![]() ![]() MARRAKECH CON LOS CINCO SENTIDOS ✏️ Blogs de Marruecos
Relato de 4 días en la ciudad roja en enero de 2017, nuestra primera vez en Marruecos. Una ciudad que no deja indiferente por sus sabores, olores, sonidos y colores.Autor: Marimerpa Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (49 Votos) Índice del Diario: MARRAKECH CON LOS CINCO SENTIDOS
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Hacía tiempo que teníamos en mente una escapada a Marrakech. El país marroquí nos atraía mucho, nos encanta su comida, los tés a la menta,… y la posibilidad de un viaje con vuelos económicos siempre estaba ahí. Pero, al mismo tiempo, la inquietud sobre una cultura a priori diferente, la inestabilidad actual de los países musulmanes, lo poco que nos gusta el regateo, nos habían hecho posponerlo varias veces, quedando en la lista de pendientes. El pasado noviembre tuvimos que cancelar un viaje el día antes de la partida por problemas familiares. Nos quedamos un poco chafados y con algunos días de vacaciones que había que gastar antes de que acabase enero. No nos gusta el frío, y tras barajar varios destinos, finalmente nos decidimos por Marrakech. Como es temporada baja, el vuelo con Ryanair desde Sevilla nos salió muy barato. Reservamos un riad en la medina a través de la web de booking y ya estaba casi listo. Solo faltaba leer muchos diarios e hilos del foro, donde hay muy buena información. Y para complementar, compramos la guía “Marrakech de cerca” de Lonely Planet, que nos resultó muy útil, con los mapas por barrios, aunque en las calles de la medina no hay mapa que te oriente. INFORMACIÓN ÚTIL Dinero La moneda de Marruecos es el Dirham (MAD o DH), con un cambio en enero de 2017 de 10,70 DH/euro. Es posible cambiar en el aeropuerto, pero no en la casa de cambio que hay junto a las cintas de equipajes, que el cambio es muy malo. Mejor en la que hay fuera o en la ciudad. Nosotros vimos muy bien cambio en la Plaza Jemaa El Fna, tanto en el Hotel Ali (Rue Moulay Ismail) como en otra oficina de cambio que hay junto al Café Argana. Cerca de la plaza también hay cajeros automáticos, al principio de la calle Bab Agnaou. Hay monedas de 1, 2 5 y 10 DH y billetes de 20, 50, 100 y 200 DH. Es muy útil guardar las monedas y billetes pequeños para tener cambio para las frecuentes propinas que habrá que dejar. Idioma El idioma oficial de Marruecos es el árabe. Sin embargo, mucha gente habla francés. Y en una ciudad tan turística como Marrakech es fácil que te hablen en inglés o en español. Solo alguna vez tuve que desempolvar mis olvidados conocimientos de francés para entenderme con alguna persona ajena al turismo a la que paramos para preguntar una dirección, o con el dueño de una pequeña tienda donde compramos especias. Comida La comida fue una de las razones que nos animaron a hacer esta escapada, y fue algo de lo que disfrutamos mucho. Algunas comidas típicas: Tajín: carnes y verduras cocidas a fuego lento en recipiente de barro. Cuscús: sémola de trigo que compaña a un guiso de carne y/o verdura. Pastela: pastel de hojaldre, almendras y pollo. Sopa Harira: sopa contundente con legumbres, carne y verduras. Se puede tomar todo el año, aunque es típica del ramadán. Dulces: pasteles típicos marroquís con frutos secos y miel. Son famosos los llamados cuernos de gacela, rellenos de almendra. Té verde a la menta. Es una delicia, lo ponen muy dulce (demasiado para mi gusto), aunque si les dice que lo quieres sin azúcar te lo ponen menos dulce (y te miran raro). Zumos. Una de las cosas que más disfrutamos en este viaje fue de los zumos recién exprimidos, en la plaza te los hacen de muchas frutas, sobre todo de naranja. El de granada me gustó mucho. Dátiles. Los hay por todos lados y están muy buenos, dulces y jugosos. GASTOS PARA DOS PERSONAS Vuelo Ryanair Sevilla-Marrakech i/v: 86 euros Riad Bensaid 4 noches con desayuno: 200 euros Comidas, compras, entradas: 150 euros Excursión a Essaouira: 40 euros Traslado aeropuerto-riad: 14 euros Parking Sevilla: 15 euros Seguro médico: 21 euros TOTAL: 526 euros Espero que os guste ![]() Etapas 1 a 3, total 6
![]() PRIMER CONTACTO CON MARRAKECHLlegada y primer contacto con Marrakech, sus caóticas calles y la plaza Jemaa El Fna.
Nuestro vuelo salió en hora y las 17:00 aterrizamos en Marrakech (una hora menos que en España peninsular). Rellenamos el formulario para inmigración (aconsejable llevar bolígrafo, allí no hay) y nos sellaron el pasaporte. Recogimos la maleta, que nos habían llevado a bodega y salimos para encontrarnos con nuestro conductor, que habíamos reservado a través de la web transportedelujo.es. El precio era de 12 euros, pero al final nos salió por más, porque al ser por la tarde, no se puede pasar por la plaza, y nos dejó algo más lejos y el mismo conductor llamó a un maletero para que nos acompañase al riad. Nos dijo que le pagásemos 2 euros o 20 dirham y aquí tuvimos un problema. Nosotros no habíamos cambiado a dirham y no teníamos euros sueltos. El señor quiso quedarse con el billete de 5 euros que teníamos y le dijimos que no, tenía cambio para cobrarnos 30 dirham y él aseguraba que ese era el precio. Al final acabamos diciéndole al dueño del riad que nos cambiase y le pagamos los 20 dirham.
El Riad Bensaid está muy bien situado, como comprobamos después. Por lo demás, es bonito y las habitaciones son sencillas. El dueño nos enseñó la habitación, nos dio la clave del wifi y nos quedamos libres. En algunos comentarios había leído que te daban un té de bienvenida, pero nosotros no lo tuvimos, ni nos dieron información alguna. El dueño fue amable pero muy seco. El riad es recomendable, aunque los días primeros días la temperatura era muy baja y pasamos frío, a pesar de la calefacción. Una vez instalados nos dirigimos hacia la Plaza Jemaa El Fna, el centro neurálgico de la ciudad. A esas horas ya casi había anochecido y nos dedicamos a dar un paseo de reconocimiento. La primera lección es que hay que aprender a esquivar motos y bicicletas, que pasan rozándote y a veces ni te das cuenta hasta que las tienes encima. Recorrimos la plaza viendo a sus principales personajes. Es como un teatro, que a cada hora representa una función diferente. A esas horas ya casi no quedaban monos ni aguadores, estaban los músicos tocando en grupos pequeños, las tatuadoras de henna, y los puestos de comida. Los zumos de naranja te llamaban, qué pinta, y también te llamaban los vendedores, son un poco pesados. Cambiamos dinero en el Hotel Alí, casi en la plaza, en una de las calles que sale de ella. Cambiamos a 1 euro/10,60 dirham. En la plaza, cerca del Café Argana, tenían el mismo cambio. Ya de noche, nos acercamos hasta la Kutubia, para ver de cerca el minarete de la mezquita que dicen que se parece a La Giralda de Sevilla. Allí están los carros de caballo, ofreciéndote darte un paseo por la ciudad. Allí mismo está también la parada del autobús 19, que va al aeropuerto. De vuelta a la plaza, se veía el humo que salía de los puestos de comida. Aunque no entraba en nuestros planes comer en los puestos de la plaza, dimos una vuelta por allí, y el agobio era constante. En todos los puestos te asediaban para que comieses allí. Incluso llegamos a tener problemas con un chaval que insistía en que mirásemos la carta de su puesto, que nos acabó insultando. Debo decir que no fue ni de lejos la tónica general del trato que recibimos allí. El agobio para que compres/comas en un sitio sí, pero lo de los insultos fue solo esa vez, entiendo que es un caso aislado aunque en nuestra primera noche nos sentó fatal. Para cenar fuimos al famoso Chez Chegrouni, situado en uno de los extremos de la plaza. A pesar de que la noche estaba fresca, nos sentamos en la terraza, con unas vistas. Pedimos un zumo (batido) de aguacate para beber, dos sopas harira, un cuscús de pollo y una pastela. En total fueron 150 dirham. Todo estaba muy bueno, aunque a la pastela le echan demasiado azúcar por encima para mi gusto (así era en todos los sitios). ![]() Después de cenar nos fuimos al riad, nos habíamos quedado helados en la terraza y nos costó volver a entrar en calor. Esos días coincidieron con una ola de frío en España y allí las temperaturas también eran bastante bajas, sin llegar a helar, ni mucho menos. Etapas 1 a 3, total 6
![]() MARRAKECH DÍA 1Visitamos algunos de los monumentos más importantes de Marrakech: las tumbas saadíes, el palacio Bahia, el palacio El Badi.
El día comenzó con un rico desayuno servido en el patio del riad. Zumo de naranja, té, café, yogur, pan y tortitas con miel y diferentes mermeladas.
Después nos fuimos por la calle Riad Zitoun el-Kedim para la primera visita del día, las tumbas saadíes. Recomiendo visitarlas a primera hora de la mañana, ya que el lugar es pequeño y si se juntan los tours guiados hay que hacer cola y no te dejan estar casi nada de tiempo. Tras un pequeño paseo por la medina, muy tranquila comparada con la tarde anterior, ya que muchas tiendas aún no habían abierto y otras empezaban a desplegar sus encantos de cara a la calle, llegamos a la mezquita de la Casbah, donde nos paramos a hacernos unas fotos. Y justo al lado, la entrada de las tumbas saadíes. La entrada cuesta 10 dirham por persona, y es una visita imprescindible en Marrakech. A pesar del dicho de que nadie se lleva las riquezas a la tumba, el sultán saadí Mansour el-Dahbi lo intentó en el siglo XVI, con esta lujosa sepultura. La visita consta de un sencillo patio y tres salas ricamente decoradas. La más bonita y espaciosa de todas es la sala de las doce columnas. Está inspirada en el estilo árabe-andalusí, cuyo máximo exponente es la Alhambra de Granada. Después de haber visto la Alhambra y el Alcázar de Sevilla, este tipo de construcciones no te sorprenden, pero a mí me siguen maravillando de igual forma. Cuando acabamos dimos un paseo por la Calle de la Casbah, que rodea por dentro la muralla, y que es un oasis de tranquilidad comparado con la medina. Aquí se ve a la gente haciendo su vida, comprando en negocios que parecen ajenos a los turistas. Llegamos hasta el Palacio Real, que es la residencia en Marrakech del Rey de Marruecos y no se puede visitar. Nos acercamos un poco sin saber que aquello era una de las entradas al palacio, y enseguida nos echaron el alto. Así que volvimos sobre nuestros pasos y fuimos a ver una de las puertas de la muralla, Bab Agnaou, que está muy cerca de las tumbas saadíes. Desde allí nos fuimos al Palacio El Badi, cerca de la Plaza des Ferblantiers. El palacio está en ruinas, pero en el siglo XVI, cuando fue construido por el sultán Ahmed el-Mansour estaba pavimentado con oro, turquesas y cristal. 75 años después fue completamente saqueado, y poco puede verse hoy de aquel esplendor. Visita recomendable a pesar de ello, se puede pasear por el gran patio, subir a la terraza donde anidan las cigüeñas y ver un vídeo donde se recrea cómo debió ser el palacio en sus días de esplendor. La entrada cuesta 10 dirham. Después nos fuimos al palacio Bahía, sin duda uno de los edificios más bonitos de la ciudad. Construido en el siglo XIX por el visir Ahmed ben Moussa, gran visir de los alauitas, para que viviera en él la Bahia (la Hermosa), la favorita del visir, con las 4 esposas del sultán y su 24 concubinas. La entrada cuesta 10 dirham. Se visitan varias estancias y varios patios, otra parte permanece cerrada para uso privado del rey de Marruecos. Está claro que algunos patios estaban pensados para el verano, sombríos y llenos de vegetación, y otros para el invierno, muy soleados y diáfanos. Los techos de madera son impresionantes, con bonito colorido y a diferentes alturas. También la decoración de las paredes, una vez más en estilo árabe-andalusí, además de los bonitos azulejos. Una visita que disfrutamos mucho. Volvimos a la plaza y fuimos a comer a uno de los restaurantes recomendados en el foro y en la Lonely Planet, el Toubkal. Se encuentra en una de las esquinas de la plaza, y es bastante barato. Subimos a la parte de arriba ya que, aunque no tiene terraza, sí que hay un ventanal hacia la plaza. Pedimos una brocheta, que te la servían con arroz, patatas fritas y ensalada, y un tajín de cordero. Para beber, un zumo de naranja y otro de manzana. Estaba todo rico, aunque la brocheta no nos hizo mucha gracia, no te la sirven ensartada, sino como carne salteada y sin mucha gracia. Nos costó 90 dirham. En lugar de pedir postre nos fuimos a la Pastelería des Princes, en la calle Bab Agnaou, que nos habían recomendado como uno de los mejores sitios donde probar los pastelitos típicos marroquíes. Y no nos decepcionaron, muy ricos. Se venden al peso, si no recuerdo mal a 180 dirham el kilo. Nos fuimos a descansar y reposar la comida a los jardines de la Kutubia. Si bien la mezquita no se puede visitar porque solo se permite la entrada a los musulmanes, los jardines que hay alrededor son altamente recomendables para relajarse y hacer algunas fotos de la mezquita y el minarete. ![]() Para acabar la tarde subimos a la terraza del hotel CTM, con buenas vistas de la plaza, y allí pasamos un buen rato tomando un té y disfrutando de las vistas, de la música y bailes de los gnaouas, todo el colorido que lo acompaña, y simplemente viendo pasar el tiempo y a los muchos actores de Jemaa El Fna, desde una perspectiva buena y sobre todo con tranquilidad. Está claro que la plaza te puede gustar o no, pero no te deja indiferente. Yo le reconozco que su vida, sonidos, olores y coloridos son muy atractivos y casi magnéticos, pero el agobio de pasear entre vendedores, puestos de comida, tatuadoras, encantadores de serpientes y demás personajes, todos ellos atrayendo tu atención, resulta un poco agobiante. Pero sin duda lo que menos me gustó de la plaza fueron los monos. Me daban mucha pena, encadenados en corto, con pañales y diferentes disfraces, esperando a que alguien quisiese hacerse una foto con ellos. Eso sí, muy bien entrenados, que vimos a un turista robar una foto a un mono con el móvil y el animal le agarró de la chaqueta para que no se fuese sin dejar la correspondiente propina. Después de un rato de descanso en el riad salimos a cenar. Fuimos a otro de los restaurantes recomendados en el foro, Chez Brahim. Está en la calle Derb Dabachi, muy cerca de la plaza. El local es agradable, había dos músicos tocando, y el ambiente resultaba muy acogedor. Es algo más caro que los anteriores restaurantes en los que habíamos estado (para cenas es más caro que para comidas), pero la comida estaba muy buena. Pedimos un menú del día consistente en una crema de verduras, tajin de kefta con huevos y fruta (unas mandarinas) y unos brewat de pollo acompañados de patatas fritas, ensalada y arroz. Estaba todo muy rico, y además nos pusieron aceitunas aliñadas y un poco de salsa picante (harissa roja). Con una botella de agua nos salió por unos 180 dirham. Etapas 1 a 3, total 6
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