Perú: de Lima a Machupichu ✏️ Blogs de Peru

08/06 A las 7 el taxi nos recogió para ir a la terminal privada de turismo Mer. Podríamos haber ido directamente a Cuzco en el bus Cruz del Sur, pero no había tanta diferencia de precio y al menos el bus turístico tenía varias paradas y podríamos ver más cosas.
El guía que nos acompañó en toda la excursión no sabía mucho y nos llevaba de aquí a allá como borregos. Terminamos pasando de él y yendo a nuestro aire.

La pena que para ver el museo lítico nos dieron 10 minutos exactos, es verdad que era pequeño, pero valía la pena estar un rato más.
Luego fuimos a Pukara. Como el guía seguía inventándose cosas, nos descolgamos un poco del grupo y fuimos a nuestro aire, con la ayuda de nuestra LonelyPlanet. Está muy bien.


Después visitamos la iglesia de Andahuaylillas. Es una pasada. Mereció mucho la pena. No se puede hacer fotos dentro pero al menos dan un Cd con fotos para verlas luego.
Llegamos a Cuzco a las 7 de la tarde. Nos estaban esperando para recogernos desde el hotel. Menos mal, ya no tendremos que estar pensando qué hacer al día siguiente, está todo el resto del viaje planteado ya que nuestra “base de operaciones” será Cuzco.
Como no podemos quedarnos quietos ni un momento, damos una vuelta por la Plaza de Armas. Es increíble, enorme, hay edificios preciosos a los cuatro lados, varias iglesias, y además, está llena de gente. Los niños de los colegios están ensayando sus bailes tradicionales, parece que va a haber fiestas en los próximos días.

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09/06 Como tenemos tantos días en Cuzco , hemos decidido que vamos a bajar un poco el ritmo ya que estamos molidos por tantas horas de bus y la altura. De hecho, Cuzco sigue estando bastante alto, no tanto como Chivay o Puno, pero está a 3500 mts de altura, y el cuerpo lo siente. De hecho, cada vez que subimos la escalera del hotel notamos que nos agitamos y que cuesta un poco más de lo normal.
Volvemos a la Plaza de Armas. A partir de hoy hasta que nos vayamos, hay desfiles y bailes todos los días, es una pasada, con música, sus trajes tradicionales, cada uno distinto al anterior, desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche. Hacemos millones de fotos y videos.
Hemos decidido hacer las visitas a los monumentos por nuestra cuenta, ya que después de la experiencia “borreguil” del otro día, estamos un poco hartos. Cuzco es una ciudad segura y con buenas comunicaciones, así que podemos hacerlo, y además, tenemos días de sobra. En la misma plaza compartiendo el local con una sucursal del banco BCP, está la oficina de turismo para mapas e información.
Vamos a la catedral. Nos encantó la visita. En realidad son tres iglesias unidas. Con la compra de la entrada dan una audioguía muy completa y amena, así que no hace falta contratar un guía extra una vez dentro. Al final de la visita hay una cruz en el altar, supuestamente es de las primeras que llevaron los españoles a América.
Luego fuimos al museo de Coricancha. Ahí mismo compramos el boleto turístico y entramos a verlo. Tiene piezas muy curiosas, como los cráneos incas deformados, pero está descuidado y bastante apolillado.
Luego visitamos el templo Coricancha. Es una pasada, es un monasterio que han construido los jesuitas manteniendo parte de la estructura del templo inca. Es de lo mejor en cuanto a forma de trabajar la piedra que se puede ver en Cuzco, junto con algunas calles de Cuzco donde se puede ver la estructura inferior de las casas incas, los cimientos incas y de ahí arrancan las casas de la época colonial española, se puede distinguir perfectamente las dos partes, que son una pasada. Fue ideal tener tiempo para recorrerlo tranquilamente.
Luego seguimos dando paseos por la ciudad, que es hermosa y fuimos hasta la calle donde está la piedra de los doce ángulos. En el barrio de San Blas, en el palacio arzobispal.
Ha sido un día muy completo. Volvemos al hotel y hacemos la mochila para estar dos días fuera.

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10/06 Nos levantamos a las 8, desayunamos y dejamos las maletas en el hotel, y nos fuimos con nuestras mochilas hacia calle Pavitos para coger un bus que nos lleve a Maras y Moray.
En este sitio, hay un local desde donde salen furgonetas o coches, que salen a varios destinos en cuanto se llenan. En nuestro caso, cogemos una furgoneta dirección Ollantaytambo, pagamos 10 soles cada uno y le pedimos que nos deje en un cruce en medio de la carretera que es el desvío hacia Maras y Moray.
El dueño del hotel en Cuzco nos comentó que una vez allí habría varios taxis que se podrían contratar para hacer las visitas.
Nos bajamos en este cruce junto con un turista alemán, que parece buen tipo, y decidimos solicitar una excursión para los tres. Vemos una fila de taxis. Nos acercamos al primer taxista y contratamos con él la visita a Maras y Moray por 60 soles en total.
El servicio es el siguiente: Nos lleva a Moray, nos espera 45 minutos que demos vueltas por ahí. Luego nos lleva a las salinas de Maras y nos espera otros 45 minutos. Luego nos trae nuevamente al cruce.
Nos encantó tanto una visita como la otra, además, al no haber ido con circuito organizado, evitamos la hora de mayor cantidad de turistas.
Una vez volvimos al cruce, nuestro amigo alemán cogió un bus de línea hacia Cuzco, que justo pasaba por allí, y como nosotros queríamos ir directamente a Ollantaytambo, nos pusimos en la carretera esperando algún bus/furgoneta. No nos dio tiempo ni de cruzar la calle y aparece otra furgoneta, esta vez llena de gente de la zona, que iba en esa dirección, y nos llama para que subamos con ellos.
Todos eran gente de campo, hablaban entre ellos en quechua y ahí metidos entre ellos con nuestra pinta de guiris senderistas estábamos nosotros dos jaja.
Nos cobraron 2 soles cada uno hasta Urubamba. Nos dejan en otra mini Terminal donde salen otras furgonetas más y cogemos una que está a punto de salir y que le quedaban dos asientos para llenarse que iba a Ollantaytambo por 1,5 soles cada uno.
Nos encantó ser los únicos turistas por allí, ver a la gente que subía y bajaba con sus bolsas llenas de frutas y verduras.
Llegamos a la plaza de armas de Ollantaytambo al mediodía y aprovechamos para callejear un poquito. Se nota que Ollantaytambo “solo” está a 2.500 metros sobre el mar, de repente nos sentimos súper ágiles, nos dan ganas hasta de correr!
También están de fiestas aquí, así que había mucha gente con sus disfraces típicos y su música. Vemos que todas las bandas de música van en dirección a la salida del pueblo, así que los seguimos. Entraban a un patio de una casa, así que nos asomamos para verlos bailar y tocar. De repente, una persona que por lo visto era el dueño de la casa nos invita a entrar y nos prepara dos sillas para que nos sentemos con ellos.
Fue súper amable y no podíamos rechazar la invitación, nos compartió la comida y refresco que tenían allí y mientras tanto, iban llegando grupos de música que se presentaban y bailaban. Estuvimos allí bastante tiempo, nos explicó las fiestas que habría para los días siguientes, y que luego esa tarde habría procesión y misa. Estuvimos hablando de las fiestas del lugar y nos estuvo hablando de toros, era un apasionado de los toros y había estado en España.
Luego dimos un paseo por el pueblo, que es muy bonito, tiene las calles con la estructura que le dieron los incas, y sus mismas piedras, y el enclave es precioso. Más tarde fuimos a la salida de la iglesia donde salía la procesión. Transportaban una gran cruz adornada con varias telas brillantes, y detrás iba muchísima gente con sus disfraces, bailando y tocando las trompetas.
Acompañamos a la procesión hasta otra iglesia, y nos fuimos cuando empezó la misa. Era muy curioso ver a la gente con sus máscaras, los colores de los disfraces y todo, sentados dentro de la iglesia en la misa.
De ahí fuimos otra vez a la plaza. Había cine al aire libre para niños, lo vimos un rato porque nos hizo mucha gracia, se trataba de un reino de ratones donde el mago estaba vestido de peruano y para hacer magia decía palabras en quechua. Y luego los malos que los atacaban iban vestidos con armaduras y estética de los soldados españoles cuando la conquista, es muy curioso el imaginario de las culturas como difieren.
11/06 Visitamos las ruinas de Ollantaytambo por la mañana. Muy chulas las terrazas, había llamas sueltas y nos sacamos fotos con ellas. Lo que es precioso es el valle.
Comimos tranquilos y luego de varios paseítos, a las 3 de la tarde cogimos el tren destino Aguas Calientes (o Machu Picchu pueblo). Tanto este tren como las entradas a Machu Picchu las compramos antes de ir a Perú, ya que al parecer se agotan las plazas. El tren es carísimo, prácticamente 120 euros cada uno, pero la alternativa barata hace perder demasiado tiempo.

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