Llegamos por fin al lugar que originó el deseo de venir a conocer esta zona, nos hallamos junto al rio Paraná y alrededor de nosotros se encuentran las ruinas de las misiones jesuíticas que hace 400 años supusieron una auténtica revolución y llevaron a la construcción de, según algunos historiadores, una utopía hecha realidad en la que vivir en paz y armonía con los demás y con la naturaleza, Republicas de Indios fue el nombre que les dieron.
Varias de estas misiones o reducciones como se las conocía, han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
Visitaremos varias misiones en la zona, algunas en el lado paraguayo (la mayoría) y un par más en el lado argentino del Paraná. No veremos las conocidas como los “20 pueblos”, que fueron las misiones que una vez repartido el mundo entre España y Portugal en el tratado de Tordesillas, quedaron en la zona portuguesa, actualmente Brasil. No por falta de ganas, sino más bien por falta de tiempo.
En Paraguay visitaremos las misiones de Santa María de la Fe, Santos Cosme y Damián, Santísima Trinidad y Jesús de Tavarangüe, mientras que en el lado argentino, nos acercaremos a ver Santa Ana y San Ignacio Mini.
Santa María de la Fe.
Llegamos a Santa María de la Fe desde Colonia Independencia, aquí dormiremos esta noche antes de continuar al día siguiente hacia Encarnación pasando por San Cosme y Damián.

Hotel Santa Maria
Santa María de la Fe no es una ruina como el resto de misiones de la zona, en realidad, este pueblo es la continuación de la misión que se construyó aquí en el siglo XVII, las casas que bordean la plaza central de la antigua misión siguen conservando el mismo estilo que tuvieron en sus orígenes, aunque solamente las de la esquina nordeste, que son el actual museo del arte barroco guaraní son originales, el resto, incluyendo la iglesia que preside la plaza y el hotel en el que nos alojamos, fueron reconstruidas a principios del siglo XX.

Plaza centrasl, Iglesia y Museo Arte Barroco al fondo
En una de las esquinas de esta plaza, se encuentra el hotel Santa María, un pequeño hotel, sin muchas pretensiones, pero perfecto para dormir aquí.
Como curiosidad, en los árboles que se encuentran en la plaza, viven una colonia de monos aulladores, los cuales, si te paseas por la plaza con alguna fruta, bajarán hasta donde estes, a ver “que hay de lo mío” y que los habitantes del lugar cuidan y alimentan y que se han convertido en una atracción del lugar.

Monos aulladores
Aquí también, podremos, una vez más, comprobar la ya comentada amabilidad de las gentes de Paraguay.
El mencionado anteriormente Museo del Arte Barroco Guaraní de Santa María, es posiblemente el mejor museo de toda el área de misiones si quieres ver tallas en madera del barroco guaraní, esculturas, portaladas… tallas en madera realizadas por los primeros padres jesuitas y por sus alumnos indios guaranís, que crearon un subgénero de arte barroco al mezclar el arte proveniente de Europa con las particularidades de la cultura guaraní.

Tallas Museo Arte Barroco Guaraní
Evidentemente, visitar este museo es algo que no podemos dejar de hacer al llegar aquí, pero es domingo y el museo está cerrado. Preguntamos a la propietaria del hotel si a la mañana siguiente existe la posibilidad de poder visitar el museo a primera hora, pero ella nos pide que aguardemos un momento, hace una llamada telefónica y nos informa que dentro de una hora, la directora del museo vendrá, nos abrirá el museo y nos acompañará en una visita guiada. Por descontado, nos quedamos de piedra. Es domingo y esta señora, saldrá de su casa y vendrá a abrirnos el museo para nosotros (no hay ningún turista más aquí, incluso en el hotel, somos los únicos huéspedes) y nos acompañará en la visita. No podemos dejar de agradecerles a ambas todas las molestias que se toman con nosotros y ellas nos dicen, que por favor, que como van a dejar que alguien que ha venido de tan lejos a visitar la ciudad y el museo pueda irse sin haberlo visto. Sirva esta anécdota como ejemplo de lo comentado acerca de la amabilidad con la que fuimos tratados a lo largo de todo el viaje.

Museo Arte Barroco Guaraní
Por supuesto, la visita al museo, con sus tallas en madera es impresionante y si además, la directora del museo te va dando explicaciones detalladas de lo que puedes ver en cada una de las salas del museo, pues ya poco más se puede pedir.
Santos Cosme y Damián
A la mañana siguiente, después de desayunar, nos despedimos de la amable propietaria del hotel y reanudamos la ruta hacia Encarnación. Por el camino, nos desviamos un poco para ir a visitar la reducción jesuita de Santos Cosme y Damián.

San Cosme y Damian
Esta reducción o misión, de entrada no se encuentra entre la declaradas como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, principalmente, debido a que en la misma se han realizado trabajos de reconstrucción, pero vale mucho la pena visitarla por dos motivos principales.

Talleres de la misión
El primero es que debido a esta reconstrucción es posible ver cómo eran estas construcciones en su momento álgido, se conservan aun, en los talleres y habitaciones, las pinturas en el techo y por supuesto se puede observar la construcción característica de estas misiones. Todas ellas siguen un mismo plano. La plaza central, presidida por la iglesia, a ambos lados de la iglesia se encuentran las habitaciones de los padres y los diferentes talleres o escuelas. En los laterales de la plaza, están las casas de los indios, las habitaciones en que vivían los indios guaraníes que habitaban en la misión, que haya una, dos, tres o más hileras de casas dependerá del crecimiento que experimentará cada misión. Finalmente, en el lado opuesto al de la iglesia, se encuentra la puerta de entrada a la misión.

Entrada misión
El segundo motivo es que en esta misión se instaló el Padre Buenaventura Suárez, allá por el 1700 y este jesuita, astrónomo reputado, que publico varias obras y tratados de astronomía que asombraron a los astrónomos europeos, paso sus días aquí, convirtiendo esta misión en uno de los principales observatorios astronómicos de la época. Existe aún en la plaza un reloj de sol, construido por él y que, hoy en día, sigue dando la hora del día con total precisión.

Reloj de Sol del Padre Buenaventura Suárez
Junto a la misión existe un pequeño museo con un planetario y varios útiles astronómicos, cuya visita está incluida en la visita de la misión y que resulta de lo más interesante, además, la buena preparación de los guías del lugar te permite conocer las diferentes técnicas de observación astronómica utilizadas en la época.
Trinidad
Desde Encarnación nos acercamos a conocer las ruinas de las misiones de Trinidad y Jesús de Tavarangüe.

Trinidad, Iglesia
Trinidad es una de las más impresionantes de las misiones jesuíticas que podemos visitar hoy en día.

Interior iglésia
El estado en que se encuentran la iglesia principal, las casa de los indios y además, el hecho de poseer una iglesia secundaria, la cual fue la primera construida, antes de levantar la iglesia principal y que posee la torre del campanario separada del cuerpo de la iglesia, le dan una arquitectura característica que la diferencian del resto de reducciones.

Iglésia antigua
Pasear por su iglesia, por las casas de indios, por la plaza central, te permite imaginar perfectamente como tenía que ser la vida de las gentes que habitaron este lugar hace más de 400 años.

Casa de indios
Además, cuenta en el lateral de la iglesia, en lo que era la sacristía, con un pequeño museo de las tallas en piedra encontradas en los diferentes edificios de la misión y se puede ver perfectamente la disposición de los distintos talleres y escuelas que existían en el lugar, así como las casa de los indios y además, las casa de los jefes indios, los cuales vivían en casas separadas del resto de indígenas.

Casas caciques
Jesús de Tavarangüé
A pocos kilómetros de Trinidad encontramos la reducción de Jesús de Tavarangüé.
Lo que hace distinta a esta reducción de todas las demás, es que en este caso, no se trata de una ruina que se ha ido desmoronando con el paso del tiempo, sino que en realidad, el estado en el que se encuentra es el que tuvo en su tiempo. Esta fue una de las últimas misiones en levantarse antes de la llegada de la orden de expulsión promulgada por Carlos III, así que la iglesia se encontraba aun a mitad de su construcción.

Jesus de Tavarangüé
Los escasos talleres y prácticamente nulas casa de indios dan fe de que esta misión nunca llegó a terminarse, siendo sus habitantes expulsados antes de poder finalizar su construcción.

Casas de lo padres
Dejamos las misiones del lado Paraguayo y cruzamos a Posadas, en Argentina, donde nos espera el taxista que nos ha de llevar a visitar las dos misiones restantes de nuestro recorrido.
San Ignacio Mini
La reducción de San Ignacio Mini se encuentra a unos 60 kms. de la ciudad de Posadas, siguiendo el curso del Paraná rio arriba.
Para llegar hasta aquí habíamos quedado con un taxista el cual nos acompañará hasta aquí, esperará a que finalicemos la visita y después nos llevará hasta Santa Ana para finalmente devolvernos a Posadas.
Durante el trayecto y como buen argentino, no dejará de amenizarnos el viaje con su locuacidad y una de las cosas que nos llaman la atención, es cuando nos dice: “Ahora cruzaremos el arroyo tal o cual”. Bueno, lo que él llama un arroyo, es en realidad un rio que dobla la anchura y caudal del Ebro a su paso por Amposta. Claro que teniendo al rio Paraná al lado, cuya anchura en las partes más estrechas en la zona por la que nos movemos es de un kilómetro, es comprensible que para ellos, ese rio sea un simple arroyo.

San Ignacio Mini. Iglesia
Llegamos a San Ignacio Mini y descubrimos, junto con Trinidad en Paraguay, a la más impresionante de las reducciones jesuíticas del Paraná.
Que las casas de los indios formen cuatro y cinco hileras alrededor de la plaza ya nos da una idea del tamaño que llegó a tener esta misión.

Puerta de los Talleres
Los restos de la fachada de la iglesia, con su barroco guaraní de excepcional belleza junto a los grabados que cubren las paredes de los diferentes talleres y escuelas nos muestran la probablemente, más impresionante de las reducciones que visitamos.

Talleres
Pasear entre las paredes de las casas, el pozo, la iglesia, los huertos… te permiten observar perfectamente tanto la estructura arquitectónica de la misión como de la forma de vida que llevaban aquí jesuitas e indios.

Portal iglésia
Santa Ana
Una vez has visitado San Ignacio Mini, llegas a Santa Ana y lo primero que piensas es, no valía la pena venir hasta aquí.
Mucho más pequeña que San Ignacio y mucho peor conservada. Pero precisamente esto, el hecho de su peor conservación hace que puedas ver cómo llegaron a degradarse estas construcciones y te ayudan a valorar aún mucho más a las otras, Trinidad, San Ignacio, Cosme y Damián, las cuales han tenido mejor suerte en cuanto a conservación.

Santa Ana
Como curiosidad en esta misión, tenemos junto a las derruidas paredes de la iglesia, un cementerio aun hoy en día en uso, donde puedes ver tumbas de diferentes épocas e incluso siglos.

Santa Ana
Y bueno, aquí acaba la visita a las misiones jesuíticas del Paraná. Mañana, saldremos de Encarnación hacia Ciudad del Este e Iguazú, para iniciar la última parte del viaje antes del regreso a casa.