Mi sueño cumplido ✏️ Blogs de Egipto

Con muy pocas horas de sueño, mi hermano y yo nos plantamos en el aeropuerto de Lúxor, donde nos espera nuestro chófer para los próximos 4 días, Gaber, un chico al que localicé a través de varias personas del foro que habían hecho muy buenos comentarios. Tras un check-in ultrarrápido en una pensión de la orilla oeste, el Pyramids Inn, empezamos las visitas. Mi recomendación es alojarse en pequeñas pensiones donde el trato con los lugareños va a ser directo y estrecho. Cualquier necesidad o duda que tengas la van a atender y puedes meterte de verdad en cómo viven su día a día.
Empezamos con el Valle de las Reinas. Lo hacemos de primero porque no quiero perdérmelo de ninguna manera. No hay prácticamente nadie. Me da mucha rabia que no se publicite este lugar porque es increíble.
A pesar de que la fama de "Capilla Sixtina" se la lleva la tumba de Seti I en el Valle de los Reyes, la Tumba de Nefertari no tiene nada que envidiarle en calidad cromática y riqueza creativa, más aún teniendo en cuenta que ella nunca ejerció como Faraona, sino como simple Reina, todo un hito!
Es aquí donde nos topamos por primera vez con la picaresca de los "guardianes" de las tumbas. Gente con un salario miserable por parte del gobierno que necesita sacarse un extra permitiendo a los turistas sacar fotos donde supuestamente no está permitido. Triste, sí, pero la clase trabajadora egipcia ha visto muy mermado su poder adquisitivo con la constante devaluación de la libra, el aumento de los precios de productos básicos y por supuesto del combustible.
También aprendemos en esta primera mañana que dar 5 € de propina por sacar fotos en la tumba de Nefertari no sólo es una exageración sino que tiene el efecto de que piensan que eres rica y entonces te quieren sacar incluso más. Lo cierto es que hay una explicación: mis gafas de sol recién estrenadas se escurrieron por un agujero en el suelo que lleva a una cripta; ya véis al pobre hombre metiéndose en el agujero para intentar rescatarlas. Me sentí muy agradecida y con la emoción, le solté esa pasta, sí una pasta!!! Nuestro chófer nos lo repite varias veces: 5 libras es suficiente, 10 libras si realmente quieres darle un premio. Y yo, 5 €... En fin, así se aprende!
En el Poblado de los Artesanos y en el Valle de los Nobles podemos ver representadas escenas cotidianas de la vida en el Antiguo Egipto, lo que nos acerca la parte real del día a día del pueblo. No es fácil encontrar representaciones de este tipo por lo que lo absorbemos con la vista y fotografío con detalle. Este tipo de pinturas, aunque puedan parecer no tan espectaculares, para alguien que quiere conocer la historia de verdad, de la mayoría de la población, son esenciales.
El Ramesseum y Medinet Habu son también parada obligatoria para conocer esos templos no tan concurridos pero de gran belleza. A las 3 de la tarde en un día de octubre, tenemos el Ramesseum todo para nosotros: un lujazo a cambio de pasar un poquito de calor
Nos quedamos en la orilla oeste, con el trajín de la gente de un lado para otro y el pan que se cuece en la calle a la luz del sol. También tenemos tiempo para deleitarnos con el atardecer desde la terraza a pie del Nilo del Restaurante Almina, un remanso de paz donde, entre un montón de zumos frescos, preparan una bebida a base de zumo de limón revitalizante que nos devuelve a la vida. Tras el barullo y gentío de las calles atestadas de gente, este sitio supone el primer momento de paz en suelo egipcio. De las vistas, no necesito ni hablar: al otro lado el Templo de Luxor ya iluminado.
Gracias a Gaber podemos mezclarnos con los locales, cambiar dinero cuando los bancos ya están cerrados (a mí con la emoción de ver cosas hasta se me olvida que para entrar a los sitios hay que pagar , comer en sitios auténticos y baratísimos (ahora sí, los estándares de limpieza no son los mismos que los nuestros pero hemos venido con la mente abierta, que es lo que hay que hacer!). También se encarga él de comprarnos las aguas por una miseria, cosa que no obtendríamos de ir nosotros.

Teniendo a un local como chófer nos permite también conocer a su familia y disfrutar de las mejores vistas de la Orilla Oeste: una terraza de noche cuyas vistas son, ni más ni menos, que las del Valle de los Reyes con todas las entradas a las tumbas iluminadas desde el exterior: sobrecogedor!

Finalmente, acabamos nuestra primera e intensa jornada en el Restaurante African Garden, también en la orilla oeste: barato, tranquilo y delicioso. Ahí empieza mi relación de amor con el Baba Ganoush: exquisito!

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Hoy toca madrugón para irnos de ruta. Nuestro destino serán los Templos que se encuentran en Abydos y Denderah y las visitas las haremos de mano de un egiptólogo. A través de este foro había contactado con una pareja, @Daldea y su chica, que también estaba interesada en esta excursión así que mi hermano y yo nos juntamos con ellos para que nos saliese más económico el trayecto. Y acabamos pasándolo genial.
El camino es bonito: árido a la izquierda y verde vibrante a la derecha con sus cabras, vacas, sus pastos, sus palmeras, la gente que va a en burro, la que lleva sus galliñas para vender...
Abydos nos espera totalmente vacío con lo que tenemos la suerte de tenerlo sólo para nosotros al menos durante un rato y poder admirarlo con los pájaros que han madrugado tanto como nosotros. En Denderah tenemos algo de compañía y ya no sentimos tanta paz y tranquilidad pero desde luego, ambos lugares son obligatorios para quienes nos gusta la arquitectura egipcia. No os los perdáis!
De vuelta a Lúxor, nuestro chófer nos compra bocadillos de falafel de habas en plena calle, baratísimos y buenísimos. A las 15.30 h nos dejan en el Templo de Karnak. Sabemos que no contamos con mucho tiempo la visita pero aún así, hay que aprovechar el día! Como dice el compañero @Bartomeu, es un sitio magnificente en el que necesitas sucesivas visitas para poder apreciarlo en todo su esplendor. Mi momento lágrima nº 1 del viaje llega al entrar en la Sala Hipóstila. Indescriptible. Aún hoy, viendo las fotos y los vídeos, me cuesta creer que haya estado en ese sitio.
Las puertas cierran a las 18 h así que nos vamos andando hacia el centro; la temperatura es ideal. En vez de ir por la corniche nos vamos por donde está la Avenida de Esfinges, actualmente en fase de excavación. Luego, girando a la izquierda, nos adentramos en un barrio popular, sin turistas. Nos dejamos llevar por el impulso de conocer y caminar sin pensar. Aquí sí paro de sacar fotos y me guardo la cámara. No por miedo a que me la roben sino más bien por un tema de respeto. Los niños venían a pedirnos dinero pero evidentemente sabemos que no debemos alimentar esa forma de vida y con una sonrisa les decimos que no. Juegan descalzos en la calle.Nos llama la atención, sí. Nos escandaliza, no. Porque es tal cual como iba mi padre cuando era niño, hace 50 años en España.
Los adultos que nos ven se extrañan pues no es una zona turística y reprenden a los críos por “molestarnos”. Para mí este es el Egipto que quiero ver, el real. Y además no lo juzgo desde la superioridad occidental sino que me doy cuenta de que hace bastante poco nosotros también estábamos así y nunca se sabe cuando lo podemos volver a estar. Para ésto es para lo que viajo: para conocer, aprender y relativizar.
La gente está delante de sus casas o en los comercios, de palique o fumando unha shisha. Una vida relajada y tranquila enmedio de viviendas que no están en perfecto estado y de calles que llevan mucho sin limpiar.
A lo largo de la calle Abd El-Hameed Taha se extiende un mercado pero no el turístico sino donde compran los locales. Allí los precios sí que son buenos! Y además no nos molestan porque no esperan visitantes. Y es que Lúxor es una ciudad bastante agobiante pues los vendedores se cuelgan literalmente de ti.
Como tenemos tiempo antes de cenar, nos acercamos al Museo de la Momificación. Un lugar muy pequeño pero tremendamente interesante y también todo para nuestro disfrute.
Y ahora sí que sí nos toca reponer fuerzas. Para ello elegimos el Restaurante Sofra. Un poco caro para los estándares egipcios (de hecho prácticamente sólo hay turistas) pero vale realmente la pena y los Mezzes están deliciosos.

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Hemos dormido menos de 3 horas. A las 4 de la madrugada estamos esperando la furgo que nos llevará a sobrevolar la orilla Oeste en Globo. Estamos muertos pero aún así disfrutamos lo maravilloso de la experiencia. Sin embargo, la emoción del globo y el gasto de energía del día anterior nos pasan factura. Tras visitar Hatshepshut y ya en la puerta del Valle de los Reyes, tenemos tal cansancio físico y mental que optamos por volver a nuestra pensión y dormir unas cuantas horas más. Aún no hemos procesado toda la belleza que hemos visto el día anterior!
Ya más descansados, antes de la hora de la comida, hacemos las maletas para dejar la pensión y nos dirigimos a nuestro crucero que nos espera en la orilla opuesta. Hasta el día siguiente no zarpa hacia Aswan así que aún tenemos margen para hacer las visitas que nos han quedado pendientes hoy. Por la tarde, visitamos el templo de Luxor y después de la cena cruzamos de nuevo a la orilla oeste para dar una vuelta con Gaber que nos lleva a casa de su primo. Este chico duerme nada más y nada menos que en la planta superior de la casa familiar y su único techo son las estrellas. Sí, sí, le gusta dormir allí! Además de eso, goza de una espectacular vista hacia el Valle de los Nobles, la cual comparte con nosotros. Es uno de esos momentos mágicos que sólo puedes vivir con los locales.

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