Cómo sobrevivir a Thanksgiving y Black Friday en Nueva York ✏️ Blogs de USA

¿Sabéis los típicos mensajes de “Vuelo a Nueva York: 180€ ida y vuelta”? Pues así empieza mi viaje. Un grupo de excompañeros de trabajo, un chollo así y una decisión 0 meditada. Yo había ido por primera vez a Nueva York hace 3 años, a mediados de diciembre, pero eso no me impidió unirme a la locura colectiva y coger los vuelos. El rato que pasó entre recibir el whatsapp y comprar los vuelos hizo que subiese un poco el precio, pero seguía dentro de nuestro presupuesto:

-> Vuelos directos Madrid - JFK / JFK - Madrid por 200€, con American Airlines (ida operada por Iberia), de 17 a 24 de noviembre. Eso sí, sin maletas facturadas. Por lo que el precio final que pagamos, facturando las maletas en el aeropuerto fue de 300€.

Teniendo el vuelo, tocaba cuadrar vacaciones y empezar a buscar hotel. Finalmente éramos 4 personas y, tras debatirlo, decidimos buscar en Midtown a pesar de ser -obviamente- más caro. Reservamos durante estos meses varios hoteles con Cancelación gratuita: Hotel Stanford, The Watson, Holiday Inn New York City - Times Square… pero al final nos quedamos con el primero:

-> Hotel Stanford (Junior Suite con desayuno): está en Koreatown (32st entre la 5ª y la 6ª), la habitación era la más grande de los que teníamos elegidos y el precio final fueron 1500€ (4 personas, 7 noches). Teníamos opciones más baratas, pero al final nos decantamos por tener más espacio en la habitación. Esta tenía 2 camas de matrimonio y un espacio tipo salón con varios sofás, además de un montón de armarios y el baño bastante amplio también. El desayuno era tipo buffet pero en versión reducida: bollos, bagels con queso crema, cereales, fruta, yogures… para nosotras suficiente y te ahorras una primera parada.

Nos gustó mucho el barrio, tenía pubs cercanos, tiendas 24h y ambiente a cualquier hora, así que la sensación, volviendo a cualquier hora, era bastante buena. La Koreaway va de Herald Square a la 5ª Av, así que aunque no lo parezca está muy céntrica y al ladido del Empire State Building.

(Foto de Oyster)

Y por último, nos pusimos a mirar seguros médicos, contratando finalmente con Holins (AIG) el paquete Médico + Equipaje Prestige: sin franquicia, 4 millones de cobertura médica, etc. por 53€ cada una. Y por suerte, no tuvimos que utilizarlo en ningún momento, así que poco más puedo aportar.

Una vez nos quitamos de encima las tres preocupaciones principales, que son vuelo y hotel, nos centramos en: ¿QUÉ HACEMOS ALLÍ? Daba la casualidad que coincidía con Thanksgiving (cuarto jueves de noviembre, en 2018 el día 22) y Black Friday, así que nos centramos en cómo celebrarlo.

-> Thanksgiving: Teníamos claro que, ya que íbamos a estar allí, queríamos celebrarlo con el pavo y todos sus acompañantes, por lo que leímos blogs y artículos sobre restaurantes en los que tienen menú especial pero no nos convencían, entre otras cosas por el precio. Por si alguien está buscando opciones, os dejo nuestra preselección en Manhattan con rango de precios entre 65 y 35 dólares por persona (+ bebidas, + impuestos, + propina): The Rag Trader, Hourglass Tavern, West bank Cafe, Glass House Tavern.

Pero entonces surgió la pregunta: ¿y si pudiésemos celebrarlo en casa de un americano? Partamos de la base que no tenemos ningún conocido en Nueva York y que para ellos esta fiesta es muy familiar, como sentar a un desconocido en tu mesa de Nochebuena… pues aún así: encontramos la opción. Y se llama mealsharing. Es una especie de Airbnb para comer en casa de locales y cuando nos pusimos a investigar, la verdad es que está extendido en bastantes países. Miramos en dos webs que se dedican a poner en contacto a anfitriones e invitados (EatWith y MealSharing) y vimos que casi no había opciones para Thanksgiving: una por $50 con una mujer y su familia, y otra por $15 en lo que ellos llaman friendsgiving, esto es, reunirse para celebrar Acción de gracias con amigos.

El caso es que como no nos decidíamos del todo, la cena de la primera se llenó y solo nos quedaba una, así que le escribimos un mensaje a través de la web y nos contestó que este año volvería a hacerlo y que nos podríamos apuntar en noviembre. Y allá que fuimos, aunque eso os lo cuento más adelante…

Otro punto a organizar con tiempo fue comprar las entradas de la NBA, yo la vez anterior había estado en el Barclays para ver a los Nets (en una noche temática de Star Wars!!) pero me quedé con la espinita de entrar al Madison Square Garden. Miramos partidos y, durante la semana que estábamos, coincidían dos partidos de los Knicks: Portland Trail Blazers (martes) y New Orleans Pelicans (viernes). Estuvimos unas semanas controlando el precio de las entradas en Stubhub, HelloTickets, etc… y al final, al ser cuatro, los precios se disparaban en la reventa, por lo que pasamos a ser 3 para el partido. Pero… ¡sorpresa! El precio al comprar solo 3 entradas juntas en Hellotickets bajó unos 40$ por persona, lo que al final convenció a la cuarta y tuvimos que comprar la entrada de al lado en Ticketmaster. Resultado:

-> Entradas NBA: Cuatro entradas para Portland Trail Blazers - New York Knicks en el Madison Square Garden, Sección 103, fila 12, Asientos del 10 al 13 = 362€. Y lo vimos tal que así:


Como ya he dicho, esta era mi segunda visita y en la primera hice la excursión de Contrastes de Nueva York en coche (típica de furgo-van-autobus pero éramos solo 4 personas y fuimos en un monovolumen) así que, como mis amigas no habían estado y querían hacerla también, les propuse hacerla con Andrew. ¡Y triunfó la idea! Le escribimos bastante tarde (última semana de octubre) para reservar la tercera de noviembre, pero justo tenía hueco para el viernes (¡Black Friday!) y nos apuntamos.

-> Excursión de Contrastes con Andrew: hicimos la excursión 8 personas en vez de 7 (éramos dos grupos de 4) así que fueron $70 por persona. La atención recibida desde el mismo momento de escribirle un email fue estupenda. Nos mandó recomendaciones para Thanksgiving y su famosa guía suuuper detallada, e incluso ahora, semanas después, nos ha enviado un último email con vídeos para que veamos sobre temas de los que hablamos.

La verdad es que yo repetí muchas de las cosas y visitas que había hecho la primera vez que fui, pero otras decidí no hacerlas para seguir descubriendo cosas de la ciudad, así que es posible que no encontréis todo lo “imprescindible” en este diario. Y aunque hay tropecientos diarios mejores de NY, lo quería compartir porque no encontré mucho de estas fiestas tan “americanas”, normal ya que la gran mayoría de turismo de estos días era interno (para ellos es festivo nacional y no hay clase).

En fin, con todo esto planeado, la ESTA en orden, Revoluts / BNext en la cartera… ¡nos vamos a Nueva York!

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¡Y llegó el día de volar! La ida estaba operada por Iberia así que fuimos pronto al aeropuerto para facturar las maletas (50€ cada una) ya que, según Iberia, al ser de código compartido no era posible hacerlo antes. Comimos en la T4S, y ayudamos a unas 10 personas a comprobar que su móvil tenía los datos desconectados para que no les cobrasen en el extranjero, ¡y nos ganamos unas riquísimas galletas como postre por la ayuda!

Compramos dos botellas de vino para nuestra experiencia de mealsharing en Thanksgiving y, a las 16:10h, estábamos despegando en el nuevo A350 de Iberia. Teníamos 7 horas por delante, así que empezamos a ver películas (un montón de estrenos de hace unos meses como Deadpool 2, Los Increíbles 2, Campeones…), series, jugar al Chinchón...y comer, sobre todo comer. ¿Puede ser que 3 de las 7 horas en el avión se pasen comiendo? Puede ser. Por horarios, nos tocó comida y merienda y la verdad es que estuvo bien, mucho mejor que a la vuelta con American Airlines.


Aterrizamos en el JFK antes de la hora programada, pasamos los controles de acceso (a pesar de lo que había leído, solo abrieron los puestos automáticos de control de pasaportes para los viajeros nacionales) y ¡ya estábamos en Nueva York! El siguiente plan era ir hasta Manhattan en Uber con el descuento de primer viaje, así que lo pedimos sin tener en cuenta el tamaño… y así nos pasó. Nos recogió un coche normalito, en el que -obviamente- no cabían todas las maletas en el maletero. Pero al ser 3, el conductor optó por poner una de las grandes en el asiento del copiloto y así nos fuimos, a adentrarnos en el atasco. En total pagamos (descuento incluido) unos 40€ por el viaje, pero para la vuelta no íbamos a repetir!

Llegamos al hotel, hicimos el check in en 5 minutos y subimos a la habitación a dejar las cosas para ponernos en marcha. Para nuestro cuerpo eran las 2 de la mañana, pero…¡estábamos en NYC!

Con la emoción enfilamos Herald Square hacia el norte, cruzamos a la 7ª y fuimos subiendo hasta Times Square, ¡esa contaminación lumínica tan característica! No nos paramos mucho, simplemente era una primera toma de contacto, pero acabamos subiendo hasta Rockefeller y bajando toda la 5ª Av -que ya tenía escaparates navideños- hasta el Empire State Building y de ahí, comprando algo de cena rápida en un 24h, al hotel.


Eran las 12 de la noche allí, 6 de la mañana para nosotras… ¡y estábamos en Nue..agotadas!

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Era nuestro primer día en Nueva York e, ilusas, habíamos puesto la alarma a las 7 de la mañana, pero a las 5am estábamos cual búhos mirando el techo. Intentamos remolonear, pues hasta las 10:15h no empezaba la misa a la que teníamos pensado ir en Harlem, pero sobre las 8 estábamos saliendo ya del hotel.

Compramos la Metrocard con la ayuda de un policía y un empleado del metro, ya que no funcionaba la Revolut de mis amigas (¡ACTIVAD EL CHIP!) y nos dirigimos al norte hasta la 125th st. Aprovechamos esa hora y media para pasear por el barrio, viendo cómo los restos de Halloween se iban mezclando con los adornos navideños, ¡y aún quedaba nieve por las calles de la nevada del jueves anterior! Y, por supuesto, cómo los vecinos se acercaban a sus congregaciones para celebrar juntos el domingo.


Al final nos acercamos a Bethel Gospel Assembly, una de las iglesias más comentadas para ver gospel los domingos, y una diferente a la que fui yo hace 3 años. Estuvimos allí poco antes de las 10, nos dejaron entrar entre saludos y bienvenidas, y nos sentaron a los turistas en la parte de atrás de la iglesia. En un principio nos pareció todo un espectáculo de entretenimiento, tenían técnico de sonido y pantallas, la banda ensayaba en el escenario… pero poco a poco, al grupo (bastante grande) de turistas que estábamos ya dentro empezaron a unirse vecinos. Creo que esta iglesia tiene claro que atrayendo turistas ellos también ganan y quieren hacerte sentir bienvenido en todo momento, si el respeto es mutuo. Tengo que decir, que a pesar de todos los extranjeros que éramos (creo que más de la mitad de habla hispana), al final la congregación es tan grande que acaban llenando ellos toda la parte delantera y sí tienes la sensación de estar participando en su fiesta, porque es como ellos viven la religión.

Cosas que me impresionaron (era la segunda misa gospel para mí):

- Hay gente de todas las edades, no solo personas mayores.
- Impresiona verles saludándose con todo el que entra como si fuesen todos una familia.
- Obviamente, la parte musical, pero más que por las canciones, por vivir su fe como una fiesta y expresarlo tan abiertamente.
- La bienvenida. Esperad, mejor: LA CANCIÓN DE BIENVENIDA. Sin entrar mucho en detalle, tienen un momento especial dedicado a los turistas y todos los que “vienen a compartir su fe” que la verdad es que nos dejó sobrepasadas.

Nosotras no estuvimos toda la misa, esperamos a que acabasen una de las oraciones y nos fuimos sin problema. Lo dicho, están acostumbrados a los turistas.

Al salir, continuamos por Harlem visitando el Teatro Apollo con su pequeño paseo de la fama y cogimos el metro para ir hacia la parte sur de Central Park. Nos bajamos en Colombus Circle, y cruzando el paso de cebra nos asaltó un comercial de alquiler de bicis. No lo teníamos decidido al 100% pero al final, nos animamos a cogerlas por $15 todo el día aunque parecía que todo estaba en contra:

-> domingo = más gente de lo normal.
-> noviembre = nieve en algunas zonas.
-> día nublado = fresquito neoyorquino.



Pero aún así, lo disfrutamos un montón. Recorrimos una vez todo el parque por la ruta externa, haciendo paradas y dejando las bicis para recorrer a pie puentes y zonas más emblemáticas en las que no se puede entrar con la bici. Es un paseo muy bonito de hacer, además en otoño con los colores de los árboles, valió la pena a pesar del frío. Y sobre todo, que puedes recorrer sus kilómetros más rápido y pararte donde te interese. Eso sí, dos observaciones que me hubiese gustado leer a mí: las calles principales para bici van en sentido contrario a las agujas del reloj, y sobre todo en la zona norte, las cuestas son bonitas de ver, pero solo bajándolas...

Como teníamos la bici todo el día, la dejamos un rato para irnos a comer fuera, por el Upper West Side. Acabamos en un mexicano hablando español… ¿cómo le explico yo esto a mi profesora de inglés?


Al volver recorrimos la parte que nos faltaba, partiendo del Strawberry Fields y cruzándonos por el camino con Marching Bands de todo el país que ya estaban en la ciudad para el desfile de Acción de Gracias. Al acabar, dejamos las bicis donde las habíamos cogido, en Colombus Circle, y de ahí nos dimos un paseo para volver a Times Square y de ahí, a Bryan Park, que ya tenía la pista de hielo y los puestecitos del mercadillo. ¡Qué bonita está la ciudad en pre-Navidad!


Y con el 90 cumpleaños de Mickey Mouse


Volvimos al hotel a descansar un rato y organizamos un poco el planning ya que al día siguiente llegaba la cuarta en discordia y teníamos que estar por la zona. Decidimos subir al Top of The Rock pronto para aprovechar el día por la zona Oeste de Manhattan, así que nos fuimos a reservar la hora de subida y de paso, cenar por la zona antes de caer derrotadas en la cama.

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