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Era nuestro 3º día en Enkewa y queríamos vivir la experiencia de visitar una aldea masái. Por la mañana fuimos de safari y volvimos a comer y descansar al campamento. Como siempre, vimos un amanecer maravilloso y recorrimos la orilla del Sand River. Buscábamos leopardos y rinocerontes. En nuestro camino nos encontramos con un guepardo. La verdad es que ver bostezar a un animal así te hace entender porqué son carnívoros. ¡Menudos dientes tienen!
Seguimos nuestro camino y nos encontramos con unos leones desayunando. ¡Es algo increíble! La imagen es alucinante pero le falta el sonido. Siento ser tan detallista pero debo decir que escuchar como desgarran al ñu y luego mastican los huesos es algo que ni en los mejores documentales. Estábamos en primera fila y solo nosotros. No había más jeeps. Eso es lo magnífico de Jose y su equipo, nos acercan a los animales siempre con mucho respeto pero no vamos donde van todos los turistas, no nos aglomeramos alrededor de un animal.
No nos quedamos mucho tiempo porque Jose recibe por radio (con la que están en constante comunicación todo el equipo de Enkewa) que han visto un rinoceronte negro. Tenemos que ir rápido porque son animales tímidos y tienden a esconderse entre los arbustos en cuanto sienten que les observan. Nos sentamos y allá que vamos. ¡Esto sí que es una aventura! Conseguimos llegar y efectivamente, somos un par de jeeps más de Enkewa los que nos quedamos cerca del rino y desde la prudencia y distancia, le observamos y sacamos muchas fotos. ¡Es muy muy grande!
Le seguimos mientras se va andando con sus patas cortas y fuertes hacia los arbustos del riachuelo. ¡Maravilloso!
Después de esta increíble mañana en la que efectivamente nunca sabes lo que te vas a encontrar, nos volvemos al campamento para comer y descansar antes de ir a la aldea.
Salimos a las 16:30. Vamos a la aldea de OneTen, uno de los rastreadores. Los masáis tienen más de una mujer y por tanto varios hijos en general. Viven de la ganadería principalmente y en principio si tienen cabras es bueno pero lo ideal es tener muchas vacas. Los niños desde los 6 añitos son los encargados de sacarlas a pastar. La mujer es la que se queda en casa y cuida de los hijos y la casa. Hablan suajili y aquellos que pueden ir a la escuela (como la de Ositeti) aprenden inglés desde los primeros años de Primaria.
Según llegábamos a la casa de OneTen todos los niños que encontrábamos por el camino te saludaban con efusividad y una enorme sonrisa. Nos llama la atención el color de las ropas, los collares y pulseras con los que todas las mujeres y hombres se adornan.
Una vez llegamos a casa de OneTen, éste nos presenta a sus mujeres e hijos. Nos explica donde guardan el ganado y nos invita a entrar en su hogar. Es pequeño, construido con ramitas, excrementos de animales y barro para impermeabilizarla y darle resistencia. Dentro no hay ventilación y muy poca luz, por lo que tardas en acostumbrarte. Allí viven todos y comen y duermen en una sola sala cuyo centro es el fuego que les da calor, luz y les sirve para cocinar. Muy sorprendente.
Al salir las mujeres nos ofrecen collares y pulseras que ellas mismas hacen y venden para ganar un dinero. Aprovechamos y compramos, son de total confianza. Les preguntamos si podemos hacerles fotos, siempre hay que respetar otras culturas porque igual no está bien visto. Ellos acceden encantados.
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