Paraguay, la Sudamérica desconocida ✏️ Blogs de Paraguay

Este diario es el de un viaje realizado en agosto de 2.023, pero que tenía que hacerse en 2.020. Llego el puñetero COVID y tuvimos que suspender el viaje teniendo ya comprados billetes y reservas en algunos hoteles.

Pero bueno, bien está lo que bien acaba y este verano hemos podido, por fin, hacerlo.

¿Pero, que vas a ver en Paraguay?

Esta pregunta la he oído bastantes veces en los días previos al viaje.

El principal motivo de este viaje es la existencia de las misiones jesuíticas guaraníes, desde hace muchos años tenía en mente ir a visitar estas ruinas, conocía la historia de los hechos acaecidos en ese lugar entre los años 1.610, en que se creó la primera misión en la zona sur del actual Paraguay y 1.768, año en que se decretó la expulsión de los Jesuitas de América y que puso fin a los 150 años de existencia de estas “Republicas de indios” cómo se las llegó a conocer.

Los que hayan visto la película “La Misión”, con Robert De Niro y Jeremy Irons sabrán de que va el tema, ya que en las dos horas de película se resumen esos 150 años de existencia.

Pero claro, no se trata de pasarse todo el viaje visitando esas ruinas, por más interesantes que sean. Así que empecé a darle vueltas al tema de que más ver en esa zona y descubrí un segundo motivo para acercarse a conocer ese pais. Los Menonitas, una comunidad religiosa, originaria de Centroeuropa, que tras múltiples migraciones y aventuras, algunos emigrando a América, otros a Rusia y después a China a lo largo de más de 300 años, terminaron asentándose en la zona norte del Paraguay, en el llamado desierto verde del Chaco, donde, entre otras cosas porque es una tierra en la que nadie tenía el más mínimo interés, pudieron instalarse en los años 30 del siglo pasado y desde entonces ahí habitan, conservando sus costumbres, religión e incluso idioma. No es nada extraño encontrarse gente ahí, que, a pesar de haber nacido en el Paraguay, hablan el castellano con dificultad ya que entre ellos siguen hablando en alemán.

Y así, poco a poco, fue perfilándose un viaje que nos llevó de Asunción hacia el norte, al Chaco, de allí hacia la zona más al este, a Concepción y Vista Alegre, para después bajar hasta la zona de las misiones en la ribera del rio Paraná, en Encarnación y en Posadas, en la otra ribera del rio y en territorio argentino y de allí llegar finalmente a Iguazú para terminar pasando unos días en Rio de Janeiro antes de regresar a casa.


Los vuelos fueron de Barcelona a Asunción, con escala en Bogotá, con Avianca a la ida. En Asunción alquilamos un coche, un KIA tipo SUV con el que nos movimos por el Paraguay, para terminar devolviéndolo en Ciudad del Este, en la frontera con Brasil. De Iguazú a Rio en un vuelo interno con la compañía Latam y el regreso a Barcelona desde Rio con TAP vía Lisboa.

Y bueno, pues ahí va el diario de lo que pudimos conocer de esa parte de América del Sur, de la que tan poca información existe y que poca gente visita.

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Asunción, la capital del Paraguay es la puerta de entrada al país. Llegamos muy temprano, a las 5 de la mañana, en el vuelo procedente de Bogotá, tras un rápido paso por inmigración, salimos a la terminal y vamos a tomar un café para intentar despertarnos un poco. En Asunción son la cinco de la mañana, pero para nosotros son ya las 11 de la mañana y entre la escala en Bogotá, aterrizajes, despegues, etc. poco hemos dormido.

Una vez algo más despejados gracias a los efectos de la cafeína, salimos a buscar un taxi que nos lleve hasta el hotel Palmaroga, donde, debido a la hora que es, no podemos aun acceder a nuestra habitación, pero nos guardan los equipajes mientras nosotros salimos a caminar un rato por las calles del centro de Asunción cuando la ciudad está empezando a despertar.

A Asunción la llaman Madre de ciudades. Situada junto al rio Paraguay, fue una de las primeras ciudades fundadas en Sudamérica, si situación, así como la posibilidad de llegar hasta aquí de los barcos desde el Rio de la Plata, subiendo por el rio Paraná y después por el rio Paraguay facilitaron la llegada de colonos que se internaban en el corazón del continente recién descubierto. Desde Asunción salieron muchas otras expediciones, las cuales, en muchos casos, terminaron fundando nuevas colonias, de ahí su sobrenombre de Madre de ciudades.

Empezamos el paseo por la misma calle Palma, en la que se encuentra el hotel, hacia las cuatro plazas y la plaza Uruguaya y deambulamos por el resto de las calles que conforman este centro histórico de la ciudad.


Y seguimos andando hasta que llegamos al Mercado nº4. Este mercado municipal es toda una atracción que merece la pena la visita. Algo así como el Gran Bazar de Estambul, pero más grande. Tiendas y paradas de todo tipo, alimentación, muebles, ropa. sea lo que sea que buscas, aquí lo encontrarás, bueno, lo encontrarás después de dar vueltas y vueltas por el laberinto de pasadizos y callejuelas que conforman este espectacular mercado.



Después de un buen rato dando vueltas por este laberinto, iniciamos el regreso hacia la zona del hotel y además, va siendo ya hora de buscar algún lugar donde sentarse al fresco y probar la primera cerveza paraguaya, pues, aunque aquí, agosto es invierno, la temperatura está llegando ya a los 30 grados.

Compramos un par de cervezas frescas y nos sentamos a la sombra de los árboles de la plaza Uruguaya y mientras degustamos las cervezas, vamos mirando la guía para ver hacia donde nos dirigimos ahora.


Finalmente, y antes de quedarnos dormidos aquí mismo, nos levantamos y nos vamos a visitar la zona del Palacio de los López y la manzana de la Rivera, que, además, ofrecen la ventaja de encontrarse a cinco minutos de nuestro hotel, así, después de comer algo y realizar la visita, estaremos ya cerca del hotel y podremos, por fin, ir a la habitación, ducharnos y descansar algo.



El Palacio de los López es uno de los monumentos más icónicos e importantes de Asunción. También es conocido como el Palacio Presidencial y es la sede oficial del gobierno y la residencia presidencial del país, de estilo neoclásico, presenta una fachada con columnas jónicas y detalles ornamentales. Debido a que es la residencia del presidente de la república, no es posible visitarlo más que en contadas ocasiones, así que nos limitamos a admirarlo desde el exterior.

Justo en frente del Palacio de los López, se encuentra lo que se conoce como la Manzana de la Rivera
La "Manzana de la Rivera" es un complejo cultural y arquitectónico ubicado frente al palacio. Este sitio es conocido por su valor histórico y cultural, ya que alberga una serie de edificios históricos que datan de la época colonial y postcolonial, lo que lo convierte en un lugar emblemático para explorar la historia de Paraguay. Además, en una de las casas se encuentra un pequeño museo en el que se combinan objetos históricos, con obras contemporáneas. Además, se encuentra aquí un pequeño bar/restaurante con una terraza con magníficas vistas del Palacio y el rio Paraguay, donde comer o tomar alguna copa al atardecer.


Por desgracia, el resto de las casas de la manzana, están ahora mismo sujetas a un proceso de restauración, lo cual, por un lado, nos impide ver bien las fachadas de estas debido a los andamios colocados frente a ellas y por supuesto, no se puede entrar a dichas casas, así que debemos conformarnos con entrar en la comentada anteriormente.

Totalmente derrotados por la falta de sueño y el calor de primeras horas de la tarde, nos vamos ya hacia el hotel, donde ya tenemos la habitación lista, así que por fin nos instalamos, descansamos un poco y posteriormente subimos hasta la terraza del hotel, donde se encuentra una piscina en la que nos podemos refrescar y relajar antes de ir a cenar.

A la mañana siguiente, después del desayuno, nos entregan el coche que hemos alquilado para poder movernos por Paraguay durante los próximos días. Lo hemos contratado con la agencia Alsa, un Kia tipo SUV que nos acompañará los próximos 15 días en nuestro periplo por el Paraguay.

Aprovechando el hecho de tener vehículo propio, vamos a visitar partes más alejadas de nuestro hotel, pero la primera visita no está demasiado lejos, se trata de la Loma San Jerónimo.

Loma San Jerónimo es famosa por su importancia en la fundación de la ciudad de Asunción y por ser el lugar donde se erigió la primera iglesia de la ciudad.

Está considerada el lugar donde se fundó la ciudad de Asunción en 1537 por el Juan de Salazar y Espinosa. En este sitio, se construyó la primera iglesia de la ciudad, la Iglesia de San Jerónimo, que se convirtió en un punto de referencia histórico y religioso.


En la actualidad, la Loma San Jerónimo es un entramado de callejuelas, casas, miradores y escalinatas que convierte la visita a este lugar en una de las mejores cosas por hacer en Asunción (para mi gusto, claro). Pasear por sus callejuelas, hablar con los habitantes con los que te vas encontrando aquí y allá fue una de las actividades más placenteras de nuestra estancia en Asunción.


Después de pasear por la Loma, tomamos el coche para irnos hacia el museo etnográfico, pero al llegar (a pesar de que, Según Google, está abierto) nos dicen que no se puede entrar, que están realizando no sé qué sesiones de estudios y no se puede visitar el museo. Esta circunstancia es algo a lo que, por desgracia, deberemos acostumbrarnos, en lo que se refiere a museos y otras atracciones, en Paraguay, fiarse de los horarios que te marcan tanto la guía que llevamos, como el mismo Google no es conveniente. Ignoro si es por cambios de horarios que no notifican o por el motivo que sea, hasta que no llegas a la puerta del sitio que quieres visitar, no sabrás si vas a poder entrar o no.


Visto que en el museo etnográfico no podemos entrar, decidimos irnos hacia la zona “nueva” de Asunción donde se encuentra el Museo del Barro. Este museo sí que no puedo dejar de recomendarlo encarecidamente a todo aquel que vaya a Asunción. Alberga una colección diversa y rica de arte paraguayo, con una amplia variedad de obras de arte contemporáneo, así como una extensa muestra de arte popular y tradicional. Esculturas, pinturas, cerámicas, textiles, joyería y también dedica una importante sección a la cultura indígena guaraní. En resumen, una visita prácticamente obligada para todo aquel que llegue a Asunción.

Eso sí, aquí hay una advertencia a hacer. En esta zona de la ciudad, la parte “nueva”, merodea una especie autóctona con la que hay que andar con ojo. La “policía caminera”. Cuidado con ellos, porque están al acecho de cualquier pequeña excusa que les des para poder detenerte y más, al ver que eres extranjero, intentar exprimirte al máximo posible de guaranís, dólares o euros. A nosotros nos pararon porque, según ellos, no nos habíamos detenido a tiempo en un semáforo. Hay que indicar que, en Asunción, los semáforos se encuentran después del cruce. es decir, si te paras justo debajo del semáforo, en realidad estarás en medio de la calle transversal, por eso, hay unas líneas blancas pintadas en el suelo, que a veces se ven más y otras menos y según estos “agentes” que nos detuvieron, nos habíamos detenido “mucho más allá de la línea”, así que ni cortos ni perezosos, nos reclamaban el pago de 400 euros de sanción.

Evidentemente aquí empezó una negociación de estas típicas, de no tenemos tanto dinero, si quieres nos vamos hasta la comisaria y pagamos ahí con tarjeta... en fin, al final la cosa quedó en 50 euros y evidentemente, ninguna denuncia o recibo que lo acreditara. Una vez en el Museo del barro, charlamos con unas mujeres que andaban por allá y nos dijeron que, si nos volvían a parar, cuando nos pidieran el permiso de conducir, junto al permiso les entregáramos un billete de 100.000 guaranís (unos 10 € al cambio) y que así se solucionaba el problema. En fin, la novatada nos costó 40 € de más.

Algo a señalar de Paraguay es la amabilidad de los paraguayos, no sé si es porque el turismo en este país es algo prácticamente inexistente, pero ya empezamos a pensarlo estando en Asunción y después, más de 2.500 kms de ruta por el país no hicieron otra cosa que confirmarnos esa primera impresión, en cualquier parte de las que estuvimos la facilidad con la que se abren a conversar con un extranjero y la amabilidad con la que te tratan es increíble y es, para nosotros, uno de los mejores recuerdos que tenemos del país.

Después de la visita al museo, nos acercamos hasta el jardín botánico, el cual no deja de ser un jardín zoológico con un parque alrededor y un pequeño “museo de historia natural” en el que puedes ver una colección de mamíferos, aves, peces e insectos embalsamados y que dan verdadera grima.

Finalmente, dando un rodeo para pasar por “la costanera” que sigue el curso del rio Paraguay y en el recientemente que se ha construido un paseo donde las habitantes de Asunción van a correr, pasear, etc. regresamos hacia el hotel para darnos un baño en la piscina, cambiarnos e irnos a cenar en nuestra última noche en Asunción. Mañana partimos hacia el Chaco.


Y una recomendación culinaria, si vais a Asunción, el restaurante Bolsi, en la calle Estrella. Un lugar magnifico para ir a cenar y probar la cocina típica paraguaya. Eso sí, entrad en el restaurante, el establecimiento tiene una parte que es cafetería y otra restaurante, accederéis al local por la cafetería, pero una vez dentro preguntad o dirigiros hacia el restaurante.

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Cuando en Asunción, hablando con la gente les comentábamos que a continuación íbamos a ir al Chaco, se nos quedaban mirando con cara de incredulidad para seguidamente preguntarnos ¿Pero que van a hacer ahí?

Bueno, pues en realidad vamos al Chaco a ver un par de cosas que nos parecen lo suficientemente interesantes como para acercamos ahí.

El Chaco Paraguayo es una región geográfica ubicada en el occidente de Paraguay, que se extiende hasta la frontera de Bolivia. Es una vasta llanura semiárida con una vegetación predominantemente boscosa y espinosa, conocida como el "Chaco" o "Monte Chaqueño". Se encuentra además dividido en dos partes principales, el Chaco Húmedo, el más al sur, más cercano a Asunción y el Chaco Seco, la parte más al norte.


Es en esta zona, olvidada por todo el mundo y que a nadie interesa, o por lo menos, a nadie interesa a principios del siglo XX, donde allá por los años 20 del siglo pasado se instala una comunidad religiosa, llamada Menonitas

Los menonitas son descendientes de una rama de la Reforma Protestante que surgió en el siglo XVI en Europa. Huyen de la persecución religiosa y se establecieron en distintas partes del mundo, incluyendo Paraguay. Llegaron aquí después de más de 300 años de peregrinación alrededor del mundo huyendo de la persecución religiosa a la que son sometidos y a los abusos que padecen, ya que se trata de una comunidad profundamente pacifista y no violenta, pasando por Rusia, Canadá o China hasta llegar aquí.


Al establecerse en esta zona, además, consiguen que el gobierno paraguayo les exima de servicio militar, lo cual les vendrá de perlas, ya que en 1.935 una compañía americana insinúa la posibilidad de la existencia de petróleo en esa zona y así, de la noche a la mañana, una zona que no interesaba a nadie, donde ni tan siquiera estaba clara la existencia de la frontera entre Paraguay y Bolivia, se convierte en un importante pedazo de la patria, el cual hay que defender a cualquier precio iniciándose la conocida como Guerra del Chaco, que durará hasta 1.937 y dejará más de 100.000 muertos en esas tierras.

Al final, el petróleo no apareció por ningún lado y ahí sigue el Chaco, con los menonitas instalados allí. Y esa gente, cristianos conservadores, pacifistas, de origen centroeuropeo y que siguen conservando sus costumbres e idioma, que hablan el alemán mejor que el castellano, han convertido ese desierto olvidado en una de las zonas más productivas del Paraguay mediante la agricultura y la ganadería.

Salimos de Asunción el domingo por la mañana, al ser domingo y temprano, el tráfico es prácticamente inexistente, así que rápidamente dejamos atrás el centro de Asunción y cruzamos el rio Paraguay en dirección a Presidente Hayes por la carretera Trans-Chaco. Nuestro destino es Neuland, a unos 500 kms. al norte de Asunción y ya en pleno Chaco Seco, donde nos esperan en Harmony of the Wilderness, una pequeña granja que tiene un bungalow para alojar a visitantes y en el que pasaremos un par de noches.


La primera mitad de la ruta transcurre por la zona del llamado Chaco húmedo y la carretera, aunque no se encuentra en un estado excelente, sí que permite avanzar a velocidad constante, además, vemos que se está construyendo la nueva Trans-Chaco paralela a la actual carretera y a partir más o menos de la mitad de la ruta, ya circularemos por la nueva carretera, la cual se encuentra en un estado excelente.

Seguimos rumbo al norte, pasando por poblaciones como Monte Lindo, Pozo Colorado y Rio Verde, donde nos vamos deteniendo a tomar algún café, repostar gasolina, (por cierto, la gasolina del 97 octanos, anda a 1 euro el litro aproximadamente) y a estirar un poco las piernas hasta llegar a Villa Choferes del Chaco, donde nos desviamos hacia la ya cercana Neuland.

Llegamos a Neuland a eso de las 2 de la tarde y la población parece el escenario de una película sobre algún desastre apocalíptico, no se ve ni un alma por la calle y esta todo cerrado. Finalmente encontramos un hotel, el Hotel Boquerón, en el cual se apiadan de nosotros y nos sirven una comida a base de escalopa de pollo y patatas que agradecemos, así como agradecemos la cerveza helada que nos sirven, estamos en pleno invierno y la temperatura en la calle es de 37 grados. Comentamos con el recepcionista/camarero que nos ha acogido lo de las calles vacías y este, riendo, nos confirma que sí, que un domingo, hasta las seis o siete de la tarde como mínimo, la ciudad está muerta.

Después de comer y de agradecer al joven que nos ha acogido y dado de comer, nos dirigimos hacia donde tenemos el hotel, a unos 4 kms de Neuland, a la granja Harmony of the Wilderness.

Esta pequeña granja es propiedad de una pareja de menonitas de unos 40 años, los cuales emigraron desde Alemania hasta esta zona hace unos 10 años, ellos, junto con sus cuatro hijos, se instalaron en principio en una pequeña casa que construyeron aquí, más adelante fueron construyendo una casa mayor y ahora, esta primera casa se ha convertido en un alojamiento de turismo rural.


La paz y tranquilidad que se respira aquí, en mitad del Chaco, te permiten relajarte después de un día de viaje y más de 400 kms, en coche. así, que ya instalados aquí, nos “olvidamos” de Neuland y simplemente disfrutamos de la puesta de sol y del espectáculo que nos ofrece el cielo nocturno en este lugar, sin ningún tipo de contaminación lumínica que impida observar un cielo estrellado como pocas veces lo hemos visto.

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