10 días por el Norte de Argentina ✏️ Blogs de Argentina

Desayunamos en la terraza del hostel con unas magnificas vistas del cerro de 7 colores.

Como nos había gustado tanto el “Paseo de los Colorados” decidimos volverlo a hacer la mañana siguiente y es increíble ver como los colores cambian en función de la luz. Está muy bonito de todas formas. A unos cinco minutos a pie de la entrada al pueblo hay como el mirador ‘oficial’ al Cerro de 7 colores dónde paran todos los tours. En mi opinión no tiene nada de diferente y hay muchos otros sitios dónde se puede ver estupendamente.

A media mañana nos fuimos a la carretera con la intención de llegar a Tilcara, pero el hombre que nos levantó iba hasta Humahuaca y decidimos dejar Tilcara para la bajada. El conductor resultó ser un profesor de ciencias naturales que nos explicó muchas cosas sobre los cerros. Hace millones de años toda la zona estaba inundada por el Pacifico hasta que la placa de Nazca, que llega hasta el norte de Perú, se desplazó creando la cordillera de los andes. Primero se creó la precordillera (hace unos 80 a 100 millones de años) que actualmente tiene los picos redondeados y más tarde (hace 70 millones de años) la cordillera que actualmente tiene las montañas terminadas en punta. La erosión del agua y el viento creo estas formas tan curiosas y los colores se deben a los distintos materiales que hay en la tierra: el rojo del hierro oxidado, el amarillo del azufre, el violeta del magnesio y el verde de la combinación del hierro con el cobre.

Llegamos a Humahuaca en 40 minutos, y aunque al principio nos pareció bastante feo luego le vamos encontrando el encanto. Al igual que Purmamarca es un pueblo tranquilo y bastante pequeño con casitas bajas y calles de tierra. ¡Cuidado con el sol que pica una barbaridad!

Preguntamos para ir a Iruya un pueblecito remoto de las montañas que nos habían recomendado mucho. Aunque se puede hacer dedo no nos atrevimos porque la carretera no está muy transitada así que tomamos el colectivo. Hay tres al día (de Humahuaca a Iruya sale a las 8:20, 10:30 y 16h y de Iruya a Humahuaca a las 6 de la mañana, a las 13h y 15:15) y cuesta 75 pesos el trayecto.

Tomamos el bus de las 16h y aunque ‘sólo’ teníamos que recorrer 59km tardamos como 3 horas ya que la carretera se las trae. Incluso si lleváis coche es recomendable hacer el trayecto en autobús ya que la carretera es de ripio (de tierra) y hay muchísimas curvas algunas bastante peligrosas sobre acantilados. Aun así, el trayecto es toda una experiencia observando las majestuosas montañas y algunos pueblecitos remotos. Hay que tener en cuenta que en temporada de lluvias (diciembre-enero-febrero) puede que los accesos estén cortados.

Iruya nos decepcionó en parte porque traíamos grandes expectativas. Nos habían dicho que era un pueblo perdido, que la gente era muy hospitalaria y que tendríamos una visita casi mística. Pero Iruya resultó ser un pueblo bastante turístico dónde casi fue dónde conocimos a menos locales y la gente parecía preocuparle bastante el dinero. Sin embargo, el pueblo en si está en un enclave único, literalmente en medio de la montaña por lo que si tenéis tiempo (y un poco de paciencia por el trayecto y hojas de coca para aguantar los 3000 metros de altura) es una parada a considerar.

No hay mucho que hacer en Iruya más que recorrer sus callejuelas. Si tenéis más tiempo otra de las cosas que nos recomendaron fue ir a San Isidro, un pueblo todavía más pequeño y remoto al que solo se puede llegar a pie. Por lo visto el camino es espectacular, pero nosotras no teníamos más días para dedicarle a Iruya y además hacía mucho calor como para emprender las casi 5 horas que separan Iruya de San Isidro. Si se decide hacer la caminata es recomendable pasar la noche en San Isidro y volver al día siguiente.

Nos hospedamos en “Hospedaje familiar Lupita” que aunque estaba bien no tenía nada de familiar (era una habitación compartida tipo hostel), pero era muy económica eso si, 60 pesos por persona y noche.

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La mañana siguiente hasta el mediodía que no salía el bus, estuvimos paseando por Iruya y la verdad es que es un sitio muy tranquilo donde puedes ir a meditar.

Tomamos el colectivo a las 13h y llegamos a las 16:30h a Humahuaca aproximadamente y queríamos ir a ver el Hornocal (conocido como el cerro de 14 colores) pero se estaba haciendo tarde y la carretera que va allí no va ningún otro sitio por lo que casi no pasaba nadie. Desistimos después de un rato intentando que nos levantara alguien pero si tenéis coche propio es imprescindible acercarse (está a una media hora larga de Humahuaca) y sino también hay taxis que te llevan por unos 150 pesos por persona (otro chico nos contó que él había intentado esta opción y que solo lo llevaban si el taxi iba lleno). Al parecer la mejor hora para ir es temprano por la tarde (a eso de las 15h o las 16h) porque la luz resalta más los colores. Nos conformamos en verlo desde la carretera.

Ya por la tarde nos plantamos a la carretera que lleva a Tilcara y después de esperar unos minutos nos levanta un policía, en la que fue una escena bastante pintoresca ya que conducía como un loco, sin cinturón y escuchando reggeatton.

Llegamos a Tilcara una hora más tarde y descubrimos que Tilcara es un lugar muy turístico que muchos viajeros utilizan de campo base para visitar toda la zona así que está lleno de hostels, restaurantes y en general más vida que en los otros pueblos. Nos había fallado un coachsurfing que teníamos apalabrado así que nos tocó buscar hospedaje. Al final escogimos el hostal Tierra Andina que nos deja a 100 pesos la noche en habitación compartida (pero estábamos solas) con desayuno. El hostal está bastante bien aunque otro día visitamos el Hostal la Antigua que costaba 150 en habitación compartida y nada que ver, ¡mucho más elegante! Pero bueno estábamos bien y la gente buena onda. Además allí conseguimos una guía que está muy bien y es gratis (os la podéis descargar aquí).

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Tilcara es pequeño pero tiene mucha vida (la calle principal, dónde entre otros se encontraba nuestro hostal es la calle Belgrano) y, como ya es habitual, un mercado de artesanía.

Siguiendo los consejos de otros blogs y de la gente de allí, nos levantamos temprano para hacer la excursión a la Garganta del Diablo (cuidado porque hay Gargantas del Diablo en casi todas partes así que es un poco lío). Se trata de una cascadilla (en verano hay más agua que es temporada de lluvias pero ahora era bastante minsa) por la que se puede acceder de dos maneras. Si tenéis coche está a apenas a 15 minutos de Tilcara y andando son unos 4 km (son dos rutas distintas, la de coches es un poco más larga por lo que si vais andando tenéis que tomar esta segunda).

El sendero para hacer a pie sale de Tilcara pasando un puente grande que atraviesa el río (inexistente cuando fuimos) y si lo atravesáis llegareis a las ruinas de Pucará (lo cuento en un ratito). Es recomendable hacerla prontito por la mañana porque al mediodía pica demasiado el sol y el sendero es todo subida. Nos gustó mucho más el camino que el destino, ya que el paisaje es muy árido repleto de cactus gigantes.

A la entrada de la cascada hay unas personas que cobran 15 pesos ya que la cascada está gestionada por una comunidad indígena. Desde la entrada hasta la cascada habrá como unos 20 minutos (que tendréis que hacer igual si vais en coche).

Por la tarde hicimos la otra excursión que se recomienda en esta zona que es el cerro de la Cruz. Es bastante cortita (unos 20 min) y el interés que tiene es que se ven vistas de todo Tilcara y también de las ruinas de Pucará.

Las ruinas son reconstrucciones (no originales) pre incas y cuestan unos 150 pesos entrar (excepto el lunes que es gratis) y no nos lo vendieron muy bien los del hostel por lo que no fuimos aunque se ven desde la cima del cerro.

Paseamos un poco por las calles de Tilcara y cenamos con los nuevos amigos que hicimos aquel día y a dormir.

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