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Había llegado nuestro último día en la isla
La noche anterior habíamos dejado todo preparado, así que cuando nos levantamos bajamos a desayunar y subimos a por nuestras maletas después.
Nos fuimos a la parada del bus a esperar que pasara el X1 que nos llevaría al aeropuerto.
Nuestro vuelo no salía hasta las 19:50 pero queríamos aprovechar el día para visitar el pueblo de Marsaxlokk, por lo que salimos a las 9 del hotel y en menos de una hora estábamos en el aeropuerto.
Dejamos las maletas en una sala que tienen habilitada para ello.
Para utilizar ese servicio os tendréis que dirigir al puesto de información, allí te dan un recibo con la hora a la que dejas las maletas y les ponen una etiqueta. Entonces alguien del personal del aeropuerto te lleva hasta un scanner donde “miran” las maletas, porque en nuestro caso lo de mirar... estaban pasándoselo pipa tomando unos cafés jejejeje.
Desde allí te llevan a una sala donde se dejan y te vas.
Para recogerlas es igual de fácil. Nos dirigimos a información con el recibo que nos habían dado y pagas en función del número de horas que las hayas dejado y el tamaño de las mismas. Un operario nos abrió la sala y cogimos nuestras maletas.
Actualmente tienen estas tarifas:
Hasta 10Kg: de 0 a 6 horas 5€ de 6 a 12 horas 8€ de 12 a 24 horas 12€
De 10 a 30Kg: 0 a 6 horas 7€ 6 a 12 horas 10€ 12 a 24 horas 14€
Objetos especiales: 15€
Por cada día adicional o parte de él: 10€
Después de dejar el equipaje en las consignas salimos de nuevo del aeropuerto para coger el bus hasta Marsaxlokk.
Hacía más calor que ningún día, así que cuando bajamos del bus nos dirigimos hacía la oficina de turismo, situada al final del paseo caminando hacia la izquierda.
El nombre del pueblo surge de unir las palabras marsa, que quiere decir puerto, y xlokk o lo que es igual a viento siroco. En la bahía de St George’s se establecieron los fenicios en el siglo IX a.C. Actualmente hay decenas de luzzi, que son los botes de pesca típicos de Malta. Suelen estar pintados de amarillo, azul, verde y rojo, son una de las imágenes icono de la isla.
Recorrimos todo el paseo tranquilamente y decidimos sentarnos a tomar una cerveza en una de las terrazas que hay. Las vistas eran magníficas así que no había prisa.
Deciros que pasamos un par de veces por la iglesia porque en la oficina de turismo nos dijeron que estaría abierta, pero no fue así, por lo que nos quedamos sin verla.
Después de estar un buen rato disfrutando de las vistas del puerto, decidimos ir a comer a un restaurante que vimos al final del paseo. Se llama Skuna y la calidad precio a mi me pareció buenísima.
www.tripadvisor.es/ ...Malta.html
Nos comimos unos aperitivos, un plato de bacalao rebozado acompañado de patatas fritas y ensalada, un plato de “conchas” en salsa (mejillones, almejas, navajas, langostinos) con verduras y patatas fritas y una botella de vino blanco por unos 35€. También nos pusieron pan con mantequilla.
La comida estaba buenísima y los camareros fueron muy atentos y agradables. Lo normal en Malta.
Justo enfrente estaba la parada para coger el bus de vuelta al aeropuerto.
Nos quedamos con ganas de ver un mercado que hay los domingos, pero así hay otra excusa más para regresar a Malta
Llegamos con mucho tiempo de antelación. Nos hubiera dado tiempo a acercarnos a la Blue Grotto, pero no quisimos arriesgar demasiado así que esperamos en el aeropuerto.
Fuimos a recoger nuestras maletas y pagamos 15€ por las dos por las horas que las tuvimos allí.
Nos tomamos un café y decidimos esperar fuera porque había un frío horrible. Tenían el aire acondicionado a todo trapo y no había quien aguantara allí.
Llegó la hora de facturar y dirigirnos a la zona de embarque. En cuanto salió nuestra puerta de embarque en la pantalla nos dirigimos a ella y desde allí vimos como se les caían varias maletas que acababan de sacar del avión. ¡Madre mía! Y tan pichis que iban hasta que un operario que estaba cerca lo vio.
Después del espectáculo al poco rato subimos al avión.
El despegue sin contratiempos y en la vuelta disfrutamos otra vez de wifi a bordo.
Llegamos a Madrid sobre las 22:40 y si el aterrizaje en Malta fue malo,... este fue peor. Pero bueno, bajamos del avión y nos encaminamos hacia las cintas del equipaje. ¡¡Sorpresa!! Estábamos en la T3 y nuestro coche estaba en la T2.
¡Muy bien! Ya veíamos una de las maletas junto con otras 20 o así que salieron. Y de repente ¡zas! Se cierra la persiana que tapa el hueco por el que salen las maletas.
Con el cansancio que teníamos nos tocó esperar como media hora hasta que saliera el resto, ya temiéndonos lo peor.
Ahora nos tocaba ir hasta el parking y llegar al hotel Uve Alcobendas que teníamos reservado. Sobre la media noche llegábamos al hotel dando por terminadas nuestras vacaciones en Malta
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