Pequeñas Cícladas y Amorgos: acuarela de colores ✏️ Blogs de Grecia

DÍA 11. Amorgos. Agios Pavlos, Lagada y Potamos.

Esto de cambiar de hotel con tanta frecuencia es muy emocionante. Un nuevo despertar con nuevas vistas y un nuevo desayuno que nos encanta. Se ofrece en las mesitas de la zona de piscina y es muy completo. Zumo de naranja natural, sandía, frappé, leche, cereales variados, pan blanco e integral, croasants, mermelada y miel caseras, hojaldres de queso y de espinacas, ensalada, jamón, queso y yogur griego. Desayunamos fenomenalmente bien frente a la piscina y nos preparamos unos bocadillos que nos llevaremos a la playa.


Camino de la playa subimos al pueblo de Potamos a localizar el restaurante donde queremos cenar para reservar una mesa con vistas a la puesta de sol. Tras aparcar el coche hay que dar un paseo hacia arriba por un camino y escaleras y finalmente encontramos la taberna “Kamara”. Allí solo hay una señora que no entiende nada de inglés, por lo que hago grandes esfuerzos para explicarle con gestos que queremos reservar una mesa para cenar con vistas a la puesta de sol. Aunque parece haberse enterado de lo que le pido, se lo dejo escrito en un post-it que veo en una mesa, y lo dejo pegado en la mesa elegida. Tremenda la situación.

Cogemos de nuevo el coche para continuar a la playa de Agios Pavlos, a 5 Kms hacia el sur, con su famoso saliente de arena triangular hacia el mar. Esta playa es más bonita desde la lejanía, con sus barquitas en un lateral del saliente. Allí se encuentra el barco que lleva a la isla de Nikuria, situada en frente, que sale cada hora desde las 11, tal y como tenía previsto. Mientras esperamos hacemos una bonitas fotos de este playa y sus barcas y a las 11, puntual, sale la barquita, cuyo trayecto dura 10 minutos y cuesta 5€ ida y vuelta las dos.

En la isla de Nikuria hay 3 playas con aguas tranquilas, arenosas y con algunas rocas dispersas. El barquero nos ofrece parar en la que tiene un pequeño bar y hamacas o continuar hasta la siguiente y mi hija y yo somos las únicas que continuamos hasta la playa virgen. Cuando nos estamos ubicando en la arena, veo en lo alto una iglesia blanca y no me puedo resistir a subir. El caminito está bien marcado y la subida es fácil. Al llegar me emociona ver que además de la iglesia hay una campanita de esas que tanto nos gustan, así que me quedo allí un ratito yo sola disfrutando del paisaje y tanta paz…

La bajada es preciosa y disfruto viendo desde arriba a mi hija bañarse entre aguas azules; enseguida llego y le acompaño. La isla es muy agreste, hasta el punto que en un momento bajan unas cabras a acompañarnos mientras tomamos el sol. A las 12 llega de nuevo la barca y se baja una pareja y las 13 otras dos personas. Comemos nuestros hojaldres del buffet acompañados de ensalada griega y continuamos entre baño y sol hasta tomar el barco de regreso sobre las 16:15. Queremos llegar al hotel a tiempo para estar un ratito en la piscina antes de salir a pasear por los pueblitos y así lo hacemos.


Hoy subimos al pueblo de Lagada, a 3 kms de Aegiali y también con una subida sinuosa. Es ideal este pueblito, además de muy tranquilo con sus callejuelas, arquitos, puertas azules, buganvillas, sillas de colores y suelos con pinturas blancas.


Nos encanta, pero tenemos que llegar a tiempo al pueblo de Potamos. Por suerte, tenemos localizado el restaurante, pero nos entretenemos por el camino, pues la subida es realmente preciosa con la puesta de sol. Me atrevo a decir que no tiene nada que envidiar a la de Santorini. Espectacular.


Y el remate la cena en este restaurante en la colina, una antigua casa de dos siglos de antigüedad, reformada y con una bonita decoración que me hace sentir en un pueblo turco. Y nuestra mesita en primera línea de puesta de sol… y esa cena rica…

- Kamara: Briam y berenjenas con queso al horno, vino, refresco y de regalo un postre casero de galleta con chocolate.

Sin duda, el remate para este fantástico día.


DÍA 12. Rumbo al sur de Amorgos.

Tras el estupendo desayuno junto a la piscina y frente al mar, cargamos las maletas en el coche y decimos adiós al hotel Yperia. Hemos estado muy a gusto, aunque los dueños apenas hablaban inglés y no nos hemos comunicado apenas con ellos, que es algo que le da mucho encanto a los alojamientos griegos. Ellos controlaban más el francés, y es que en esta isla vemos mucho turismo de este país; no sabemos si tiene algo que ver con la película Le grand bleu, que fue rodada en esta isla.

Tomamos la única carretera que recorre la isla de norte a sur, dirigiéndonos a la playa de Agia Anna, precisamente uno de los principales escenarios de rodaje de la citada peli. Tras aparcar el coche vemos la bajada hacia la pequeña cala y su iglesia, una imagen característica de la isla de Amorgos. La cala es pequeña y muy conocida, por lo que cuesta encontrar un hueco en el centro, pero por suerte hay muchas zonas de rocas en los laterales, y elegimos una roca tranquila en la que nos ubicamos. Desde luego, no importa que haya gente, pues nos encanta esta playa, sus aguas cristalinas y nuestro rincón. Tenemos comida del buffet y ninguna prisa, por lo que disfrutamos muchísimo de cada instante del día en Agia Anna.


Desde allí aviso a Christos, el chico del apartamento, de nuestra hora de llegada y tal y como hemos acordado, estamos allí a las 17:30. Encontrar el apartamento Amorgos Pearls es fácil, pues está en pleno puerto de Katapola, en una callecita frente al mar.

Cuando llegamos, nos quedamos con la boca abierta. Es ideal. Enseguida llega Christos y nos presenta a su burrita Dolly que está atada en la misma finca en la que están los apartamentos; a mi hija le encanta. Realmente son dos apartamento en la misma finca: White y Blue. Yo elegí el White, pues me gustaba más la terraza y está más cerca del mar. Todo está nuevo y decorado con mucho gusto. Por dentro tiene una zona de estar con cocina y una cama, con un bonito baño. Por fuera una mesa de madera larga, otra pequeñita con sillas de mimbre, un chinchorro con vistas a la puesta de sol y un sofá con cojines blancos, con una réplica del monasterio de Hozoviotissa. Los cristales de las ventanas son espejos desde fuera pero transparentes desde dentro, para poder ver pero que no te ven, pues el jardín está expuesto a un caminito por el que puede pasar gente. Pero es una zona super tranquila. Estamos emocionadas con este lugar.


Nos preparamos para dirigirnos a Chora, que se encuentra en lo alto, a 5 Kms de Katapola. Es un pueblo escondido entre montañas con hermosas casas blancas, iglesias y calles laberínticas de piedra, rodeado de molinos de viento. El pueblo está entre los restos de las murallas del castillo veneciano construido en 1290, sobresaliendo la torre Gavira encima de una roca.


Callejeando por el pueblo encontramos el restaurante donde tengo pensado cenar, un lugar que no estaba en nuestra anterior visita y que está en una plaza encantadora, con una iglesia y una decoración especial: Apospero. Preguntamos si podemos hacer una reserva para dentro de media hora, y tenemos la suerte de que hay una mesita con dos sillas junto al rincón de la bicicleta, nuestro preferido.

Subimos a la zona de los molinos, donde hace mucho viento, pero ello no nos impide disfrutar de una maravillosa puesta de sol entre molinos sobre el pueblo de Chora en la isla de Amorgos. Bajamos a Chora justo a tiempo para cenar en el maravilloso rincón junto a la bicicleta. Nos encanta.

- Apospero: bruscheta de tomate y queso de Amorgos, lingüini con verduras y atún, vino y refresco. 24€.


Nos dirigimos al coche pasando antes por el mini-market para comprar desayunos para estos tres días que tenemos apartamento y nos vamos felices a dormir. Otro día maravilloso.

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DÍA 13. Explorando Amorgos.

Nos despertamos en nuestro nuevo apartamento y preparamos el desayuno para tomarlo en la maravillosa terraza. Nos encanta.


Hoy vamos a la playa de Mouros, de la que tengo un maravilloso recuerdo. Es una playa de guijarros ubicada a 15 km al sureste de Chora que tiene formaciones rocosas, con aguas turquesas y detrás de las rocas hay dos pequeñas cuevas. El acceso en coche es fácil hasta la zona de la taverna, y a partir de ahí hay que bajar un caminito con escaleras y unas vistas preciosas del mar turquesa junto a las rocas. Apenas hay gente, pero la playa se va llenando según avanza la mañana. Aun así, es una playa alargada y la gente está dispersa, por lo que se respira mucha tranquilidad.


Sobre las 2 subimos a comer a la taberna de la que también tengo un gran recuerdo. La taberna tiene dos zonas: una en la parte inferior, en el mirador cercano al mar, en la que se sirven snaks y bebidas, y otra en la parte superior, que es la zona de restaurante para comer más formalmente. La comida, excelente.

- Mouros: mix de bolitas (calabacín, tomate y fava), calamares (con muchas patatas fritas), vino y refresco. 19€.


Regresamos a la playa donde hemos dejado la toalla, descansamos un ratito y nos damos los últimos baños. De allí vamos al monasterio de Hozoviotissa, el famoso icono de Amorgos construido en la roca por iniciativa del profeta Elías. Este monasterio semiexcavado se sitúa a unos 300 metros de altitud y se compone de una serie de grutas excavadas en roca caliza y acomodadas a las necesidades de la vida monacal, cerrándose por el exterior con una fachada construida en piedra y creada con cal blanca.

El horario de apertura es de 8 a 13 y de 17 a 19. Son las 6 de la tarde cuando llegamos y nos encontramos el monasterio cerrado y no se nos permite ni siquiera subir por el camino que lleva hasta la fachada. Según nos informan, ha habido un problema y esta tarde no lo van a abrir. Nos da mucha pena pues solo nos queda un día más en la isla y no queremos perdernos esa subida. Esperamos tener más suerte mañana.

Vamos a Katapola y vamos al apartamento a organizar el nuevo plan de la tarde-noche. Hemos hecho bastante recorrido con el coche hoy y nos apetece quedarnos tranquilas en Katapola. Además nos hace ilusión cenar en nuestro encantador apartamento. Salimos a pasear por el puerto y miramos las tavernas, además de buscar un restaurante de carne que nos ha recomendado Christos para comprar unos gyros.

- Victoras grill: gyros pita de pollo y dakos. 8€.

Es una maravilla cenar en el apartamento mientras vemos ponerse el sol.


DÍA 14. El sur de Amorgos y un barco naufragado.

Es un placer despertarse en el Amorgos Pearls y abrir la ventana a nuestros pies, desayunar en el jardín y planear nuestro último día en Amorgos. Realmente nos da pena que sea el último en esta bonita isla, pero sentimos que han sido unos días super aprovechados. Solo nos preocupa la visita al monasterio y tememos que hoy de nuevo vuelva a estar cerrado, por lo que decidimos ir a primera hora de la mañana a visitarlo si es posible, o informarnos de la situación.

Hoy tenemos previsto ir a la punta sur de Amorgos, a unas playas que nos quedaron pendientes en nuestra anterior visita. El monasterio nos pilla de camino y nos acercaremos. Antes paramos en la bakery de Chora, que se encuentra junto a la carretera, a comprar unos hojaldres para comer en la playa.

Al llegar al monasterio nos comunican que continua cerrado pero al menos hoy sí que se permite subir el caminito hasta la puerta. Parece ser que lo re-abrirán mañana pero nosotras ya no estaremos, así que optamos por la visita exterior. Realmente el camino es precioso, con unas vistas espectaculares, que lo van siendo cada vez más según vamos subiendo y nos vamos alejando del mar. Arriba hay un monje pero está cerrando la puerta del monasterio y enseguida se marcha. Realmente ha sido un misterio sin resolver, pero estamso muy contentas de haber subido y disfrutado del símbolo de Amorgos, el monasterio de Hozoviotissa, tan blanco y que contrasta con el marrón de la roca en el que está excavado, y a sus pies, el mar en todas sus tonalidades de azul.


Tras la visita nos dirigimos al sur, a la playa de Kalotaritisa, que es una monada con sus barquitas. La idea es verla y decidir si cruzamos en barco a Gramvousa, una isla frente a ella de la que Christos nos habló muy bien. Kalotaritisa está muy bien, pero hay hamacas y tememos que pueda llenarse según avanza el día, por lo que no dudamos en tomar el barco a la isla cercana. Nos acercamos al rincón de las barcas a preguntar y nos dicen que las barcas salen cada hora y cuesta 5€ ida y vuelta (la niña no paga); es por lo tanto algo similar a lo de Nikuria. Estamos ya preparadas para tomar la barca de las 12.

Gramvousa nos sorprende gratamente, es una isla muy tranquila, con varias playas de aguas cristalinas y arena fina. Es una verdadera preciosidad. Hay una pequeña zona con hamacas al lado del punto donde atraca el barco, y nosotras seguimos caminando hasta el final de la larga playa, a unas rocas que nos han llamado la atención. En ese bonito rincón pasamos el resto del día playero, entre baños, sol, sombra de las rocas y una excelente comida.

- Bakery de Chora: hojaldre de pollo con verduras y hojaldre de queso local. 4€


Regresamos en el barquito de las 17:00, pues queremos hacer una parada en la playa de Olympia para ver el famoso barco naufragado de Amorgos. Regresando desde Kalotaritisa enseguida vemos la indicación de esta playa. Tras dejar el coche hay que bajar un caminito andando y enseguida vemos el barco, que realmente nos impresiona. Parece ser que en 1980, al buscar un refugio de los vientos, el barco naufragó y terminó anclado en la costa. El barco está oxidado pero muy bien conservado, siendo esta playa otro de los emplazamientos del rodaje de The big blue. Es emocionante acercarnos nadando junto a él, pues además la playa es muy bonita y las aguas totalmente cristalinas, con piedras grandes.


Así ha sido nuestra despedida de las playas de Amorgos, y nos dirigimos al apartamento de Katapola, donde hemos quedado con Christos para devolver el coche y despedirnos. Al entregárselo, pensábamos despedirnos, pero amablemente se ofrece a llevarnos mañana por la mañana al puerto a tomar el ferry. Son 10 minutos andando, pero vamos con maletas y es muy prontito, así que se lo agradecemos.

Recogemos el apartamento y dejamos las maletas preparadas, para salir tranquilamente a cenar. Como no tenemos el coche ya, la idea es sentarnos en un sitio del puerto de Katapola. Este puerto está dividido en tres zonas: Katapola el puerto, Raichidi en el centro (donde se encuentra nuestro apartamento) y Xylokeraditi al otro lado de la bahía. Hay dos tabernas junto al apartamento con unas vistas preciosas de la puesta de sol y queremos quedarnos en una de ellas.

- Veggera: dolmades, pasta de Amorgos, vino y refresco. 20€


Todo muy rico, frente a la puesta de sol. Además, las raciones nos enormes y nos ponen unos tupers que nos vendrán fenomenal para mañana.

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DÍA 15. Rumbo a Santorini.

Hoy tenemos que madrugar. Hemos quedado a las 7:30 con Christos para acercarnos al puerto a tomar nuestro ferry. Todo un detalle. Encantadas y muy agradecidas, nos despedimos de Christos, del apartamento, de la isla… Nos ha encantado.

El ferry Skopelitis de Small Cyclades Lines pasa todas las noches en Katapola para emprender su ruta diaria entre las pequeñas Cícladas, excepto los domingos que su ruta cambia y se dirige a Santorini e Ios. Nos cuadró muy bien el día de traslado a Santorini, pues es un ferry muy económico, aunque el trayecto es más largo, pero no nos importa.

- Small Cyclades Lines. Adulto 10,80€ + niño 5,40€= 16,20€

Nos ubicamos en el interior, en uno de los sofás redondos con mesita en el centro. El ferry sale puntual a las 8:00 y enseguida tomamos el desayuno que traemos del apartamento, a base de zumo, café, leche, galletas y tostadas con miel. No está nada mal para desayunar en un barco. Enseguida nos recostamos para dormir un poco, pues nos esperan 3 horas de viaje. Se nota que es un barco pequeño pues en la parte central del viaje, en la zona de mar abierto, se percibe más viento y mucho movimiento. Nos mareamos un poco y estamos deseando llegar a Santorini. A las 11 comenzamos a ver la caldera y sus casitas en la parte superior. Hace un año exactamente en estas fechas dijimos adiós a Santorini y nos parece increíble volver a estar allí. Pero así es, hemos llegado de nuevo a la joya de las Cícladas.

En el puerto de Athinios nos espera el chico de Greeka con nuestro coche de alquiler, un chico muy amable que nos lleva en el coche a su oficina en el centro de Fira. Allí firmo el contrato y hago el pago: 90€ por dos días y medio de alquiler. El coche está muy bien y con él nos dirigimos a Imerovigli, donde se ubica nuestro hotel. Me preocupa un poco encontrar un lugar para aparcar pues los hoteles en la caldera ocupan espacios muy ajustados. Pero tenemos suerte y podemos dejarlo a 5 minutos andando del hotel.

Dejamos las maletas en el coche y vamos a buscar el hotel. La llegada es emocionante, sobretodo para mi hija que no lo recordaba, a pesar de ser nuestra tercera vez allí. Y es que estar paseando por una calle viendo la caldera, y tantas casitas blancas colgadas de ella, con sus terrazas y piscinas y ver que una de esas bellas casitas es en la que vas a pasar dos noches… ¡es emocionante! Nefeli Homes es tan bonito como lo recordaba, pero mejor aún pues ha sido reformado recientemente y está impecable. Christina nos recibe amablemente y nos enseña nuestra habitación, que está en un pequeño patio bajando unas escaleras, con una ventana monísima que da al patio. El interior, como todo el hotel, muy cuidado, con una cama redonda y un baño muy bonito. Nos acomodamos rápidamente pues estamos deseando salir a la piscina. Esa piscina sobre la caldera, desde la que se divisan los islotes de Nea Kameni y casi toda la isla de Santorini. Es cierto que el hotel tiene pocas habitaciones pero aun así nos parece increíble estar solas en ese rincón, con esas vistas y esa tranquilidad.


Nos encanta el Nefeli y de momento no nos queremos mover de allí. Tenemos suerte pues tenemos comida en el termo, así que podemos disfrutar de dolmades y un poco de pasta sin movernos de la piscina.

A media tarde nos vamos a la habitación a prepararnos para salir. La ubicación del hotel es tan buena que nos permite salir a pasear por la caldera sin necesidad de coger el coche. Además, descubrimos una puerta en la parte inferior del hotel que lleva directamente al paseo. La zona nos resulta muy familiar pues hace solo un año que estuvimos, pero no nos importa, pues pasear por Imerovigli es algo que se puede repetir todos los años, y especialmente a la hora de la puesta de sol.

Bajamos a la capilla de Agios Ioannis, un lugar que nos encanta, y esta vez continuamos hasta la puntita de la roca Skaros. Hay más gente que el año pasado por estas mismas fechas, pero para nada encontramos agobio y el paseo es super agradable.


Subimos de nuevo al paseo y continuamos hasta el final del pueblo, con sus hoteles, restaurantes, jacuzzis, y rincones con encanto desde donde ver la puesta de sol. Cuando el sol se pone estamos regresando al hotel, pero antes pasamos a comprar unos gyros para comerlos en la terraza.

- Let`s Eat: dos gyros pita (pollo y vegetal). 8€.

Ricos los gyros, encantadora la terraza y maravillosas las vistas de la isla de Santorini, cuyas casitas se van iluminando según va anocheciendo. Un sueño…


DÍA 16. Recorriendo Santorini.

Nos levantamos deseando salir a la terraza del hotel Nefeli. Nos sentamos en la parte superior y esperamos a que nos traigan el desayuno. Zumos, leche, café, yogur con cereales, tostadas con miel, mantequilla y mermelada, hojaldres salados, jamos, queso y tortilla. Todo ello acompañado de bellas vistas. Un placer…

Cogemos el coche para dirigirnos a la famosa Red Beach. Situada en Akrotiri, se trata de la playa más roja y espectacular del mundo, de arena volcánica. Es espectacular por el contraste de colores entre las aguas cristalinas y el bermejo de la arena. Tras dejar el coche donde acaba la carretera, andamos 5 minutos por un caminito de tierra y escuchamos música típica griega interpretada por un violinista. El ambiente es encantador y mi hija se queda boquiabierta al ver la playa. Continuamos por el camino de rocas hasta llegar al mar y su roja arena, pero solo se permite pasear por una zona, por peligro de desprendimiento. Recordaba esta playa con hamacas y veo que ahora es más una playa para visitar. Al fondo hay otra playa en la que sí hay personas tomando el sol, pero para nosotras es suficiente disfrutar del paisaje, que no nos cansamos de mirar.


Regresamos al hotel pues queremos disfrutar de la piscina. Es la hora de más calor y estamos de maravilla refrescándonos allí. Hacemos una pausa para comer algunas cositas del buffet: tortilla, hojaldres y yogur. Nos quedamos allí hasta media tarde.
Se acerca la hora de la puesta de sol, nuestra última puesta de sol del viaje.

Hoy vamos a disfrutarla en el camino de Imerovigli a Fira, parando en Firostefani que es donde hemos reservado para cenar. El paseo es muy agradable y nos vamos parando en cada lugar, haciendo fotografías de cada rincón bello, con esa luz única. Conocemos muy bien esa zona pero siempre hay un rincón nuevo que descubrir y que no deja de sorprendernos.


Para cenar he reservado nuestro sitio favorito en Santorini, la taverna Aktaion, casualmente la primera en la que cené en mi primer viaje a Grecia allá por 2008. ¿Quién me lo iba a decir? En principio hay un malentendido, pues yo hice la reserva por teléfono y en inglés “en el exterior”, resultando que nos han guardado un sitio en el exterior pero dentro de la terraza y no en las mesitas del borde de la caldera como el año pasado. Me da rabia porque hay dos mesas vacías en las que podíamos haber cenado, que estaban reservadas y por lo visto, las personas no habían acudido, pero los camareros no nos permiten sentarnos en ellas por si acaso las personas que han reservado la puesta de sol, llegan. Aún así, el sitio es encantador, y más aún lo es la comida.

- Aktaion: crema de tomate con tostas (aperitivo de regalo), bolitas de feta con chutney de tomate, rollitos de berenjena con salsa de feta, agua y vino. 20€.

Aún no se ha puesto el sol y continuamos nuestro paseo hasta Fira. Es precioso. Volvemos al hotel y cerramos la noche con un momento especial: un baño en la piscina iluminada.

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