5º día en México, y con todas las excursiones programadas finalizadas, tocaba explorar un poco el resort y los alrededores.
Desayunamos tarde, aunque allí tarde son las 9:30 de la mañana , y fuimos a relaciones públicas a reclamar por el desastre de reservas que nos habían hecho en los temáticos. Ya que íbamos a ir esa noche a Playa del Carmen, solo "luchamos" por el gourmet del miércoles. Digo luchamos porque allí siempre te van a poner excusas y opciones B, pero si te mantienes firme, y algo serio, al final descuelgan el teléfono para llamar al encargado del restaurante y hacen el apaño para que tengas mesa, tal y como sucedió con nosotros.
Con la reserva ya confirmada, fuimos andando hasta la zona de pistas de tenis y alquiler de bicicletas junto a la Hacienda Doña Isabel. Digo alquiler, pero es sin cargo, solamente apuntan tu número de habitación, coges un casco (si, obligatorio aunque parezca mentira) y a rodar. De las bicis ni hablo, creo que basta con decir que no tienen freno, y que si quieres parar tienes que pedalear hacia atrás.... pero vamos, que te acostumbras a las 2 caídas (es broma, son fáciles de manejar)
PARANDO A REPOSTAR
Después de recorrer el resort (o lo que pudimos en una hora que dura el alquiler) y hacernos unas fotos, nos echamos la crema y fuimos a la playa. Serían las 12 y algo, y a esa hora ya empieza mucha gente a irse a las piscinas, con lo que no hubo problema con las tumbonas. Pero ese día no nos apetecía el vuelta y vuelta, así que nos fuimos a caminar hacia la playa del BP Tulum. Llegando ya (y deshidratados buscando una piña colada) vimos ajetreo en la piscina, y es que había fiesta española, y estaban repartiendo paella y sangría, amenizado con pasodobles y canción española (que típico... )
SPANISH PAELLA
Volvimos a la playa, y decidimos ir hasta donde la vista alcanzaba por el norte ya fuera del resort, donde se veía una zona de rocas y una palapa en ellas. El mar allí estaba algo más bravo, al no haber los montículos para absorber el oleaje que hay en el complejo, pero a la vez estaba el agua más clara y limpia.
Hay casas particulares (esos si que viven bien) y un par de hoteles que aquí en España serían de lo mejorcito, pero que allí al lado de los grandes resorts parecían poca cosa. Y llegamos por fin al final, donde había un embarcadero que terminaba en una palapa con unas hamacas seguramente del hotel cercano donde quizá, te podrías echar la mejor siesta de tu vida.
BONITA CURRADA CON LA ARENA
Ahí sentimos la primera vez la tranquilidad y la paz que te da estar en un lugar sin masificación, una playa sin tumbonas, sin gente, y salvaje, sin nada que evite oleaje o temporal. Se nos hacía tarde, así que volvimos a recoger las cosas a la playa y al buffet a comer, que nos cerraba.
LAS INNUMERABLES IGUANAS DISFRUTANDO DEL SOL DEL CARIBE
Playa chemuyil, o nuestro pequeño paraíso como la llamábamos antes de conocer su verdadero nombre una vez aquí en España.
PLAYA CHEMUYIL
Delimitada por un espigón por el mar, y frondosa vegetación por tierra, sale un camino que deja de serlo a los pocos metros en lo que parece una plataforma de coral y rocas que lleva muchos años fuera del mar, y donde mucha gente se da la vuelta al pensar que ya no hay nada que ver por allí. Nosotros seguimos, y vimos que el mar entraba como en una pequeña bahía hacia el interior. Pasadas las rocas, vimos a lo lejos nuestro paraíso. Una playa pequeña, de unos 300m de extensión, con palmeras, arena blanca...y completamente desierta!!
Allí habían unas casas abandonadas, donde se veía que vivía una familia, pero nada más. Pelícanos en el agua y rocas, restos del paso de las tortugas y una panorámica que jamás se me borrará de la retina. Allí si se encuentra paz.
Tras unas fotos y unos momentos mágicos ya cayendo el sol volvimos al resort, para ducharnos y prepararnos para salir de fiesta por playa del Carmen. La casualidad quiso que de camino, un pelícano no se fuera volando con nuestro paso. No sabremos quien fue más curioso de los 3, el caso que estuvimos a 30cm de él, con cuidado de no asustarlo, y nos hicimos algunas fotos chulas a su lado.
En cuanto a la noche en Playa del Carmen, no entraré en muchos detalles. La zona de pubs es lo más parecido a cualquier destino turístico costero, con muchos locales abiertos y al aire libre, música muy alta, y varias opciones de precios. Allí lo normal es que las chicas beban la primera copa gratis, y el chico pague o un precio fijo como entrada o simplemente sus copas. También te ofrecen mucho la "barra libre", aunque nosotros no buscábamos esa opción. Finalmente elegimos "La Vaquita", donde por 60 pesos ponían litros, y donde pudimos coger una buena disfrutando de la noche mexicana
La música allí es muy americana, predominando el house comercial, el hip-hop, y algo (pero poco) de musica latina. Aun así, me gusto, los Dj´s pinchaban muy bien, y todo con video sincronizado.
A las 2 y media fuimos a la zona de Coco Bongo a por un taxi para volver al hotel. Nos pedían 350 pesos, pero regateando lo dejo el 280. Y vuelta al hotel a descansar, al día siguiente teníamos pensado madrugar para ir a Tulum y Playa Paraíso.