Pequeñas Cícladas y Amorgos: acuarela de colores ✏️ Blogs de Grecia

DÍA 5. Primeros paseos por la isla de Schinoussa.

Desde el hotel Anatoli también se puede disfrutar de un bonito amanecer. Parece que mi inconsciente lo supiera, pues nuevamente despierto pasadas las 6 de la mañana y decido salir a verlo desde este nuevo rincón. Me encanta disfrutar de este momento desde las sillas de la terraza entre jardines. A las 7 regreso a la habitación a descansar un rato más y sobre las 9 nos levantamos a desayunar.


En el restaurante del hotel Anatoli se puede desayunar a la carta. Hay 4 opciones de desayuno y nosotras elegimos la nº 1, que es la más básica pero muy completa pues con un desayuno nos sirve para las dos: café, leche, croisant de chocolate, dos tostadas con mantequilla, mermelada y miel. 5,50€.

En la carta hay un montón de cosas y se nos ocurre preguntar a los del hotel si nos pueden preparar algo para llevar a la playa. Nos dicen que podemos pedir lo que queramos de la carta y nos apetece probar los pankekes griegos de tomate y feta. 6€. Mientras preparamos la bolsa de la playa, la estupenda cocinera nos preparara la comida en un tuper con cubiertos y servilletas. Una vez más, los griegos nos hacen sentirnos como en casa.

Pasadas las 10 de la mañana llega el chico de “Faros bikes” a traernos nuestro coche de alquiler que tenemos reservado para 2 días y medio: 80€. Vamos con él a su oficina de alquiler y tras firmar el contrato nos vamos a la playa. Hoy ha comenzado el meltemi, por lo que tenemos que buscar una playa resguardada del viento. Vamos a Aligaria, que está muy cerca del hotel. En realidad se trata de una bahía con tres pequeñas calas de arena dorada: Aligaria, Gagavi y Kampos. Pasamos la mañana en una de ellas y después de comer los ricos pankekes griegos, nos vamos a la de al lado, que tiene una zona de rocas que dan sombra. Las rocas son muy chulas y se pueden atravesar nadando, llegando a una nueva cala. Nos ha encantado esta playa y está tan resguardada que no hemos sentido el meltemi.


Sobre las 17:00 regresamos al hotel donde tras darnos un baño en la piscina nos preparamos para salir a conocer Chora. Es un gusto una isla tan pequeña pues en 5 minutos en coche hemos llegado a la capital de la isla. Dejamos el coche fuera del pueblo pues solo se permite acceder andando, lo que nos parece una maravilla. Es un pueblo muy pequeñito que solo tiene una calle en la que hay diferentes tabernas, cafés, mini-mercados y una panadería. Es una monada el pueblito y enseguida decidimos que cenaremos en “Deli”, donde reservamos una mesa en la terraza superior para un ratito más tarde.


Tras callejear un poco más, llegamos hasta la iglesia de Panagia Akathi, con su bonita cúpula azul, y enseguida llega la hora de la cena. Nos encanta la terraza que ofrece unas vistas estupendas del mar y sus alrededores. Además la cena está riquísima.

- Delí: bolitas de verduras y fava, calamar al grill con verduras, vino y refresco. 29€.

Desde Chora se puede bajar por un caminito a la playa de Tsiguri, donde hay una taberna que queremos conocer pues es una opción para cenar mañana. El sitio es muy bonito y nos sentamos en una hamaca a ver los colores que ha dejado el sol tras esconderse en el horizonte. Es probable que mañana vengamos.


DÍA 6. Schinoussa.

De nuevo me despierto a las 6 de la mañana y no me puedo resistir a asomarme a disfrutar del bello amanecer. Hoy lo disfruto desde los columpios del jardín del Anatoli. Sin palabras…


Hoy decidimos desayunar en la mesita junto a la piscina y viendo el mar, y probamos el desayuno nº 2 que incluye zumo, además del café, tostadas con mantequilla, miel y mermelada y un croasant: 6,50€.

Tras el éxito de la comida de ayer, le pedimos a la cocinera un pastel de calabacín y queso feta, y nos lo coloca en su tuper de playa. 7€.

Continua el meltemi y tenemos que buscar otra playa resguardada, así que optamos por Gerolimionas. Para llegar a ella hay que dirigirse a Messaria y tomar una carretera que hay antes de llegar, a la izquierda. Tras aparcar el coche se baja por un camino de tierra andando durante 10 minutos. El paseo es sencillo y merece muchísimo la pena pues la playa es preciosa, con arena clara. ¡Estamos solas! A mitad de la mañana llega una pareja y después un grupo de chicas jóvenes. Se respira calma total… y pasamos un día estupendo entre baños, lectura y ese hojaldre rico del restaurante Keros.


Tras el baño de rigor en la piscina nos preparamos para salir. Hoy queremos cenar junto al mar pero dudamos entre Tsiguri y Mersini, que es el puerto de la isla. Vamos a la playa de Tsiguri y paseamos con calma viendo la puesta de sol. Hay un chinchorro maravilloso para ello y pasamos un rato maravilloso.


Finalmente nos animamos a conocer Mersini, que realmente es un puerto con dos tabernas y una pequeña playa. Nos sorprende la cantidad de yates de lujo que se ven en el puerto de una isla tan auténtica y tranquila. Miramos las dos tabernas y nos decantamos por Mersini, pues la vemos más sencilla y nos encantan sus mesitas en la arena. Enseguida tomamos asiento para cenar allí, mirando al mar y a las barquitas, mientras se oculta el sol tras la montaña junto al mar.

- Mersini: dakos, risotto con frutos del mar, vino y refresco. 33€.


Hoy la cena ha sido más cara, pero las raciones eran abundantes y lo que sobra nos lo ponen en un tuper, que sabemos que nos vendrá estupendamente. Nos ha encantado cenar aquí.

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DÍA 7. De Schinoussa a Koufonisi.

Hoy me levanto más tarde, pensando en recoger para dejar el hotel y la isla. El meltemi continua y nos sentamos a desayunar en una mesita más resguardada. De nuevo el desayuno nº 1: 5,50€.

Recogemos la habitación y dejamos las maletas en el hotel, pues el ferry sale por la tarde y podemos aprovechar la mañana en Schinoussa. Primero vamos a llenar el depósito del coche en la única gasolinera que hay en la isla, entre Chora y Mesaria. Después vamos a Chora pues allí está la oficina donde recogemos los tickets del ferry para esta tarde. Damos el último paseo por Chora y compramos un imán para nuestra colección del frigorífico. Ya tenemos todo a punto y podemos ir a la playa.

Tenemos varias playas en la zona del hotel que están bien, pero creemos que no son todas adecuadas para el viento de hoy. Teníamos ilusión por ir a Kavos Michali, a la que se accede desde la playa de Lioliou, aunque sospechamos que no va a ser agradable con el viento. Aun así probamos, aparcamos en Lioliou y tras atravesar la puerta azul, seguimos el caminito que lleva a Kavos Michalis. Al principio no la vemos, pues el oleaje es tan fuerte que apenas permite ver las calas bajo el acantilado y no se parece en nada a la foto de mi guía. Decidimos bajar y pasamos un rato en las bonitas piedras blancas, pero no podemos bañarnos y finalmente decidimos irnos.

En Lioliou tampoco se puede bañar, así que nuestro plan de comer en la taverna de esta playa, nos falla. Nos da pena porque teníamos muy buenas referencias de la taverna Accathi, pero siempre hay que dejar algo para la próxima. Decidimos ir a la cueva de Pori, que parece estar muy resguardada. Y así es, aparcamos en Almyros, que está junto a nuestro hotel, y dando un pequeño paseo sobre las rocas, enseguida llegamos a Pori. Es una cueva con aguas cristalinas, y pasamos la mañana totalmente solas. El agua está calmada y se está fenomenal. Hemos llevado las sobras de comida que teníamos y comemos allí, entre baño y baño.


A pesar de ser un día de cambio de isla, estamos muy tranquilas pues sabemos que tenemos el hotel al lado. A las 15:45 estamos en el hotel, donde cogemos las maletas y las metemos en el transfer. Nosotras vamos a dejar el coche a la oficina de “Faros bikes” y cuando dejamos el coche continuamos el trayecto hasta el puerto en el transfer de nuestro hotel.

- Small Ciclades Lines: 4€ adulto + 2€ niño: 6€

Nos ha encantado conocer Schinoussa. Es una isla pequeñita y muy tranquila, con playas muy chulas y un ambiente muy auténtico y familiar. Chora es una monada y la zona del puerto también. Sin duda, merece la pena hacer una visita a esta pequeña cíclada.

A las 16:30 nos montamos y a las 17:10 estamos en la isla de Koufonisia. El nombre de Koufonisia viene de las palabras griegas koufos (hueco) y nissi (isla). Al llegar en barco se ven sus rocas que antiguamente servían como refugio a los piratas. Al bajar del barco en Koufonisia, siento que el puerto me resulta muy familiar. Hace ya 7 años que estuvimos aquí, pero quedó perfectamente grabado en mi retina, pues lo recuerdo como si hubiese sido hace poco.

El transfer del hotel Portes houses nos está esperando. Estoy deseando llegar a este hotel, pues promete. Y así es, nos encanta; mi hija se queda sorprendida de los pequeños detalles que hay en cada pequeño rincón. Fotini nos recibe en la recepción, con unos dulces típicos griegos: lokum o delicias turcas, acompañadas de agua fresquita. Mientras los degustamos, nos explica algunas cosas de la isla y enseguida nos lleva a nuestra habitación, que está en la parte trasera, al ser de las interiores y se accede bajando unas escaleritas. El mobiliario es nuevo y está decorada con muchísimo gusto, además de tener un baño ideal y una pequeña zona de cocina. Las ventanas están en la parte superior.

Estamos deseando estrenar la piscina y sentarnos en los pufs que la rodean. Se respira un ambiente tranquilo pues estamos solas y solo se escucha el sonido del agua al caer por el pequeño canal que atraviesa el jardín, lleno de preciosas buganvillas.


Nos encanta este hotel. Pero tenemos muchas ganas de acercarnos al pueblo y enseguida nos vamos a preparar para salir. Hay que dar un pequeño paseo por una calle paralela al mar y enseguida comenzamos a ver algunas tabernas y tiendecitas. Se ve más ambiente que en Iraklia y Schinoussa; sin duda, Koufonisia es mucho más turística y más chic, pero tiene un mar que la hace única, entre otras cosas.


Enseguida vemos una de las tavernas que nos ha recomendado Fotini, “Capitán Dimitris” y nos da la sensación de ser una auténtica taberna de pescado. Sin pensarlo mucho, reservamos una mesa en la terraza superior para las 20:30 y continuamos nuestro paseo. Llegamos hasta la playa de Ammos, que tiene una luz especial a la hora de la puesta de sol con sus reflejos anaranjados. Nos encanta esa zona y paseamos por ella tranquilamente, disfrutando de cada casita, cada barquita, cada ola del mar. Paseamos también por la calle que parte de Ammos junto al mar, donde hay varios locales para tomar algo, como el Sorocco, un lugar ideal junto a la cala de Fanos. Hay muy buen ambiente y nos encanta, pero ya es la hora de cenar y Capitán Dimitris nos espera. Nuestra mesa está bajo un arquito con vistas maravillosas al mar. Está anocheciendo pero el reflejo azul es único. Una cena super agradable y muy muy rica:

- Capitán Dimitris: mix de bolitas (mitad tomate y mitad calabacín) y calamar relleno de queso y pimientos, vino y refresco. 21€. Las cantidades son enormes.
Nos vamos felices a la cama.


DÍA 8. Pano Koufonisi.

Hemos dormido fenomenal en este nuevo hotel y estamos deseando salir a la zona de la piscina, donde tomamos el desayuno los huéspedes de las habitaciones que no tenemos terraza. Nos sentamos en nuestra mesa preferida junto a la piscina, la mesita preciosamente decorada con caracolas, conchas y velas en lamparitas ideales. Ayer Fotini nos ofreció una gran variedad de productos a elegir para nuestro desayuno y dejó anotada nuestra elección, que el camarero nos prepara. ¡Menudo desayuno! Zumos, ensalada de frutas, frappé, leche, miel y mermeladas caseras, variedades de pan blanco e integral, bizcocho, hojaldres variados, huevos cocidos y tortillas de verduras y queso. Estas últimas nos vienen fenomenal para hacernos bocadillos para llevar a la playa, además de un estupendo yogur griego casero ¡y el resto nos lo tomamos todo!


Koufonisia se compone de tres islotes, Pano Koufonisi, la isla principal, Kato Koufonisi inhabitada con algún ocupante en verano y Keros la isla desierta. Pano Koufonisia tiene una superficie de 3’5 km, es árida y llana siendo su punto más elevado de tan solo 100m. Sus cerca de 280 habitantes se dedican a la pesca y al turismo. Tiene hermosas playas y su recortada costa alberga calas con playas de arena fina y dorada y algunas piscinas naturales.

Hoy vamos a recorrer andando la costa sureste de la isla de Pano Koufonisi, desde nuestro hotel hasta la bahía de Pori. En este tramo están las playas y calas más bonitas de la isla, siendo lo más interesante recorrerlas andando para ir parando a darte un baño o quedarte en la que más te guste. El hotel Portes Houses se encuentra situado al comienzo del camino que recorre las playas, siendo la primera que vemos Hondros Kavos, la playa del barquito pesquero que fotografié hace 7 años y hoy veo igual, como si el tiempo no hubiese pasado. A patir de aquí no podemos parar de hacer fotos a esas aguas turquesas increíbles, cuya tonalidad va cambiando con la profundidad de mar, junto a esa arena amarilla y levemente tostada según cada zona. Es una costa espectacular.


En las primeras playas se ve más gente, pues hay chiringuitos y algunos apartamentos, pero según vamos avanzando por la costa, se percibe cada vez más tranquilidad. Nos damos un baño en Finikas, otro en Platia Pounda y llegamos hasta Piscina, que como su nombre indica es una piscina natural entre las rocas con agua turquesa espectacular. Vemos Devile`s eye y llegamos hasta las cuevas de Pori, al punto extremo de la bahía desde donde se ve la playa más grande de la isla, Pori.

Tras haber visto todas las calas, tenemos claro en cuál nos queremos quedar a pasar el resto del día. Es una cueva que nos parece de difícil acceso pero queremos lograr baja a esa calita. Finalmente mi hija baja por unas piedras laterales y llega nadando a la cueva, yo le lanzo la mochila y bajo por otras rocas hasta tirarme de un salto. ¡Lo logramos! Lo que no sabemos es cómo volveremos a subir, pero de momento estamos en un rincón encantador. Tenemos frente a nosotras aguas cristalinas para nadar rodeadas de arena para descansar, una cueva para refugiarnos del sol, comida y agua. ¿Qué más se puede pedir? Disfrutar de cada uno de los instantes en este rinconcito. Y así es, pasamos un día precioso.


Tras ingeniárnoslas para subir de nuevo al camino, mi hija de nuevo nadando y yo escalando pero con mochila, ¡uf!... tomamos el camino de regreso al hotel, viendo mucha más gente que esta mañana. Pero al llegar al Porte houses, reina de nuevo la paz, baño en la piscina, ducha y salimos a pasear por Chora.

Hoy recorremos la parte interna del pueblo, que principalmente es una calle llena de tiendecitas, tabernas, casitas y una iglesia. Además, encontramos “Koufonisia tours” la agencia de viajes con la que he contactado por email para organizar nuestra visita a Kato Koufonisia para mañana. He pensado mucho el hacer o no esta excursión, pues realmente no es necesaria para ir a Kato, ya que en el puerto hay dos compañías de barcas que te llevan a modo de barco-taxi, con un horario establecido, casi cada hora. La cuestión es que quiero ver la playa de Kastelli, que me tiene enamorada, y por tierra no se puede acceder a ella, además de que el barco deja bastante alejado. Al hacerlo con excursión, se puede ver esta playa, bajar a nadar desde el barco y ver la cueva. Además, la excursión para también en la playa de Pezoula y en los islotes de Glaronisi y Keros. En la agencia, Ianthi nos explica el trayecto del barco en la excursión, un barco de vela denominado “Ivilato” en el que vamos un máximo de 8 personas, confirmándonos que tenemos sitio para hacerla mañana. Finalmente, nos decidimos, pagando 50€ cada una: 100€ en total.


Continuamos nuestro paseo entre las bonitas calles de Chora hasta llegar a la otra taberna de pescado recomendada, “Capetan Nicolas” en la que vemos mucha gente y decidimos reservar un buen sitio para cenar mañana con la puesta de sol. Continuamos nuestro paseo hasta Karnagio, la zona del famoso molino de Koufonisia, donde se encuentra el restaurante del mismo nombre, con mesitas azules junto al mar. Reservamos una de esas mesitas para cenar a las 20:15 y continuamos nuestro paseo llegando hasta la iglesia de Agios Nikolaos, desde donde vemos el sol comenzar a ocultarse bajo el mar, junto a dos playas muy bonitas. Estamos solas en un lugar encantador. Ese sol cayendo… esa luz tan especial… momento mágico. Y llega el momento de la cena junto al mar.

- Karnagio: mejillones saganaki, pastel de salmón, vino y refresco. 22€.

Nos encantan la cena y el lugar, y regresamos felices a Chora, donde cogemos los tickets del siguiente ferry y compramos un imán para nuestro frigorífico. Tenemos un paseo hasta el hotel y nos vamos contentísimas a dormir. Ha sido un día precioso.

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DÍA 9. Kato Koufonisi.

Tras el estupendo desayuno en la zona de piscina del Porte Houses, nos preparamos para nuestra excursión a Kato Koufonisi. Como el barco sale a las 11, nos da tiempo de disfrutar un ratito de la piscina del hotel, ya que por la tarde no va a ser posible y no queremos perder ni un momento de un lugar tan maravilloso.

Vamos paseando al puerto, donde enseguida vemos el pequeño barco de vela, “Ivilato”. Saludamos al capitán, que es muy simpático y habla muy poco inglés. Somos 8 viajeros, siendo el resto todos griegos. La ruta comienza bordeando la isla de Pano Koufonisia en la zona de Loutro. Nos acercamos a Karnagio y su bonito molino, y llegamos hasta la bahía de Parianos, un pequeño puerto con barquitas muy bonito.


De allí nos dirigimos a la costa noroeste de la isla de Kato Koufonisi, y enseguida vemos los trozos de roca dispersos que sobresalen del claro y profundo mar azul. Las rocas que forman este pasaje nos llevan de bahía en bahía y en una de ellas el barco atraca. Es la playa de Kastelli, esa que estaba deseando ver, un lugar único por el color turquesa de su mar que contrasta con las rocas que sobresalen. Estamos deseando lanzarnos al agua y acercarnos a la cueva y a la playa que hay en frente. ¡Y allá vamos! Es una pena no haber podido llevar la cámara al agua para hacer fotos, pues es un lugar muy especial, que sin duda queda grabado en nuestra retina.


Tras la parada en Kastelli y baños varios, el barco continua bordeando la costa de la isla de Kato, hasta llegar al islote de Glaronisi. En esa zona el mar está muy movido pues aún son días de meltemi. Es una pena pues no podemos parar a darnos un baño, pero desde el barco podemos contemplar la isla y los islotes que sobresalen formando cuevas que permiten posarse a las gaviotas. De ahí su nombre, pues Glaronisia significa “isla de gaviotas”. De allí nos dirigimos a la isla de Keros, la tercera isla que forma parte del archipiélago de Koufonisia. El capitán del barco nos explica que se han realizado excavaciones que han permitido encontrar restos de la antigua civilización cicládica del año 2500 a Cristo. Por ello, no se puede atracar en esta isla, siendo una visita rápida, aunque realmente no nos importa pues el mar continua movido y tenemos una pequeña sensación de mareo.

De Keros nos dirigimos de nuevo a Kato Koufonisia y el barco atraca en la playa de Pezoula, una playa resguardada del viento en la que se está de maravilla. Nos lanzamos desde el barco, acercándonos a la playa, que está totalmente vacía; calma total… Regresamos al barco y nos tomamos el bocadillo de tortilla y unos hojaldres de queso que nos han sobrado del buffet del hotel. Comida en un barquito de vela frente a aguas cristalinas. Maravilla… Pasamos dos horas en esta playa entre baños y relax, y a continuación el barco continua bordeando la costa que es preciosa, hasta llegar a una zona de cuevas, en la que hace una nueva parada para darnos otro baño y acercarnos hasta las cuevas.

La última parada es la playa de Nero, una playa de arena y piedras en la que se encuentran algunas personas pues es cerca de allí donde para el barco-taxi que viene de Pano Koufonisia.


Son más de las 17:30 cuando llegamos a Pano Koufonisia, tras pasar un día estupendo y muy aprovechado y completo. Estamos muy contentas de haber hecho esta excursión, ya que nos ha permitido ver y bañarnos en un montón de calitas de esta isla, además de la playa de Kastelli, que era nuestra prioridad, y los islotes de Glaronisia y Keros.

Vamos al hotel a cambiarnos para salir con tiempo, pues hoy mi hija quiere hacer algo especial, como es bañarse en las playas de Loutro viendo la puesta de sol. Vamos decididas a la playa de Spilia, que está totalmente vacía y tiene unas vistas maravillosas del molino y tras él, el sol que ha comenzado a bajar para ocultarse en el mar.


Mi hija se baña y está feliz. Y ahora nos espera nuestra cena, en una mesa en primera línea de la puesta de sol sobre Karnagio.

- Capitán Nikolás: Pimientos rellenos de feta al horno, pulpo con fava e higos, vino y refresco. 24€.

Nos encanta la cena y nos encanta el lugar. Hemos disfrutado muchísimo de la cena hoy, pero como es nuestra última noche en esta isla, queremos despedirnos tomando un cocktail en Mylos, un local precioso en la zona y con muy buen ambiente. El remate para un día maravilloso.


DÍA 10. De Koufonisi a Amorgos: Aegiali y Tholaria.

Nos queda una mañana en la isla de los colores y nos pensamos mucho dónde pasarla. Finalmente decidimos hacerlo sencillo a la vez que bonito, y nos quedamos en una de las playas de la costa sureste de Koufonisia; Hondros Kavos. Es la playa del barquito, una de las primeras del paseo, que está situada a 5 minutos andando de nuestro hotel. Es una suerte, y más lo es llegar allí y estar solas. Cuando llegamos, el barquito pesquero no está, pero a mitad de la mañana llega y atraca allí, siendo de nuevo “la playa del barquito”, “la playa de mi foto”, “la playa de los colores del arco iris”. Nos me canso de mirar ese mar azul en todas sus tonalidades y siento que es una bonita forma de despedirnos de Koufonisia.


Allí comemos nuestro bocadillo de tortilla Porte Houses y nos dirigimos la hotel, pues hemos quedado a las 14:00 para que nos lleven al puerto. Por la mañana hemos dejado nuestras maletas en recepción y cuando llegamos, la hija de Fotini, que es un encanto, nos dice que está comprobando el estado del ferry y va con retraso, así que podemos salir a las 14:30. Nos queda media hora estupenda para pasar en la piscina y despedirnos felizmente de este maravilloso hotel. Se nota que nos ha encantado, ¿verdad?

A las 14:30 el transfer nos lleva al puerto y llegamos con tiempo de sobra hasta la llegada del ferry.

- Bluestar: adulto 6,50€ + niño 3,50€: 10€

Son casi las 16:00 cuando llegamos al puerto de Katapola en la isla de Amorgos. Allí nos espera Christos el dueño de nuestro apartamento para los 3 últimos días, que cuando lo reservé se ofreció a darnos un buen precio de alquiler de coche. Es un chico muy amable que nos lleva al parking donde está aparcado nuestro coche, un Peugeot 205 nuevo que lleva de maravilla, lo que se agradece en esta isla alargada y montañosa en la que los trayectos pueden resultar a veces un poco más largos de lo que estamos acostumbradas, pues venimos de islas muy pequeñas. El coche nos ha costado 120€ por cuatro días.

Nuestra estancia durante las dos primeras noches será en el puerto de Aegiali, al norte de la isla, por lo que nos despedimos de Christos hasta dentro de 2 días, que pasaremos a su apartamento de Katapola. Creemos que ha sido un acierto tomar esta decisión con el alojamiento, pues al estar alojadas en Aegiali será más cómodo movernos a los pueblitos y playas del norte de esta alargada isla.

Llegamos al hotel “Yperia” en Aegiali, un hotel pequeño y sencillo, con una habitación amplia y muy mona, con vistas al jardín y al fondo el mar. La zona de la piscina es encantadora y llegamos tan acaloradas que nos damos un baño estupendo en ese rincón con el mar al fondo. Únicamente se ve una familia francesa con hijos que se están bañando y enseguida se van y nos quedamos solas.


Por la tarde queremos subir a uno de los pueblos de la montaña, pero antes damos un paseo por Aegiali para buscar el sitio donde queremos cenar, un lugar del que tengo un estupendo recuerdo de nuestra estancia hace 7 años. Enseguida encontramos la taberna “To Limani” y hacemos una reserva en la terraza en la azotea para las 20:30. Tenemos una hora para subir a Tholaria, verlo y volver, así que cogemos el coche y en poco más de 5 minutos estamos por carretera sinuosa, estamos arriba. Aparcamos sin problema y paseamos entre sus bonitas callejuelas, también con cuestas y escaleritas, que ofrecen maravillosas vistas de la bahía de Aegiali. Nos encanta la iglesia, con adornos marrones además de su cúpula azul. Buganvillas, paredes empedradas, suelos con dibujos de flores pintadas en blanco y la luz del sol avisa que pronto se esconderá, hacen de este pueblo un lugar lleno de encanto. Disfrutamos mucho de nuestro paseo por este pueblo tan tranquilo, en el que también hay algunas tabernas donde algunas personas comienzan a tomar asiento para cenar.


Bajamos en coche a Aegiali y aparcamos junto al hotel para dirigirnos a cenar, pasando antes por el famoso molino de Aegiali cuya puesta de sol nos ofrece un color naranja precioso.

- To Limani: pastel de pulpo y quesos variados de Amorgos con mermelada de tomate, vino, limonada y sandía de regalo. 18€.

La terraza a tope pero nuestra mesita con vistas al mar y a la cúpula de la iglesia, una maravilla. Y la cena riquísima. Todo un acierto. Damos un paseo por Aegiali y su callejuela con tiendas y nos vamos al hotel a descansar.

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