comercios juntos. De esta forma, el aparcamiento, nuestro gran quebradero de cabeza, estaba solucionado. Si algo recordamos de nuestro viaje por EE.UU. son los desayunos. Muy abundantes, con guarnición a elegir. Nos gustó mucho. Además, las camareras eran latinas y nos hablaron en español.


Nuestra siguiente parada, antes de salir de las Vegas fue una gasolinera (en un Seven Eleven), donde compramos la famosa nevera de corchopán que leímos en mil blogs. Damos fe de la importancia de llevarla. Comprábamos paquetes de botellas pequeñas de agua en los supermercados y se agradecía que estuvieran frías. En cualquier hotel de EEUU tienen máquina de hielos, así que todos los días llevábamos agua bien fresca.

Teníamos prevista una parada más antes de llegar al Gran Cañón. A 165 km aproximadamente se encuentra otro bar mítico, Mr D'Z . Teníamos pensado repetir la dinámica del día anterior y comer aquí, pero no contábamos con el desayuno abundante de Mr Mamas. Tomamos un batido (el mejor de toda nuestra ruta) y picamos unos aros de cebolla.



Es otro restaurante, típico de la ruta 66, pero a nuestro parecer menos mítico que Peggy Sue's 50 diner. Se ve más franquicia, aunque la clientela era bastante genuina.



En este restaurante es donde David se dio cuenta que no llevábamos los pasaportes . Para no aburriros, podréis ver lo que pasó en un futuro post que llamaremos "Anécdotas de las que ahora nos reímos".

Una vez "solucionado" el tema del pasaporte, emprendimos ruta hacia el Gran Cañón del Colorado. Para ello, cogimos un tramo de la ruta 66 por quitarnos la espinita . Es un pequeño recorrido de 30 km y solo se tarda unos 20 minutos de más.




La verdad es que fue muy mítico y nos quedamos con ganas de más, así que apuntado queda en nuestros viajes pendientes hacer la ruta 66.

Nuestro hotel para este día era el Holiday Inn Express Grand Canyon . Es un hotel situado a 12 km del Gran Cañón del Colorado, en la población de Tusayán. Se tardan 10-15 minutos en llegar en coche. Es un hotel algo caro, pero en la zona no hay hoteles baratos. Limpio, amplio y muy bien situado a nuestro entender. Además un plus a tener en cuenta es que tiene piscina y el horario es amplio (aún tenemos la espina de Las Vegas jaja). Hicimos el check in y pusimos rumbo al cañón.

En el cañón hay varios parkings, deciros que en septiembre cuando fuimos nosotros, nos costó aparcar. Existe una línea de autobús que te lleva de los hoteles de Tusayán al cañón. Depende de la época del año en la que vayáis, os aconsejamos que lo uséis y así os olvidáis del tema del aparcamiento. Ya veis que a nosotros era algo que nos quitaba el sueño desde un principio, por eso incidimos tanto en ello.


Al llegar al Gran Cañón, compramos el pase anual de Parques Nacionales de EE.UU. Éste no se puede comprar por internet como hicimos en Canadá. Tened en cuenta que es un pase por vehículo, independientemente de las personas que vayáis y tiene una duración de un año. En la entrada a cada parque natural te lo piden y te entregan folletos informativos del parque y mapas. Igualmente podéis visitar la página del Gran Cañón del Colorado para organizar vuestra visita, pensar qué senderos hacer... Os dejamos el enlace en PDF de uno de los mejores mapas del Gran Cañón del Colorado , donde podréis ver los distintos miradores y líneas de autobús.


Nosotros hicimos el Hermits Trail. Es un sendero fácil de hacer, de unos 12 km ida. Además tienes la tranquilidad de que en cualquier punto del recorrido (miradores) si te cansas puedes coger el autobús. Hay varias líneas que recorren el cañón. Por si aún no lo habéis notado, en EEUU está todo pensado para que puedas llegar a cualquier sitio sin esfuerzo.

En un principio teníamos pensado ir en autobús hasta el final del recorrido. Pero al llegar, las ganas de disfrutar y admirar el cañón, hicieron que invirtiéramos el plan. Nosotros no llegamos a hacer todo el sendero. No estábamos cansados, pero al hacer tantas paradas para hacer fotos, la puesta de sol se acercaba y queríamos llegar hasta Pima Point que es uno de los miradores más idóneos para ver la puesta de sol.


Bueno, qué decir del Gran Cañón del Colorado. Pues lo que dice cualquier persona que ha estado allí. Las cámaras fotográficas no captan ni la mitad de lo que transmite. Esa inmensidad, ese silencio, esa potencia de la naturaleza... Te paras cada dos minutos a hacer una nueva foto. No te cansas de ver el paisaje y cuando ves muy hacia abajo el río Colorado, tan pequeñito, te das cuenta de los millones de años que han pasado para formarse el cañón.

Visita más que recomendable. Nuestro mirador favorito fue Powell Point.


Tras el atardecer regresamos a la zona del hotel, donde se situaba el restaurante que habíamos elegido para cenar. Se trataba del Plaza Bonita , un mexicano riquísimo, donde recargar fuerzas. La comida muy abundante y sabrosa. Además también nos atendieron en español, que siempre se agradece en los viajes .

Agotados nos fuimos al hotel, nos dimos un pequeño chapuzón en la piscina y a dormir. Al día siguiente queríamos ver el amanecer y disfrutar de nuevo del Gran Cañón del Colorado.

---