UNA VUELTA POR NORUEGA ✏️ Blogs de Noruega

Dia 2 de Julio. Alicante – Bergen.

Dia meramente transitorio, de llegada a Noruega y poco más, aunque llegando a Bergen, ya vimos las montañas nevadas y los lagos de agua salpicando el paisaje. El vuelo no llego a 3 horas y media y llegamos al aeropuerto de Bergen a las 23:00. De camino a coger el bus que nos llevaría a la ciudad, vimos un apunte curioso. Tuvimos que atravesar un Duty free obligatoriamente antes de salir a la calle y a pesar de que fuimos los últimos en recoger nuestras maletas, fuimos los primeros en salir del aeropuerto ya que todos los locales se quedaron comprando alcohol. En la página de internet de Flybussen ponía que los buses dejaban de funcionar a las 23:00 horas y eran ya las 23:30 y no solo vimos que salían autobuses a esa hora, sino también a las 0:00. El billete por person era de 80 nok y hay unos 25 minutos hasta la estación central de autobuses, que es donde nos bajamos. Creo que un taxi para cuatro nos hubiera costado menos, pero bueno, allí los taxistas no te cobran suplemento de maletas, lo comprobe en Tromso.
Al llegar al hotel tenía mis reservas por algunas opiniones en contra del sistema que utiliza el Citybox, de servirte tu check in. Pero todo perfecto y siguiendo las instrucciones de pantalla sobra. Por cierto, que para entrar a la maquinita tienes que usar una tarjeta de crédito en la puerta, como antes en los cajeros automáticos. Hay habitaciones con y sin baño en el hotel. Yo no pude escoger, solo les quedaban con baño compartido, pero es una ducha cada dos habitaciones, por tanto, bien. La ubicación, genial, a 10 minutos andando del Bryggen.

Día 3 de Julio. Bergen.

El hotel tiene una sala de uso general en donde sirven un desayuno continental por 50 nok. Ahora si vimos a las escandinavas de la recepción, que están hasta las 22:00. De lo que si puedes hacer uso sin coste adicional es de una taza de café o té.

Frente al hotel hay un super de la cadena Coop, que junto a los Kiwi, Bunpris, Rema 1000, ICA, Rimi y Spar, creo que conforman el grupo de super del pais. Los precios son similares en todos, y los lacteos creo que pertenecen todos a la marca Tine. Si quereis comprar agua embotellada, recordar que en la botella debe poner “uten kullsyre”, ya que las estanterías estan llenas de agua embotellada, pero con gas. Incluso en los restaurantes y bares, cuando pides para beber agua, te sirven un vaso del grifo. Deben pensar que es ridiculo comprar agua sin gas con la calidad que tiene allí.

Bergen es una ciudad que si no decides perderte en algún museo, da de sobra tiempo a verla en un día. Fuimos al Bryggen y paseamos por sus estrechas calles de madera de la ciudad hanseática, el castillo y el muelle en donde atracan los cruceros, anduvimos por la parte norte de la ciudad, casas de gente, pero con un trazado de calles y las viviendas todas pintadas de blanco y de madera que le de un cierto encanto pasear por ahí, y sin turistas, incluso la gente nos miraba raro, como si nos hubieramos escapado de la reserva que tienen en el puerto para nosotros.


Calles del Bryggen Bergen sin masas


La oficina de turismo es digna de ver. En general, las oficinas de turismos te pueden tramitar desde un billete de bus o tren, hasta el alojamiento. Si no eres delicad@ y no quieres sujetarte a ruta específica, espera a contratar el alojamiento en un oficina de turismo, pero no esperes a última hora que cierran pronto.

A la hora de la comida la elección estaba fácil. Mercado del Pescado. Había muchos españoles despachando, pero les faltaba el grito de los mercadillos de la península para acabar de conquistar la zona, el “venga nenas que lo tengo barato”, “venga Marías que mirar que gambas más frescas traigo hoy” y cosas asi. Hubiera sido un puntazo. Pedir que os preparen un plato con las cosas que os apetezcan y compra medio kilito de gambas, como las pipas se mondan.

Por la tarde funicular, a 70 nok la tirada Ida y Vuelta. Subir sin prisa y recorrer un poco monte. Hay muchas rutas que a un paso normal te pueden llevar un par de horas. Árboles tan gruesos no es fácil vrlos en la Península.

Bergen desde un alto …y desde más alto.

Fijaos en la fachada del McDonalds que esta frente a la entrada del funicular. Eso es integración en el paisaje.

Alguna cosilla vimos más, pero en general, repito que un día da para mucho.


Día 4 de Julio. Bergen – Voss – Flam – Gudvanger – Kaupanger – Gaupne.

A las 09:05 ya tenia un Toyota Avensis SW de alquiler en mi poder. Conecte el gps y a recorrer mundo. Cuidado en las salidas y entradas de las principales ciudades del país. Los radares fijos son bastante frecuentes y aunque, estan señalizados, como la velocidad a la que vamos es anormalmente menor a lo que estamos acostumbrados, nos puede jugar una mala pasada.

La conducción por Noruega es de los más pesado. En muchos casos la velocidad es solo de 60, aunque la norma dice que la velocidad máxima es a 70. Encontre solo señales de 90 en los alrededores de Trondheim y en Finnmark. Lo cierto es que desde poco después de pasar Alta hasta Cabo Norte puedes ir perfectamente todo el camino a 100, pero cuidado que ya estas trasgrediendo.

En Voss paramos una hora, para dar una pequeña vuelta y compra provisiones en un Spar. De camino a Flam, vimos la catarata de Tvindefossen, que esta perfectamente señalizada y se ve desde la carretera. Impresionante. Seguimos hasta Flam, pero no nos dio tiempo a coger el tren que tenía planeado, el de las 13:30 por poco. Nos tuvimos que esperar hasta las 14:50, cosa que ya ponía en pequeños aprietos mis horarios, pero bueno, estaba dentro del márgen de tiempo que podiamos perder.


Tvindefossen Mirar los distintos niveles del tren de Flam

El tren sale por unos 40 euros I –V. Es una turistada y si vais justos de sueltos, podeis obviarlo. Si lo haces, los paisajes serán bonitos y si vas bien de tiempo, baja en bici. Yo no llevaba bien ninguna de las dos cosas, pero acabe sucumbiendo para llenar mi diario.
Suele ir casi vacío de Myrdal a Flam.

Dispuestos a embarcar Camino desde Myrdal a Flam

Raudos, bajamos cuando volvimos a Flam y nos dirigimos hasta Gudvangen para coger el ferry que nos haría el fiordo de los sueños. No había mucha gente, por lo menos a la hora que lo cogí yo, 18:15. Un viaje tranquilo y relajado de 2 horas 25 minutos. Paisajes llenos de bajadas de agua, casitas de madera en la orilla y montañas con nieve.

En Kaupanger había un Stavkirke pero no daba tiempo, ya llegabamos con retraso al alojamiento, nos esperaban hasta las 21:00. Normalmente, las recepciones de los campings suelen estar abiertas hasta las 22:00. Avisar si llegais después de las 18:00, de lo contrario podeis encontraros vuestro alojamiento realquilado.


Sognefjord

El Sándvik Camping lo encontre algo masificado, pero el alojamiento era correcto.
En Gaupne no espereis encontrar nada especial. Me recordaba a uno de esos pueblos norteamericanos que estan cerca de la frontera con Canadá, esos como el que sale en la peli de Rambo I.


Día 5 de Julio. Gaupne – Briksdalbreen – Geirangerfjord – Trollstiggen.

El camino hacia el glaciar de Briksdal era largo, pero no madrugamos en demasía. De camino paramos en otro glaciar que no es tan espectacular como el de Briksdal pero está muy bien, es el de Boyabreen. De camino tuvimos que pagar un peaje de 175 nok, no sabemos muy bien por que, suponemos que por los tuneles pasados. Es una tónica general en las carreteras de Noruega, de repente te aparece un peaje en un sitio sin explicación. Si, quizás has pasado varios tuneles, pero ya no recuerdas si había algún indicativo de peaje o no. La clavada más llamativa la sufrimos en el túnel de la isla de Mageroya, la que va a Cabo Norte, que nos cobraron 286 nok por coche y 4 personas, por que eso es otra cuestión, que en determinados peajes no solo te cobran por el turismo, sino también por los ocupantes que vais, y aquí no cuentan coche y conductor igual que en los ferrys, aquí te cobran todos los viajeros. Llegamos al parking del Briksdalbreen y desde ahí, teñíamos una tacada de unos 3 kms hasta la lengua (y sus respectivos 3 de vuelta), así que calcular vosotros vuestra carencia de caminar y disfrutar del paisaje. Puedes subir en una especie de tractor, pero el precio es algo prohibitivo, creo recordar que me dijeron 140 o 170 noks por persona. Como ya se ha dicho, desde hace un par de años, el glaciar esta vedado por una cadenita, más que nada por el camino de acceso desde ese punto hasta el hielo, que es muy irregular y corres el riesgo de escurrirte (es arena y piedras sueltas) y caer al helado lago que se forma con el deshielo. No hay nadie que os este vigilando, si decidis traspasar esa frontera, llevar un buen calzado de agarre. Probamos el agua de una de las cascadas que rodean el sitio, pura.


Boyabreen Briksdalbreen 2008. Comparar con otros años.

Ahora llegaban de nuevo las dudas y las quejas de que deberiamos haber madrugado más. Teniamos que llegar a Hellesylt para coger el ferry de Geiranger y según mis notas, no llegabamos al de las 17:00 y entonces los planes se me desbarataban. Tuvimos que trasgredir un poco el límite de velocidad (el de 60 a 70 y el de 70 a 80 ¡ande vas loco con esas velocidades!), para llegar justo cuando el ferry iba a atracar en el puerto, 10 minutos antes de las 17:00 y menos mal, que a pesar de ser uno de los ferrys más turísticos, no llegabamos ni a 15 los vehículos que finalmente subimos al barco ¿?. Sobran los comentarios para describir el escenario por el que navegabamos, mejor vais y lo veis.

Pensando el baño

Al llegar a Geiranger, hay que girar a la derecha y subir una carretera de curvas cerradas, para llegar al mítico mirador desde el que se ve el fiordo, es la imagen que sale en todos los catálogos de las agencias de viaje. Os llevara 15 minutos y las vistas merecen la pena.


Geirangerfjord Trollstyggen hyttetuille resort camping


En la carretera de los Trolls.

Vuelta a nuestra ruta, objetivo, la carretera de los Trolls. La verdad, es que al principio no le encontraba mucho sentido recorrer una carretera llena de curvas, de esas tenemos varias en España y también con vistas muy buenas, pero estaba dentro de mi ruta y tenía que pasar por ella, pero mis ideas se tornaron muy pronto. No es en sí la carretera, sino el paisaje que cambia radicalmente de puesta en escena. Los bosques y el verde se convierten ahora en páramos desolados de árboles, llenos de nieve, donde se combinan los colores marrón, blanco y amarillo, amarillo de frío, no de sequedad y en donde la hierba busca las zonas sin sombra para darle un gran toque verde. En la zona se respira tranquilidad. Es otro ambiente. Y luego, la gran cascada que cae todo lo alto que es la escalera y te impide abrir el cristal de coche. Es un marco incomparable.

Llegamos a nuestro alojamiento en el Trollstyggen Hyttetuille Resort, poco antes de Andelsness. Totalmente recomendable este sitio. La cabaña un poco por encima de la media en precio y por supuesto, en calidad.

Nos acercamos a ver la ciudad, había un italiano abierto hasta las 23:30, la verdad, eso y un pub junto al puerto, eran las únicas cosas abiertas. En el restaurante, se nos acerco un noruego algo ebrio para felicitarnos por la Eurocopa, pero no fue nada molesto, fue un punto gracioso. Un amigo de este, vino a llevarselo y nos parecio curioso que ambos chapurrearan el castellano, pero a lo largo de los días, descubrimos que muchos noruegos, eligen España o el Caribe como destino turístico en invierno y se quedan con algo de nuestra cultura.

Hicimos un pequeño desvío en nuestra ruta para ver de cerca una Stavkirke, la de Rovden . A pesar de ser domingo, estaba cerrada, pero por los cristales nos hicimos una idea del interior. Una curiosidad, y es que en vimos en varias iglesias, una maqueta de un barco colgada cerca del altar, pero no entiendo muy bien que significa esto.

Una de las mayores potras del viaje. Teníamos que coger el ferry a Molde y la cola era exagerada, a parte de que llegamos cuando el barco acababa de llegar. Yo calculo que se meterían cerca de 100 coches y el nuestro, fue el penúltimo. La cara de los que se quedaron esperando en el puerto era un poema. En vuestra planificación del viaje, tener en cuenta los ferrys. Los horarios están en la red y es conveniente que en los que esten de camino a las ciudades grandes, llegueis al menos con media hora de antelación. Pensad en el tiempo que perdéis si al llegar veis partir el ferry y teneis que esperar a que vuelva.

Si no os viene bien, la carretera del Atlántico podeis tacharla de vuestra ruta, al menos a mi juicio, como todo lo que escribo aquí. Ibamos con más o menos tiempo de sobra y por eso pasamos por ahí, aunque mejor hubiera sido ahorrarse los tres ferrys que cogimos. Comimos en Kristiansand, y vimos la ciudad sin bajarnos del coche. Se ve muy pronto.

Antes de ir a Trondheim, fuimos a dejar las maletas en el camping de Malvik que teníamos reservado. El peor de todos, el Storsand, que pertenece a la cadena Pluscamp. La cabaña más estrecha de todas por un precio similar al de otros campings con mejores condiciones. Cuando regresamos de ver la ciudad y pretendimos ducharnos, el agua a penas se calentaba y la cocina no funcionaba. Ya estaba cerrada la recepción y saliamos a las 5:00 de la mañana, por lo que no vimos que mereciera la pena discutir, aunque si vengarnos desaconsejando el sitio en diversos foros.

Los minipeajes que te asaltan antes de llegar a Trondheim son muchos. Algunos se pueden evitar por una ruta alternativa. En casi todos hay tres carriles, dos que ponen “auto” y otro que pone “manuell”. Por los dos primeros los coches ni disminuyen la velocidad y pasan como si nada, y por el tercero, hay que pagar. La tentación de largarse por los primeros es alta, pero descubrimos que los coches que circulaban por estos llevan un dispositivo junto al espejo retrovisor interior que activan un semáforo de rojo a verde. En el que debemos coger nosotros, hay que echar moneditas, 15 o 16 nok y algunos no devuelven cambio. Llevar monedas.

A pesar de ser Trondheim la tercera ciudad noruega, se ve pronto. Catedral, Plaza, Ayuntamiento, puente levadizo, casas metidas en el agua y elevador de bicicletas. Si vais por la mañana, junto al puerto existe un mercado del pescado. Era domingo por la tarde y encontramos una ciudad muy apagada. Es fácil de visitar lo principal. Ir hasta la catedral y desde allí bajar hasta el río. Seguir la orilla hacia la ciudad y llegareis a todas partes. Cena de 7 Eleven.

Muelle de Trondheim
Día 7 de Julio. Trondheim – Bodo – Lofoten

Amanecimos temprano, nosotros, porque el sol pienso que jamás se puso. Uestro avión salía a las 07:00. El check in es rápido en estos aeropuertos. Basta con estar una hora antes. El viaje hasta las Lofoten consistía en un vuelo de Trondheim a Bodo con SAS y en Bodo otro vuelo hasta Stokmarknes con Wideroe. No se si esto os habrá pasado en otra parte, pero a mi desde luego no. Los vuelos interiores con aviones de las compañía SAS y Wideroe son como buses. Para entrar son las mismas medidas de seguridad, pero luego hacen varias paradas intermedias antes de tu destino, se baja la gente que se tiene que bajar, sube otra y tú, con cuidado de no equivocarte de bajarte en otro aeropuerto que no sea el tuyo, aunque te dicen donde estás en inglés.

Nuestro vuelo llego con una hora de retraso a Stokmarknes, porque a punto de aterrizar, regresamos a Bodo por un pequeño problema. No entendimos bien por qué, pero al ver el aeropuerto, entendimos que allí no podían disponer de muchos medios para reparar el avión.

El chico de Europcar nos estaba esperando. Esta vez nos toco un Toyota Auris, algo justo para las cuatro maletas, pero conseguimos meterlas en el maletero. Bonitas imágenes desde el ferry que va desde Melbu hasta Fiskebol y bonita rasca.


Desde el ferry de Melbu.

Nuestra primera parada fue en Svolvaer para comer. Compramos unas gambas en el puerto y comimos en un restaurante del centro comercial del Coop. Hay al menos tres minicentros comerciales en Svolvaer y se denota mucho trajín de gente, aunque la ciudad tiene poco que ver y decir poco, es decir ya mucho. Bueno, que aprovechamos la parada para comer y aprovisionarnos.

De camino a nuestro alojamiento paramos para ver la iglesia de Kavelvag y Hennigsvaer y alguna playita de esas de arena blanca y azul turquesa.


¿Playa caribeña?

Por fin llegamos a Fredvang, tras cruzar dos puentes. Es un pueblo netamente pesquero, con un par de almacenes de pescado y muchos secaderos. El alojamiento era en Rorbuer Lydersen, uno de nuestros mejores alojamientos a lo largo del viaje, también por el precio, pero más económico que otros como los de Reine.. Como en muchos otros sitios, te permiten alquilarles un bote para ir a pescar, pero no lo intentamos.

El día acabo aquí.

Día 8 de Julio. Museo de Borg – Leknes – Moskenes – Ramberg
Hoy no teníamos prisa. A primera hora nos dirigimos hasta Borg, para ver el museo vikingo. Para algunas opiniones detractoras que he leído por ahí, a mi me resulto muy interesante. Consiste en la recreación de una construcción vikinga, la zona son unas excavaciones de un poblado vikingo, en la que se puede ver la forma de vida de estos personajes históricos, con actores en papeles diversos. Por cierto que las comidas que se ofrecen en el comedor no son gratis. En los alrededores, camino del puerto, puedes ver un granero con una exposición de carruajes y trineos, fragua, tiro con arco y por supuesto, montar en el barco vikingo, imitación al que existe en el museo de Oslo y hacer como que remas, ( te sacan a dar una vueltecita). En el sitio se han hallado restos de un astillero.


Barco vikingo del museo de Borg.

La visita a Leknes solo la aprovechamos para comer un guiso de bacalao, 89nok por barba y ver una tienda de souvenirs. También vimos una iglesia muy colorida, que en un estilo algo moderno, pretendía ser una recreación de la Stavkirke de Borgund.

En la zona de Moskenes, es donde más rorbus vimos. Los pueblecitos tienen su encanto. Hay un museo del pescado en A en el que al final pudimos comprobar como te dan una bolsa con pescado, pero que no visitamos. Aprovechar para relajaros en esta zona.

Antes de subir el puente que te lleva a Reine, hay una tienda justo al lado de la carretera principal, E10, en la que venden el más surtido género de pescado que vimos desde el mercado de Bergen. Como ya faltaban pocos días para irnos, aprovechamos para hacer algunas compras. El pescado seco, bacalao, ballena y salmón ahumado. La chica nos aseguró que nos aguantaría una semana si lo protegíamos del calor y de la luz directa. Prevenido, me lleve unas bolsas isotérmicas desde casa. Si estáis decididos a adquirir algo de este material, os aconsejo que aprovecheis en las Lofoten, en Bergen o en Trondheim, ya que en Oslo vi una pescadería, pero no tenia la variedad que en estos sitios en ahumados.

Volvimos ya por la tarde hacia nuestro alojamiento en Fredvang. Paramos para ver la bonita playa de Ramberg y cenar en un restaurante con comida ártica que nos habían aconsejado. Hombre, para ser Noruega y el tipo de restaurante que era, no adolecía de muy caro. Ningún plato superaba las 200 nok y el pescado era más barato que la carne. Con un plato que pidierais, es más que suficiente, incluso si os decantais por la sopa de pescado ¡vaya barreños!.

Al volver a Fredvang, pagamos las 900 nok por noche de la rorbuer y dimos un pequeño giro por el minúsculo pueblo y descubrimos un almacén lleno de pescado seco y una pequeña tienda donde lo vendía, pero abría a las 10:00 de la mañana y a esa hora ya deberíamos llevar algo de camino.


Almacén de pescado seco en Fredvang El muelle de nuestra rorbuer.

Día 9 de Julio. Lofoten – Tromso
Nuestro avión salía a las 16:00 desde Stokmarknes, pero el coche lo teniamos que devolver a las 12:30, ya que el alquiler de coches en las Lofoten es algo carillo y un día más suponían unos 110€ más, por lo que prefería esperar tres horas en el aeropuerto que no pagar el extra. De los 245€ que me presupuestaron por los dos días de alquiler, luego me llego una cuenta de 269. Creo que me añadieron algo que no les pedí, por lo que tendre que reclamar a ver que saco.

La espera en el aeropuerto fue larga, más bien parecía una parada de autobus que un aeropuerto. Mientras esperabamos, vimos pasar un par de Hurtigruten, algo teníamos que sacar en claro de la espera.

A las 17:00 estábamos en Tromso. Un taxi nos llevo a la puerta del Ami hotell por 110 nok. En este alojamiento tienes acceso gratuito a Internet y funciona mas o menos como un albergue, aunque con habitaciones privadas. El desayuno te lo incluyen en el precio y esta situado en un sitio muy céntrico.

El frío empezaba a arreciar, pero seguia sin llovernos. El centro se recorre pronto si las tiendas están cerradas. Casas de madera de diversos colores, un puerto muy industrial, muchos restaurantes que cierran a las 23:30 y al cruzar un eterno puente, o por lo menos se me hizo eterno a mi por el frio que llevaba, la Catedral Artica. Curiosa. La cena de esta noche fue en un Peppes Pizza. La nota curiosa del sitio estuvo en los cubiertos que nos pusieron, eran de mi ciudad, de Albacete. Esta bien saber que llegamos tan lejos. Lo dicho, unos 25€ pizza individual y refresco.

Vi en Tromso una ciudad muy animada, claro está, en torno a sus calles principales, con muchos pubs llenos de gente..


La catedral esta muy vista. Esto es la bibliotek.

Aprovechamos y compramos en un Narvesen los seños y postales para mandar desde Cabo Norte, ya que por algún sitio he leído que allí se arman buenas colas en torno a la oficina de correos.. Por otro lado, los Narvesen, junto a los 7Eleven y otra cadena de la que no recuerdo el nombre, constituyen una buena opción de comida rápida, tipo perrito o hamburguesa y alguna cosilla más. Luego, los Narvesen tienen bandejas de fruta, sobre todo de fresas y frambuesas noruegas, revistas, libros, snacks, etc. y cierran tarde. No se si alguno se quedará abierto las 24h, pero lo dudo mucho.

Día 10 de Julio. Asalto al Cabo Norte.

El avión salía a las 9:50 y fue puntual. Al ir 4 personas, un taxi sigue saliendo más barato que el bus y encima te recoge en la puerta del hotel.

Llegamos a Alta y recogimos el coche que teñíamos reservado con National Car, un Opel Astra.

Nuestro primer destino era el camping Kirkeporten de Skarsvag, el camping más septentrional de Europa. Cuidado al salir de Alta con los radares, pero después, el marcador de vuestro coche puede ver los 90 permitidos y algo más, porque policias seguiamos sin ver.

Los paisajes dejaban de ser de monotonía verde y ahora incluso se despojaban de vegetación en algunos tramos. El frío de aquellos páramos se nota.

Renos no vimos en cantidades importantes hasta casi pasar a la isla de Mageroya, pero después vimos muchos. Cuidado porque son muy asustadizos y cruzan las carreteras sin mirar. La mejor forma para sacarles fotos de cerca es que cuando veais un rebaño, uno os bajeis del coche con la camara, y el resto adelantar a lo animales y asustarlos una vez hallais hecho esto. Iran despavoridos hacia el de la cámara y cuando lo vean, ¡Hala! ¡A cruzar la carretera a lo loco!. Tened cuidado no provoqueis un accidente.

Aquí nos toco la clavada del día, ya que pasar el túnel de la isla de Mageroya, nos costo el coche y cuatro personas, la friolera de 286 nok. No vimos forma de evitarlo a la vuelta.

Antes de llegar al camping, paramos en Honningsvag a comprar provisiones en un Rema1000. Para estar donde estábamos, no encontramos muchos embutidos de reno.

El alojamiento está muy bien ubicado, y si subes unas colinas que hay, las vistas son espectaculares.

Regresamos a Honningsvag para pasarnos por el Artico Ice Bar, ya lo habreis oído, un pub de hielo regentado por una pareja de segovianos, los cuales nos comentaron que hay un asturiano en uno de los peajes de la carretera. La entada son 15€ con derecho a dos chupitos sin alcohol y el sitio esta construido con bloques de hielo de los lagos de Finnmark. José, el dueño, nos explico las distintas formas que adopta el hielo por acción de los distintos efectos metereológicos y por el sol. Muy bien ambientado, iglú, trineos, asientos con piel de reno, etc., pero tampoco te puedes estar mucho tiempo disfrutando, los 5 grados bajo cero te echan pronto a la calle.. Nos dijeron también que habiamos tenido suerte, ya que para ver Cabo Norte solo había atracado un crucero de 500 pasajeros, pero que al día siguiente llegaba un Costa Cruceros de 3000 pasajeros. En este sitio compramos también un poco de salmón salvaje ahumado.


El Artico Ice Bar. Skarsvag

Honningsvag es un típico pueblo pesquero de Noruega, con casas de madera de colores y secaderos de pescado. El puerto estaba en obras. Nos parecio ver que se iba a convertir en algo más comercial.

Llegamos a Cabo Norte sobre las 22:00 horas y nos dieron otra clavada más que no esperabamos. Para entrar al recinto te sablan 200 nok por persona. Nos dio palo volvernos y anotamos el gasto extra no previsto. El sol de medianoche se puede ver desde muchos puntos de la isla de Mageroya, no es necesario pagar para verlo. Pero si prefieres las fotos al lado de la bola del globo terraqueo, aprovecha y ve la película que ofrecen en la parte baja del recinto. Muy bonita.
El sol de medianoche es algo aparte. Para sus detractores, pienso que deberían haberse aislado de la turistada y envolverse de la acción. El cielo estaba algo nublado pero dejaba algunos claros. Solo se veía una nube más clara que las demás, pero las 12 se acercaban y el reflejo del sol en el mar era cada vez más grande. Hacia frío, unos 4 o 5 grados, algo lógico ya que estaba anocheciendo. De repente, las nubes parece como si se disiparan y el astro aparece en escena, hoy era el protagonista. Ahora vuelve a cegar, como esta mandado y te ves obligado a inclinar la cabeza bajo su realeza. Un montón de flases intentan captar el momento, pero en mis capturas solo veo una bola de fuego antes de meterse en el mar, no se parecían en nada a lo que estaba viviendo. El sol se ha detenido, son las 12. Esta vez el agua del mar no puede apagar el fuego ni las luces y entonces, se vislumbra el amanecer.


Sol a las 0:00. Cabo Norte.

Día 11 de Julio. Nordkapp – Alta.

No pensabamos hacer nada en especial este día, más bien lo teniamos anotado como un día de tránsito, aunque deberiamos haber ido a Hammerfest, más que nada por ver si tiene algo más que ver, por que lo que es Alta, o te entusiasman los petroglifos o puedes pasarla totalmente por alto. En los alrededores vi alguna excursión que se podía hacer, pero llevabamos cansancio acumulado y lo dedicamos el día a pasear por Alta, pero ya os digo que nada. Bueno si, vimos algo que no estoy acostumbrado a ver por tierras manchegas y son las motos de nieve, cientos de motos de nieve en tres concesionarios.


Piedras en el Cabo Norte Cuidado con los renos

Nos alojamos en el Alta River Camping y allí tenían una especie de museo Sami con dos tiendas a forma de bar y museo con una carta de dos platos de reno guisado, que por cierto, si queréis algún souvenir sami, en la carretera de Nordkapp vereis al menos unas 5 tiendas en medio de la nada. En este camping, como en casi todos en los que estuvimos, te daban facilidades para pescar, pero como decimos en Albacete, “a mi el agua, cuatro dedos en una bañera y un martillo gordo al lado por si me veo en apuros”. Bueno, bromas aparte, la verdad es que el río llevaba mucha corriente y el agua no estaba adecuada para el baño.

Y hablando de campings, en todos los sitios la cabaña tienes que dejarla en las mismas condiciones que te la encontraste. Yo creo que en algunas de ellas ni el dueño sedio una vueltecita para ver en que condiciones la habían dejado los anteriores huéspedes. En dos campings me dieron la posibilidad de que me fuera sin limpiarla, previo pago adicional de 200 nok, pero el presupuesto es el presupuesto. Sin duda la de los campings es la opción más económica, incluso más que los albergues juveniles. Por supuesto que existen distintos precios según categorías y si son de baño compartido o no (no me asome a los baños compartidos a ver en que condiciones estaban. Cuanto más hacia el norte subais, más caros serán todos los tipos de alojamientos por las mismas prestaciones. Los hoteles se disparan de precio. Haced cuenta de entre 150€ y 200€ la habitación doble.

Otra cosa que me pareció rara en Noruega, es la cantidad de niños que vi trabajando de cara al público, no creo que llegaran ni a los 16 años. No sé, quizás en su legislación laboral tengan algun tipo de status semilaboral para los muy jóvenes en época de vacaciones.


Motos inútiles para La Mancha.

Día 12 de Julio. Alta – Oslo.

Devolvimos nuestro Astra y esperamos al avión acompañados de un montón de músicos, no sabemos si es que habían dado un concierto en Alta o alrededores o se dirigian a pasar el sábado noche en Oslo.

Llegada a Oslo Gardermoen a la hora prevista, 11:30. Al llegar al aeropuerto no sabiamos bien que opción escoger para llegar a la ciudad, pero finalmente nos decantamos por el Fly to Get, un tren que te deja en 20 minutos en la estación central y solo tiene una parada intermedia. Nos salió algo más carilla, pero nos dejaba a 3 minutos de nuestro alojamiento, el B&B Ms Innvik, el cual podriamos calificar de curioso. Se trata de un barco anclado frente a la Opera. Los dueños hablan castellano, sirven comidas y cenas hasta las 21:00 diario y hasta las 19:00 los fines de semana, pero la comida es muy buena y no cara para Noruega. Si te alojas un fin de semana como fue mi caso, seguramente te encontraran un concierto bajo los camarotes hasta las 0:00, y a pesar de que es gratis para los alojados, no hace falta bajar a la sala de conciertos ya que en tu habitación lo sientes en vivo. Después de las 0:00, donde sirven el desayuno gratuito por las mañanas, se convierte en un pub, y entonces los camarotes parece que aguantan mejor el ruido. Por lo demás, el resto de días, muy bien y bien ubicado. 750 nok la habitación doble con desayuno.

Oslo: es la capital, pero desde luego de la Noruega que habiamos visto hasta ahora, no. En plena zona turística te encuentras borrachos, yonkis pinchandose, vagabundos y otro tipo de gente variada. Por la noche se nos hizo un poco tarde y para ser la calle principal, la vía algo insegura, sobre todo los alrededores de la estación central, aunque no percibi que fueramos a tener problemas, aunque no me imagino el resto de calles.

La tarde la dedicamos a recorrer la calle Karl Johan, el Palacio Real, el Aker Brygge, que es el puerto deportivo con todo un sin fin de centros comerciales, compramos gambas a unos barcos que había atracados, llegamos en tranvía al parque Viggeland, que creo que esta todo dicho sobre él, aunque aquí descubrimos el deporte nacional noruego, que es tirar palos a otros palos de distintas formas geométricas y el picnic, con unas especie de bandejas con carbón que ya vienen así preparadas y te las venden en los super, para hacer tu minibarbacoa en el parque. No me imagino la misma situación en el Retiro. Volvimos en tranvía, otras 30 nok la tirada, aunque el billete te vale para una hora para hacer todos los transbordos que tengas que hacer, pero no para volver en el mismo bus o tranvía que cogiste al principio. También vimos el Ayuntamiento, feo, y el centro en donde entregan el Nobel de la Paz.


La Opera. Fuente en el Vigeland

La cena la recogimos en un 7 Eleven y concierto de Hip Hop africano.

Día 13 de Julio. Oslo y más Oslo.

El día amaneció lloviendo, ¡ya era hora!, 10 días en Noruega y no nos había caído ni una gota.

Visto el panorama, decidimos comprar el Oslo Pass y dedicar la jornada a ver museos, de todas maneras era domingo y estaba casi todo cerrado, aunque me sobra el casi.

La tarjeta Oslo Pass dura 24 horas, y comienza a contar desde el primer sitio en el que la utilizas, ya sea museo o medio de transporte, porque con la tarjeta tenías gratis todos los transporte públicos, incluido el ferry que te lleva a la zona de los museos.

Museo Vikingo, puede valer si te interesa la historia vikinga. Hay objetos que no imaginas que formen parte de la cultura vikinga.

Museo del folklore noruego. Muy bien, son construcciones tipo de todas las partes de Noruega y a lo largo de toda su historia, es más , te metes en edificios en los que vas pasando por distintas habitaciones de casas del siglo XIX hasta nuestros días.

Museo Ton-Kiti. Están los barcos que se utilizaron en demostrar dos teorías, la de que los egipcios llegaron antes que nadie a America y la de cómo pasaron los indígenas americanos a la Isla de Pascua y otras del Pacífico.


Museo etnográfico noruego. El MsInnvik

Museo Fram. Fram es el nombre del barco más resistente que han tenido los noruegos y en el que viajo Admunsen. Es como una nave que envuelve el barco y lo que visitas es eso, con vitrinas en las que se muestran los objetos y armas que usaban así como algunos frutos de sus expediciones. Visitar el barco me gusto y mi imaginación puso el resto. Estamos hablando de un barco de principios del XX.

Museo de la navegación. Muy bueno también. Lo que más me gusto fue las recreaciones de los distintos tipos de barcos que circundaban el globo a finales del XIX, transatlánticos, pesqueros, una especie de galeón, etc.

Vuelta al centro.

En una de las calles adyacentes de la Kart Johan, me pareció curiosa una zona que me hizo presuponer como es una capital africana, por el ambiente, sus gentes, sus vestimentas y todos sus locales.

Al barco.

Día 14 de Julio. Oslo – Madrid.

Nos levantamos temprano. Era lunes y queríamos hacer las últimas compras de rigor. Aprovechamos los Oslo Pass para desplazarnos, aun duraban las 24 horas.

Recogimos las maletas y de nuevo el Fly to Get al aeropuerto. El precio, 160 nok by person.

En Gardermoen, una vez pasas los controles de scanner, para pasar a la sala de espera, hay otro control de pasajes y ya no hay vuelta atrás una vez pasado este.
Aprovechamos para pasarnos por el Tax Free, que esta al pasar estos dos controles que he dicho, y que nos devolvieran algo de lo que habiamos gastado, poco, porque las compras las hicimos muy espolvoreadas y para que te den el tax free es necesario al menos haber gastado 350 nok mínimo y que figure en la entrada el correspondiente cartelito.
El vuelo duro ½ hora menos de lo previsto.

Uf, que calor, 37 grados. Sin duda estábamos en casa.

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