ARGENTINA ✏️ Blogs de Argentina

En Semana Santa del 2016 estuve en Argentina...al ir a visitar a un amigo y no disponer de mucho tiempo, me he centrado en Buenos Aires y en la provincia de Misiones.

En Buenos Aires estuve un total de 5 días...la ciudad me acabó gustando, aunque debo reconocer que al principio no acabé de pillarle el "truco"...tenía una sensación algo extraña, era como haber hecho 13 horas de vuelo para ir a parar a un sito que me recordaba a algunas ciudades europeas (Madrid especialmente, y también París, pero con edificios modernistas algo extraños, del estilo de Budapest, por ejemplo, junto a edificios más destartalados, tipo La habana o México DF)...es decir, al principio tuve una sensación de "pastiche" que no me convencía. Con los días, fui apreciándola más y al final me acabó encantando. Especialmente me gustó el ambiente general: hay un montón de cafés con encanto, teatros, tiendas "auténticas" (algo cada vez más infrecuente, por desgracia, en mi ciudad, Barcelona) y librerías.

El ir acompañado de alguien de allí también hace que lo vivas de forma diferente, y puedas profundizar mejor. Básicamente recorrimos lo "esencial", entre lo que destacaría La recoleta, La Boca (aunque muy turístico, tiene su encanto), San Telmo (me recordó al Born barcelonés: un barrio con encanto y edificios bonitos que se están recuperando para el turismo, con lo bueno y lo malo que tiene esto) y Congreso, especialmente la avenida de Mayo (bellísima) y la Corrientes, con muchísima vida (me fascinó que las librerías abrieran hasta tan tarde). Además, al ir acompañado hizo que pudiera ir a barrios que difícilmente iría por libre: la feria de Mataderos, Ituzaingó (un pueblo que no tiene nada pero donde hicimos un asado exquisito y sirvió para ver la "típica" ciudad del extrarradio) o la costanera de al lado del aerodrónomo, donde es típico ir a pescar y tomarse un choripán.



¿Lugares "auténticos" para comer? diría que casi todos lo son. Para cambiar, la persona de allí nos aconsejó el Banco Piano (está en Microcentro).
Otras cosas que me gustaron: se vive muchísimo la política, y más sobre todo porque coincidí con el 40º aniversario del golpe de estado de Videla. Las paredes están llenas de grafitis, murales o pintadas políticas...se palpa mucho. El transporte, al menos cuando fui, es muy barato (unos 30 céntimos de euro por trayecto).

Tema tango: no supe encontrar ningún sitio atractivo, y eso que también iba recomendado por gente de allí: o los locales estaban cerrados, o eran muy turísticos o eran milongas (sitios muy auténticos, pero para viejos...es decir, que es interesante ver el "ritual" pero luego el baile en sí quizás no tanto).

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Volé a Posadas desde Buenos Aires. Ojo porque en el aeropuerto no está señalizada la parada de bus así que los taxistas intentarán que vayas con ellos...ni caso: bajas al parking y a la derecha te la encuentras. Los buses pasan con bastante frecuencia, y valen 10 veces menos que el taxi. El centro de Posadas está bastante lejos, como a una hora del aeropuerto, e incluso lejos de la estación de autocares (a media hora). La ciudad no tiene nada pero está bien para ver una capital de provincia "típica". La costanera se supone que es lo más destacable pero como ya era otoño no había ambiente. Comí unas empanadas en una pizzería que era una antigua farmacia; un sitio muy chulo.

Tras un par de horas callejeando tomé el bus hasta San Ignacio. A destacar el paisaje, sobre todo el suelo, de tierra rojiza...es muy atractivo. Tras una hora llegué al pueblo, y fui al alojamiento...el hostal El jesuita. Un lugar agradable, para mochileros, con un jardín tranquilo y bien de precio. Aparte del matalás, algo duro, el lugar está muy bien. Algo lejos de la estación, pero cerca de las ruinas (a un minuto andando).

Los restos de la reducción me gustaron mucho...no tanto por lo que queda, sino por lo que puedes ver de cómo era y, también, por el entorno. Os aconsejo no solo visitar los muros que quedan de lo que era la iglesia; también los de las casas, en el lateral izquierdo según se entra...pude estar solo y la sensación fue casi mágica, con las piedras y la vegetación...muy interesante.

Quería también ir a otras misiones, así como al parque provincial de Teyú-Cuaré (creo que se llama así) pero no me dio tiempo, y al día siguiente ya tomaba el autocar hacia Iguazú. Corre por internet una página con los horarios...ni caso, pone que salen solo tres autocares al día hacia las cataratas, y no es cierto...salen bastantes, con una frecuencia entre 20 y 40 minutos...hay bastantes compañías y son bastante cómodos. Se tarda unas 5 horas, y el billete me costó 180 pesos (unos 10 euros en ese momento).

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Cinco horas en autocar hasta Iguazú y bueno, la verdad es que es espectacular...con todo, no me hizo buen tiempo, y esto deslució la visita...
Mi idea era empezar por el lado brasileño, algo que se recomienda para tener una visión más panorámica. Al llegar a la estación de autobuses, me dice que el último autocar al lado brasileño ya había salido. Ni se me ocurrió pillar taxi, no sé por qué. Me fui al lado argentino, llegando tarde (16:00). Me aconsejaron que el poco tiempo que tenía lo invirtiera, esa tarde, en La garganta del diablo...había leído que esto era mejor dejarlo para lo último, así que todos los planes se estaban haciendo al revés...Lo pensé un poco y llegué a la conclusión que mejor verlo en ese momento...vete a saber tú mañana si estamos vivos.
La verdad es que a la postre se demostraría que fue un acierto, ya que al día siguiente llovió a cántaros. Así, pude ver La garganta con relativa tranquilidad, sin demasiados turistas y con un tiempo excelente. El día estaba despejado, se veían mariposas y cuando salió el arco iris fue un momento mágico, extático.
Para dormir, había preferido pillar una cabaña alojada del centro, en lugar de un hotel. Fui a un lugar que se llamaba RedeViac cabañas...muy recomendable: tienes una cabaña-apartamento (con cocina y todo) por menos de 40 euros, y con piscina. El amo es muy amable y el lugar es muy tranquilo. Además, la zona es muy auténtica, a unos 3,5 quilómetros del centro...muy bien. Además. la carretera que lleva a las cataratas no está lejos del todo (15 minutos andando), así que no hace falta ir al centro a pillar el bus, puedes ir directamente a una parada intermedia.
Mi idea a la mañana siguiente era hacer el lado argentino con calma. Hice el sendero inferior, muy bien y bastante tranquilo, con pocos turistas, lo que me permitió, en algunos miradores, incluso estar solo y quedarme contemplando sin prisas las cataratas, que son espectaculares. El problema fue casi al final del sendero se puso a diluviar, y quedé empapado. Por suerte, llevaba paraguas y chancletas: tuvo que hacer el sendero superior de forma algo incómoda, pero también lo disfruté.




Con todo, no pude hacer el sendero Macuco y, tal y como estaba, tampoco me motivé para hacer la Gran aventura y cosas de estas....me fui al hotel a cambiarme, esperando que mejorara el tiempo, pero estuvo toda la tarde lloviendo...fue un poco frustrante, tener las cataratas a media hora y tener que estar cerrado en una habitación...pero bueno, al menos había podido disfrutar de La garganta el día anterior y de los dos senderos esa mañana.

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