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El día de hoy lo dedicaremos a hacer una excursión a Melk y a realizar un crucero en el Danubio por el Valle de Wachau.
Existe un ticket que lo venden entre otros sitios en la estación de tren que te incluye, el tren (ida y vuelta), la entrada a la Abadía de Melk y el crucero por 53 euros por persona. Nosotros hicimos números, los cogeremos por separado y nos ahorraremos 62 euros. Os cuento como. Para empezar cogimos una oferta para trenes regionales (Rex, R, Schnelbahn) que se llama “ Einfach raus ticket “, la cual incluye a un grupo (hasta 20 personas, como máximo) que puede subir a trenes en un día todas las veces que sea necesario. Se compra en la estación , nosotros somos un grupo de cuatro y nos ha salido por 41 euros. El resto de entradas, como para todo el mundo, pero en nuestro caso hemos tenido descuentos por niño de 15 años y por estudiante.
Cogimos el tren en la estación de Viena Hauptbahnhof, para ir a Melk desde esta estación hay que hacer trasbordo en St. Pölten y todo el viaje fue perfecto. Llegamos a Melk a las 10:00, fuimos a la calle principal que es muy pintoresca, y de allí sale una escalera que te lleva a la entrada de la Abadía.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Es bestial y como está en alto se ve desde todas partes. En ella residió Napoleón e inspiro a Umberto Eco a escribir su famosa novela “ El nombre de la rosa “ . La entrada de adulto cuesta 11 euros sin visita guiada. Yo, pensando que esta visita nos iba a cobrar mucho tiempo por lo grande del complejo, fuimos demasiado rapidos.

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Se empieza visitando el museo y cuando éste acaba aparece un imponente Salón de mármol, precioso. Luego se entra en la biblioteca, una maravilla. Cuenta con más de 85000 volumenes, 1200 manuscritos de los siglos IX al XV y 800 manuscritos barrocos. También guarda 2 magníficos globos, uno terrestre y otro celeste.
Seguidamente se entra a la Iglesia de la Abadía, obra cumbre del barroco austriaco, tiene el aspecto de un teatro con palcos. Hay tantos detalles que se te escapan, nos quedamos sin adjetivos al ver tanta belleza.

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A continuación visitamos los jardines, son de estilo barroco con algunas pequeñas construcciones, senderos y hermosas fuentes. Aquí dimos por finalizada nuestra visita a la Abadía.

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Bajamos a la calle principal de Melk, y estuvimos curioseando un rato. Comimos en la plaza principal, muy bien por cierto y nos fuimos hacia los muelles donde salen los barcos que hacen el crucero por el Wachau. Los dos que hacen este trayecto tienen el mismo precio, así que a gustos. Nosotros compramos los tickets que hacen el recorrido más largo, hasta la ciudad de Krems. El barco salió a las 13:50, el trayecto es bastante chulo, entre viñedos, pueblos, algún castillo, iglesias, etc.

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Muy bonita la Iglesia barroca azul de Durnstein, además de las ruinas de su castillo en el cual estuvo preso el rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León. El único “ pero “ es que no te puedes bajar en los pueblos y dar un paseo, ya que no hay horarios, ni barcos. Una muy buena opción es pasar al menos un par de días por la zona y hacer todo este recorrido en bicicleta, habían muchísimas personas haciéndolo de este modo.

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Llegamos a las 15:30 a Krems, dimos una vuelta, nos tomamos un helado y hacia la estación.

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Cogimos el tren regional correspondiente y directamente nos llevo a la estación Fran Josefs de Viena. Buscamos el metro que nos llevo a nuestro super de confianza a comprar algo para cenar. De ahí al hotel a descansar de este maravilloso día.

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Último día en Viena, toca ver y hacer lo que no hemos hecho todavía. Lo primero que vemos es el conjunto artístico de Belvedere, otra pasada. Consta de dos palacios, el de arriba y el de abajo (como los anuncios del Fairy), ambos convertidos en museos. Nosotros sólo los hemos visitado exteriormente, estos edificios están unidos por unos jardines que se encuentran divididos en tres niveles. Son bonitos, pero en este viaje creo que hemos visto mejores.

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Seguidamente fuimos a la Schwarzenbergplatz, donde hay una fuente y una estatua , dedicadas a la liberación de Viena por el ejército ruso. La plaza está rodeada de notables edificios modernistas, como la Embajada de Francia o la Cámara de Comercio.

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A continuación fuimos a ver la Iglesia de los Capuchinos y nos encontramos que está en remodelación total, por tanto sólo vimos polvo. Al lado está la Cripta Imperial, pero los precios nos parecieron muy caros y no entramos. Todo esto se encuentra en Neuer Markt, así que aprovechamos a ver la bella fuente, con cuatro fantásticas esculturas que hay en su centro.

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Después de esto como eran cerca de las 12:00 fuimos a buscar el Reloj Anker. Construido en 1991 en estilo modernista. Al mediodía desfilan las 12 figuras al son de melodías. Una crítica, un reloj se caracteriza por ser exacto, pues es triste que en una atracción turística como ésta el protagonista vaya con 11 minutos de retraso, pero bueno es lo que hay.

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Callejeando por los alrededores, encontramos en la calle Fleischmarkt una delicia de iglesia, tanto por fuera como por dentro. Se trata de la Iglesia Ortodoxa Griega de la Sta Trinidad, vale la pena ir a echarle un vistazo.

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Cerca de ésta encontramos la Iglesia de Sta Mª Rotonda (Dominikanerkirche) . Es de estilo barroco italiano, lo que me gusta de esta iglesia es que lo que ves por fuera , no tiene nada que ver con lo de dentro. Su fachada es austera, pero su decoración interior es impactante.

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Seguimos paseando hasta coger el metro en Schwedenplatz (lugar donde salen los barcos que van por el Danubio hasta Bratislava), nuestro siguiente destino era la zona de la ONU (parada: Kaisermühlen-Viena Intern. Centre). Viena es una de las cuatro sedes de la ONU, los alrededores están poblándose de edificios modernos a cual más espectacular. A nosotros nos decepciono, porque pensábamos encontrarnos algo parecido a la zona de la Unión Europea de Bruselas. Aquí, a parte de los edificios y de grandes parques no había gran cosa, por no haber no había ni gente.

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Volvimos al metro y nos fuimos al Ayuntamiento a comer. Cada uno comió el estilo internacional que quiso, y por cierto muy bien. Después de recuperar fuerzas, estuvimos haciendo fotos en el Parlamento, para acto seguido ir a la Plaza Mª Teresa a ver los Museos de Historia Natural y de Historia del Arte. Plaza espectacular.

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Pasamos por el Museum Quartier y andando llegamos al Secesión. Fotos de rigor. Justo al lado se encuentra el Naschmarkt. Una verdadera delicia, ver la cantidad de restaurantes que hay, de todo tipo de cocina, las tiendas de las especias (sus olores nos recordaron al Bazar de las Especias de Estambul)…. Lo hemos encontrado algo tarde que sino, seguro que hubiéramos probado alguna comida. No os lo podéis perder.

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Seguidamente nos fuimos a merendar al Hotel-Café Sacher, hicimos una pequeña cola pero enseguida entramos. Degustamos la original tarta Sacher y un melange, todo muy bueno, caro pero bueno. El sitio es encantador.

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Callejeamos un poco y nos fuimos al hotel. Descansamos, nos aseamos, cenamos, nos vestimos y a dar una vuelta por los lugares emblemáticos de Viena por la noche.
Recorrido que hemos realizado: Stephanplatz, Iglesia de San Pedro, Columna de la Peste, Hofburg, Plaza Mª Teresa, Parlamento, Ayuntamiento, Freyung, Plaza Am Hof, Judenplatz, Graben, Kärntner Strasse y Opera.

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No está mal para acabar el día y finalizar así nuestra visita a Viena.

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Nos levantamos temprano, hicimos el check-out y nos fuimos a la estación a coger un tren que nos llevara a Bratislava. Horario bien, una hora de trayecto y a eso de las 10:00, estábamos en nuestro destino. Cogimos un autobús que nos llevó al centro histórico.
Aquí empezó nuestra visita a Bratislava. Ésta es una ciudad que se puede recorrer perfectamente a pie, a través de sus calles peatonales en apenas unas horas. La mayoría de edificios importantes están aquí, en lo que se llama la Ciudad Vieja.
Lo primero que nos encontramos fue la Puerta de San Miguel, es la única de las cuatro puertas que hoy en día sobreviven de la antigua fortaleza de la Bratislava medieval.

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Justo debajo está el Kilómetro 0 del país. Subiendo vemos el Puente de San Miguel, elevado sobre un foso inexistente que hoy en día alberga restaurantes, tiene su encanto.
Bajamos por la misma calle que anteriormente habíamos subido y giramos a la izquierda, andamos un poco y llegamos a la Plaza Mayor, donde está el Ayuntamiento, que data del siglo XV y está rodeada de bellos edificios con toques clásicos y detalles imperiales (tonalidad verdosa en sus tejados y en sus campanarios).

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Detrás del ayuntamiento, se encuentra una oficina de turismo, allí preguntamos algún sitio donde poder dejar las maletas, ya que íbamos tirando de ellas. Nos dieron dos opciones, así que callejeando y visitando nos íbamos dirigiendo a una de los lugares que nos habían indicado, que no era otro que el muelle desde donde salen los barcos que hacen el trayecto a Viena y viceversa por el Danubio.
Antes de llegar allí, nos encontramos las estatuas de un soldado de Napoleón y la de un trabajador que nos observa desde las alcantarillas. En Bratislava una de las actividades a realizar es ir en busca y captura de sus famosas esculturas.

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Acto seguido llegamos a una plaza muy grande donde nos encontramos la Opera de Bratislava. Es un edificio muy elegante, está situado enfrente de una maravillosa fuente y con un suelo de tonos negros y blancos. Justo al lado se encuentra el edificio de la Filarmónica de Bratislava. Es sorprendente, su estilo es barroco. Estaba todo acordonado ya que iba a ver una reunión de altos dirigentes de la Unión Europea.

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Cerca, está el muelle del barco, donde hay una pequeña estación marítima. En una de las oficinas se hacen cargo de las maletas a 1,5 euros / maleta, hasta las 17:00.
Ya sin peso, nos decidimos a subir al Castillo ( con maletas no hubiéramos subido, el empedrado de las calles lo hacía imposible), antes pasamos por la Catedral de San Martín, en ella se han coronado 11 reyes húngaros.

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Después de una subidita vimos todo el Castillo exteriormente, dentro se encuentra el Museo Nacional Eslovaco. Desde allí hay unas vistas espectaculares tanto de la ciudad como del río Danubio.

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Bajando, seguimos callejeando y nos encontramos con la Iglesia de la Santísima Trinidad la cual estaba cerrada. Exteriormente no es muy bella, pero según dicen interiormente es muy bonita.
Seguidamente nos dirigimos a Santa María Church (Iglesia azul de Bratislava), no se encuentra en el casco histórico, tendréis que tirar de mapa. Es la iglesia más extraña y preciosa que recuerdo de tonalidad azul y con muchos detalles pertenecientes al estilo Art Nouveau, tanto interior como exteriormente. ¡ Es chulísima !

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Después de esto nos fuimos hacía el centro. Callejeamos y nos fuimos a comer a un Mcdonalds que hay junto a la Opera. El mismo menú que un día comimos en Viena 11 euros más barato.
Después de comer, recogimos las maletas y acto seguido fuimos a buscar el transporte que nos llevaría al aeropuerto de Bratislava. En primer lugar cogimos el tranvía nº 1 que nos llevó a Hlavna Stanica (estación de tren). Aquí nos bajamos y nos subimos en el autobús nº 61 que es el que te lleva al aeropuerto. Con un billete sirve para usar transportes durante 1h, valen alrededor de 1,5 euros / persona/maleta. Los tickets se compran en terminales que están junto a la parada, y los has de validar en el autobús. Llegamos al aeropuerto, cogimos el avión, recogimos el coche y para casa.
Todo perfecto.

CONCLUSION DEL VIAJE:

Viena es una ciudad espectacular, grandes palacios, hermosos jardines, iglesias…..
Cara, pero buscando encuentras cosas asequibles. Para mi tiene un “ pero “ , creo que no le dan demasiada importancia al turismo que tienen. No es una ciudad que ayude al turista, lo digo por detalles, no hay señalizaciones de los sitios a visitar, la información muchas veces sólo es en alemán, en los palacios se le da más importancia a otros idiomas que al español (lo digo por los folletos) etc. Creo que están tan bien económicamente que lo que les dé el turismo, pues bueno ahí está. Pero os digo una cosa a pesar de todo, hay que echarle un vistazo a esta hermosa ciudad.
La excursión a Melk y el crucero por el Valle de Wachau os lo recomiendo no os lo podéis perder, merece la pena.
Y en cuanto a Bratislava si se está en Viena es una excursión asequible y fácil de visitar. Además merece la pena si habéis de comprar algo ya que está bastante más barato que en Viena. Se nota que es un país pobre que se está reconstruyendo después de su independencia en el año 1993. Sales de lo que es la Ciudad Vieja y se nota mucho lo dicho anteriormente. Pero su centro histórico tiene su encanto y no está demás hacerle una visita.
Bueno sin nada más que contaros, hasta el año que viene. AUF WIEDERSEHEN.

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