Nueva York en época Navideña ✏️ Blogs de USA

Suena el despertador y nos ponemos en marcha. Como comenté anteriormente, mi idea era contratar la excursión de Contraste con InterviajerNY, por las buenas opiniones que leí y el precio, finalmente tuve que contrata con Civitatis. Llegamos a la puerta del hotel donde nos venían a recoger, rápidamente nos localizan a los que estamos esperando para esta empresa y nos van apartando hacia un lado. Antes de la hora prevista, un hombre comienza a leer una lista de personas y se van apartando hacia un lado. En mitad de esta lista, aparece otro chico y dice que va a dar otra lista de personas y que esas se van a ir con él. Allí seríamos unas 40 personas. Este último chico nombró a 10, entre ellos a nosotros, y nos fuimos con él a una furgoneta donde nos montamos y nos explica que vamos a realizar la excursión sólo nosotros. No sé si sería por reservar tan tarde, pero estamos encantados, todo va a ser mucho más rápido y más familiar. Y a lo largo de la mañana nos dábamos cuenta de la suerte que habíamos tenido, para hacer las fotos en los sitios; tardábamos nada, nos las hacíamos unos a otros, decidíamos si parábamos en que lugares o no, y sobretodo el tiempo que íbamos ganando en cada parada, no es lo mismo que 10 personas se hagan fotos en un grafiti por ejemplo, que se lo tengan que hacer 30 personas.
Nos va explicando curiosidades interesantes según los dirigimos a los sitios, el primero es el estadio de los Yankees, aunque esperando a ver a Villa, justo ese día anuncia que se ha ido a China..¡vaya! Tendremos que ir a China…:)
Damos una vuelta extraordinaria por Harlem, continuamos hacia el Bronx; aquí vemos una Comisaría, con detención incluida, varios de los famosos grafitis, nos cuenta algunas historias bastante conmovedoras y las historias de las bandas y vamos hacia Queens. Aquí vemos la famosa bola del mundo de la película Men in Black y seguidamente las mansiones de este distrito. Seguimos hacia Brooklyn y vemos el barrio judío-ortodoxo, que justo al coincidir con el sabat, van vestidos con sus ropas especiales y es bastante curioso observarlos, y sobretodo conocer un poco de su historia y sus costumbres, las cuáles nos asombran bastante respecto a la diferencia hombre-mujer. Tenemos la posibilidad de bajarnos antes del puente de Brooklyn o seguir y bajarnos en Chinatown. Como tenemos previsto nos bajamos antes del puente. Nos ha encantando la excursión, terminándola más de una hora antes de lo previsto por la rapidez por ir poca gente, así que estupendo, eso que aprovecharemos.
Observamos el famoso puente de Brooklyn a lo lejos, nos dirigimos hacia allí y callejeando un poco llegamos al famoso DUMBO, un parque desde donde se divisa el mencionado puente y el skyline de Manhatan. Aunque por la mañana hemos estado bastante tiempo sentados en la furgoneta, de subir y bajar y el cansancio acumulado del día anterior, entramos en un centro comercial que hay frente al parque para hacer un poco de tiempo hasta que empiece anochecer y comer algo. Hay unas excelentes mesas en el centro, nos sentamos cinco minutos y decidimos que hacer. La idea era comer en las famosas pizzerías Grimaldis o Julianas, pero a media mañana hemos parado en un deli y hemos comprado chucherías varias y ahora no tenemos apenas hambre, así que nos quedamos con ganas de comer una de esas pizzas y va Alex a buscarme una cocacola, que me entró antojo, y algo para picar. Al rato aparece con mi tan ansiada cocacola y lo que se suponía algo “ligero” para picar, es una pita con carne y un tuper con patatas y salsa, la verdad que no quedó nada, estaba bastante bueno. Aprovechamos para echar un ojo a nuestras anotaciones y ¡oh!, entre mis múltiples notas veo que uno de los que tengo apuntados como mejores chocolates calientes está en DUMBO, y justo me dice Alex que está enfrente, que lo ha visto cuando ha salido antes. Ya se cuál va a ser mi postre. También aprovechamos para cargar los móviles con una batería externa que me prestó mi hermano, imprescindible, la usamos todos los días.
Tras un tiempo para comer y descansar algo, nos preparamos y mientras voy al baño Alex va a por el chocolate, Jacques Torres se llamaba la cafetería. Que chocolate, espeso, con un sabor increíble, de los mejores chocolates que he tomado en mi vida. De echo de los cuatro o cinco que tomé a lo largo de la semana, este se lleva el número uno.
Salimos al parque y vamos haciéndonos unas fotos de día y esperamos a que vaya anocheciendo. Al principio había gente, pero luego supongo que con el frío la gente no aguantaba tanto y se fue yendo, quedando prácticamente solos, por lo que pudimos sacar unas fotos bastante buenas y sin nadie alrededor, y con unas vistas nocturnas del skyline preciosas. Ya de noche nos disponemos a pasar el puente andando, otra vez que las vistas son espectaculares. Llegamos y nos intentamos ubicar, empieza a llover un poco. Damos con Chinatown y compramos los correspondientes recuerdos ya que nos habían dicho que aquí era la mejor zona y mejores precios para hacerlo. Continuamos y llegamos a Little Italy. Como bien leí, se trata sólo de una calle ya que los chinos se lo han ido comiendo todo. Eso sí, la calle espectacular, supongo que cuenta también que al ser Navidad y estar todo bastante adornado lo hacía más bonito, nos gustó mucho. Había un montón de restaurantes italianos muy apetecibles, y más para mi que me encantan los italianos, pero ya teníamos previsto cenar en otro lugar así que me quedé con las ganas de pizza ese día al final.
Pasamos ligeramente por el Soho, entre que ya era de noche, llovía, estábamos cansados, estos barrios pasamos un poco por encima. Queda pendiente en otra visita conocerlos más a fondo.
Cogemos el metro y subimos hasta el centro. La idea de hoy es cenar en Burguer Joint, la famosa hamburguesería con aspecto de suburbio dentro de un hotel de lujo. Nos habían comentado que las hamburguesas eran espectaculares. No es muy tarde así que no hay mucha cola. Llama la atención entrar a la recepción de un lujoso hotel y esperar una cola detrás de una cortina roja y que al entrar te encuentres esa especie de “antro”. Pedimos y esperamos que nos llamen para recoger nuestras hamburguesas. Nada del otro mundo la verdad, de hecho estaban bastante secas, menos mal que allí en todos los sitios te dejan el bote de ketchup para que eches al gusto.
Buscamos una parada de metro y vamos hacia el hotel, como habitualmente, me como unas chocolatinas de postre :).

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Como cada mañana nos preparamos, bajamos a desayunar y al lío.
Vamos hacia el metro para dirigirnos hacia Harlem y asistir a una misa góspel. Tras leer varias opiniones nos decantamos por ir a la Bethel Gospel Assembly. El horario eran las 10:15 h, aunque llegamos demasiado temprano, sobre las 9, pero como vemos gente entrar nos acercamos y nos invitan amablemente a pasar. Me hace bastante ilusión acudir, ya que hará por lo menos 15 años mi padre me llevó a un concierto de coro góspel y tengo un muy buen recuerdo.
Ya hay bastante gente, se encuentran en el escenario ya cantando, hay más turistas que personas nativas, aunque fijándome en las pocas que había, se les veía tan entregados y disfrutando tanto que me llamó la atención. No sabía si es que yo había mirado mal el horario, o había cambiado, o esta era la última parte de otra misa anterior. Al poco me dí cuenta que no lo había mirado mal, empezaron a llegar un montón de turistas más, supongo que para cuando empezara la misa y como yo habían mirado el horario oficial. Estuvimos unos 45 minutos y decidimos irnos justo antes de que empezara la misa en sí, ya que entre que no tenemos ni idea de inglés básico, como para enterarnos de algo del sermón…
Volvemos sobre nuestro pasos y cogemos el metro. La previsión era ir desde ahí hasta el comienzo del High Line, pero al ser muy pronto decidimos ir al centro e ir viendo lo que nos íbamos encontrando. De vuelta damos con un mítico puesto de venta de árboles de Navidad, no es nada del otro mundo, pero me hizo ilusión ver uno, aunque después encontramos unos cuantos más a lo largo de los días.
Nos bajamos en la parada de la Gran Central Terminal, donde había leído que ponen un mercadillo Navideño, y efectivamente lo había pero cerrado, no abría hasta las 11. Nos impresiona la gran bandera presidiendo la estación, con unos motivos navideños a los lados. Salimos y observamos el Edificio Chrysler de cerca, aunque ese día hace mucha niebla y casi no se ve el final. Caminamos un poco sin rumbo, llegando a Bryan Park. El segundo árbol de Navidad más famoso después del de Rockefeller. Este lo encienden justo el día 4, así que el 5, nuestra última noche en la ciudad, aprovecharemos para verlo encendido. Hay un mercadillo precioso, este ya sí está abierto. Entramos justo por una de las zonas y el primer puesto que veo es de “Max Brener”, la famosísima chocolatería que había visto recomendada una y otra vez, pero que no entraba en mis planes ir ya que no me coincidía de camino hacia ningún lado. Entro al puestecillo y vemos una cookie enorme, bueno dos, haciendo las veces de sandwich y relleno de una gran capa de chocolate, eso tenía que probarlo. Al ser todavía pronto, estábamos bastante llenos del desayuno, así que decidimos que el día que volvamos de noche cae si o si, junto con un chocolate caliente también muy mencionado por los foros.
Vemos el árbol y la pista de patinaje, seguimos por el mercadillo y vemos a gente como con una especie de tarrina de helado con algo que no sabíamos identificar en el interior. Tras observar a gente que pasaba con dicha tarrina, llego a la conclusión que es masa de galleta, tengo que probarlo. Lo mismo que con la cookie, pero esto sin embargo lo daban cerrado, así que digo; para cuando me entre hambre. El caso es que claro, nada más que nos la dieron la tuvimos que probar. ¡ Que cosa más buena! Era una especie de masa de galleta fría (luego más templada estaba mejor) con chachitos de chocolate, muy original y muy buena.
Seguimos caminando y ya decidimos no coger el metro y llegar hasta el comienzo de la High Line. Empezamos a recorrerla desde el principio. No tengo nada especial que decir la verdad, la flora estaba bastante descuidada, supongo que el invierno no ayuda, no había nada verde y bueno, supongo que en otras épocas merecerá más la pena. Llegamos al Chelsea Market, lugar donde teníamos planificado entrar para comer, aunque siendo domingo sabíamos que iba a estar complicado encontrar sitio. Y así fue. Es un tipo Mercado de San Miguel de Madrid, los que lo conozcais. Damos un primer vistazo y decidimos que comemos en el sitio donde encontremos para sentarnos. En unas mesas altas hay dos sillas disponible y ahí que vamos. Vemos a unos chicos de al lado que están comiendo una pita y una coliflor. La coliflor la descarto y voy a pedir según vaya viendo cosas en las mesas. De postre comemos la masa de galleta que nos había sobrado, y todavía está más buena.
Salimos y vamos hacia Washington Square. De camino sé que hay una confitería, Magnolia Bakery, también muy conocida, en la que al parecer los postres son de los mejores de la ciudad, más en concreto las cupcakes. Allá voy. Es muy pequeño y hay bastante gente, no hay sitio para sentarse, cosa con la que contábamos, así que decidimos comprar una cupcake y que nos la pongan para llevar y buscar una cafetería para tomar un café calentito, sentados, descansar un poco y haciendo un poco de tiempo para coger el metro y que anochezca. Estaba buena, pero no me pareció como para decir que son las mejores cupcakes del mundo, sin embargo, más adelante contaré lo que me pareció la cheescake del mismo sitio.
Vamos hacia Dyker Heighs, cogemos el metro y tras casi una hora de viaje llegamos, sabemos que tenemos que andar unos 15/20 minutos, así que nos centramos bien para ir en buena dirección y nos ponemos a ello. Damos con un supermercado bastante grande, entramos con la intención de ir al baño, y al final salimos con las dos mochilas llenas de cosas. Los tipos de oreos, chips ahoy, y demás que hay allí nunca los había visto aquí, así que claro...lo tengo que probar todo!
Continuamos y ya empezamos a ver alguna casa iluminada, aunque nada comparado con lo que nos espera después. Ya se empieza a ver más gente. Llegamos y las primeras casas se hacen notar desde lejos. Todo lo que pueda decir es poco. Que iluminaciones, adornos, figuras, de todo. Son espectaculares. Había gente que iba con excursión, personalmente no lo entiendo la verdad, por curiosidad miré cuánto costaba, y eran 45 euros!!, por llevarte hasta allí en autobús y darte un par de vueltas, pero bueno, cada uno es cada uno. Personalmente recomiendo ir en metro, andar un par de kilómetros y te sale gratis (bueno...el porcentaje de lo que te haya costado la MetroCard).
Tras unas cuantas vueltas, decidimos volver a coger el metro, encantados con nuestra particular excursión y con la sensación de que ha merecido mucho la pena el viaje, digno de ver. Sacamos fotos y vídeos, pero no se aprecia ni una cuarta parte de lo bonito que se veía todo.
Cogemos el metro y aprovechando el wifi buscamos el restaurante Dallas BBQ, otro de los que tenía apuntado. Hay creo recordar que tres, decidimos ir a uno pero finalmente terminamos en el de Times Square no recuerdo por qué, la verdad. Íbamos esperando no tener que hacer mucha cola. Y ni mucha ni poca, llegamos y nos sentamos, es enorme, tiene dos plantas. Fuera tiene carta en español así que sale Alex a hacer una foto para centrarnos un poco más, aunque ya había leído que las costillas eran impresionantes, así que yo no tenía mucho que pensar la verdad. Teníamos bastante hambre, así que decidimos pedir un entrante (media ración de aros de cebolla) y un costillar para cada uno. Llegó todo a la vez...casi no nos cogía en la mesa. ¡Como nos pusimos! Un bote en la mesa de salsa barbacoa riquísima con la que bañamos las patatas que acompañaban a las costillas, que a su vez también venían bañadas en barbacoa. Fue el día que más llenos acabamos. Pagamos lo mismo que la cena del Bubba Gump, con la diferencia de que allí salimos con hambre y aquí…a parte de que estaba buenísimo todo, tanto que el último día repetimos. En este caso la propina ya venía incluída, menos mal que antes de ir me hice una tesis sobre el funcionamiento de las propinas, sino no se como nos hubiéramos entendido.
Cogemos el metro y llegamos al hotel, hoy estaba tan llena que ni comí nada de postre, y para esto ya tengo que estar muy llena :). Ducha y a dormir.

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Despertador, desayuno y al metro.
Como dije por ahí arriba, compré un cupón en Groupon para alquilar unas bicis durante 5 horas por 9 dólares cada uno. En el mismo, ponía que había que reservar 24 horas antes por email, así que así lo hice, me contestaron que estaba apuntado y todo correcto. Ubicamos la tienda y nos dirigimos a ella, la reserva la teníamos para las 09:30 horas, y se suponía que la tienda ya abría a las 9. Pues llegamos incluso un poco retrasados 10 minutos de la hora por un problema de avería en el metro, y resulta que estaba cerrada. Echamos un ojo y no tiene pinta de estar abandonada, siendo mi pensamiento que habría quebrado o a saber y que nos habían dejado plantados. Esperamos otros 5 minutos y allí no aparece nadie. No tenemos datos ni wifi para poder ponernos en contacto por email, ya que al teléfono no podíamos llamar. Me da por entrar a una tienda de comida que había al lado para preguntar si están cerrados habitualmente, sin pensar como me va a llegar a entender, o lo peor, entenderle yo a él con lo que me diga, ahí me lanzo, y a las pocas palabras me dice, “hablo español”, era de lo mejor que podías oír allí, la verdad. Nos dice que si está abierta pero que abren a la hora que quieren, que por ejemplo ayer abrieron a las 11. Pienso lo primero que vaya falta de responsabilidad, pero seguidamente intento buscar una solución y recuerdo que cuando busqué el email en su página ponía que había más localizaciones, así que nos ponemos a andar hacia Central Park (dos calles más adelante) ya que me suena que una de las tiendas estaba por allí. En algún punto y con el móvil en la mano para buscar wifi, consigo mandar un email diciendo que están cerrados y que qué hacemos (a día de hoy nunca me han contestado). Tras una hora por lo menos dando vueltas, diviso un puestecito a la entrada del parque con símbolos verdes que me eran familiares, allá vamos. Me acerco a un hombre que estaba entregando unas bicis a otros turistas y me hago entender como puedo que tengo esos cupones, me manda a la dirección que viene en el cupón, le digo que está cerrada y me dice que es imposible. Me empiezo a mosquear, y justo hay un comercial, de los que ofrecen estas bicis por la calle a la gente, que habla español, y me vuelve a decir que la tienda tiene que estar abierta. El caso es que nos acompaña hasta otra tienda que tienen casi a pie del parque, en una calle paralela. Ahí nos deja. Tras esperar una cola de cinco o seis personas llegamos y me vuelve a decir el chico que con el cupón tengo que ir a la dirección que viene, le reitero ya bastante mosqueada que está cerrada, así que me manda a otra tienda que hay unos metros más allá en la misma calle. Aquí ya siento que me están vacilando, así que al salir de esta tienda nos paramos, me río, y le digo a Alex que si todo esto es lo malo que nos pase en el viaje que sea así, que a una mala alquilamos otras bicis en otra tienda (había un montón) o lo hacemos andando y listo, aunque me hacía ilusión recorrerlo en bici. Llegamos a la otra tienda y nos atiende una chica, le vuelvo a enseñar los cupones y me dice otra vez que tengo que ir a la tienda que indica en las instrucciones. Mi nivel de mosqueo es bastante grande, como puedo le digo que estaba cerrada. Me contesta que tiene que ser en esa tienda, yo ya estaba pensando que no iba a dar más vueltas, le reitero que no había nadie, diciendo exactamente las horas, coge el teléfono y hace una llamada. No os imagináis lo difícil que es discutir en un idioma que apenas hablas, queriendo parecer muy enfadada pero que si horas después te ves a ti misma en una grabación te partirías de risa, porque mezclaba palabras en español, inglés, asturiano y a saber. No tengo ni idea de lo que hablaría por teléfono, pero supongo que le diría que hasta no se que hora no abrió y que nos dieran allí las bicis. Veo por fin que se pone con todo el trámite, que alivio la verdad. Conseguimos nuestras bicis casi dos horas después. Ahora todo nuestra prisa viene porque tenemos las entradas compradas para subir al TOR a las 14:45, por lo que ya íbamos a perder la mitad de las horas del vale, pero bueno.
Olvidando un poco lo ocurrido, y pensando las opiniones negativas que les iba a dejar (y he dejado) en varias páginas, nos adentramos en Central Park y comenzamos a disfrutar. Hace bastante sol, despejado, el contraste de estar en medio de un parque y levantar la vista y observar los rascacielos de fondo es cuanto menos curioso, y muy bonito. Nos han facilitado un mapa, aunque yo llevaba ya mi ruta planificada con las cosas que había que ver, así que vamos haciendo paradas en cada una de ellas y disfrutando de nuestro paseo en bici.
Son sobre la 13:30 y llegamos a uno de los últimos puntos, en donde tenía en mi planing dejar las bicis y caminar unas tres calles para comer unos de los famosos perritos calientes de Grays Papaya. Con bastante prisa, ya que todo el jaleo del principio nos ha descuadrado bastante, llegamos, había tres o cuatro personas delante, así que nos da tiempo a pensar que pedir. Finalmente nos decantamos por tres perritos y un batido de papaya. Los perritos estaban buenos pero el batido….impresionante! Totalmente recomendable. Caminamos una calle más y vamos a por nuestro postre, unas cookies en el famoso Levain Bakery. Como veis también tengo mi ruta gastronómica, como no podía ser menos. Que cosa más rica, creo que si tuviera que elegir entre todas las cosas nuevas que probé en el viaje, me quedaría con estas cookies, impresionantes. Mi intención era repetir pero la ubicación de esta tienda y de otras dos que tenían están bastante a desmano y no me coincidió bien.
Volvemos a recoger nuestras bicis y ya vamos hacia la tienda a dejarlas. Nos ponemos dirección Rockefeller Center, hay una pequeña cola y preguntamos si tenemos que ponernos ahí o si esa es para sacar las entradas. Nos dicen que todavía no es la hora asignada (nos faltaban 10 minutos), por lo que aprovechamos para dar una vuelta por la plaza con su árbol y pista de patinaje. Vemos también la juguetería FAO, a la que quería haber entrado para ver su famoso piano en el suelo, pero en este momento ya no nos daba tiempo y otro día que fuimos ya estaba cerrada, así que me quedé con las ganas.
Tardamos más que en el OWTC en pasar los controles de seguridad y llegar arriba, en torno a media hora más o menos. Hay tres pisos, al principio nos quedamos en el primero hasta que nos damos cuenta que en el último no hay cristalera así que para allá vamos. Vaya fresquillo que hace…..aprovechamos para hacer unas fotos de día, cargar uno de los móviles y esperamos hasta que vaya anocheciendo. La verdad que el frío que pasamos fue importante, pero mereció la pena. Ver el atardecer, como va cayendo el sol, y después verlo totalmente de noche, con las luces de Manhatan. Creo que si tuviera que elegir un momento de todo el viaje, sería este.
Después de unas tres horas allí arriba, decidimos bajar, con otra cola interesante. Íbamos en hora para el partido de la NBA que empezaba a las 19:30 h, aunque queríamos llegar con bastante tiempo de antelación para ver el ambiente y disfrutar del interior.
De camino pasamos por la Tienda Hersheys, y compramos una especie de pastelito con Reeses y crema de cacahuete, como no podía ser menos.
Llegamos al campo y pasamos los controles de seguridad para acceder (podríamos aprender un poco aquí en España), encontramos nuestros asientos y nos ponemos a hacer unas fotos, que muy amablemente nos las saca uno de los trabajadores de allí en una zona reservada. La zona en la que estábamos éramos casi todos españoles, supongo que las páginas web se reservarán unos asientos para ir vendiéndolas después.
Digo a Alex que vaya a comprar lo que le apetezca de comer y beber, para hacer el pack completo de partido de basket. Llega con unos nachos con queso, un perrito y una cerveza. Comienza el partido. Mereció mucho la pena, es todo un espectáculo. A mi el baloncesto no me llama especialmente, pero en todo el conjunto la verdad que es una pasada. Creo que si Alex tuviera que escoger un momento del viaje sería este, disfrutó como un enano, no se creía que estuviéramos realmente allí. Termina el partido y vamos hacia el metro para volver al hotel, que mañana toca un madrugón muy grande.
El metro como ya dije merecería un capítulo a parte por su funcionamiento, pero también por las cosas que te encuentra y ves en él, y no me refiero a las ratas que campaban a sus anchas. Ese día de la que volvíamos al hotel, mientras un indigente estaba tumbado durmiendo, otro le metió una moneda en el bolso, por lo que éste se despertó y comenzó a increparle,y en un abrir y cerrar de ojos veo que el que se encontraba sentado le estaba amenazando con un destornillador. La gente se apartó un poco pero tampoco les hizo demasiado caso, nosotros que estábamos justo en frente nos quedamos viendo el espectáculo. Otro día un chico esnifó dos rayas justo a mi lado, sin yo darme cuenta mientras miraba unos mapas, y casi enfadándome con Alex porque no me estaba haciendo caso y es que el pobre estaba atento a este chico, que aparte de eso hacía cosas muy extrañas, como chuparse los pezones. Como digo es todo un mundo el metro.

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