08:00 Cuando el día se presenta lleno de visitas, kilómetros y emociones, mejor recibirlo con un buen desayuno.Y eso es justamente lo que hemos hecho en Sawadi, después hemos abonado la factura y a las 9:15 salíamos para iniciar nuestro recorrido hasta las Gargantas del Dadés. Estamos en el km 266 de nuestro recorrido desde Marrakech.
Parte de nuestro desayuno en Sawadi
Para poder salir del palmeral de Skoura sólo hay que ir siguiendo las flechas de color naranja o los escolares que, con su bata blanca, circulan en bicicleta hasta la escuela, situada al lado de la carretera principal. Lo que no tenemos tan claro es su horario, porque a todas horas hay niños circulando en bici. También hemos visto que la bata blanca sólo la llevan las niñas.
Niñas camino de la escuela en bicicleta
Saliendo de Skoura con el Atlas nevado al fondo
09:30 Hacemos una parada ante la Kasba de Ameridhil, imagen que sale tatuada los billetes antiguos de 50 DH (reinado de Hassan II), y hacemos lo mismo ante Ait Ben Moro y comenzamos nuestra ruta por carretera. Seguramente deberíamos haber entrado a visitar Ameridhil y, si hubiera sido otra hora, deberíamos entrado a tomar un té en Ben Moro, pero ante la perspectiva incierta del día que comienza, hemos preferido seguir camino.
Billete 50 DH de Hassan II: kasbah de Ameridhil
Kasbah Ameridhil
Billete 50 DH de Mohammed VI: Kasba de Taourirt
10:30 El principal peligro de las carreteras en Marruecos somos los turistas tomando fotos: dejamos el coche tirado en cualquier parte (lo que nunca haríamos por aquí) y salimos cargados con la cámara a inmortalizar ... Por poco nos atropellan tomando unas fotos a unas cigüeñas.
Cigüeñas en Ilyhane
11:15 Pasamos por Boulmane y tomamos la carretera de las gargantas. Nunca habría creído que en tan pocos kilómetros fuera posible parar tantas veces ... Cada momento el paisaje es mejor que el anterior, en cada curva aparece una nueva Kasbah, un nuevo Douar de barro ... el dedo siempre preparado sobre la cámara. Es uno de los trayectos que he vivido con más intensidad, con un nudo en el estómago y totalmente abrumada, como la primera vez que subí caminando la Rue Semmarine desde Jemaa el Fna hasta Ben Youssef ... Los niños y mi compañero están igual de maravillados.
Vista de kasbah desde la carretera
Aït Moutad: es la única kasbah del sur de Marruecos que tiene cinco torres en lugar de las cuatro habituales, debido probablemente a su adaptación al terreno, ya que fue construida al borde de un barranco (fuente: Roger Mimó)
Kasba de El Haj Moha Ou Abdessalam: mi preferida
11:35 El Síndrome de Stendhal y la sed nos llevan a buscar un lugar donde tomar un té y acabamos en la Kasbah Tifawen, un pequeño albergue a pie de carretera, que sigue la costumbre local de adoptar impropiamente el nombre de kasbah sin serlo. La terraza tiene unas vistas increíbles y estamos allí un rato mientras los niños estiran las piernas. Nos cobran 30DH por dos tés a la menta y una fanta y pedimos que nos enseñen las habitaciones porque nos ha parecido un lugar muy agradable a tener en cuenta en alguna otra ocasión futura (250 DH por persona en régimen de media pensión).
Vista desde la terraza del Albergue Kasbah Tifawen
Aprovechando para tomar un té a la menta
12:40 Después de pasar por las fantásticas formaciones rocosas "dactiliformes" cercanas a Tamlalte y recordarnos las montañas de Montserrat tumbadas en una ladera ... empezamos la última parte de la ascensión de las Gargantas del Dadés hasta su primer mirador.
Formación rocosa dactiliforme ...
... Como las montañas de Montserrat acostadas
El valle se va cerrando y a partir de "Le Vieux Chateau du Dadés" empieza la carretera curvada y retorcida más fotogénica y fotografiada de Marruecos. Aquí grabaron el anuncio de la Biodramina marroquí, pondría la mano en el fuego.
A punto para subir el último tramo, el mirador se ve al fondo
Típica, tópica, turística ... pero no menos impresionante
Las gargantas siguen, nosotros no, queda pendiente.
Con un frío y un viento impresionantes en el mirador, decidimos dar media vuelta y bajar a comer a "Le Vieux Chateau du Dadés", recomendación del amigo Pablo Muñoz. Deberíamos haber seguido unos kilómetros más por las gargantas, pero el hambre apremia. Estamos en el km 377,5 de nuestra ruta desde Marrakech y nos morimos de hambre.
Podemos comer en la terraza, a pesar del viento, y el viejo mantel considerablemente sucio a menudo ha acabado doblado sobre la mesa y nuestros platos. De todos modos, las sudaderas de mis hijos, también considerablemente sucias, pueden competir con él perfectamente. No tenemos más chaquetas y todas las fotografías en las que salen los niños son con el mismo jersey durante toda la semana (detalle cazado al instante por mi madre) y es que hace frío y no tienen nada más de manga larga! Comemos los 4 por 250 DH (y en ese momento nos parece caro ... no tenemos vergüenza!)
15:25 Llegamos a Tinerhir, el punto final previsto de la etapa del día. Sin embargo, viendo que es astante temprano y que las energías aún son buenas y suficientes para subir las gargantas del Todra, continuamos. Mientras tomamos esta decisión nos cae el retrovisor interior del coche, que rápidamente hemos vuelto a situar en su lugar como si nada hubiera pasado. Uf! ¿Cuánto dinero te podrían hacer pagar por un retrovisor caído?
Tinrhir de camino a las gargantas del Todra
El valle del Todra se inicia muy amplio desde Tinerhir y mientras se sigue la tortuosa carretera (de un solo carril y con un asfalto precario en algún tramo) poco a poco el paisaje se va cerrando, provocando una necesidad en el viajero, casi urgencia, de ver "cómo acabará todo". La recompensa son unas increíbles paredes verticales sólo separadas el espacio necesario para discurrir el río y la carretera, una naturaleza salvaje no exenta, sin embargo, de las típicas paradas de pañuelos ...
El valle del Todra en su punto más ancho ...
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... y en el más estrecho
Paraíso de los escaladores y frustración para el fotógrafo que no logra captar la grandeza de este espacio. Estamos en el km 474 de nuestra ruta.
18:30 Encontramos muy fácilmente el Hotel Tomboctou en Tinerhir, kasbah del antiguo caíd Bassou Ou Alí, restaurada y transformada en hotel por el fantástico Roger Mimó . Paramos delante, descargamos niños y mochilas, hacemos el check-in sin incidencias y, en un abrir y cerrar de ojos, estamos en nuestra fantástica habitación familiar. Nos acompañan a dejar el coche en el parking del hotel, un solar con una valla a un par de manzanas. Subimos a la terraza de la kasbah donde las vistas de Tinerhir son espléndidas y decidimos ir a dar una vuelta por la ciudad.
El pasillo de entrada a la Kasbah Hotel Tomboctou
Como diría Josep Piera en "Seducciones de Marrakech" : Tinerhir no tiene ningún interés. Matizo un poco: nuestro paseo llegó hasta la estación de autobuses con la intención de acercarnos al antiguo Ksar convertido en mellah (barrio judío) pero se vio frustrado por culpa de un rastafari pesado que se nos enganchó de mala manera y que, finalmente, nos hizo disuadir de nuestro intento de visita turística. Hasta el momento ha sido la única vez en Marruecos que alguien nos ha disuadido de hacer algo, pero este individuo (que yo diría que no era marroquí) nos hizo desconfiar bastante.
Hacemos una parada en una farmacia para comprar protector labial y nos sorprendemos de su precio (52,5 DH), yo diría que casi es más caro que por aquí… En la carretera principal están todas las casas de cambio y bancos, donde aprovechamos para cambiar unos euros, y justo al lado del Tomboctou hay un ciber (4 DH por media hora), donde nos conectamos un poco con la familia y con el trabajo (en mi caso) para seguir directamente hasta la jaima -comedor del hotel.
Estación de autobuses de Tinerhir
20:30 El hotel Tomboctou sería un gran lugar si no fuera por su personal, que no hace gala de la hospitalidad y amabilidad marroquí, resultando bastante frío y distante. En la gran jaima sólo estamos cenando tres pequeños grupos, pero nos han situado a nosotros, a unos alemanos y unos italianos en mesas tan cercanas que parece que estemos en la Torre de Babel: ni nos oímos hablar nosotros ni entendemos lo que dicen los vecinos. La cena es bastante correcta y el menú permite elegir entre tres platos, uno de ellos es una especie de guiso de pollo con arroz, leche de coco y plátanos bastante terrible. El couscous y el tajine mucho mejor. Vamos a dormir temprano después de un día agotador e inolvidable.
Naranja con canela
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Tajine de buey