Isla Mauricio: por y para el placer ✏️ Blogs de Mauricio

En mis meses de búsqueda de información en la web, di con varias personas que fueron un referente a la hora de elegir excursiones o de decantarme por unas y desechar otras, una de las personas que más me ayudó en este sentido fue María.
María es española y tiene agencia de viajes allí en Mauricio. Esta es su web ISLA MAURICIO. Cuando la conocí, yo prácticamente había cerrado el viaje con la agencia, pero ella os puede diseñar el vuestro a medida, y también realiza todo tipo de excursiones por la isla.

Con ella contratamos la del día de hoy, COSTA ESTE

Tocaba madrugar, debíamos desplazarnos hasta Mahebourg, punto de partida de la excursión. Si no tenéis coche María también te ofrece la excursión con transfer.
Allí nos llevamos la agradable sorpresa de que éramos unos cuantos españoles los que habíamos reservado la misma excursión, y afortunadamente todos íbamos juntos en la misma lancha. Había una familia más con peques y un par de parejas que estaban de luna de miel, unos 12 en total.

La primera parada que hicimos fue ILE AUX AIGRETTES, en la que no se desembarca como tal, nos dejaron en una pequeña orilla donde vimos estrellas de mar.






El siguiente punto fue ILE AUX FOUQUETS, en la que su faro se remonta varios siglos atrás. Un lado de la isla es de marea suave y agradable mientras que en el otro, el viento y las olas rompen contra los acantilados.







De aquí nos dirigimos a la GRAN CASCADA DEL RÍO SUDESTE (GRS):





La última de las paradas de la excursión era LA ISLA DE LOS CIERVOS, y no, no hay ningún ciervo en la actualidad, pero sí los hubo en el pasado, eran ciervos de Java, traídos por los holandeses.
Tiene varias playas y una especie de laguna central que fue donde nos dejó la embarcación para disfrutar de tiempo libre. Dispone de baños, chiringuitos, algún hotel...pero todo camuflado en el denso bosque, por lo que sigue pareciendo una isla virgen.
Nosotros nos dimos un baño en el laguna, paseamos viendo varias playas y volamos un ratito el dron.









Regresamos a la lancha y nos llevaron a una zona privada de la isla donde nos esperaba la mesa puesta y nos prepararon una deliciosa barbacoa.
No faltaba de nada, y estaba todo delicioso. Era una zona súper tranquila donde los niños jugaron en el agua todo el rato. Nos encantó. Terminamos la excursión en el mismo punto de inicio.



Una hora de regreso por carretera con nuestro coche de alquiler hasta el hotel, al que llegamos ya de noche, con el tiempo justo para ducharnos y cenar.

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Hoy nos levantamos temprano. Estoy muyyy nerviosa, tengo contratado el vuelo en hidroavión para ver las famosas cascadas submarinas de Mauricio y la emoción no me deja dormir. Así que despierto a marido y antes de desayunar, y en vistas de las horas que son, decidimos visitar el hotel Le Telfair, que pertenece también a la cadena Heritage, y comparten ubicación en la reserva de Bel Ombre. Un camino entre palmeras comunica un hotel con el otro, y decidimos acercarnos y echar un vistazo. Además allí se encuentra el C Beach Club, del que también se puede disfrutar estando alojados en Awali.

Es muy bonito, pero yo me sigo quedando con el encanto africano del Awali sin ninguna duda. Os dejo fotos del Le Telfair:







Regresamos a la habitación a preparar todo para el día de hoy. La noche anterior hemos dejado encargado un picnic para llevarnos hoy, puesto que pasaremos todo el día fuera, visitando cosas por nuestra cuenta. Es otra de las opciones que te ofrece el todo incluido del Awali, tienes una carta con todas las posibilidades, eliges lo que quieres y la hora a la que lo recogerás y todo listo al día siguiente, empaquetado perfectamente además. Lo acompañas con bebidas del minibar y solucionado el día.
Con estas vistas desayunamos cada mañana...cómo no me voy a enamorar del Awali?



Estamos a tan solo 15 minutos en coche de la playa de La Prairie, que os enseñé el otro día, y es el lugar del que salen los hidroaviones para contemplar las CASCADAS SUBMARINAS.
Se trata de un fenómeno natural fascinante, y que solo puede contemplarse desde las alturas. Se ve cómo el agua se cuela por grutas y cae a los abismos del mar. Suena bien, verdad? pues es una ilusión óptica, producida por el limo (lodo, arcilla y arena), que al ser arrastrado por las corrientes crean ese efecto.
Había visto videos en instagram en los que habían retocado las imágenes hasta tal punto que era exagerado. Y otros en los que se había hecho el vuelo en día nublado y los colores apenas se apreciaban. Opiniones que decían que era tirar el dinero porque no se apreciaba nada y otras que convertían el vuelo en una de las mejores experiencias de la isla.

Vayamos por partes que me emociono solo con recordarlo.
La excursión la cogí de nuevo con María, de www.isla-mauricio.com. La cogí yo sola porque marido era muy reticente. Me dio igual, no necesitaba a nadie más. De hecho el vuelo es solo para una persona. Si queréis volar dos, existe la posibilidad de que despeguen dos hidroaviones a la vez. También puedes elegir el tiempo de vuelo, 15 minutos o bien 25. Yo elegí la segunda opción, ya de hacerlo, hacerlo bien. El precio? 195 euros. Cada cual que valore si merece la pena, yo lo volvería a pagar sin dudarlo.

La hora reservada eran las 10 de la mañana y todo pintaba bien, el día despejado, el picnic en el coche, toallas, bañadores y todo lo necesario para un día de playa y más playa. Solo estamos a 15 minutos, aún así, salimos con tiempo para ir despacio y e intentar volver a parar en la curva de Macondé para volar el dron.
Bueno pues cuando estamos llegando a la dichosa curva (por la que debes pasar sí o sí, si vienes desde el sur, para llegar a La Prairie), encontramos esto:



¿Coooooomo? El pánico se apoderó de mi. Era imposible pasar y un cartel indicaba que no se volvía a abrir la carretera hasta las 15:30h.
Llamamos a María por teléfono, que nos indica que la única opción para llegar a la playa es atravesar Chamarel. Mientras tanto ella iba a gestionar el retraso con la empresa de los hidroaviones.
Preguntamos a un obrero por el camino y nos indica que la duración es de más de una hora. Solo quería llorar. Mientras tanto, María me llama y me dice que los hidroaviones tienen todo completo, que no me garantizan poder realizar el vuelo, pero que ella seguirá intentando que me hagan un hueco.
Y efectivamente, más de una hora despúes, dando la vuelta por todo Chamarel, con carreteras de infarto, llegamos a la playa.
Me dicen que tengo que esperar un rato porque está todo completo y me harán un hueco en cuanto puedan.
Así que, toalla a la arena, baños, sol, y cuando me llama la chica salto de emoción. Me coloca el chaleco y me adjudican hidroavión. Me toca de piloto una chica que chapurrea algo de español y empieza la aventura.



No os voy a poner fotos del vuelo, solo las 2 que demuestran que existen. No quiero destripar el viaje a quien quiera hacerlo. Solo deciros que no solo se ven las cascadas. El vuelo recorre toda la reserva de Bel Ombre, la piloto te cuenta un montón de cosas de la zona y realiza entre 2 y tres pasadas por las cascadas para que captures el momento sí o sí.
Si podéis elegir un día con sol, mejor, los colores son más vivos y el efecto óptico más intenso.
Venga, aquí las tenéis:




Tras aterrizar y relajarme un poco de la emoción, emprendimos la subida por la carretera que recorre la costa Oeste, con la intención de parar en diferentes playas. Y comer nuestro picnic en la que nos pareciese.
Habíamos acumulado un gran retraso con el hidroavión y la aventura de la curva cerrada, así que tuvimos que reducir a 2 las visitas para no llegar excesivamente tarde al hotel y poder disfrutar del mismo un ratito.

La primera playa en la que paramos fue la de TAMARIN. Aparcamos justo delante del hotel Veranda Tamarín.
De esta zona parten las rutas en kayac. No me gustó especialmente la verdad. Las corrientes eran fuertes en la playa y estaba un poco sucia. Además, por aquella zona el tiempo se empezaba a estropear. Aún así, tiene vistas bonitas.







Y la playa en la que terminamos el día fue la de FLIC EN FLAC; en Mauricio la playas son públicas, y esta en concreto tiene amplio aparcamiento. Aquí extendimos las toallas, sacamos nuestro picnic y comimos tan a gustito. Después paseo por la playa, baños, sol... hasta que empezó a refrescar y decidimos regresar al hotel y disfrutar allí de la puesta de sol mientras tomamos algo.

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Hoy era otro de esos días en los que algo me decía que se iban a quedar en mi retina para toda la vida.

Toca madrugar. A las 8 hay que estar en Le Morne para una excursión en lancha privada.
En esta ocasión hacemos la reserva a través de Calypso Mauritius, y Manuela, la encargada, todo un encanto. Son italianos, pero en inglés nos entendimos perfectamente.

Allí, en Le Morne conocimos a Ramesh, el que iba a ser nuestro guía y conductor de la lancha el día de hoy, y desde el primer momento ya hubo muy buen rollo.
Nos cuenta que hemos quedado tan temprano porque a primera hora de la mañana los delfines y ballenas se acercan a la barrera de coral a comer, y es el momento de poder verlos.
Así que nos ponemos en marcha, y la zona elegida para el avistamiento es precisamente la zona que ayer vi desde el hidroavión. Ramesh paró su lancha en el punto exacto donde se encuentra la cascada submarina.



Lo primero que tengo que decir es que se trata de un turismo completamente responsable, la lancha apagó el motor al llegar a la zona para no molestar a los animales y esperamos a que apareciesen. Si no jamás nos hubiésemos prestado al avistamiento. Vaya por delante.
Y en cuestión de segundos, efectivamente, aparecieron. Había decenas de delfines, de todos los tamaños. Espectacular.
Hugo alucinaba, pero yo...estaba emocionada.




Y aluciné más aún cuando Ramesh me dice que vayamos al agua, que nade todo lo rápido que pueda y cuando él me diga, nos sumerjamos...Marido y Hugo se quedaron en la lancha con otro ayudante de Ramesh que vino con nosotros todo el día también.



EL RESULTADO:







Me costó un mareo muy importante, a pesar de las biodraminas que llevaba encima, las cosas como son. La corriente ese día era muy fuerte, acabé agotada de nadar, de tragar agua, y esas fotos fueron el resultado de dos inmersiones, a la tercera le dije a Ramesh que me daba por satisfecha, iba a echar el desayuno en cualquier momento.
Se me saltaban las lágrimas de la emoción, de haberlos visto tan cerca y de lo bellos que eran...había bebés, delfines grandes, más pequeños...las fotos no hacen justicia.

Cuando subí a la lancha y tomé algo con azúcar empecé a sentirme mejor, y entonces Ramesh nos propone acercarnos a ver ballenas, que ese día por lo visto, estaban cerca por ser primera hora de la mañana. No desperdiciamos la oportunidad, por supuesto.
Nadar con ballenas en Mauricio, está prohibido. A pesar de que haya gente que lo haga.
Comenzamos a escuchar unos sonidos que nos sorprendieron, y allí aparecieron ellas...





Primero se dejaban ver tímidamente...luego perdieron la vergüenza....







Y allí permanecimos un rato, con el motor apagado, solo escuchándolas y admirando sus saltos y embestidas...realmente maravilloso e inolvidable. De las mejores experiencias de Mauricio sin duda, junto a las cascadas submarinas.

Llegó la hora de continuar con la salida, y ahora vamos a hacer snorkel a una zona que apenas cubre, donde también lo gozamos. Mientras nosotros disfrutábamos viendo pequeñas estrellas de mar y peces de todo tipo y todos los colores, Ramesh y su compañero saltaron al agua a pescar erizos de mar, que después nos darían a probar.

Volvemos a la lancha y nos vamos a conocer el famoso CRYSTAL ROCK, un arrecife de coral fosilizado rodeado de las aguas más bonitas que he visto en mi vida...parecía irreal. Normalmente suele haber varias lanchas de turistas alrededor, pero nosotros llegamos en un momento en el que solo estábamos nosotros. Y como nos alucinó tanto el color del agua que rodea el coral, por la tarde, antes de irnos, Ramesh nos volvió a llevar para que viésemos la diferencia con el cielo nublado.





Justo enfrente del Crystal Rock se encuentra la ISLA DE BENITIERS, una isla deshabitada en la que solo viven algunos perros y que mide algo más de 2km de largo.
Allí desembarcamos y en un lugar privado nos esperaba la mesa puesta, con ron y unos aperitivos para ir abriendo boca mientras Ramesh y su compañero preparaban una barbacoa.
Ramesh comenzó abriendo los erizos de mar que había cogido en la zona de snorkel y nos enseñó cómo aliñarlos y comerlos...una delicia. Mientras nosotros volamos un rato el dron, paseamos, nos dimos un bañito...hasta que el banquete estuvo listo.
Nos sacaron ensalada, pollo, salchichas para Hugo, atún a la plancha, y 2 langostas...estaba todo delicioso. De postre piña natural y plátano a la plancha con coco. Barra libre de bebidas y ron. Os dejo fotos:











Allí estuvimos hasta casi última hora de la tarde, cuando apenas quedaba gente en la isla. Volvimos al Crystal Rock e iniciamos el regreso hacia el punto de partida, no sin antes recorrer la costa mientras Ramesh nos iba mostrando los hoteles de la zona.
Le dimos una propina a Ramesh por los excelentes servicios prestados, cogimos nuestro coche y regresamos a nuestro maravilloso hotel, que nada tiene que envidiar a los de la zona de Le Morne

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