Nos levantamos para coger el autobús, que sale a las 7 de la mañana. Es un poco complicado porque hay muchísimos autobuses a lo largo de la calle y cuesta localizarlo. Además es un jaleo porque todos te indican y muchos no tienen ni idea. De hecho nos volvemos locos porque nos mandan en dirección contraria. Los nepalíes tienen cierto afán por ayudarte, aunque no tengan ni idea de lo que están haciendo. Finalmente encontramos nuestro autobús. Nos sientan en la parte de atrás, aunque protestamos. No entendemos muy bien por qué nos coloca como le viene en gana, aunque hayamos llegado de los primeros, pero bueno. El autobús es muy curioso porque, además de aire, tiene ventiladores pequeños. Imagino que para cuando se estropee el aire.
La salida de Katmandú es horrible. Ya no solo por el tráfico, sino porque el estado de la carretera es malísimo. Llena de baches y a trozos sin asfaltar. Tardamos un montón en salir, creo que circulamos a unos 40 km por hora. El trayecto es muy largo, sobre todo teniendo en cuenta los kilómetros que son. Hacemos dos paradas de unos 20 minutos. Eso sí, las vistas son muy bonitas.
Bandipur
Sospechamos que hemos llegado a Dumre pero el autobús no se detiene. Vamos a hablar con el conductor y nos dice que sí, que estamos ya en Dumre. Nos para en medio de la nada, ya pasado el pueblo.
Eso nos supone un problema porque aquí no hay autobuses ni nadie que parezca entendernos. Estamos un rato dando vueltas y, cuando parece que estamos condenados a subir a pie hasta Bandipur, aparece un taxi cargado de pasajeros que dice que nos recoge a la vuelta y nos lleva. Negociamos con él 500 rupias por el trayecto, que nos parece un robo, pero tampoco tenemos muchas opciones. Es eso o cargar la mochila 15 km por la montaña.
Llegamos a Bandipur y nos ponemos a buscar hostal. Vemos dos o tres y nos quedamos en el primero que nos parece medio aceptable, Namasté Guest House por 600 rupias y con baño privado. Es bastante cutre, pero la WiFi funciona correctamente y hay agua caliente. De hecho, es el agua más caliente que conseguiremos en Nepal.
Salimos a comer al restaurante de al lado. Tiene una terraza con unas vistas espectaculares y buenos precios. Se llama Old House Café y la comida resulta estar muy buena. Pedimos unos momos, plato que ya no faltará en ninguna de nuestras comidas y cenas. Nos encantan.
Bandipur es mucho más tranquilo que Katmandú. Se agradece nos escuchar el claxon de los vehículos constantemente y no tener que caminar con miedo a ser atropellado. De hecho, la calle principal del pueblo es peatonal. La gente es muy amable y nos saludan a nuestro paso. No hay muchos turistas y no tardamos en sentirnos muy cómodos en el lugar.
Después de comer vamos a Tundikel: un espectacular mirador orientado al Himalaya. Sin embargo, está muy nublado y no se ve absolutamente nada. Decepcionados, bajamos al pueblo -con unas vistas increíbles por el camino- y nos dirigimos a otro mirador: Thanimai.
Subimos hasta allí para ver el atardecer. Arriba del todo hay algunas personas que, como nosotros, están esperando a que atardezca. La verdad es que el lugar es alucinante y las vistas del pueblo desde arriba son increíbles. Merece mucho la pena este lugar, aunque la subida sea una pequeña paliza.
Bajamos antes de que oscurezca y nos vamos a tomar un lassi al sitio donde hemos comido. Nuestro segundo vicio del viaje (están tan buenos!) Además, al ser de yogur resultan el complemento ideal para el picante de las comidas.
Después, vamos a ducharnos y nos cambiamos de ropa para salir a cenar.
Una cena muy especial
Tras mirar la carta de varios sitios, nos cruzamos con un lugar que llama nuestra atención. Es una especie de casa o tienda con unos fuegos y una mesa. Preguntamos y la mujer nos dice que tiene momos y chowmein, a 100 rupias cada plato. Le decimos que vale y nos sentamos a cenar.
La cosa se pone interesante cuando vemos que va a preparar los momos allí mismo, con ayuda de su madre y de su hija. Entre las tres amasan, rellenan y dan forma a las bolitas que después meten en la vaporera. Nos quedamos hipnotizados con la clase de cocina improvisada y muy contentos con la elección porque además están buenísimos. El sitio, por si alguna vez vais a Bandipur, está frente al Kakshya Café. Decidimos que vamos a intentar, siempre que sea posible, comer en lugares de este estilo, al que hemos bautizado como “casas de comer ” y que nos recuerdan a las ventanitas cubanas o a los sitios en los que solíamos comer en Zanzíbar.
Después de cenar nos tomamos unos pancakes en un sitio de la calle principal y nos vamos a dormir. Queremos madrugar mañana para ver el amanecer desde Tunkidel, si la niebla lo permite. Sin embargo, las cosas no salen como esperábamos: en la terraza donde hemos comido un grupo de chavales está de fiesta, con música a todo volumen y baile. Aguantamos un rato y, finalmente, salimos a decirles algo por la ventana. Sorprendentemente, cinco minutos más tarde han recogido todo y reina el silencio. Increíble.
Intentamos salir a las 5:30 ver el amanecer pero nos encontramos con que la puerta de entrada de la guest house está cerrada. Culpa nuestra porque tendríamos que haberlo preguntado el día anterior, pero bueno, nos volvemos a la cama que tampoco es mal plan.
Un rato más tarde vamos a desayunar al sitio donde cenamos. Esta vez la mujer nos hace unas tortillas ligeramente picantes, un roti y té masala. Todo por 100 rupias, que parece ser el precio estándar. Después subimos a Tundikel pero sigue nublado; posiblemente más que ayer. Decepcionados de nuevo, vamos a la habitación para recoger las maletas y salir hacia el autobús. Nos han dicho que a las 9:30 sale uno directo a Pokhara, pero al llegar a la parada, nos dicen que no, que justo hoy es fiesta y que no hay autobús.
De Bandipur a Dumre
No nos queda otra que bajar a Dumre en el bus local, que cuesta 50 rupias. Es tremendo porque es un autobús pequeño -20 plazas- pero han metido a 68 personas dentro. ¿Cómo? Pues completamente apiñadas, unos encima de otros (y algunos colgados de la puerta!). La gente que va sentada tiene a otras personas encima. El único que no comparte asiento y va ligeramente espacioso es el conductor. Digno de ver. Lo más sorprendente es que a medida que bajamos la cuesta se sube aún más gente, empujando y estrujándonos sin ningún miramiento. Para nosotros no deja de ser una anécdota, pero habrá quien haga este trayecto a diario. No es algo nuevo -ya lo vivimos en Tanzania con los dala dala-, pero no deja de sorprendernos.
Ya en Dumre buscamos un autobús que vaya a Pokhara. No nos cuesta demasiado. En cuánto bajamos del otro autobús aparecen varios tipos dispuestos a ayudarnos. Enseguida nos colocan: es un bus local, sin aire acondicionado y mucho más pequeño que los turísticos, que nos dejan a 300 rupias por cabeza tras regatear un poco. Cuando arrancamos son las 9:45. Pese a ser sólo 90 km de recorrido, llegamos a las 13 horas. Nuevamente las carreteras nepalíes son las culpables. Con todo, se nos hace bastante ameno el trayecto y, sobre todo, tenemos nuestro propio asiento, que era una de nuestras grandes preocupaciones al subir, después de la experiencia anterior.
El autobús nos deja en el centro de Pokhara, donde hace un sol horrible. Estaremos a una hora a pie del Lakeside, donde están los hoteles, así que buscamos un taxi. Tras regatear con el conductor, conseguimos que nos lleve por 250 rupias.
Pokhara
Llegamos al Hotel Angel, que tenemos reservado a través de Booking. No tenía grandes esperanzas después de chasco que nos llevamos en Katmandú, pero nos quedamos alucinados porque la habitación está más que bien y apenas nos ha costado 6€ por noche. Y tenemos agua caliente.
Dejamos las cosas y nos vamos a inspeccionar el lugar. Se nota que es un destino muy turístico. Restaurantes, cafeterías y tiendas que podrían estar perfectamente en primera línea de costa en nuestro país. Todo aderezado con ese toque montañero característico, y es que en esta ciudad comienzan mucho de los circuitos de trekking más populares. Hay agencias turísticas por doquier que se encargan de recordarte que estás a los pies del Himalaya.
Cuando empezamos a buscar algo de comer empieza a llover a mares, así que acabamos metiéndonos en el primer sitio que vemos y que no parece muy turístico, se llama Sekuwa House. Pedimos aleatoriamente un plato de Sabdheko bhatta, que viene a ser algo así como soja frita con verduras y Sukuti, que es carne a la barbacoa con especias, demasiado seca para nuestro gusto. No son nuestros platos preferidos, desde luego.
Después de comer parece que para un poco de llover, así que vamos al lago y cogemos una barca. Sorprendentemente, nuestro remero es un niño que no tendrá ni ocho años. Las vistas desde la barca son preciosas y casi nos morimos de la emoción al ver un trocito del Himalaya entre las nubes y la niebla. El paisaje sin nubes debe ser espectacular.
Después del paseo nos vamos a dar una vuelta y a ver tiendas. Pokhara nos recuerda cada vez más a las típicas ciudades surferas -especialmente a Tarifa-, sólo que con botas de trekking y sacos de dormir en lugar de tablas de surf. Hay mucho ambiente nocturno y un montón de turistas, todos ellos montañeros. Los sitios tiene música en directo y están decorados de una manera muy europea, con luces y grupos de rock. Es una ciudad muy agradable, mucho más tranquila que Katmandú sin llegar a ser un pueblo como Bandipur. Al menos la zona de Lakeside, como descubriremos pronto.
Cenamos en un restaurante vegetariano de la calle principal. Aquí descubrimos el Palak paneer, un plato de queso con salsa de espinacas que nos encanta. También probamos un plato llamado mushroom masala dosa, que como su nombre indica, son champiñones con salsa curry. Después de cenar damos otra vuelta por las tiendas y después regresamos al hotel. Mañana madrugamos para ver amanecer en los Himalayas, si las nubes nos dan tregua.
El taxi nos recoge a las 5 am. El precio es de 1500 rupias por vehículo y, por lo que vimos ayer preguntando en varios sitios, es estándar. Se tarda como una media hora en llegar desde Lakeside y te deja en las escaleras que dan paso al mirador, donde se aglutinan los turistas. La entrada a Sarangkot es de 50 rupias por persona. Lamentablemente no tenemos suerte y el día amanece nublado. No se ve absolutamente nada, salvo un par de cumbres aisladas. Nos decepcionamos muchísimo, la verdad es que era una de las cosas que más nos apetecían en este viaje y el principal motivo para venir a Pokhara.
Volvemos al hotel a las 7:30. Como ya no nos vamos a dormir, nos vamos a desayunar. Tomamos un desayuno nepalí con té masala y kodoko roti, que es una torta de mijo muy popular en el país. El aspecto es algo raro, pero está rica. Eso sí, con miel. Ellos la toman con picante, pero no arriesgamos tanto.
Devis Falls
Vamos a pie hasta Devis falls. La historia del lugar es curiosa: al parecer, en 1961, una mujer suiza apellidada Davis se ahogó aquí y por eso las cataratas llevan su nombre.
De ahí vamos a una cueva, la Mahendra Cave, que está justo enfrente. La verdad es que hace un calor horroroso dentro. No nos convencen demasiado, por el calor y porque no nos parecen nada extraordinario.
La entrada a Devis falls es de 20 rupias y a la cueva de Mahendra de 100.
La Pagoda de la Paz
Decidimos ir a pie hasta la Pagoda, pese al calor. Tardamos como 1 hora y media o así, en cuesta. Es curioso porque hay mucha gente por el camino, que vive aquí. También vemos muchos niños, aunque a estas horas deberían estar en el colegio. Preguntamos y uno de ellos nos dice que es por el festival. Entendemos que se refiere a Diwali, el festival de las luces. Desde que hemos llegado nos lo están diciendo, se les ve realmente emocionados con ello, aunque no nos parece que suceda nada excepcional.
La entrada a la Pagoda es gratuita, sólo piden voluntad. Las vistas desde arriba son bonitas pero sigue nublado así que no conseguimos ver el Himalaya. No estamos teniendo nada de suerte.
La cara menos turística de Pokhara
Decidimos volver a pie. Pasamos todo el camino haciendo fotos. Es curioso porque muchos nos las piden, sobre todo los niños que parecen encantados al verse en la pantalla. Comemos en una casa de comidas, lo que parece ser el menú estrella de este tipo de sitios: momos y chowmein.
Esta parte de Pokhara nos conquista por completo. Mucho más real que el Lakeside, no se ve ni a un turista por aquí y la gente es mucho más amable y cercana que en Katmandú. Se nota que están menos acostumbrados al turismo y por ello nos tratan con más curiosidad que interés. Nos acabamos quedando un buen rato, recorriendo las calles sin prisa y disfrutando de las sonrisas de los nepalies que, no sabemos cómo lo hacen, pero salen bien en todas las fotos que hacemos.
Al llegar al hotel nos damos una ducha y después nos vamos a dar un paseo. Cenamos en un sitio llamado Bikram varity, frente al hotel Sakura, un palak paneer y momos de queso que están buenísimos. El sitio está muy bien y tiene unos precios muy bajos. Una pena no haberlo descubierto antes.
Después de dar una vuelta por las tiendas de la zona, nos vamos a dormir.
Keira en la India.Me llamo Keira y tengo 11, en este blog pretendo narrar mi viaje por la India durante el verano de 2016, desde el punto de vista de una niña, que ya era...⭐ Puntos 5.00 (8 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 198
INDIA POR LIBRE. INDESCRIPTIBLELo mejor que puedes hacer en la India es vivirla, vivir sus calles, vivir su gente, vivir sus...⭐ Puntos 5.00 (9 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 139
INCREIBLE INDIA DE NORTE A SUR23 dias recorriendo la India desde Delhi hasta Kerala, trenes nocturnos por el Norte desde Varanasi hasta Rajastan, Bombay y Aurangabad. Una vision general...⭐ Puntos 5.00 (1 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 94
India 2024 (Nueva Delhi-Agra-Pushkar-Jaipur)Diario que recoge una semana por el triángulo dorado de la India, donde se visit...⭐ Puntos 4.75 (4 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 80
Hola! Después de estar mirando muchas opciones, he visto que podemos llegar hasta Calcuta ( después de campamento base) y tras, Norte de la India, y de Calcuta los vuelos a Port Blair, son económicos.
Alguien ha estado en Islas de Andamán y Nicobar, no encuentro demasiada información.
Y otra cosa, qué opináis del tren que va de Delhi a Calcuta?
Nosotros fuimos de Calcuta a Delhi en tren. La verdad que muy bien, fueron 15 horas pero se pasaron rápido porque aprovechamos para dormir un montón. Escogimos 2a clase y aún así pasaron a repartir la cena con helado de postre incluido.
Saludos
Nataliacasle Super Expert 16-02-2016 Mensajes: 420