Keira en Kuala Lumpur, Indonesia y Filipinas ✏️ Blogs de Asia Sudeste

El vuelo a Yogyakarta fue muy rápido y conforme nos acercábamos a la isla de Java lo que se veía por la ventana del avión era impresionante. Sobre el mar de nubes aparecían vocanes marrones casi en línea recta. Conos volcánicos que parecían flotar en un mar blanco. Es fácil entender lo de cinturón de fuego viendo todos esos volcanes en fila.
Llegamos a Yogyakarta a las 18:00h, porque aquí, a pesar de ser el mísmo país, es una hora más que en KL, y por supuesto ya era de noche. Compramos una tarjeta SIM para el movil, pedímos un Grab y fuimos al hotel.
Yogyakarta es muy grande, tardamos casi una hora en llegar desde el aeropuerto al hotel. Durante todo el recorrido teníamos la sensación de estar a las afueras de la ciudad. No había edificios, sólo casas con aspecto de muy viejas y sucias. Parecía que todas las casas se habían quedado a medio construir y estaban muy descuidadas, ademas de vez en cuando había ruinas de casas. Las aceras, cuando había, estaban casi medio metro por encima de la carretera y muchas en obras o rotas. La primera sensación de la ciudad no fue la mejor.
Por fin llegamos al hotel que era muy bonito, pareía un Riad marroquí, tenía sólo dos plantas y una piscina rodeada de palmeras en un patio abierto con habitaciones alrededor y unas zonas comunes muy bonitas con sofás y mesas para comer.



Obviamente nos dimos un baño en la piscina y salimos a explorar los alrededores.
La zona del hotel era muy tranquila y tenía un raro encanto. Era, como toda la ciudad, una zona de casa bajas y viejas , pero de vez en cuando había cafés y restaurantes de diseño, tiendas de ropa de diseño, locales yoga y muchos muros estaban pintados con dibujos muy chulos.




A mi me recordó un poco a los huttons de Beigin. Estuvímos andando un rato por la zona y cenamos en un local que tenía una barbacoa en la puerta y que estaba lleno de indonesios. La comida estaba muy buena, picante pero muy buena y los precios eran de risa.
Despues de cenar volvímos al hotel pero esta vez por una calle en la que había un arco al principio y dos estatuas de piedra a modo de guardianes.
La calle era muy parecida a la de nuestro hotel pero en esta había más restaurantes de diseño con "western food" y por supuesto bastante más caros. Ya casi al final de la calle mi hermano se paró enfrente de una tienda con los ojos como platos: ¡mamaaaaa uno porfa!. Era una heladeria, muy bonita al estilo occidental: " Il tempo de gelato".
Por supuesto entramos, tenían un montón de sabores, unos normales y otros más raros como gengibre, té indio o chocolate con especias. Nos tomamos un helado que estaba riquísimo y nos fuimos a dormir porque al día siguiente queríamos ir a ver el templo de Borobudur temprano.

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Nos hemos levantado muy temprano para poder alquilar motos e ir a Borobudur, pero aquí la vida es muy muy tranquila y aunque amanece muy temprano no abren hasta las 9:00h, así que para hacer tiempo hemis ido a dar una vuelta por el barrio y desayunar.
Las rosas se venden como ofrendas en los templos

El barrio es muy difente por la mañana. Hay muchas pequeñas tiendecitas y puestos que venden comida y al final de la calle hay un mercado en el que venden pescado, carne y fruta. Pero lo mejor de todo es que hemos encontrado ¡vendedores de roti!. Nada más verlos abrimos los ojos como platos y despues de unos cinco minutos de "porfa mamá , solo uno, porfa uno, please uno..." mi madre nos compró uno para compartir.
Los roti son lo más insano que hay, algo así mi madre no nos deja comer ni locos, pero hoy ha habido suerte. Un roti es un trozo muy grande de pan de molde cortado en tres, al que le ponen chocolate, leche condensada, lo embadurnan en mantequilla y lo ponenen en una plancha. Cuando está doradito por todos los lados te lo dan y entonces el chocolate está derretido y la parte de fuera crijiente.....y ...ummmmm superbueno.
Despues de nuestro roti, y cuando ya eran casi las nueve, por fin hemos podido alquilar las motos y hemos puesto rumbo al templo de Borobudur.
Conducir por Yogyakarta es un poco locura, es como conducir en el " circuito cocotero " del Mario Cars. De repente había cinco motos y dos coches por un carril en un sentido y veinte por el de enfrente. Hay que ir sorteando coches, motos, puestos, tuck tuck, camiones, furgonetas.....sólo falta que de vez en cuando alguien te lance un platano o un coco. Por muchos kilómetros que parecía que hacíamos, nunca salíamos de la ciudad. Despues de casí una hora empezamos a ver un paisaje verde con campos de arroz y algunos cocoteros y por fin llegamos al templo. "Wellcome to Borobudur, El mayor templo budista del mundo" y nos reímos, ¿cuantas veces hemos visitado el mayor templo budista del mundo? En Labrang, en Bodgaya, Angkor...... Lo de los mayores templos budistas del mundo es como lo de las casas de Mozart en Salzburgo, que en cualquier casa hay una placa indicando que allí vivió, comió, durmió o pasó la tarde Mozart. Pues con los templos budistas pasa lo mismo, todo país que se precie tiene el mayor templo budista del mundo.
Al ir a comprar las entradas y mi madre ha pedido dos normales y dos de estudiantes y ha enseñado los carnets del insti de mi hermano y el mío, pero la chica ha dicho que esos no son carnets de estudiante sino de transporte, porque pone la palabra transporte. Mi madre le ha explicado, y es verdad, que son nuestros carnets del instituto pero que como usamos el autobus escolar por eso lo pone, pero nada, la chica no se lo creía y erre que erre que eso era un carnet de autobus y mi madre explicandole que no y enseñándole dónde ponía el nombre del instituto etc pero no había manera. La chica, que cada vez se estaba poniendo más pesada y antipática nos ha dado un ultimatum que o teníamos algún documento que demostrase que estabamos matriculados en un instituto o que entrada normal. Lo que no se esperaba es lo que ha hecho mi madre, que tan tranquila le ha dicho: oh necesitas un documento? no te preocupes, sin problema, así que ha cogido el móvil y abierto " PASEN", que es la aplicación de la Junta de Andalucía en la que aparecen todos nuestros datos desde que empezamos a ir al cole. Le ha enseñado la pantalla con la foto de mi hermano primero y luego la mía, todas nuestras notas, las asignaturas que habiamos tenido, hasta las faltas de asistencia, es decir, todo, todo lo que aparecía en PASEN
La chica no ha tenido mas remedio que decir: ok they are students. Mi hermano y yo no memos mirado pensando las cosas que se le ocurren a mi madre, que venía tan contenta con las entradas dicendo ¡Hemos descubierto una utilidad más de PASEN!
Ya con las entradas, una chica, bastante más amable nos ha preguntado que si nos instalaba el tour virtual en el móvil, que era free, y nos lo ha instalado y antes de entrar al recinto nos han dado unas tarjetas para cambiar por agua, té o café tambien gratuitos. Todo un detalle.
El templo es muy muy bonito. Aunque lo japoneses destruyeron una gran parte, ahora mísmo está bastante reconstruido.
Es como una pirámide rectangular con seis alturas y al final tres plataformas redondas con estupas, dentro de cada una de las cuales hay una estatua de Buda.
Las estupas de las últimas plataformas son muy bonitas, parecen campanas con agujeros para ver los Budas.
Nosotros hemos recorrido todo el templo girando en el sentido de las agujas del reloj y subiendo a cada nueva plataforma por las escaleras norte, como si estiviesemos haciendo una cora.
Al llegar a lo más alto hemos estado un buen rato comtemplando el paisaje y escuchando a un hombre que iba con otras tres personas explicándoles en un perfecto inglés todo. Mi hermano y yo hemos pensado que tenía que ser profesor de arte británico o algo así, por todo lo que explicaba y lo bien que pronunciaba pero se nos ha quedado mirando y nos ha dicho : Hello, how are you? Where are you from? Y claro al decirle que eramos españoles se ha puesto a hablar con nosotros y nos ha dicho que es australiano y que le encanta Europa porque en Australia no hay arte,ni iglesias ni monumentos antiguos. Hemos estado um rato hablando con él y hemos ido a la salida del templo.
El camino de regreso a Yogyakarta ha sido una carrera del Mario Cars de nuevo, pero esta vez con más tráfico. Al entrar a Yogyakarta hemos pasado por la Maliboro street, que es una calle llena de tiendas de camisetas y souvenirs para turístas y por la zona del palacio real. Esa zona se ve un poco más nueva y cuidada que el resto de la ciudad y hay avenidas grandes.
Al llegar al hotel nos hemos bañado en la piscina y hemos ido a cenar al mismo sitio que fuimos ayer donde todo era tan picante y antes de dormir hemos parado en " Il tempo de gelato" de nuevo.

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Hoy hemos madrugado y para ir a unos bosques de pinos que están a las afueras de Yogyakarta y que tienen unos miradores muy bonitos. Pensábamos que al ser tan temprano iba a haber menos tráfico, ¡pero que vá! El camino hasta allí es más bonito que el que hicimos ayer, eso sí, aunque conducir aquí sigue siendo conducir por los circuitos del Mario Karts.

Despues de dejar atras zonas de arrozales, cocoteros y plataneros hemos empezado a subir por una carretera con muchas curvas que se iba metiendo cada vez más bosques de pinos enormes.
Esta zona parece parece el lugar al que la gente de aquí viene a pasar las vacaciones o fines de semana, porque hay cabañas, restaurantes y zonas de camping. De vez en cuando hay carteles que anuncian algun "hutang", que son como zonas de recreo en las que aprovechan el pinar y las vistas para construir plataformas o estructuras con ramas de distintas formas y miradores para que la gente se asome a ver el paisaje y haga fotos.

Hemos parado en una zona recreativa " Hutang Pinus Mangutan" que nos ha parecido bastante grande.Había plataformas de distinto tamaño en los árboles y caminos con flores, que obviamente han plantado para dar algo de colorido, pero que no pegan nada en un pinar y el conjunto queda muy raro y gracioso.

Había bastante gente, todos indonesios. Había grupos de amigos, familias y grupos que parecen scouts o algo por el estilo.
Despues de recorrer gran parte del pinar hemos seguido por la carretera de montaña hasta llegar a otra zona "humanizada": "Pinuns Pengger". Esta zona es mas pequeña que en la que habíamos parado antes pero han construido plataformas mas chulas. Nada más llegar les hemos comprado unas mazorcas de maiz picantes a unas mujeres que las estaban asando en la entrada y luego hemos recorrido todo el hutang subiéndonos a todas las plataformas y montándonos en todos los columpios.

Lo que mas nos ha gustado ha sido una plataforma en forma de mano construida en el borde de un precipicio desde la que se veia todo el valle enfrente.


Me parece gracioso que hagan estas cosas para que la gente disfrute los pinares, aunque por otro lado hace que no parezcan tan salvajes o naturales como deberían.
Cuando hemos terminado de recorrerlo hemos regresaso a Jogja, como llaman aquí a la ciudad.
Hemos vuelto por un camino distinto, pero con el mismo tráfico, y en cuanto ha desaparecido la carretera de montaña han empezado a aparecer casas y esa sensación de estar a las afueras de la ciudad pero todavía a un montón de kilómetros del centro.
De repente mi padre ha frenado y ha dicho : ¡a comer! y hemos parado en un sitio bastante cutre con un cartel en el que ponía algo en indonesio, seguido de "Best in town". Yo he protestado un poco, porque best in town pueden ser muchas cosas...sabiendo lo que se come en estos paises pueden ser las mejores patas de pollos fritas, por ejemplo, o los mejores intestinos de pollo asados de la ciudad. Pero nada, mi madre se ha puesto a mirar y lo que había en las mesas eran costillas, así que para dentro. Yo no sé si eran las mejores de la ciudad porque yo no las probé, pedí noodles, pero veía como les caían los lagrimones a mis padres y hermano de lo que picaban, eso sí dicen que estaban buenísimas. Todos los que trabajaban allí estaban pendientes de nosotros riendose y al terminar han querido hacerse una foto con nosotros. La verdad es que lo hemos pasado bien.
Hemos seguido nuestro camino hacía Jogja con todavía más tráfico y por fin hemos llegado a la calle Maliboro. Hemos aparcado las motos y hemos ido andando a la estación de tren a imprimir los billetes para mañana. Luego hemos recorrido la calle tranquilamente, hasta llegar al palacio. La calle Maliboro es una calle comercial al estilo indonesio, es decir, no hay tiendas con escaparates con marcas de ropa o zapatos, nada de eso, sólo tiendas de ropa con camisetas de indonesia y camisas tipo balinesas y ropa con pinta de antigua. Paralela a esa calle hay otra en la que sólo venden zapatillas imitación de algunas marcas.
Ya casi anocheciendo hemos vuelto al hotel, nos hemos dado un baño en la piscina y nos hemos ido a cenar y a dormir porque mañana nos vamos muy temprano en tren a Suribaya.

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