Hoy nos levantamos temprano. Estoy muyyy nerviosa, tengo contratado el vuelo en hidroavión para ver las famosas cascadas submarinas de Mauricio y la emoción no me deja dormir. Así que despierto a marido y antes de desayunar, y en vistas de las horas que son, decidimos visitar el hotel Le Telfair, que pertenece también a la cadena Heritage, y comparten ubicación en la reserva de Bel Ombre. Un camino entre palmeras comunica un hotel con el otro, y decidimos acercarnos y echar un vistazo. Además allí se encuentra el C Beach Club, del que también se puede disfrutar estando alojados en Awali.
Es muy bonito, pero yo me sigo quedando con el encanto africano del Awali sin ninguna duda. Os dejo fotos del Le Telfair:



Regresamos a la habitación a preparar todo para el día de hoy. La noche anterior hemos dejado encargado un picnic para llevarnos hoy, puesto que pasaremos todo el día fuera, visitando cosas por nuestra cuenta. Es otra de las opciones que te ofrece el todo incluido del Awali, tienes una carta con todas las posibilidades, eliges lo que quieres y la hora a la que lo recogerás y todo listo al día siguiente, empaquetado perfectamente además. Lo acompañas con bebidas del minibar y solucionado el día.
Con estas vistas desayunamos cada mañana...cómo no me voy a enamorar del Awali?

Estamos a tan solo 15 minutos en coche de la playa de La Prairie, que os enseñé el otro día, y es el lugar del que salen los hidroaviones para contemplar las CASCADAS SUBMARINAS.
Se trata de un fenómeno natural fascinante, y que solo puede contemplarse desde las alturas. Se ve cómo el agua se cuela por grutas y cae a los abismos del mar. Suena bien, verdad? pues es una ilusión óptica, producida por el limo (lodo, arcilla y arena), que al ser arrastrado por las corrientes crean ese efecto.
Había visto videos en instagram en los que habían retocado las imágenes hasta tal punto que era exagerado. Y otros en los que se había hecho el vuelo en día nublado y los colores apenas se apreciaban. Opiniones que decían que era tirar el dinero porque no se apreciaba nada y otras que convertían el vuelo en una de las mejores experiencias de la isla.
Vayamos por partes que me emociono solo con recordarlo.
La excursión la cogí de nuevo con María, de www.isla-mauricio.com. La cogí yo sola porque marido era muy reticente. Me dio igual, no necesitaba a nadie más. De hecho el vuelo es solo para una persona. Si queréis volar dos, existe la posibilidad de que despeguen dos hidroaviones a la vez. También puedes elegir el tiempo de vuelo, 15 minutos o bien 25. Yo elegí la segunda opción, ya de hacerlo, hacerlo bien. El precio? 195 euros. Cada cual que valore si merece la pena, yo lo volvería a pagar sin dudarlo.
La hora reservada eran las 10 de la mañana y todo pintaba bien, el día despejado, el picnic en el coche, toallas, bañadores y todo lo necesario para un día de playa y más playa. Solo estamos a 15 minutos, aún así, salimos con tiempo para ir despacio y e intentar volver a parar en la curva de Macondé para volar el dron.
Bueno pues cuando estamos llegando a la dichosa curva (por la que debes pasar sí o sí, si vienes desde el sur, para llegar a La Prairie), encontramos esto:

¿Coooooomo? El pánico se apoderó de mi. Era imposible pasar y un cartel indicaba que no se volvía a abrir la carretera hasta las 15:30h.
Llamamos a María por teléfono, que nos indica que la única opción para llegar a la playa es atravesar Chamarel. Mientras tanto ella iba a gestionar el retraso con la empresa de los hidroaviones.
Preguntamos a un obrero por el camino y nos indica que la duración es de más de una hora. Solo quería llorar. Mientras tanto, María me llama y me dice que los hidroaviones tienen todo completo, que no me garantizan poder realizar el vuelo, pero que ella seguirá intentando que me hagan un hueco.
Y efectivamente, más de una hora despúes, dando la vuelta por todo Chamarel, con carreteras de infarto, llegamos a la playa.
Me dicen que tengo que esperar un rato porque está todo completo y me harán un hueco en cuanto puedan.
Así que, toalla a la arena, baños, sol, y cuando me llama la chica salto de emoción. Me coloca el chaleco y me adjudican hidroavión. Me toca de piloto una chica que chapurrea algo de español y empieza la aventura.

No os voy a poner fotos del vuelo, solo las 2 que demuestran que existen. No quiero destripar el viaje a quien quiera hacerlo. Solo deciros que no solo se ven las cascadas. El vuelo recorre toda la reserva de Bel Ombre, la piloto te cuenta un montón de cosas de la zona y realiza entre 2 y tres pasadas por las cascadas para que captures el momento sí o sí.
Si podéis elegir un día con sol, mejor, los colores son más vivos y el efecto óptico más intenso.
Venga, aquí las tenéis:

Tras aterrizar y relajarme un poco de la emoción, emprendimos la subida por la carretera que recorre la costa Oeste, con la intención de parar en diferentes playas. Y comer nuestro picnic en la que nos pareciese.
Habíamos acumulado un gran retraso con el hidroavión y la aventura de la curva cerrada, así que tuvimos que reducir a 2 las visitas para no llegar excesivamente tarde al hotel y poder disfrutar del mismo un ratito.
La primera playa en la que paramos fue la de TAMARIN. Aparcamos justo delante del hotel Veranda Tamarín.
De esta zona parten las rutas en kayac. No me gustó especialmente la verdad. Las corrientes eran fuertes en la playa y estaba un poco sucia. Además, por aquella zona el tiempo se empezaba a estropear. Aún así, tiene vistas bonitas.



Y la playa en la que terminamos el día fue la de FLIC EN FLAC; en Mauricio la playas son públicas, y esta en concreto tiene amplio aparcamiento. Aquí extendimos las toallas, sacamos nuestro picnic y comimos tan a gustito. Después paseo por la playa, baños, sol... hasta que empezó a refrescar y decidimos regresar al hotel y disfrutar allí de la puesta de sol mientras tomamos algo.

