Aventuras por Namibia, Botswana y Cataratas Victoria a nuestra bola ✏️ Blogs de Africa Sur26 días por libre, en 4x4 con tienda en el techo... una aventura inolvidable.Autor: Chufina Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (33 Votos) Índice del Diario: Aventuras por Namibia, Botswana y Cataratas Victoria a nuestra bola
01: Preparativos
02: Llegada
03: Sesriem y el desierto rojo
04: Walvis Bay y Sandwich Harbour
05: Spitzkoppe
06: Damaraland y Rhino Tracking
07: Cheetahs en Otjitotongwe
08: Etosha oeste
09: Etosha Este
10: Zambezi y Mahango Game Reserve
11: Chobe - Riverfront
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Etapas 4 a 6, total 21
A eso de las 9:45 salimos de Sesriem. Teníamos por delante 315 km hasta llegar a Walvis Bay. En nuestra ruta inicial, nuestra idea era haber dormido en Solitaire la noche anterior y haber conducido hasta Spitzkoppe del tirón, saltándonos Walvis Bay. Cuando nos convertimos en 4 y metimos el vuelo escénico estaba claro que esta opción sería inviable, así que hicimos algunos cambios y decidimos hacer una parada en Walvis Bay. Y ya que estábamos allí, aprovechar para hacer alguna de las actividades en la zona antes de seguir hacia Spitzkoppe. Hay bastante oferta, pero lo que más nos llamaba la atención era la excursión a Sandwich Harbour o el kayak en Pelican Point. Finalmente nos decidimos por visitar Sandwich Harbour, porque pensamos que lo del kayak en invierno iba a ser menos apetecible.
El camino de Sesriem a Walvis Bay no es especialmente espectacular, y de hecho el primer tramo es algo corrugado y muy pesado. Aprovechamos para parar en Solitaire de nuevo y repostar y comprar la comida de ese día (y alguna otra porción de tarta de manzana, no voy a negarlo). Después de Solitaire, lo más interesante es el cartel del trópico de Capricornio, donde nos hicimos las fotos de rigor (está como a 45 minutos de Solitaire). Desde ahí se sigue hacia el norte por la C14 atravesando el Kuiseb River Canyon y bordeando la parte norte del Namib-Naukluft National Park. Una vez pasado el Kuiseb Canyon la carretera hace un cambio de dirección hacia el oeste. En este tramo paramos para comer los sándwiches y “pies” que habíamos comprado en Solitaire y montamos el chiringuito debajo de un árbol. Llegamos a Walvis Bay ya cayendo la tarde. Entrando por la C14 se pasan dos puntos de interés: por un lado la duna 7 a la derecha, altísima y un poco solitaria (por lo visto es un destino local típico para sandboarding), y por otro lado el Bird’s Paradise a la izquierda, unas lagunas llenas de todo tipo de aves. No paramos en ninguna de las dos, pero si vais con tiempo pueden ser una buena opción. Fuimos derechitos al Lagoon Chalets, que es donde pensábamos acampar, aunque no habíamos reservado nada. Pero ya desde un rato antes de llegar a la ciudad nos habíamos percatado de una importante bajada en la temperatura, y unos nubarrones amenazantes nos convencieron de que acampar no era la mejor opción esa noche. Hacía un frío del carajo, y cuando llegamos al Lagoon Chalets les pedimos precio para un chalet para los cuatro. Nos debió ver cara de mucho frío porque nos lo dejó muy bien de precio (N$800, acampar hubieran sido N$370). Nos dejó las llaves de uno para que lo viéramos, nos gustó y decidimos aceptarlo. Vale, era el doble, pero creo que por 12€ por persona nos lo podíamos permitir. Aprovechamos que todavía no se había puesto el sol para acercarnos a la bahía a ver los flamencos, que los había a patadas y de dos tipos (flamenco común, más clarito, y flamenco enano, mucho más pigmentado; esto se debe a las diferencias en su alimentación), aunque la luz no era ideal para las fotos: Flamencos en Walvis Bay
También aprovechamos para ir a un Spar a hacer la compra para los siguientes días. Aquí tengo que decir que normalmente comprábamos como para 3 ó 4 días, y gastábamos alrededor de N$1500-1800, algo más de 100€ (pero recordad que éramos 4 personas). No me pareció excesivamente caro pero tampoco era barato. Como referencia: una garrafa de agua de 5L costaba entre N$20 y 25 en supermercado, pero N$45 en la tienda del Sossus Oasis en Sesriem. Esa tarde, de vuelta en el chalet, aprovechamos que había lavandería para lavar algo de ropa (N$30 lavar y N$30 secar, te venden jabón aparte por N$10), nos dimos una buena ducha y salimos a cenar fuera. Por buenas opiniones en las guías elegimos Crazy Mama’s, pero no nos entusiasmó (N$ 665). A la mañana siguiente teníamos que estar a las 8 en la oficina de Sandwich Harbour 4x4, la empresa con la que haríamos el tour. Hay varias empresas que ofrecen esta actividad, aunque normalmente es una excursión de día completo y nosotros buscábamos la de medio día para que nos diera tiempo a llegar a Spitzkoppe por la tarde. Contacté con varias y finalmente elegimos Sandwich Harbour 4x4, que tenía muy buenas opiniones en TA. Nuestro problema fue que nos metieron con un grupo enorme de italianos que habían cogido un paquete de catamarán + Sandwich Harbour, de forma que el grupo se dividió en dos y unos hacía el catamarán por la mañana y las dunas por la tarde, y otros al contrario. De esta forma teníamos que volver a la oficina a una hora fija para que los grupos se intercambiaran, y la excursión nos resultó demasiado apresurada. Estuvo bien, pero yo esperaba que nos metieran en la propia laguna para ver los pájaros de cerca (se podía, de hecho vimos coches), pero nos la enseñaron de lejos y luego se dedicaron a subir y bajar dunas con los 4x4. Quizás fue por hacer la excursión de medio día… Por lo menos íbamos los 4 juntos en un coche con un guía alemán que era majete. Aparte había 3 ó 4 coches más con los italianos. La excursión empieza con un recorrido a toda caña por la playa, algo que ya en sí mismo sorprende: Por la playa en 4x4
Como os imaginaréis, no es algo que hagamos todos los días, y nos llamó mucho la atención. Por esa playa, con el mar a un lado y el desierto al otro, llegas a la bahía de Sandwich Harbour, un antiguo puerto ballenero que ahora es refugio de miles de aves. La gracia de la excursión es tanto el ver los pájaros como disfrutar del paisaje tan insólito (dunas y desierto hasta la misma orilla). Con un poco de suerte, además, se pueden ver chacales, orix, springbok y leones marinos. Nosotros vimos varios leones marinos en el agua, e incluso uno en la orilla que según nos dijo el guía debía estar enfermo y no creía que fuera a durar mucho Cuando llegamos al punto donde teníamos que haber entrado en la bahía, el convoy de coches cambió de rumbo y empezó a subir por las dunas. Nuestro conductor tenía que seguirlos, así que nos quedamos con ganas de acercarnos más. A partir de aquí te van llevando de vuelta pero por las dunas, no por la playa. Es algo parecido a los buggies de Huacahina en Perú, pero con 4x4. Es increíble cómo pueden manejar así los coches con tanta arena. Y no hablo de caminos hechos, sino de ir totalmente por dunas vírgenes. El guía nos explicó que las dunas de Sesriem son muy estables porque al estar tan alejado de la costa apenas hay viento y las dunas no se mueven, pero aquí sí: lo que un día es un camino conocido y seguro al día siguiente puede haber desaparecido, así que cada día es una aventura nueva. Lo sorprendente es que el tío debía tener 70 años y manejaba el 4x4 que daba gusto. Y nosotros acordándonos de cuando nos habíamos quedado atascados en la arena camino de Sossusvlei… Sandwich Harbour desde las dunas
Hubo otro conductor que sí se quedó atascado justo cuando iba a bajar una duna gigante, y tuvimos que ir en su ayuda. Estuvo bien ver cómo nuestro abuelete le remolcaba! La verdad es que había algunas bajadas que cuando las veías te acojonabas un poco: Haciendo el cabra por las dunas
Hicimos varias paradas para fotos y terminamos en una donde nos dieron de comer. Era pronto, pero nos vino muy bien. Una copita de champán, unas ostras frescas enormes (típicas de la zona) y unos canapés. Estaba muy rico!! A los italianos no les debían hacer mucha gracias las ostras y nosotros nos pusimos ciegos. Después de esto ya nos llevaron directos a la oficina, y llegamos sobre las 12. Después de las visitas al baño de rigor, salimos hacia Swakopmund (25 minutos), donde paramos a tomar café y aprovechamos para sacar dinero en un cajero. También echamos gasolina y empezamos a darnos cuenta de que, al contrario de lo que puede pasar en otros países, no había grandes diferencias de precio entre una gasolinera y otra, ni siquiera aquellas en las zonas más turísticas: tanto en Solitaire, como en el mismo Sesriem, como Swakopmund los precios del diésel rondaban los N$11. Esto fue luego una constante del viaje, tanto en Namibia como en Botswana. Swakopmund es una ciudad relativamente importate, sobre todo como centro del turismo de la costa, pero a nosotros no nos interesaba demasiado y no le hicimos mucho caso. A eso de las 2 salimos de Swakop camino de Spitzkoppe (unas 2 horas). Etapas 4 a 6, total 21
Hogar de bosquimanos durante cientos de años y tremendamente fotogénico, Spitzkoppe es uno de esos lugares aislados, solitarios y casi místicos. Al elegir la ruta teníamos que elegir si queríamos subir hacia Damaraland por Cape Cross y la costa de los esqueletos, o a través de Spitzkoppe. No había días para más. Elegimos Spitzkoppe, y tengo que reconocer que no sé si acertamos. Es un lugar muy bonito, y uno de los campings con más sensación de aislamiento en los que estuvimos, pero sé que los barcos varados en la playa y la soledad de la costa de los esqueletos también nos hubieran gustado. Claro que también cabía la posibilidad de encontrarnos con niebla densa o tormentas de arena en la costa (y sinceramente, viendo el tiempo que nos hizo en Walvis Bay…), así que nunca se sabe.
Llegando a Spitzkoppe
La región namibia de Kunene está formada por Damaraland en el sur y Kaokoland en el norte. A su vez, Damaraland tiene dos zonas bien diferenciadas: la norte y la sur. Damaraland se llama así por los Damara una tribu a la que el gobierno alemán cedió esta tierra para que la ocuparan como reconocimiento a su apoyo en las luchas contra Hereros y Namas. Más tarde, bajo control sudafricano y en pleno apartheid, esta zona se usó como bantustán (un territorio para los no-blancos). La zona sur (Spitzkoppe, Twyfelfontein, Brandberg) es la más accesible para el viajero independiente, y la norte (Palmwag, Etendeka) suele tener terrenos más abruptos y se suele visitar en viajes guiados que organizan los distintos lodges de la zona. Por su parte, Kaokoland (donde se encuentran las Epupa Falls) es la zona más abrupta e inaccesible, y es el hogar de los Himba, una de las tribus más famosas de Namibia (con permiso de los San o bosquimanos). Spitzkoppe son en realidad varias formaciones rocosas cercanas: Spitzkoppe, Klein (pequeño) Spitzkoppe, y las montañas Pondok. La más alta es Spitzkoppe (1728m), que tiene un *cierto* parecido con el Matterhorn (para los suizos) o Cervino (para los italianos) en los Alpes, y que hace que se la conozca como el Matterhorn de África. La comunidad local ha montado un camping en la base de las montañas, con parcelas amplias y muy separadas unas de otras, y con instalaciones muy básicas. Las duchas son comunales y están a la entrada, y luego cada parcela tiene un wc, pero no hay agua corriente ni luz. Como llegamos todavía de día, antes de acercarnos a nuestra parcela nos fuimos a ver el puente de roca que venía indicado en el mapa que nos dieron en la entrada. Es, efectivamente, un puente natural formado en la roca (parecido a lo que se ve en Arches N.P. en Estados Unidos), y hay que hacer un poco el cabra por las rocas para llegar, pero fue un lugar fantástico para los sundowners del día: Spitzkoppe
Como veíamos que si montábamos las tiendas no nos íbamos a duchar (porque había que ir en coche), decidimos ducharnos rápidamente con los últimos rayos de sol y después asentarnos en nuestra parcelita. Esa noche hicimos una barbacoa bajo las estrellas más brillantes que habíamos visto nunca. No puedo poneros ninguna foto de estrellas de esa noche porque aún estaba peleándome para que salieran bien con la cámara, pero por suerte este no fue el único día que pudimos disfrutar de un maravilloso cielo estrellado. Paciencia A la mañana siguiente queríamos hacer una visita a las pinturas bosquimanas de la zona, pero solo se puede hacer con guía, así que a las 7:30 teníamos que estar en la puerta de entrada. Esto lo gestiona también la comunidad local, así que el guía es un chaval de la aldea cercana que se monta contigo en el coche y te lleva a verlas y te explica lo que sabe. Hay tres zonas de pinturas: Bushmen’s Paradise, Small Bushmen’s Paradise, y Golden Snake. El guía te cobra N$50 pp por un máximo de dos horas, pero nos dijo que en dos horas no da tiempo a ver las 3 zonas. Según su recomendación elegimos sacrificar Bushmen’s Paradise y centrarnos en las otras dos. En Small Bushmen’s Paradise vimos varias pinturas en la roca, aunque no estaban en muy buen estado. Había pinturas de personas y de animales, como este rino: Rinoceronte bosquimano
El chico nos contó que los bosquimanos habían vivido ahí hacía cientos de años, pero al ser nómadas iban moviéndose de un sitio a otro y dejaban las pinturas como indicaciones para el siguiente grupo que llegara a la zona. También nos habló de su lengua y sus famosos clicks, y se rio con ganas de nosotros cuando intentamos imitarlos. El siguiente punto era Golden Snake, pero antes de acercarnos a ver la pintura (que no era más que una serpiente muy larga enfrentada a un brujo o chamán), nos enseñó una roca a la que se podía subir para disfrutar de las vistas (se veía hasta la montaña Brandberg al fondo): Spitzkoppe
Aquí también vimos nuestras primeras cebras. Y mira que luego nos hartamos de ver cebras, pero no sé qué tienen estos animales que me fascinan y no puedo evitar hacer fotos a todo el que veo: Cebra Spitzkoppiana
En resumen, la visita es interesante pero no mata. Es un sitio muy bonito que si vas con tiempo puede ser interesante, pero si tienes el tiempo justo en tu viaje yo quizás lo sacrificaría y se lo dedicaría a otras partes del país. No me parece imprescindible. A las 9:40 salimos de Spitzkoppe en dirección a Uis, donde llegamos a las 11. Echamos gasolina (a N$10.91/L) y dos horas más tarde llegamos al cruce entre la C35 y la C39. Ese día teníamos dudas con la ruta porque en un primer momento habíamos pensado acercarnos a Twyfelfontein, pero viendo que se nos había hecho un poco tarde con la visita, y que lo de las pinturas rupestres tampoco nos apasionaba, al final decidimos saltárnoslo y tirar directos hacia Hoada. Descartamos por tanto la C39 (que te lleva hacia Palmwag pasando por el desvío a Twyfelfontein) y seguimos por la C35 hasta Kamanjab. La carretera no es mala del todo, es de grava pero muy ancha. Vimos gente que iba muy rápido pero a nosotros nos habían recomendado ya varios locales no pasar de 80 km/h bajo ningún concepto. Está llena de carteles de “peligro elefantes” pues esta es ya zona de los conocidos como elefantes del desierto, que son animales que se han adaptado a las duras (y secas) condiciones de la región. Fuimos muy atentos pero no vimos ninguno. Carretera namibia de primera clase
En este tramo, justo cuando nos hicimos a un lado para comer debajo de un árbol, nos dimos cuenta de que habíamos pinchado. Primer pinchazo del viaje! Nos costó un poco por ser el primero, y porque tuvimos que buscar una piedra para levantar el gato porque no llegaba, pero no fue para tanto. Además, aquí éramos cuatro… ya se complicaría la cosa después. Al final con la tontería de la rueda no nos sobró tanto tiempo, y llegamos a Kamanjab a las 16:30, y paramos en un taller local para preguntar si nos podían arreglar el pinchazo pero ya estaba cerrado. Como dos días después volveríamos a pasar por Kamanjab camino de los cheetahs de Otjitotongwe, decidimos que lo arreglaríamos esa mañana. Desde Kamanjab a Hoada hay más o menos una hora de camino, por la C40, y en esta carretera empezamos a ver más animales (jirafas, jabalíes, águilas…).Llegamos con el tiempo justo de que nos asignaran la parcela y de ver una (otra!) bonita puesta de sol africana. Etapas 4 a 6, total 21
Aunque técnicamente Spitzkoppe también pertenece a Damaraland, aquí me voy a centrar en el Klip Valley. En esta zona norte de Damaraland, además de elefantes del desierto, se puede hacer una actividad muy interesante: rastreo de rinoceronte negro. Hay varios lodge que la ofrecen, y los más conocidos y recomendados son Palmwag Lodge (en Palmwag) y Grootberg Lodge (en la C40). Palmwag lleva bastante tiempo operando y tiene la ventaja de que se puede acampar en el propio Lodge, y además es zona de elefantes que a veces se acercan a beber al propio Lodge. Grootberg es más nuevo, lo gestiona la comunidad local, y todas las guías coinciden en que tiene las que posiblemente sean las mejores vistas de todo Namibia. El problema de Grootberg es que no tiene para acampar, y como Lodge es bastante caro así que se nos iba de presupuesto. Por suerte, hace poco la gente que gestiona Grootberg inauguró un campsite (Hoada) a una media hora en la misma C40, que tenía muy buena pinta por lo menos en foto. Finalmente decidimos quedarnos en Hoada un par de noches para poder hacer la actividad de rhino tracking con Grootberg.
Nuestros amigos ya habían hecho rhino tracking en otros safaris y no estaban muy interesados, preferían quedarse un día tranquilos en Hoada, así que la noche anterior al llegar al camping le explicamos al encargado que aunque se supone que teníamos que recorrer nosotros mismos la media hora de distancia que nos separaba del Lodge a la mañana siguiente (la excursión no incluye el traslado), teníamos el problema de nuestros acompañantes: si teníamos que estar en Grootberg a las 5:30 (¡!) de la mañana, eso significaba dejar a nuestros amigos tirados sin cama y sin medio de transporte a las 5 de la mañana. El encargado, Walter, muy amablemente nos dijo que no había problema, y que él nos recogería a las 5 para llevarnos. Muy majo! Esa mañana era todavía de noche cuando nos levantamos a esperar al bueno de Walter. Nos llevó al lodge en uno de los coches típicos de safari: 9 plazas y abierto por todos lados. Hacía mucho frío así que nos dio unas mantas. Poco después de las 5:30 llegamos a Grootberg y nos dejaron desayunar allí en el buffet antes de salir con la excursión. Resultó que íbamos solos, con un conductor y dos rastreadores, así que fue casi como un tour privado. Grootberg está encaramado en lo alto de un saliente rocoso, tan empinado que yo no sé si me hubiera atrevido a meter nuestro 4x4 por allí (como bien decía diletante en el foro, “parece que está en un nido de águilas”, creo que eso lo dice todo ). Vaya camino! De hecho tienen una caseta abajo para que puedas avisar de que has llegado, dejas el coche abajo y te van a buscar. La gran ventaja de dónde está es las vistas que tiene, y según desayunábamos se iba haciendo de día y pudimos empezar a comprender dónde estábamos: en el borde de la meseta Etendeka (la Etendeka Plateau), colgado sobre el valle del río Klip que se extiende ante el lodge. Es por ese valle por donde te llevan a hacer el tracking, en un 4x4 que recorre el lecho seco del río. O sea, piedras y más piedras. O African massage como lo llaman ellos, por darle un poco más de glamour. Es una excursión durilla, son muchas horas por un camino infernal, dando botes y más botes, pero a nosotros no se nos hizo nada pesada. Como os decía, salimos con nuestro conductor y rastreadores a eso de las 6 de la mañana y bajamos directamente al valle. En el valle hay dos charcas artificiales donde van los animales a beber, y te llevan allí para ver si los rastreadores encuentran huellas que puedan seguir. Si encuentran huellas, los rastreadores se marchan solos a buscar al rhino mientras tú te quedas con el conductor. Si lo encuentran, le avisan por walkie y ya vas tú andando con el conductor a donde esté el bicho. Nosotros en la primera no tuvimos suerte pero en la segunda, que está casi al fondo del valle, sí. Por el camino se ven otros animales interesantes, como las cebras de montaña Hartmann: Cebras de montaña
Estas cebras son más raras que las comunes y se diferencian de ellas por vivir en grupos más pequeños y por tener la tripa blanca sin rayar, las patas rayadas hasta abajo, una "nuez" considerable en la garganta, y porque les faltan las rayas secundarias entre las rayas principales (lo que llaman shadow stripes porque son como sombras de las rayas principales). Viven en terrenos pedregosos y abruptos como el valle Klip donde estábamos. Curiosamente, también viven en la parte oeste de Etosha, que es el único sitio del mundo donde este tipo de cebras coexiste con las comunes. Además de cebras, puedes ver otros muchos animales, sobre todo antílopes: Kudu macho
Kudus hembra
Impala de cara negra
Orix
Nos comentaron que hay un elefante que a veces se acerca al valle a beber, pero que en general no hay suficiente agua allí como para que vivan los elefantes, y que para verlos hay que ir a las zonas de granja donde hay más agua. Por lo visto también hay una familia de leones que se deja ver bastante, pero nosotros no tuvimos suerte. Nos contaron que un par de semanas antes los leones habían matado una cebra en medio de la carretera, y cuando salió el grupo del rhino tracking esa mañana tuvieron que bajarse a quitarla de en medio porque no podían pasar. Lo que sí vimos fueron pruebas: cagadas de elefante y huellas de león y leopardo. También el cuerpo de una jirafa (lo que quedaba de ella) devorada por leones un par de años atrás. Ahí seguía, en medio del camino, sólo huesos y piel reseca, pero se veían perfectamente las marcas de las garras de los gatitos: Jirafa momificada
Llegamos a la segunda charca y los rastreadores encontraron huellas que podían seguir. Mientras, nosotros nos quedamos con el conductor, hablando de todo un poco: del problema de la caza ilegal y los poachers, de cómo se gestiona un lodge como el Grootberg, de su día a día como guía… Al cabo de un rato los trackers le avisaron de que podíamos ir, y nos pusimos en marcha a pie. Esto es lo más interesante y emocionante de la excursión, saber que vas a estar a metros de un animal que parece un tanque blindado y que a la vez es tan frágil que se encuentra casi extinto gracias a la estupidez de unos y la avaricia de otros. Después de unos 15 minutos andando en silencio llegamos a donde estaban los trackers, y vimos no uno sino dos rinocerontes: una madre y su cría. Estábamos un poco lejos (al ir a pie no puedes acercarte mucho, además los rinos negros son mucho más territoriales -y agresivos- que los blancos) y más altos que ellos. Hay que tener cuidado con dónde te pones, porque los rinos no ven tres en un burro pero tienen muy buen oído y olfato, y hay que colocarse de forma que el viento sople hacia a ti y no te puedan oler. La madre tenía el cuerno cortado pero el pequeño no. Nos explicaron que el gobierno, en un intento por frenar la caza ilegal, decidió “operar” a los rinocerontes que se encuentran en zonas poco protegidas como esta; el cuerno solo les sirve para protegerse de depredadores como los leones, pero cuando son adultos no necesitan tanta protección. Para las crías tienen que esperar a que crezcan un poco y se les endurezca el cuerno, porque cuando son pequeños sangraría demasiado y es peligroso. En teoría, esos cuernos luego se queman. En otros sitios como Etosha veríamos que los rinos tienen los cuernos intactos; me imagino que tiene que ver con el hecho de que Etosha está vallado y tiene controles estrictos de entrada y salida (te piden el pasaporte!), mientras que un sitio como este valle no tiene ni lo uno ni lo otro. Rino negro
Volvimos al coche y nos cruzamos con tres paisanos que iban a pie, uno de ellos armado. Resulta que en el valle opera el Save the Rhino Trust, una ONG fundada en Namibia hace 30 años que ha tenido mucho (todo) que ver en la lenta recuperación de esta especie en estos años. Las actividades de rastreo que organizan tanto Grootberg como Palmwag son en colaboración con ellos. En el valle tienen estacionadas a dos personas que se dedican a patrullar a pie y documentar la cantidad y la apariencia física de los rinocerontes que hay, hasta el punto de que los tienen identificados incluso con nombre. La tercera persona, la que va armada, es un policía, porque lamentablemente la caza furtiva es una realidad peligrosa; los cazadores no dudan en disparar tanto a animales como a personas. El número exacto de rinocerontes es un secreto que no divulgan, precisamente como medida contra los furtivos. Total, que estos tipos tienen una especie de simbiosis con los rastreadores: tú me dices dónde has visto uno y yo te digo dónde he visto otro. De esta forma nos enteramos de que había un macho no muy lejos descansando a la sombre debajo de un árbol, y nos fuimos a buscarlo, aunque en teoría ellos no tenían ya ninguna obligación puesto que ya habíamos conseguido ver dos rinos. Pero se tiraron el rollo y nos llevaron a buscar al tercero, que al estar en terreno llano a nuestra misma altura nos permitió acercarnos mucho más y tener una visión más directa: Rino negro
El bicho estaba inicialmente tumbado, pero uno de los rastreadores se acercó un poco más para que se pusiera de pie. No sé si esto es muy ortodoxo (a ver, tampoco es que le estuviera puteando), imagino que lo hacen para facilitarte a ti la foto y quizás pensando en la propina. Decían que le conocían y es uno de los más tranquilos, y que no había peligro. Se puso de pie y nos estuvo mirando un rato. La verdad es que acojona un poco… A todo esto, eran ya las 11 de la mañana y yo tenía mucha hambre! Había sido una mañana fructífera así que nos dimos la vuelta y pusimos rumbo a lodge, nos quedaba un buen rato de coche por caminos de este estilo: Lecho del río Klip
Por el camino paramos para comer debajo de unos árboles. Nos dieron una bolsita con un sándwich, un muslo de pollo asado, unas patatas, un huevo duro, barrita de cereales, una bolsita de doritos (o alguna guarrería de esas), fruta y bebidas. En ese camino de vuelta vimos más animales que por la mañana (las fotos de arriba son de la vuelta), sería por la hora y el calor. Llegamos al lodge sobre las 2 de la tarde y como no teníamos prisa nos quedamos en su terraza disfrutando de un café y de las consideradas “mejores vistas de Namibia”: Vistas desde el Grootberg Lodge
En el bar del lodge había wifi y nos dejaron usarlo sin problemas. Pagamos con tarjeta también sin problemas (N$2948 las dos excursiones y las bebidas) y Walter nos llevó de vuelta a Hoada. Allí nos reunimos de nuevo los cuatro para poner en común nuestras experiencias del día y disfrutar de otro merecido sundowner desde la piscina: Hoada Campsite
Esa noche tuvimos dos espectáculos en el camping: el primero fue un grupo de chavales del poblado cercano que estaban intentando recaudar dinero para viajar a la final de un concurso de coros juveniles (o eso les entendí yo…), y pedían permiso para ir por las parcelas cantando por una propinilla. La verdad es que estuvo entretenido y la canción era de lo más pegadiza, luego la estuvimos cantando todo el viaje… El segundo fue un espectáculo más natural, el increíble cielo estrellado de Namibia: Niños cantores de Hoada
Noche estrellada
En resumen, a mí me gustó la experiencia del rhino tracking, en gran parte porque vas andando (que lo hace más emocionante que verlo desde el coche). Es verdad que luego vimos un montón de rinos más (otros 4 rinos negros en Etosha, y alrededor de 13 rinos blancos en Khama Rhino, incluso vimos una pareja en el delta desde el avión durante el vuelo escénico), pero en ese momento no sabíamos si los veríamos o no, y ya digo que tenerlo enfrente estando de pie e indefenso impresiona más que desde el coche. Os lo recomiendo a todos, ya sea aquí o en Palmwag. Etapas 4 a 6, total 21
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