Hoy toca un día tranquilo en el que lo único que tenemos que hacer es ir hacia Mgahinga. Hemos desayunado ya de día y tras despedirnos del alojamiento hemos empezado la jornada.
De nuevo habremos saludado por la carretera a 500 personas. La primera parte pasaba por pueblitos en el que todos los niños sin excepción te saludan, se ponen a bailar, te gritan Muzungu e incluso uno nos ha hecho un calvo. Uganda dicen que es turístico pero esta gente muy acostumbrada a vernos no está. Imagino que los que son más mayores sí que lo están porque los que salen locos al vernos son los niños de menos de diez años. Los adultos te saludan con una sonrisa, aunque alguno también te suelta lo de Muzungu.

A los 45 minutos hemos llegado por fin a carretera pavimentada. Esta nos ha llevado hasta Kisoro pasando por una bonitas vistas al lago Bunyony y por escenas algo más impactantes como caravanas de autobuses de refugiados congoleños de las naciones unidas, Kisoro es la población que acoge mayor numero de refugiados por el conflicto en la frontera cercana de el Congo. Kisoro es una ciudad caótica y llenísima de gente, aquí se nota que pasamos más desapercibidos. Hemos aprovechado para echar gasolina y sacar dinero del banco.
De Kisoro a Mgahinga se va por la que puede ser la peor carretera de momento. Mira que creía que no íbamos a encontrar una peor que la de Ishasha a Bwindi, pero sí. Son solo 7,5 kilómetros de "carretera" Hemos tardado 40 minutos en hacerlos. Es pura piedra con tramos de barro y charco. Todo lleno de gente por todas partes y los niños, que, en este caso, al ir lento, van corriendo a tu lado mientras muchos te gritan "Give me money", incluso se suben al coche colgándose de la rueda de repuesto trasera a la vez que te golpean el cristal. La verdad que se ven unas condiciones de vida lamentables. Niños de 5 años corriendo descalzos al lado del coche, cuando no te los encuentras con un azada en el campo. Tremendo.
Por fin hemos llegado al alojamiento "Amajambere community" se podría decir que es "básico" muy "básico". El problema es que no hay alternativa alguna, solo está este y uno de lujo que vale 600€ la noche. Mucha gente se queda en Kisoro, pero yo no concibo hacer este camino dos días ida y vuelta. Quitando lo rústico del lugar las vistas son muy bonitas, el personal agradable y la zona común es acogedora. Pero la habitación es de lejos precaria.
Después de descansar y comer el chico nos ha propuesto dar una vuelta por el pueblo e ir a ver una zona volcánica. Hemos estado un par de horas paseando con él por el pueblo. Gracias a ir con el los niños no se te tiran como cuando íbamos en el coche. De todos modos llevábamos constantemente un grupo de niños siguiéndonos. Cada dos por tres nos gritaban "Helloooo".
Nos ha ido explicando las condiciones de vida. No todos son pobres, hay otros que viven bien. Para los pobres, que son los que se ven porque están en las calles, se crean comunidades en las que se incluyen para recibir educación, comida o vestimenta. El problema es que la educación nunca es gratuita y en las escuelas del gobierno tienen que pagar el equivalente a 50€ al trimestre, algo que muchos no se pueden permitir y a los padres les compensa tenerlos en el campo trabajando. El paseo nos ha llevado a un cráter volcánico desde donde las vistas de los 3 volcanes de Mgahinga es preciosa. Ha estado bonito el paseo, al menos impactante desde el lado social.
Ya en el alojamiento hemos matado lo que quedaba de tarde con internet y tirándole fotos a los pajarillos que se ven al rededor. A las 19:30 estábamos cenando al lado de un fuego que nos han hecho. Mañana esperemos que el tiempo nos respete y no nos caiga lluvia durante los gorilas.
Hoy es el día más esperado del viaje, el día de los gorilas.
Actualmente hay dos especies de gorila. El gorila de llanura o gorila del oeste, que vive al oeste de África, encontrándose en varios países y con una población de unos 100.000 ejemplares. El Gorila de montaña o gorila del este, que actualmente solo se encuentran en Congo, Ruanda y Uganda. A día de hoy se cree que solo hay una población de 1000 ejemplares. La mitad de la población se encuentra en Uganda.
El gorila de montaña es el principal reclamo turístico. Para que no terminen muriendo de éxito, pero les puedan sacar dinero, existen una serie de familias de gorilas que están habituadas al ser humano y que por lo tanto son visitables. Para habituar a una familia lo que hacen es que durante más de 20 años durante el día son acompañadas por personas, ya sean rangers, turistas o equipos de investigación. Una vez habituadas les pasa como a los animales de Galápagos, no tienen miedo al hombre y directamente les resultas indiferente. En Galápagos es algo evolutivo, aquí es aprendido.
Para visitar estos gorilas hay que sacar un permiso y solo se permiten 8 personas al día por familia. El precio de poder visitarla... 700$ por persona en Uganda. Ruanda parece ser que está más desarrollada y cobran 1500$ por persona. Congo, que directamente está en guerra, en periodos de estabilidad cobran 300$. Es una locura lo que vale, entiendo que al menos vaya destinado a la conservación de los mismos.
En Uganda se pueden ver los gorilas en Bwindi, que fue donde nos los encontramos haciendo trekking hace dos día. En Bwindi están prácticamente el 90% de los gorilas. El otro parque donde se encuentran es en Mgahinga, la parte de los Virungas congoleños que se mete en Uganda. En su parte sur es el parque nacional de los volcanes de Ruanda. Aquí es donde vamos a verlos. En Mgahinga solo hay una familia habituada por lo que el permiso lo compré hace 8 meses para asegurar. Lo bueno de Mgahinga es que se encuentran en llano en zonas despejadas, a diferencia de Bwindi que se encuentran en plena montaña selvática y las vistas no son tan despejadas y son más sombrías.
Hemos desayunado a las 7:00 y a las 7:30 estábamos en la puerta del parque. El centro de visitantes está bien cuidado. Me encanta el lema que lo preside “Where gold meets silver”, haciendo referencia a los monos dorados y a los gorilas, dos especies únicas conviviendo en una única zona minúscula del mundo.
Una vez obtenido los datos nos sientan en un patio a los 7 que íbamos a realizar la actividad y un grupo local nos hace tres danzas locales. Por 700$ es un detalle. Después de la danza nos dan las instrucciones: Uso de mascarilla, no tocar, no comer, no beber, dejar siempre despejada una salida, y el tiempo con los gorilas será de una hora. Nos dicen que se puede tardar en encontrarlos desde media hora a tres horas porque lo animales están en movimiento. Antes de nosotros un equipo de rangers sale al amanecer a rastrearlos y son los que permanecen todo el día con ellos, por lo que nos irán dando las indicaciones para llegar.
Empezamos la caminata siguiendo lo que llaman la "búfalo wall" Un muro de piedra que se extiende hasta la frontera con el Congo, durante 14 kilómetros, que evita que los búfalos y elefantes pasen del parque a la población. A los diez minutos de avanzar nos encontramos un búfalo en medio del camino. Nos han hecho parar, los ranger se han puesto a hablar entre ellos, de pronto el primero a cargado el AK47 que llevaba y ha pegado un tiro al aire sin avisar. El búfalo se ha sobresaltado un poco, en comparación con el susto que nos hemos pegado nosotros. El ranger ha vuelto a pegar otro tiro al aire y ahí ya el búfalo se ha ido dejando libre el camino. Madre del amor hermoso.

El camino sigue por un bosque de bambú muy auténtico con los volcanes presidiendo el escenario. El paisaje es totalmente diferente al de Bwindi, la vegetación predominante es el bambú y es todo llano. A la hora encontramos a los gorilas. Nos ponemos las mascarillas y nos acercamos poco a poco. La experiencia vale cada euro que pagas si consiguen que esta maravilla perdure.
Los gorilas estaban en una especie de pradito rodeado de bambú y café silvestre, al principio había una hembra con la cría y el espalda plateada dormía sentado dándonos la espalda. Al poco, la mole del espalda plateada, se ha levantado. Cual bestia ha venido hacia nosotros, ha empezado a coger ramas de bambú, se ha hecho una especie de cama y se ha tumbado todo lo largo que es. Mientras se rascaba la barriga el ranger nos ha dicho que se llama Mark y tiene 44 años.
Al poco han venido dos machos más, junto a la hembra y su cría y ha bajado otro espalda plateada que se ha tumbado, Ndungutse. Hemos llegado a estar con 7 gorilas, de los 9 que forman la familia. Esta familia tiene 3 espaldas plateadas, el tercero se le escuchaba pero no ha llegado a aparecer. El protagonista de toda la hora ha sido sin duda la cría, Ndiza. Ha estado toda la hora jugando con otro macho joven que había, con la hembra, e incluso se subía encima del espalda plateada y estando encima se golpeaba el pecho, avisando que a buen seguro será el futuro espalda plateada. Vaya pasada. Los teníamos a un metro y medio de nosotros. Maravilloso.

La hora se nos ha pasado rapidísima. Te podrías tirar fácil todo el día viéndolos. Ellos te miran pero por lo demás no interactúan contigo. Solamente cuando alguno de los espaldas plateadas se levantaban los rangers nos indicaban donde ponernos para despejar el camino. Sin duda uno de los momentos más impactantes que se pueden vivir. He tratado de no salir loco con la cámara asi que tras la primera media hora la he apagado, aunque la cría se empeñaba en que la volviera a encender a base, nunca mejor dicho, de hacer monerías.
Tras la hora de estar con ellos hemos vuelto hacia la entrada y a medio camino ha empezado a caer el diluvio universal. Gracias a Dios nos ha respetado los gorilas, ya que de llover parece ser que se refugian entre los matorrales y es más complicado verlos bien. La idea nuestra era que, si terminábamos pronto de los gorilas hacer el trekking para ver monos dorados, pero viendo como llovía y la poca apariencia de parar, hemos decidido dejarlo para mañana.
De vuelta al alojamiento eran las 12:30 y teníamos toda la tarde por delante. Si el alojamiento fuera la leche tira que va, pero pensar estar ahí toda la tarde se nos hacía cuesta arriba. Hemos hablado con la chica y nos ha ofrecido ir a ver la comunidad pigmea que hay en el pueblo. Es una actividad básicamente de beneficencia, y así te la presentan. Los pigmeos, llamados Batwa, vivían en el parque. Cuando en 1990 lo hicieron parque nacional, los echaron sin darles tierras ni compensación, por lo que viven en una especie de comunidad marginal sin integrarse con el resto. Por lo que cuenta es bastante similar al colectivo gitano en España. Ya que sufren del propio racismo con el resto de habitantes.
La actividad desde el principio se vende como caridad, yendo todo el dinero hacia la comunidad. Viendo que tenemos toda la tarde por delante y que es innegable la miseria que nos rodea decidimos participar.
Hasta las 15:30 que salimos estamos echando cervezas viendo cómo llueve y poco más. A las 15:30 viene la chica a por nosotros y nos acompaña a la comunidad... en resumidas cuentas:
vaya berenjenal. Es como si en Murcia hicieran un tour turístico a la fama, como si en Sevilla te llevaran a las 3000 viviendas. Ha sido demencial hasta el punto de pasar miedo. Dentro del parque te ofrecen una actividad con los Batwa que es un teatro, aquí está la autentica realidad, miseria.
Conforme llegamos TODA la comunidad ha salido a vernos, unas cien personas. Niños descalzos y mugrientos, algunos con infecciones y heridas, la ropa hecha arapos o sin ropa. Casas de barro, la mitad medio demolidas, otras casas de bambú y algunos adultos que luego confirmaríamos que iban borrachos. Nos han metido en una especie de carpa y el único chaval que sabía ingles nos ha contado la historia, luego el pueblo entero se ha improvisado dos bailes y fin. Hasta ahí todo bien, no esperábamos más pues sabia que veníamos a conocer la realidad de esta gente.
El problema ha venido cuando al irnos parece ser que querían que les diéramos mucho más dinero. Hemos pagado cada uno 40€, a sabiendas de que era una actividad solidaria. Parece ser que quieren que les demos 100€ cada uno. Los adultos del pueblo, alentados por dos hombres visiblemente borrachos, nos han rodeado mientras nos gritaban, nos señalaban y discutían con la chica que nos acompañaba haciendo aspavientos. Belén y yo nos hemos quedado de piedra. El líder, el que sabía inglés, ha intentado poner paz. Se han relajado un poco pero en cuanto ha terminado de hablar han vuelto a gritarnos aun más fuerte, a la vez que se acercaban cada vez más a nosotros cerrando el círculo. La chica nos ha dicho que empezáramos a andar. La sinvergüenza ha empezado a andar bien rápido, junto con el lider, dejándonos a Belen y a mi atrás. La cuestión es que toda la comunidad, lejos de dejarnos tranquilos, nos han seguido gritando, increpádonos mientras andábamos. Los borrachos junto con una barbaridad de niños encabezando la turba. Nos han estado persiguiendo a gritos hasta la salida de la comunidad. Vaya esperpento. Justo cuando termina la comunidad y empieza el pueblo se han detenido dejándolos finalmente atrás. Los Batwa raramente salen de la comunidad pues en el propio pueblo son marginados. Eso si la comunidad esta a escasos 500 metros del alojamiento.
A la llegada al alojamiento muy seriamente he hablado con los del alojamiento. No pueden ofertar una actividad en la que la seguridad del turista no está garantizada. Entiendo que se hagan labores de beneficencia, pero llevar allí turistas es de locos. Los del alojamiento se han disculpado por activa y por pasiva, pero es que encima dicen que ya les pasó una vez. Lo increíble es que lejos de proponer algún tipo de compensación nos intentaban explicar por qué pasa esto: que si después de comer van borrachos, que si son gente muy pobre... y yo repitiéndole que si, que muy bien, pero que los responsables de llevar allí a la gente son ellos. Mi problema no ha sido con los Batwa, ha sido con ellos como responsables de llevarnos allí. Si uno de los borrachos nos llega a golpear o empujar no quiero imaginar qué podría haber pasado. El chico aun asi a lo suyo repitiendo lo mismo.
Mi consejo: Ni se os ocurra ir a la comunidad Batwa, loque organizan dentro del parque es una farsa. Cogerán a un par de Batwa que, como el chico que sabía inglés, son más serios y te hacen un paripé mientras te pasean por el parque. La realidad es que la comunidad en la que viven está sumida en una gran pobreza con un problema tremendo de alcoholismo. No eché fotos de la comunidad, lo único que hay son imágenes del baile que aparecen en el vídeo.
En Etiopía, en las tierras bajas de las Simiens, vivimos una experiencia parecida muy impactante respecto a la pobreza, pero en aquella ocasión fuimos recibidos con hospitalidad (
ETAPA del diario que hago referencia ). La agresividad que hemos vivido aquí nos ha dejado totalmente descolocados buscando un por qué. En fin. Pasado el mal trago nos hemos ido a duchar y poco más. Se nos ha quedado un mal cuerpo importante y sobre todo un cansancio brutal de las emociones tan contrastada que hemos vivido en un solo día.
Mañana veremos los monos dorados y si al terminar no llueve nos vamos de aquí. Teníamos pensado hacer una noche más pero después de la experiencia y de cómo han respondido lo siento mucho pero si podemos nos vamos zumbando. Espero que no llueva porque con lluvia es imposible salir viendo el camino.
Hoy sin duda hemos tenido la cara y la cruz de Uganda, la maravilla de los gorilas con la auténtica miseria de los Batwa. Un país en donde los gorilas viven mejor que las personas. Dos experiencias para no olvidar
Ha amanecido despejado. No vamos a tirar las campanas al vuelo porque cuesta creer que no se vaya a liar, viendo que aquí todos los días ha diluviado pero despejado está. Por si acaso hemos recogido todas las cosas y las hemos metido al coche. Si no terminamos muy tarde el trekking, y no está lloviendo, salimos pitando de aquí.
Tras desayunar la cutrez que nos han puesto en Amajambere, hemos tirado para la puerta del parque. Allí hemos coincidido con una pareja de alemanes, que vinieron ayer a los gorilas, y una pareja de indios. En total 6 personas para los monos dorados. Nos han puesto junto con 8 franceses que iban a los gorilas y después de hacernos nuevamente el baile de presentación y un pequeño briefing hemos arrancado a andar.
Los monos dorados (Cercopithecus kandti) son uno de los primates más amenazados que existen y por tanto de los más raros de ver, en peligro crítico de extinción dado lo limitado de su hábitat y la constante reducción de su número. Solo se encuentran en las faldas de los volcanes de Mgahinga y en el lado ruandés. En la parte del Congo los dan por extintos. Se parecen mucho al mono azul pero el color del pelaje es totalmente distinto, teniendo estos un tono anaranjado que con el sol parece dorado. De ahí el lema del parque Mgahinga "Where gold meets silver".
El trekking es una chulada. Se va ascendiendo suavemente con vistas muy bonitas. Durante la subida el cielo ha estado totalmente despejado. A la hora y media llegamos a un cartel a los 2700 metros en el que indica el final del "Rain Forest" y en el comienzo del bosque de bambú, hogar de los monos dorados.
El bosque de bambú es una pasada. Es literalmente un bosque exclusivo de bambú por donde vamos serpenteando 20 minutos. La imagen parece sacada de una película japonesa. En pleno bosque comenzamos a escuchar movimiento encima nuestra, el primer mono dorado!
Una vez llegamos a los primeros monos nos encontramos con los rangers que han salido a primera hora a localizarlos y permanecemos una hora viéndolos. Los monos dorados, a diferencia de los gorilas, no paran quietos. Están constantemente en movimiento sobre el bambú, yendo de un lado a otro de caña en caña.
Nos hemos subido a una parte en alto y ahí he podido verlos a placer. Adentrándote por el bosque te los llegas a encontrar prácticamente al lado, se van comiendo los brotes nuevos de bambú con una saña que deben de estarles buenísimos. Es curioso que entre ellos se hacen un ruido que hubiera jurado que es un pájaro, hasta que la excitación sube y entonces ya se ponen a gritar con un sonido más primate.
Tras estar una hora de un lado para otro hemos puesto camino de vuelta. A media vuelta pasamos por un claro y sorpresa, está todo cubierto de nubes. A los 5 minutos ya estaba tronando y justo cuando terminamos el trekking se ha puesto a llover. La cuestión es que a lo lejos se ve que hace sol pero justo en las faldas de los volcanes, donde estamos nosotros, se acumulan las nubes y se lía parda.
Como no queríamos pasar una tarde muerta aquí, y más después de la experiencia de ayer, viendo que son las 13 le decimos a la chica del Lodge que nos haga la cuenta. Que nos vamos aunque sea en barco.
A las 13:30 nos disponemos a bajar el camino del diablo en pleno diluvio. La chica nos ha recomendado que tomemos una alternativa distinta a por dónde venimos y gracias a Dios. Este camino ha sido mucho más asequible. Al poco de bajar ya había sol y ha sido como cambiar de mundo literalmente. Me acabo de dar cuenta de que cuando vinimos Google me la jugó entonces. Aviso navegantes, si venís de forma independiente no os fieis de Google que os la lía infernalmente. Preguntar en Kisoro antes de abandonar la carretera asfaltada o, si usáis la aplicación de Open Street Maps, coged la carretera que es ligeramente más gruesa en el mapa que las demás. Son más kilómetros, pero no hay color.
Hemos parado en Kisoro para ver qué opciones teníamos. Llegar al mismo lago Mburo era imposible. Son las 14:30 y se tarda más de 4 horas, se haría de noche. Hay un pueblo a 3 horas y media en donde la guía que llevo recomienda un sitio, refiriéndolo como muy bonito. Asi que allá que vamos.
La carretera ha sido de lejos la mejor de todo el viaje. Casi condiciones europeas. Hemos llegado al alojamiento a las 18:00. Nyore hillside. Después de estar dos noches en el pozo de Amajambere esto nos ha parecido el paraíso. Qué cosa más bonita. Justo además para el atardecer. Hasta nos hemos pedido Pizza para cenar y la pizza estaba buena. Es que encima es barato, poco más que Amajambere. En realidad lo sorprendente es lo que vale Amajambere para las condiciones del alojamiento, y encima tenía un 9 en booking... ya me he encargado yo de bajarle la media.
Hoy vamos a dormir como reyes.