Día 10: Bangkok - Ko Lanta ✏️ Diarios de Viajes de Tailandia

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Otro madrugón, nos levantamos a las 4:00 h,, y nos preparamos para ir al aeropuerto. El vigilante de seguridad me devuelve los 1000 Bahts de la fianza nada más verme, (no revisa la habitación ni nada, pero esto es Tailandia). Cogemos un taxi, con taxímetro, que nos cobra 220 Bahts de la carrera y 70 Bahts más de los peajes.

Para desayunar en el avión nos ponen una especie de perrito caliente con queso, pero en este vuelo el cafe no está incluido, aunque sí dan agua, (el vuelo está operado por Thai Smile, que deduzcon debe ser la aerolínea de bajo coste de Thai).

Llegamos al aeropuerto de Krabi y buscamos el autobús que nos lleve a la ciudad, para lo que sorteamos a algún taxista. El bus nos lleva a la ciudad, (es realmente barato a comparación de los taxis), pero antes de llegar a la estación de autobuses nos para en una especie de bar, en el que se negocian los precios y se cogen las fugonetas para ir a Ko Lanta. Para ir a nuestro hotel, (el Maya Ko Lanta Resort), nos dicen que son 350 Bahts cada uno y que saldremos a las 10;00 h., (no son ni las nueve y media) y me tomo una cerveza mientras esperamos. A las 10:05 h., aparece la omnipresente Toyota Commuter y nos vamos.

En el monovolumen no cabe ni un alfiler, vamos 14 personas y todos los equipajes distribuidos por el interior, ah, y en la zona en la que va Merce, huele a piés.

Tardamos en llegar al hotel más de dos horas, y eso que somos los segundos en bajarnos, (el camino es largo y hay que utilizar dos barcazas, el primero que comunica el continente con las islas y el segundo que comunica una isla con la otra). Nos llama la atención que hay muchas mujeres que llevan un pañuelo en la cabeza y que además son más gorditas que en el norte. Nada más llegar al hotel salimos escopetados hacia Baan Saladan. Un chaval en un túk-túk nos pide 100 Bahts por la carrera, pero finalmente lo dejamos en 50 Bahts, (aquí los túk-túks son diferentes, son un ciclomotor enganchados a una estructura que tiene un tejadillo y un asiento para tres o cuatro personas y se pueden alquilar completos, como si fuera una motocicleta).


En realidad el pueblo está a veinte minutos del hotel. Allí buscamos un restaurante que está recomendado por la Lonely, que se llama Lanta Seafood y para ello cruzamos todo el pueblo. Nos da la impresión de que está parte de Tailandia es algo más cutre que lo que hemos visto hasta ahora y que la influencia del turismo hace que sea también más caro. En el restaurante comemos un Pad Thai con marisco y un pargo frito con cúrcuma que está bueno, aunque algo seco. La cúrcuma nos deja los dedos amarillos para los próximos tres días y es lo único que nos descompuso algo la tripa de todo lo que comimos allí.


Comparamos precios en tres agencias de viajes para reservar las excursiones de los próximos días y en el tercer sitio en el que preguntamos, reservamos una excursión a Ko Phi Phi en la que hay snorkle incluido, para el día siguiente. Cuando vamos a pagar nos lleva al primer sitio que preguntamos, porque son los mismos dueños, (nunca te deja de dar la impresión de que están todos compinchados) y no le funciona el datáfono. Aunque llevamos el dinero encima, les decimos que no lo llevamos y que tenemos que ir a sacarlo, con lo que nos vamos a tomar algo cerca para disimular.

Volvemos al hotel andando y por el camino nos diluvia y aunque llevo los chubasqueros, no sirven absolutamente para nada, por lo que nos paramos a tomar un café y un pastel mientras esperamos a que escampe. Cuando llegamos al hotel, nos vamos a la playa, (la piscina del hotel termina justo en la arena) y ¡Oh, sorpresa!, se está más caliente dentro del agua que fuera, el agua está como el caldo, pero un caldo con mucha sal.



Nos bañamos después en la piscina del hotel, que está estupenda, nos duchamos y nos vamos a cenar. Los restaurantes aquí están al borde de la arena, incluso algunos están sobre ella y eso es lo que tiene gracia de este sitio, (la playa en la que está el hotel no está mal, aunque tiene algunas rocas con las que tienes que tener cuidado cuando entras en el agua).

Hay locales de todo tipo, desde bares con música heavy, hasta restaurantes italo-thais. Nosotros nos cenamos dos pizzas, 250 - 350 Bahts cada una y nos volvemos al hotel.


Desde la habitación del hotel se oye muchísimo el oleaje del mar, lo que a mí me encanta y tenemos una terraza fantástica, aunque el mobiliario está un poco ajado, pero el sitio merece la pena por el precio, en comparación con los precios de otros hoteles de la zona, (nos costó alrededor de 80 € la noche).

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