Salimos de la Estancia Iparoma tras despedirnos de Marylin y agradecerle su hospitalidad y nos dirigimos., primero hacia el Sur, una vez más por la ruta Transchaco pasando por Filadelfia y hasta llegar a Pozo Colorado, donde dejaremos la Transchaco para dirigirnos hacia el Este, hacia la ciudad de Concepción.

Catedral
En Pozo Colorado, tomamos la Ruta 5, que comunica esta ciudad con Concepción. Al principio, la ruta se encuentra en bastantes buenas condiciones, más adelante, se convierte en auténtico infierno. Tramos en que hay menos trozos con asfalto que de tierra, con agujeros capaces de reventarte un neumático en el mejor de los casos se alternan con algunos kms. (pocos) en que el asfalto se conserva en mejores condiciones y otros en los que parece que se ha reasfaltado la carretera.
Por desgracia, los tramos rotos son los más frecuentes, por lo que la ruta se hace larga. Finalmente, a mediodía, conseguimos llegar hasta Concepción de una pieza y sin haber sufrido ningún percance.
Nos acercamos al hotel a dejar las maletas y una vez instalados, salimos a dar un paseo por la ciudad. Y una vez más, nos encontramos con una ciudad fantasma, casi ni un alma por las calles.
Concepción es la tercera ciudad del país, después de Asunción y Encarnación. Cuenta con unos 80.000 habitantes y uno de sus principales atractivos es la arquitectura colonial de origen europeo (principalmente de origen italiano) que ha dejado en el centro de la ciudad un buen número de casas que merecen una visita.
Históricamente, Concepción ha sufrido en sus piedras las dos mayores guerras en que se ha visto involucrado el país. Durante la conocida como Guerra de la Triple Alianza (1864-1868) fue la base de la que partieron las tropas paraguayas hacia la campaña del Mato Grosso en su intento de conquistar estas tierras a Brasil.
Teniendo en cuenta que esta guerra se llama de la Triple Alianza debido a que Paraguay entró en guerra con Argentina, Brasil y Uruguay a la vez (ahí, con dos c…) lógicamente, esta contienda termino con la derrota paraguaya y la perdida de varios territorios paraguayos que pasaron a manos de Argentina y Brasil (la zona de las cataratas de Iguazú, por ejemplo) y la muerte del dirigente paraguayo, el mariscal Francisco Solano López en la batalla de Cerro Corá, cerca de la ciudad de Concepción, a donde fue llevado el cadáver del mariscal y donde aún hoy puede visitarse la Mansión Irigoyen, donde fue velado su cadáver.
Posteriormente, ya en la década de los 30 del siglo XX, la Guerra del Chaco también impacta en la ciudad en forma de bombardeos aéreos por parte de la fuerza aérea boliviana.
El gran auge de Concepción tiene sus raíces en los inicios del siglo XX, cuando parece que en la zona del Chaco se ha encontrado petróleo (motivo que desata la guerra con Bolivia) y tras la victoria paraguaya, Concepción, situado en la ribera del caudaloso rio Paraguay, está destinada a ser el principal puerto exportador del petróleo, los planes son que el petróleo que se extraiga del Chaco llegara hasta esta ciudad y aquí, se cargará en los barcos que a través del rio Paraguay primero y el Paraná después llegará hasta el océano en el Rio de la Plata.

Puerto viejo
Estas perspectivas impulsan el crecimiento de la ciudad y la llegada de inmigrantes que dan forma a la actual ciudad. Cuando unos años más tarde, se desvanece el sueño del petróleo chaquense, empieza una lenta decadencia de la ciudad y llega a nuestros días con ese aire de lo que pudo ser y no fue.

Casas del centro historico
Paseamos por el centro histórico y nos acercamos hasta el puerto viejo, en el rio Paraguay y la ciudad parece dormida. Paseamos por las calles principales y aparte de alguna que otra tienda abierta, el resto parece muerto. Acertadamente pensamos que probablemente, al igual que ocurrió en Neuland, al llegar la tarde y con ella el aire algo más fresco, las calles cobren mayor animación, así que regresamos al hotel a descansar un rato.

Casas del centro historico
Cuando el sol empieza a descender y se acerca la noche, salimos del hotel y vamos de nuevo hacia el centro de la ciudad. Y descubrimos una nueva ciudad, totalmente diferente a la que vimos al mediodía.
Bares, restaurantes, tiendas… todo abierto, en muchos locales, música en directo y en uno de los restaurantes a los que habíamos leído que valía la pena ir, nos dicen que lo sienten, pero que están llenos.
El ambiente que se respira por las calles, la cantidad de gente tomando cervezas en bares y terrazas, los restaurantes a rebosar … lo dicho, parece que estemos en una ciudad distinta a la que llegamos.
Así que si alguno se acerca por aquí, nuestro consejo es que aproveches las primeras horas de la mañana para recorrer las calles, ver las bonitas casas coloniales, etc. Y luego ya os guarecéis en el hotel y volved a salir al anochecer, pues es entonces cuando podréis ver una ciudad alegre y bulliciosa.