Cuatro días en Estambul ✏️ Blogs de Turquia

Llegamos en avión a Estambul desde Atenas el 8 de diciembre a las 10 de la mañana.

Para entrar en Turquía se necesita un visado, nosotras lo sacamos por Internet a través de esta Web, cuesta unos 18 euros, tiene una validez de tres meses y cuesta unos 18 euros.

Lo mejor que puedes hacer nada más llegar al aeropuerto es comprar la Istanbulkart, es una tarjeta monedero (se recarga) y sirve para utilizar todos los medios de transporte público de la ciudad (autobuses, metro, tranvías, barcos y el funicular). Hay unas máquinas en el aeropuerto que unas veces funcionan y otras no... Ese día no funcionaban, así que le pagamos directamente al conductor, pero en cuanto puedas cómprala, es lo mejor para moverte por la ciudad (a nosotras al final nos la regaló un autobusero, jaja)

Para llegar a la zona de Sultanahment, que era donde estaba nuestro hotel, nosotras pillamos el bus de la compañía Havaist (de lujo), cuesta tres euros y para en la cisterna Basílica. Hay un bus desde el aeropuerto cada media hora y está muy bien indicado.

Nada más llegar al hotel, las vistas desde la terraza eran increíbles... (la foto es del amanecer al día siguiente)



Y a los pocos minutos de llegar, sin esperarlo, empezó la llamada a la oración. Nunca había presenciado nada parecido... fue increíble. Las mezquitas se contestan entre ellas y el volumen era alto, además nosotras teníamos los altavoces muy cerca y debía ser la hora punta porque el canto (medio cante andaluz-medio tonana asturiana) duró un buen rato (de noche es más corta, supongo que para no despertar a la gente). Así que nada más llegar ya estábamos alucinando con la ciudad que nos enamoró completamente.

Descansamos un poco y nos fuimos a dar un paseo por el hipódromo (frente a Santa Sofía) allí se encuentra el obelisco de Teodosio, la fuente alemana y la columna serpentina (originariamente se encontraba en Delfos y fue trasladada a Constantinopla por Constantino I ) una de sus cabezas la puedes ver en el arqueológico de Estambul.

Por toda la ciudad hay casas de cambio y el precio es el mismo que en los cajeros, así que si llevas euros puedes cambiar sin problema o sacar directamente liras turcas en el cajero.

1 euro: 0.15 liras turcas

Justo enfrente estaba la cisterna basílica, así que por 20 TL vimos esta maravilla:


Tuvimos mala suerte porque era domingo y estaba petado, pero el resto de la semana nos fijamos y no había apenas gente...

Fuimos a comer a una terraza, a pesar de ser diciembre tuvimos muchísima suerte con el tiempo y se podía comer perfectamente fuera, además te ponen estufas y mantas por toda la ciudad. Una gozada.

Teníamos contratado un espectáculo de derviches giradores en la antigua estación del Orient Express que nos había costado 15 euros.
Nada más llegar te dan un te y al poco tiempo comienza el espectáculo. Es recomendable ir al menos media hora antes si no quieres verlo desde la segunda fila, normalmente va mucha gente. Es increíble verlos entrar en una especie de éxtasis y más en ese escenario, una de las salas de entrada al Orient Express. Me imaginaba que en cualquier momento aparecería Agatha Christie a sentarse con nosotras.


Agotadas nos fuimos al hotel después de cenar.

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Después de un desayuno completo en la terraza del hotel y como santa Sofía cerraba los lunes, nos fuimos directas al palacio de Topkapi.

En las taquillas nos sacamos una entrada combinada al palacio, santa Sofía y museo arqueológico por 162 liras turcas (precio de invierno, por el verano cuesta 180). La entrada al harén se pagaba aparte y nos costó 42 liras turcas.

El palacio es para tomárselo con calma, estaríamos unas dos horas y aún podíamos haber pasado más tiempo visitando todos sus rincones.

En la llamada "sala de las reliquias" te puedes encontrar con el bastón de Moisés (nuevo y brillante como si no hubiera pasado el tiempo por él...), la huella de un pie del profeta Mahoma, pelo de su barba... También están las llaves de la Kaaba y uno de los primeros coranes escritos. El sitio está abarrotado y es muy agobiante, mejor verlo rápido. También tienes la "sala de las esmeraldas" donde podrás ver la famosa daga de Topkapi, un montón de piedras preciosas enormes y el trono de sultán Ahméd I.


Aunque para mi lo mejor de todo fue la visita al harén. En esta zona residía el sultán con toda su familia y llegó a albergar a más de mil mujeres. Dentro hay distintas zonas: la zona de los eunucos, las salas de mujeres y los apartamentos del sultán. Me impresionó su ducha cerrada, como una jaula de oro. Por lo visto, en el momento de la ducha, al estar desnudo y ciego por el jabón, el sultán no podría ver si le atacaban y su vida corría peligro, así que ponía la llave y se relajaba detrás de los barrotes.


Por la tarde nos fuimos en bus al Café Pierreloti. Se pilla a la izquierda del puente de Gálata (verás un montón de ellos) buscas el 99A y te bajas en Eyup. Nada más bajarte te encuentras con la mezquita de Eyüp Sultán Camii, un lugar de peregrinación para muchos musulmanes pues en el templo descansan los restos de Abu Ayyub al-Ansari, amigo y uno de los brazos derechos de Mahoma.

Para subir al café (lado izquierdo de la mezquita) vas ascendiendo por un cementerio en escalera. Por lo visto es muy cotizado enterrarse allí pues todo el mundo quiere descansar junto al amigo del Profeta. Estaba lleno de gatos y perros y la gente les llevaba comida.


También hay un teleférico para subir que vimos al bajar, pero creo que el camino por el cementerio es más bonito.

El café Pierreloti tiene unas vistas increíbles al cuerno de oro, pero está siempre petado, así que nos tuvimos que conformar con una mesa en doble fila.


Pillamos el mismo bus para volver y nos bajamos antes de cruzar el puente Gálata (donde están los pescadores) pues si te bajas tras cruzarlo, luego es un lío pasar al otro lado. Además, cruzar el puente de Gálata al atardecer, es una experiencia maravillosa... Lo cruzamos muchas más veces a distintas horas del día, pero el atardecer es especial.



De regreso al hotel pasamos por el mercado de las especias. Nada más entrar ya te envuelves de olores y colores. Pero ojo... está preparado para el turista, osea, los precios son los más caros de la ciudad y saben vendértelo. Mejor pasar de largo y comprar tus especias en otro sitio de la ciudad.


Nos fuimos a cenar y a disfrutar de la terraza con vistas a las mezquitas

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Al fin íbamos a entrar en Santa Sofía, actualmente es un museo, así que no hace falta que cubras la cabeza (en el caso de las mujeres) ni te descalces. Recomiendo subir al primer piso para admirarla en todo su esplendor y hacerte una idea mejor de su distribución, además en el piso de arriba se encuentran varios mosaicos bizantinos que son imprescindibles.


Aunque nada más entrar, tu mirada se dirigirá inevitablemente a la cúpula que parece flotar en el aire... Santa Sofía a pasado de basílica ortodoxa a mezquita y posteriormente a museo. Y esa mezcla se palpa nada más entrar. Aunque se dice que Erdogan volverá a convertirla en mezquita (ya se puede rezar dos veces al día en una de sus habitaciones)

Estaban restaurando una de sus partes, pero eso no nos impidió disfrutarla. La mezquita azul si que está peor para las visitas, pues la están restaurando casi por completo, la entrada es gratuita, pero debes estar pendiente de los horarios (no se debe entrar hasta 45 minutos después de la llamada a la oración).


Tras ver esta maravilla nos fuimos al museo arqueológico nacional, que se encuentra muy cerca de santa Sofía y antes de llegar al palacio de Topkapi. Allí tuvimos la suerte de ver en directo como estaban restaurando un sarcófago y por supuesto, admiramos el llamado "sarcófago de Alejandro" en una de sus salas:


Por la tarde nos fuimos a ver la torre de Gálata y la otra zona de la ciudad. Cruzamos el puente de los pescadores de nuevo y comenzamos la subida a la torre (buen ejercicio para los glúteos). Había cola para entrar y ya estábamos agotadas de subir, así que simplemente disfrutamos de la zona.


A la vuelta, cena turca y a dormir

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