![]() ![]() AUSTRALIA POR LIBRE: EL PAÍS DEL FIN DEL MUNDO ✏️ Blogs de Australia
Viaje de un mes por Australia visitando Sydney, recorriendo parte de Queensland en campervan (Cairns-Brisbane) y finalizando con una semana en coche por el sur del país (Adelaide-Melbourne).Autor: Magrat1976 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (37 Votos) Índice del Diario: AUSTRALIA POR LIBRE: EL PAÍS DEL FIN DEL MUNDO
01: Así empezó todo...
02: Itinerario
03: Preparativos
04: Sydney, la puerta al último continente
05: Sydney, la puerta al último continente (II)
06: Queensland en campervan: empieza el road trip
07: Daintree National Park (I)
08: Daintree National Park (II) y Port Douglas
09: La Gran Barrera de Coral
10: Atherton Tablelands: lagos, cascadas y ornitorrincos
11: Magnetic Island: playas, koalas y ualabíes
12: Airlie Beach y las paradisíacas Whitsunday Islands
13: Eungella National Park, el hogar del asombroso ornitorrinco
14: Hervey Bay, danza de ballenas
15: Un paraíso llamado Fraser Island
16: Sunshine Coast: Noosa y las Glass House Mountains
17: Kangaroo Island, fauna australiana en estado puro
18: The Grampians, tierra de canguros
19: The Great Ocean Road, donde ruge el oceano
20: Conclusiones
Total comentarios: 52 Visualizar todos los comentarios
Etapas 4 a 6, total 20
![]() Sydney, la puerta al último continenteDos días en Sydney visitando sus lugares más emblemáticos y las playas de Bondi y Manly Beach. Días 1 y 2: vuelo y llegada a Sydney ![]() Después de tres semanas de incertidumbre y nervios debido a la huelga de seguridad del Prat, llegó el gran día: ¡nos vamos a Australia! ¡Por fin! En esos momentos la situación ya estaba normalizada debido a la presencia de la Guardia Civil en el aeropuerto, pero decidimos ir con tiempo de sobra por si acaso: después de un año de preparativos, planificación y con todo el dinero que habíamos invertido, no iba a quedarme sin mi viaje ni a permitir que se desmoronara la ilusión que había ido en aumento durante ese período hasta llegar a la altura del Everest… ya me veía liándola parda en el aeropuerto, si era necesario, o volando solo con equipaje de mano ![]() Tuvimos que esperar bastante a que abrieran facturación, pero finalmente no hubo ningún problema y en 20 minutos lo hicimos todo: facturar, pasar el control de seguridad y el de pasaportes. Este primer vuelo Barcelona-Doha salió puntual y tuvo una duración de casi 6 horas, que se pasaron bastante rápido viendo un par de películas. En Doha teníamos una escala de unas dos horas y media, volvimos a pasar un control de pasaporte y luego dimos una vuelta por el aeropuerto, un viejo conocido de escalas de viajes pasados. Antes de embarcar en el segundo vuelo pasamos otro control de pasaportes y escaneo del equipaje de mano, y a mí me hicieron un control extra de detección de drogas y explosivos (me deben ver pinta de sospechosa, porque siempre me toca ![]() Todo empezó muy bien: salimos cerca de las 20 hora local, nos dieron de cenar y luego intentamos dormir. Normalmente soy incapaz de pegar ojo en el avión, pero afortunadamente ese día me pase casi todo el vuelo durmiendo (no al nivel marmota, pero bien). El aterrizaje estaba programado a las 16:25 hora local (8 horas de diferencia respecto a España). Pero, a causa del fuerte viento que azotaba la bahía, únicamente había una pista de aterrizaje operativa y debido al denso tráfico aéreo nos tocó empezar a dar vueltas sobre la zona para esperar tanda y poder bajar ![]() Total, unas cuantas vueltas imprevistas sobre el país del fin del mundo hasta que finalmente conseguimos aterrizar en destino a las 21:40, cinco horas más tarde de lo previsto. La parte positiva es que durante ese rato extra dando vueltas por ahí y ya despiertos estuvimos hablando con nuestros vecinos de asiento, una pareja de australianos muy simpáticos, que nos contaron un montón de cosas sobre el país y se mostraron a la vez halagados y sorprendidos por nuestra elección de destino vacacional. No hay mal que por bien no venga… Y, también hay que decirlo, aparte de esos pequeños percances con los vuelos tanto a la ida como a la vuelta, el resto del viaje salió a la perfección, todo de fábula ![]() Con lo que había dormido, si el vuelo hubiese durado lo que tocaba me hubiera encontrado fresca como una rosa, pero claro, con las 5 horas extra de viaje estaba bastante cansada… por suerte los controles de pasaporte y recogida de maletas fueron rápidos, y no nos revisaron el equipaje ni nada (después de ver el programa “Control de aduanas” y con la fama que tienen los controles de inmigración australianos, y mi tendencia a ser “la elegida”, iba yo ya esperándome cualquier cosa ![]() Para trasladarnos desde el aeropuerto hasta el hotel escogimos el tren, rápido, práctico y sin problemas de atascos de tráfico. Hay otras opciones, como contratar un shuttle, pero salía algo más caro y supusimos que tardaría más. El bus ni nos lo planteábamos, no estaba la cosa como para empezar a dar tumbos por Sydney parando cada dos minutos solo por ahorrarnos unos dólares. Por si lo necesitáis, aquí encontraréis las distintas opciones de transporte desde el aeropuerto al centro de la ciudad: www.sydneyairport.com.au/ ...ernational Nuestro hotel estaba en la zona de Potts Point, cerca de King Cross, así que para llegar con el tren hicimos lo siguiente: - Airport Link (línea 2, verde) desde la terminal de llegadas internacionales hasta Central Station. Tiempo aproximado de trayecto: 15 minutos. Los trenes salen aproximadamente cada 10 minutos. - Eastern Suburbs and Illawarra Line (línea 4, azul) dirección Bondi Junction, desde Central Station hasta la parada Kings Cross. Tiempo de trayecto: 5- 6 minutos. Hay trenes frecuentes, también. Para más comodidad, en el mismo aeropuerto adquirimos cada uno una tarjeta Opal cargada con 40 dólares (unos 27 euros al cambio) y así ya nos serviría para toda la estancia en Sydney (es válida para desplazamientos en tren, autobús y ferry, y se aplican descuentos). Ese primer trayecto aeropuerto-Kings Cross nos costó algo menos de 17 dólares. Más información aquí, yo la recomiendo sin duda: www.opal.com.au/ Una vez en Kings Cross, en 10 minutos andando nos plantamos en nuestro alojamiento de los próximos días, el Hotel Challis. Podéis encontrar información del hotel aquí, aunque nosotros lo reservamos a través de Booking: www.sydneylodges.com/hotel-challis/ Situado en el tranquilo barrio de Potts Point, el hotel parece una antigua casa victoriana y está decorado con mucho gusto, resulta muy acogedor. El barrio en sí es residencial y muy cuco, pero justo al lado se encuentra Kings Cross, lleno de restaurantes, supermercados, todo tipo de locales… subiendo la misma calle del hotel y girando a la derecha ya parece que se entra en otro mundo. La habitación era pequeña (aunque suficiente), pero se veía nueva y moderna. El baño parecía recién reformado y muy nuevo. Contaba con secador, nevera, TV, hervidor de agua, té y café de cortesía. Precio: 257 euros por tres noches, habitación doble pequeña con baño privado. Y, después de la inesperada odisea aérea para llegar a Sydney, nos fuimos a descansar, felices de empezar por fin nuestra aventura en las antípodas tan largo tiempo esperada ![]() ![]() Día 3: Sydney Nuestro plan para los dos días que pasábamos en Sydney era muy simple: ver las cuatro cosas más emblemáticas de la ciudad, por un lado, y recuperarnos del jet lag por otro (aunque tampoco fue demasiado duro). Sabíamos que Sydney solo era el aperitivo de lo que vendría después: el plato fuerte del viaje sería la ruta en campervan por Queensland y el recorrido en coche por el sur ![]() - Día 3: visita al Jardín Botánico (Royal Botanic Gardens), Ópera de Sydney, puente de la bahía, Circular Quay y centro. O sea, básicamente las zonas de Sydney Harbour, The Rocks, Circular Quay y algo de CBD. - Día 4: visita a Bondi Beach y recorrido andando hasta Cogee Beach. Vuelta a Circular Quay y viaje en ferry a Manly Beach. Finalizar el día en la zona de la bahía. Un plan bastante relajado para lo que solemos hacer normalmente en nuestros viajes, pero por una vez y sin que sirva de precedente priorizamos el recuperarnos y tomar energías para lo que vendría después. Ya lo he dicho muchas veces, pero, como veis, las ciudades nos la traen bastante al pairo… ![]() Así que, aquel soleado primer día de exploración australiana, nos levantamos a las 9 de la mañana, después de haber dormido unas 8 horitas (en mi caso, seguidas, como no… soy algo así como una marmota narcoléptica). Hay que decir que fue el día que más tarde nos levantamos, porque, lo que es en ruta, la tónica general fue madrugar, ¡y madrugar mucho! En este tipo de viajes siempre es preferible adaptarse al horario solar y aprovechar bien las horas de luz, sobre todo en lugares como Australia donde el conducir de noche supone un peligro debido a los animales que se cruzan en la carretera. Ya entraré en ese tema más adelante, pero por ahora nos quedamos con dos dormilones recién levantados en Sydney y sin noticias del temido jet lag. Tomamos nuestro café en la habitación (sabia decisión, viendo los precios que hay por allí ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Como no, esta zona es un punto estrella en cuanto a vistas y estaba lleno de turistas chinos haciendo millones de fotos ![]() ![]() Después de nuestra primera ojeada a los dos iconos de Sydney, estuvimos paseando por el Jardín Botánico: muy chulo, lleno de pájaros guapetones y, además, el acceso es gratuito. ![]() Algunas fotos de los primeros animalillos que vimos en el país y que no esperábamos encontrar ya en la capital australiana ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Las cacatúas estaban numeradas, supongo que para controlar su población o quizá porque hay mogollón y los australianos van faltos de imaginación para buscarles nombre. No lo sé, animalicas. Solo decir que la número 12 es especialmente simpática, así que, si vais a Sydney y la veis, dadle recuerdos de mi parte (si os referís a mí como la psicópata acosadora rarita que les hizo millones de fotos seguro que se acordará de quién soy). Comprenderéis ahora porqué en un día completo en Sydney prácticamente solo vimos el Jardín Botánico, la Ópera y el Puente... pero es que es ver un bicho y perdemos la noción del tiempo, y más si es tan simpático como “Twelve ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Desde el Jardín Botánico se puede ir bordeando la costa hasta el edificio de la Ópera, y así lo hicimos. Una vez visto el famoso edificio, símbolo de la ciudad australiana, continuamos hasta Circular Quay y luego subimos hacia The Rocks y buscamos las escaleras que permiten acceder al Harbour Bridge. Está bien indicado, así que no tiene pérdida. Caminamos por el puente, disfrutando de unas fantásticas vistas, hasta llegar al otro lado de la bahía, un barrio llamado Kirribilli. Yo no sé de dónde sacan los nombres estos australianos, entre Woolloomoloo y Kirribilli me quedó claro que les gusta uniformizar las vocales en palabras interminables. Eso sí, vistaza desde el puente: ![]() ![]() La zona de Kirribilli (¡jiji!) no está tan turistificada como el otro lado del puente, así que decidimos comer ahí en un local que había con buena pinta y precios asequibles. Después de comer, bajamos hasta Milsons Point a ver la Ópera desde el otro lado, pero empezó a soplar un viento infernal y a hacer un frío del copón. Apenas pudimos hacer alguna foto antes de que el viento helado nos congelara los dedillos (los selfies no los subo, que salimos con la cara desencajada y os daría miedito ![]() ![]() No me extraña que el día anterior el avión no pudiera aterrizar, con ese viento huracanado que no te dejaba ni avanzar. Así que, huyendo del viento, volvimos a cruzar el puente y dimos una vuelta por el barrio de The Rocks, más recogidito. The Rocks es el lugar donde antiguamente llevaban a los presidiarios, y todavía se conservan algunos edificios históricos. Ahora hay bastantes pubs, comercios de artesanía, etc. Desde The Rocks pasamos a Circular Quay de nuevo y subimos hacia el CBD, hasta el Pitt Street Mall, al lado de la torre de Sydney. Aquí en esta zona aprovechamos para comprar una tarjeta Vodafone con 9 Gb de datos y llamadas ilimitadas dentro de Australia (aunque había otros planes que incluían llamadas internacionales, etc). Precio: 25 AUD (unos 17 euros). No hicimos una comparativa a fondo, pero miramos en Optus y Telstra, y Vodafone era el operador que mejores planes ofrecía, así que lo recomiendo. ![]() Ya con la tarjeta en nuestro poder, volvimos hacia Potts Point bordeando la zona de la Ópera, el camino que va hacia Macquaries Point… y paramos a hacer algunas fotos del atardecer: ![]() ![]() Se respiraba paz y tranquilidad, y, en general, después de lo visto durante el día, Sydney me dio la impresión de ser una ciudad espaciosa, ordenada, nada masificada, y llena de luz y agua. Un sitio con ambientillo, con sus bares musicales y la gente charlando, riendo y tomando copas, pero a la vez con la posibilidad de ver una puesta de sol sobre el puente desde un jardín, prácticamente a solas. Quizá fue porqué coincidimos en fin de semana y no pillamos el ajetreo diario de la gente yendo a trabajar… Hacia las 6 o así, ya de noche, nos retiramos hacia nuestro hotel después de comprar algo de cena y desayuno para el día siguiente. Una vez más, nos vuelven a sablar, pero no tanto como con el desayuno de esta mañana. La vida en Sydney es muy cara ![]() Etapas 4 a 6, total 20
![]() Sydney, la puerta al último continente (II)Dos días en Sydney visitando sus lugares más emblemáticos y las playas de Bondi y Manly Beach. Día 4: Bondi Beach y Manly Beach, territorio surfero ![]() Segundo día en la ciudad y empezamos a aclimatarnos al horario que llevaríamos a partir de ahora, nos levantamos temprano. Tras nuestro desayuno, salimos hacia las 8 de la mañana en dirección a la parada de tren de Kings Cross. Hoy visitaremos Bondi Beach, la famosa playa conocida por sus surfistas y por el veterinario que sale en la tele (aunque ya os adelanto que no lo vimos, debía de estar salvando algún animalillo por ahí ![]() Para llegar a Bondi Beach desde la zona de nuestro hotel lo más fácil y rápido es tomar el tren (línea azul) y son dos paradas hasta Bondi Junction, donde se cambia a un autobús hasta Bondi Beach. Tanto el bus 380 como el 333 (éste es el que tomamos nosotros) llevan allí. Al salir del tren ya está indicado todo el rato donde se coge el bus, así que no tiene pérdida. En unos 15 minutos de trayecto en bus nos plantamos en la playa. Hace bastante viento y frío, y hay unas olas impresionantes. Entiendo que para practicar el surf las olas son necesarias, pero esto era excesivo y parecía peligroso. Aun así, hay gente bañándose y otros intentando hacer surf… son de otra especie, estos australianos. ![]() Nosotros, como somos guiris, nos dedicamos a hacer fotos y escapar de las olas, literalmente (nos empanamos y una ola traidora casi nos pega el revolcón ![]() ![]() Después de escapar por los pelos de una muerte segura por hipotermia y orgullo herido a partes iguales, seguimos caminando hacia la zona norte de la playa. El poco sol que había desaparece del todo y el termómetro del club de socorristas marca 13º, aunque con viento la sensación es de más frío. Contemplamos ensimismados las olas rugiendo enfurecidas, mientras un autóctono de Sydney nos confirma que aquello no es lo habitual. ![]() ![]() Seguimos hacia el sur de la playa para hacer la famosa caminata entre Bondi Beach y Coogee Beach, a estas alturas ya tengo muy claro que por mucho que lo busque no voy a encontrar al veterinario… ![]() www.bonditocoogeewalk.com/ Decir que por el camino, aparte de un bonito paisaje costero enfurecido, vimos un montón de pájaros distintos y cada uno de ellos obtuvo su merecida sesión de fotos. Subo aquí algunas como muestra, no muchas porque no todos cedieron sus derechos de imagen ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Este último parece un pingüino cabreado porque le han hecho un desastre en la peluquería ![]() ![]() ![]() ![]() Una vez en Coogee Beach el frío iba aumentando por momentos, así que raudos y veloces nos subimos en el bus 373 (se toma en el paseo marítimo, junto a los lavabos públicos) para volver al centro de Sydney, concretamente a Circular Quay. El trayecto dura unos 40 minutos y se pasa por varias zonas de la ciudad que no habíamos visto, así que nos sirvió de paseíllo escénico. Aprovecho para decir que todo esto lo hicimos usando nuestras tarjetas Opal, y que una de las ventajas de dichas tarjetas, aparte de la comodidad de no andar comprando tickets cada dos por tres, es que tienen un límite diario: 15’40 $ de lunes a sábado y 2’60$ los domingos. Una vez has gastado ese importe, ya no pagas más y puedes hacer todos los trayectos que quieras gratis durante ese día. Así que, en nuestro caso, por solo 2’60 $ fuimos en tren, buses y ferris durante todo el día (solo el ferry un día normal ya nos habría costado más de 7$ por trayecto, así que vale la pena el ahorro). También hay un límite semanal de 61’60$. Así que os aconsejo utilizar la Opal y podéis intentar cuadrar los desplazamientos más caros en ferry el domingo, para aprovecharla bien ![]() Dicho esto, sigamos con nuestro bonito día de playa. En Circular Quay vimos que salía un ferry hacia Manly Beach a las 12:30, así que decidimos subirnos y comer una vez allí. Casualidades de la vida, nuestro vecino de asiento en el ferry era un chico español que estaba en Sydney haciendo una estancia de estudios durante unos meses, aunque finalmente iba a intentar quedarse por más tiempo. El trayecto de Circular Quay a Manly es bastante rápido, unos 30 minutos, y con muy buenas vistas de la bahía desde el barco. El mar estaba algo agitadillo en ese momento, así que decidimos hacer las fotos a la vuelta. Nada más llegar, al salir del ferry, hay una calle principal que va hacia la playa. La localizaréis rápido, porque todo el mundo se dirige en masa hacia allí, no tiene pérdida. El hambre apretaba, así que aprovechamos para comer en un local en esa misma calle, no apunté el nombre pero la comida estaba buena y el precio era asequible. Después nos dirigimos a la playa: aquí hay muchísimos surfistas, el agua estaba cuajada de puntitos negros. Yo no sé de dónde sale la afición de estos australianos a pasar sus días de fiesta cual lentejas en remojo en el agua helada, pero es muy típico de aquí ![]() ![]() ![]() Desde la playa dimos un paseo hasta llegar a una cala rodeada de bosque, bastante selvática, pero llena de gente haciendo barbacoas y acro-yoga. Cerca hay miradores y se ve el espectáculo de los surfistas: hay que decir que aquí el mar está algo más calmado que en Bondi, pero no mucho más. ![]() ![]() Finalmente, tomamos el ferry de las 15:45 de vuelta y en media hora nos plantamos en el centro de Sydney de nuevo, donde el día ha mejorado mucho y hace sol (¡doy gracias!). Aprovechamos para hacer unas foticos más desde el ferry: ![]() ![]() ![]() ![]() A estas alturas, llevamos dos días rondando por la ciudad, y todavía no hemos cambiado dinero para contar con algo de efectivo encima, hemos ido tirando de tarjeta sin ningún problema. Así que nos adentramos en el CBD hasta encontrar una casa de cambio que nos haga buenos tratos, cambiamos aproximadamente a 1’4 (421 dólares por 300 euros) y salimos contentos. No cambiamos más que eso en todo el viaje, ya que fuimos pagando casi todo con tarjeta: con la tarjeta de débito nuestro banco nos aplicaba un cambio de 1’42, muy bueno. No me gusta llevar demasiado efectivo encima, así que preferimos hacerlo así. Además, encontramos muy pocos sitios donde cargaran algún tipo de recargo o comisión por pagar con tarjeta, en la mayoría era simplemente aplicar las condiciones que tuviera tu propio banco. Como nos pasa siempre, a final no gastamos el dinero en efectivo y tuvimos que ir usándolo en todos sitios los días finales, o hubiera vuelto a España con nosotros ![]() Para celebrar el buen cambio conseguido, volvimos a bajar a la zona de Circular Quay a aprovechar la “Happy Hour”, hora en que tomarte una cervecita o un vinito te cuesta un riñón en vez de dos… Bueno, igual estoy exagerando un poco, es carillo, pero no llega al nivel de los países del norte de Europa, por ejemplo. Aquí, en Happy Hour, una cerveza y una copa de vino australiano (muy buenos, los vinos, por cierto), 10 euros. Para que os hagáis una idea… Pero con un ambiente muy agradable, musiquita, y buenas vistas. Testimonio gráfico: ![]() ![]() Hacia las seis de la tarde ya se hacía de noche, y aprovechamos para ver el puente y la Ópera iluminados ![]() ![]() ![]() ![]() Además, a las 7 había un espectáculo de música y luces proyectado sobre uno de los lados del edificio de la Ópera, así que aprovechamos para verlo. Luego volvimos en tren hasta la parada de Kings Cross, para acabar de reventar la tarifa dominguera de la Opal. Y a dormir temprano, que al día siguiente… ¡empezábamos la aventura campervanera por Queensland! Etapas 4 a 6, total 20
![]() Queensland en campervan: empieza el road tripTraslado de Sydney a Cairns e inicio de la ruta en campervan por Queensland. Día 5: Sydney-Cairns, conociendo a la “mega-frago” ![]() Esta etapa es un poco aburrida, ya que lo único que hicimos fue desplazarnos de Sydney a Cairns, recoger la campervan, cargar provisiones y subir hacia el norte todo lo que pudimos antes de que se hiciera de noche, así que aprovecharé básicamente para presentaros a la campervan, a la cuál bautizamos como “mega-frago” (ya veréis porqué ![]() Empezamos el día con nuevo madrugón, a las 6 en pie con ilusión y alegría: hoy toca volar a Cairns, y esperamos que esta vez el viento nos permita despegar sin problemas. Hacemos el check-out en el hotel, muy satisfechos con nuestra elección, un lugar 100% recomendable: habitaciones modernas y confortables, personal muy amable y bien situado para nuestro gusto. Nos dirigimos a la parada de tren de Kings Cross para ir hacia el aeropuerto: de nuevo, T4 (línea azul) hasta Central, y allí cambiamos a la T2 (línea verde) hasta la parada Domestic Airport. En todo este trayecto, desde que salimos del hotel hasta llegar a la terminal, tardamos aproximadamente una hora. No podíamos facturar las maletas hasta las 8:35 de la mañana, pero lo que sí pudimos hacer fue imprimir las tarjetas de embarque y las etiquetas identificativas de las maletas en las máquinas de Jetstar. Ningún problema: hay muchas máquinas y no había cola. Nos sentamos a esperar y conocimos a una pareja muy simpática, ella era de India y él de Fiji, pero llevaban más de 20 años viviendo en Australia. Hablamos de su país, les interesa saber qué opinamos y si estamos disfrutando del viaje, y además le dicen a Xavi que habla inglés como Rafa Nadal… ![]() Cuando llega la hora facturamos, tomamos un café y embarcamos a la hora prevista. Una cosa que me llama la atención es que en ningún momento nos piden el pasaporte, solo comprueban las tarjetas de embarque en el control de acceso a las puertas. Curioso, pensaba que Australia era más estricta con estos temas, pero en ningún momento nos piden ningún tipo de documento identificativo, ni al pasar el control ni al embarcar (en los dos casos, únicamente miran la tarjeta de embarque). Tanto ver “Control de Aduanas: Australia” no puede ser bueno, luego una se monta pelis que no coinciden con la realidad ![]() Aterrizamos en Cairns a las 13:45, justo a la hora prevista. Desde el aire se veía todo muy, muy verde y con muchos árboles, no sé porqué me había hecho la idea de que sería todo más seco, pero no es así. Son 3 horas y 10 de vuelo desde Sydney, no se nos hace demasiado pesado porque vamos con la ilusión de empezar nuestra aventura furgonetera. Creo que ya he comentado en la introducción del diario que hace cuatro años hicimos un recorrido de un mes en campervan por Nueva Zelanda y nos encantó… Pues bien, aprovecho para repetir que tanto Nueva Zelanda como Australia son países muy preparados para recorrerlos así y me declaro fan incondicional de los viajes en camper o autocaravana. Es genial parar a dormir en áreas de descanso o campings situados en plena naturaleza, compartir batallitas con los vecinos de parcela, llevar la casa a cuestas y parar cuando te apetece, poder cocinar, llevar las cervezas fresquitas en la nevera, ir haciendo ruta sin necesidad de cargar y hacer/deshacer maletas… en fin, qué os voy a decir. En todos lados hay barbacoas (gratis) y mesas para hacer picnics, las carreteras en Australia son muy amplias y no hay problemas de aparcamiento. Así que, si podéis, vale la pena alquilar una camper y lanzarse a la carretera. ¡No os arrepentiréis! Eso sí, probablemente acabéis deseando repetir... ![]() Volviendo a lo que íbamos, cuando bajamos del avión y salimos, ya estaban las maletas esperando. Tomamos un taxi hasta la oficina de Apollo, situada en una zona de naves industriales cercana al aeropuerto. Habíamos contratado el siguiente modelo para dos personas, con baño: www.cheapacampa.com.au/ ...ourer.aspx Existen diferentes tarifas de alquiler según la franquicia que tenga el seguro (a mayor franquicia, alquiler más barato). Nosotros pagamos la tarifa más cara pero la franquicia quedaba reducida a cero, así en caso de accidente no tendríamos que pagar. La verdad es que estuvimos bastante rato (como una hora y veinte o así) haciendo los siguientes trámites: - Leyendo las condiciones del contrato - Haciendo todo el papeleo y contratando un seguro adicional que no cubría el Value Pack (para incluir ventanas, asistencia en carretera en los casos que no contemplaba el otro seguro, dos cambios de rueda, etc). Este seguro te lo ofrecen allí, no tuvimos la opción de contratarlo online con antelación, pero no era demasiado caro y preferimos ir bien cubiertos - Revisando la campervan y aprendiendo a manejarla: te dan cuatro instrucciones básicas respecto a como vaciar los depósitos de aguas grises y negras, como rellenar el tanque con agua fresca, como usar el baño (con el desinfectante químico), el tema de las baterías, el gas y la cocina, como conectarse a la electricidad, montar y desmontar la cama… También se anotan bien todos los golpes, ralladas y desperfectos que tiene la camper antes de salir del depósito (aunque pagando el seguro a todo riesgo tampoco son demasiado estrictos al repasarlo). Teníamos que devolver el tanque de gasoil lleno, pero el gas no era necesario rellenarlo, porque lo teníamos cubierto con el Value Pack. De todas formas, puede rellenarse la bombona de gas en las gasolineras, había surtidores prácticamente en todas las que ví. Aquí tenéis un vídeo explicativo que enseña la camper: Y unas fotos de cómo es la distribución por dentro (las fotos del interior están sacadas de google imágenes, porque las mías quedaron fatal): ![]() ![]() ![]() Como veis, tiene un montón de armarios para guardar cosas, así que mi recomendación es llevar maletas tipo bolsa con ruedas/trolley, de esas que pueden doblarse, y no la clásica maleta rígida. Con la bolsa con ruedas se puede guardar la ropa en los armarios superiores de la furgo y meter la bolsa vacía (o casi) debajo de los asientos traseros, los que luego se convierten en cama. Una maleta grande y rígida es más difícil de guardar, la tendréis siempre por medio dando por saco. Según las especificaciones, el cambio de marchas debería de haber sido manual, pero era automático, así que genial. Es un cachalote de más de 7 metros de largo por 2 de ancho, y con una altura interior de 1’90, por tanto se puede estar de pie sin problema (al menos las personas de talla media, los jugadores de básquet igual lo tienen más complicadillo). Tiene un departamento aparte donde están el váter y la ducha, y un pequeño armario con los diferenciales de cada cosa: cocina, bomba de agua, agua caliente (sí, sí, tenía agua caliente), luces… Ya veis, un palacio con todas las de la ley. Yo diría que de largo era como las autocaravanas de 4 personas, pero era más estrecha, claro. Una maravilla con ruedas… ![]() ![]() Y como era más larga que un día sin pan, empezamos a llamarla “mega-frago”, neologismo derivado de la combinación del prefijo “mega” y la abreviación del nombre “fragoneta”, ámpliamente conocido por todos ![]() ![]() Alguna fotico más de la mega-frago: ![]() ![]() Así pues, una vez hechas las presentaciones, nos pusimos en marcha: por la izquierda y con la pedazo de “mega-frago” a cuestas. Pero la cosa es más sencilla de lo que parece, ya que los retrovisores están muy bien y permiten tener una visibilidad perfecta, y además la querida mega-frago cuenta con una cámara trasera y pantalla al lado del conductor, para que vea todo lo que pasa justo detrás (y que no está cubierto por los retrovisores). El cambio automático también ayuda mucho al no tener que preocuparse del tema de las marchas. Por supuesto, no podía faltar en nuestra equipada casa ambulante una buena nevera que había que llenar… así que lo primero que hicimos fue enfilar la Captain Cook Highway dirección Port Douglas, y paramos a comprar en el primer supermercado que vimos al lado de la carretera, que fue un Coles Supermarket (están bastante bien, aunque nos gustaron más los Woolsworth). Justo al lado del súper está la tienda de cerveza, vino y licores donde casualmente también pasamos a comprar alguna cosilla… Tal como se ha dicho en otros diarios, el alcohol no se vende dentro de los supermercados, sino en estas tiendas específicas aparte, pero que suelen estar al lado. Así que ningún problema para conseguir “combustible” para acompañar nuestras cenitas tras las largas jornadas haciendo el guiri (que no durante el día, y ahora explicaré porqué). OJO con este punto: el nivel de alcoholemia máximo permitido para conducir en Australia es de 0'05%. Son muy estrictos con este tema y con el cumplimiento de todas las normas de circulación, y las multas pueden llegar a ser de cantidades importantes. Os dejo una página con algo de información sobre la conducción en Australia: www.australia.com/ ...afety.html Después de darle algo de ambiente a la nevera, seguimos hacia el norte. Vemos que la costa es preciosa, con playas de arena blanca bordeadas de palmeras, pero no podemos parar a hacer sesión fotográfica porque es bastante tarde y no queremos que se nos haga de noche conduciendo. Aprovecho para hacer un inciso: si viajáis a Australia y contratáis un vehículo de alquiler, os recomiendo intentar no conducir de noche. Hay muchísimos accidentes debido a los animales que atraviesan la carretera cuando anochece, vimos muchos canguros atropellados en las cunetas, por ejemplo ![]() ![]() Otro punto a favor de estar ya en los campings antes de anochecer es que en la mayoría de sitios la recepción funciona solo hasta las 17:30- 18:00. Si llegas más tarde no pasa nada, porque dejan un número de teléfono al que puedes llamar y te asignan una parcela. Luego se paga al día siguiente o bien dejas el dinero en un buzón a tal efecto, pero ya es más complicado que hacer el registro directamente con el personal del alojamiento. Pues precisamente eso es lo que nos pasó en nuestro primer día: llegamos a las 18:10 al Mossman Riverside Leisure Park, uno de los campings que tenía apuntados para hacer noche ya de camino a Cape Tribulation, y la recepción estaba cerrada. Intentamos contactarlos por teléfono sin éxito, pero a la tercera va la vencida y nos asignan la plaza número 40 por 35 dólares, con toma de corriente (no llega a 25 euros al cambio, por dos personas y la mega-frago). www.mossmanriversideleisurepark.com.au/ ...rk.com.au/ Aprovecho para explicar el tema de la electricidad, para aquellos que no tengan experiencia en autocaravanas y campers: la campervan tiene dos baterías, la típica de los vehículos para que se mueva y otra batería que mantiene la nevera y las luces del compartimento de atrás. Por tanto, la campervan cuenta con suficiente energía para mantener la nevera en marcha, poder encender las luces e incluso cargar algún aparato de poco gasto sin estar conectada a la electricidad en los campings. Durante el día, al ir rodando, se va recargando, así que se puede ser independiente sin tener que conectarse a tomas de corriente durante largo tiempo (mínimo unos 3 días con la camper parada, más si se va moviendo y recargando). En cambio para usar aparatos más exigentes, como el microondas, la TV o la tostadora que llevábamos en nuestra querida mega-frago, sí que era necesario estar conectados a toma de corriente. Esa es la diferencia básica, pero lo que es las luces del compartimento trasero, tranquilos que funcionan perfectamente en cualquier parte, sin estar conectados. Por tanto, por el tema nevera y cargar móviles o cámaras no sería necesario parar cada día en campings, pero nosotros pasamos bastantes noches en ellos por dos motivos: - Ya no está permitida la acampada libre donde se desee. Se dice que, debido a presiones de los propietarios de cámpings, los ayuntamientos y autoridades reguladoras han ido restringiendo mucho la acampada libre. Hay zonas donde se puede pasar la noche de forma gratuita, sobre todo en áreas de descanso junto a la autopista, pero en otros muchos lugares está prohibido. En teoría alejándose de los centros y núcleos principales, en algún lugar apartado, no debería de haber problema para pasar la noche. Pero es a cuenta y riesgo: si pasa un policía y decide multaros, son unos 200 dólares de multa, o más, dependiendo de la zona. Nosotros preferimos no correr el riesgo y parar solo en áreas autorizadas para la acampada o bien en campings de pago. - La otra ventaja de los campings es poder utilizar sus instalaciones comunes, que suelen estar muy bien: hay duchas, baños, cocina común y las barbacoas. Muchos, además, cuentan con piscina, que tampoco viene mal. Y por el precio que cuestan, vale la pena contar con estas comodidades. Fotico de la mega-frago y el super-conductor en el cámping de Mossman: ![]() Así pues, acabamos nuestro primer día de road trip con una cenita en la cocina del cámping, en compañía de un buen vino australiano. Y a descansar, que mañana tocaba subir hasta Cape Tribulation, el lugar donde la selva se une con el arrecife. Etapas 4 a 6, total 20
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.9 (37 Votos)
![]() Total comentarios: 52 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |