21 días de viaje por libre en Tailandia ✏️ Blogs de Tailandia

Dia 30 de Octubre

Habíamos quedado con nuestro guía Tom sobre las 9:00. Antes de salir preparamos una mochila pequeña con las cosas que ibamos a llevar al Trekking. Las maletas las dejamos en la guest house, ya que a la vuelta habiamos reservado habitación para pasar una noche más en Chiang Rai.

Tom vino a buscarnos con una minivan y nos llevó al embarcadero de Chiang Rai. Desde ahí nos metimos en un barco para dar un paseo por el río Kok:

Paseo por el río Kok

El paseo no fue nada del otro munto, duró como una hora, con una parada para visitar un templo dentro de una cueva:

Imagen de Buda en templo-cueva junto al río Kok

Llegamos a un embarcadero que estaba junto a un centro de elefantes. En el centro de elefantes nos prepararon unos cuantos elefantes y dimos un paseo. Ibamos dos en cada elefante y el "conductor", por así decirlo. Lo que es montar en elefante estuvo curioso, pero la zona de paseo era el pueblo junto al campo de elefantes y luego un trozo de carretera, así que el paisaje no acompañó mucho. Esperabamos dar el paseo por un sitio un poco más agreste. Después del paseo en elefante comimos en el mismo centro de elefantes. La comida no estuvo muy allá y además no nos dieron la opción de elegir platos.

Nada más acabar de comer nos fuimos dando un paseo hasta el poblado en el que ibamos a hacer noche. Lo de salir de paseo nada más comer no fue muy buena idea, al principio se nos hzo un poco pesado. Luego empezamos a disfrutarlo más, la zona era bastante bonita, con mucho bambú, plataneros y algún que otro árbol curioso.

En una hora y poco llegamos al poblado Akha donde ibamos a hacer noche. Estaba en medio de un valle con mucha vegetación, la mayoría de las casas eran de bambú, las calles estaban sin asfaltar y no vimos casi turistas:

Panorámica del poblado Akha

A primera vista el sitio prometía. Dando una vuelta por el poblado vimos que en el se encontraba la "Akha Hill House", que aparece en bastantes guías.

Cruzamos el poblado y seguimos un camino que llevaba a una cascada, como a 20 minutos del poblado. La cascada resultó estar bastante chula y además no había nadie. Aprovechamos la ocasión para darnos un baño bajo la cascada, y ahí estuvimos un rato chapoteando:

Cascada junto al poblado Akha


Luego nos volvimos para el pueblo y nos enseñaron la casa donde ibamos a dormir. Era toda de bambu y con unos colchones en el suelo y unas mantas para cubrirnos, además disponía de mosquiteras. Junto a la casa había un porche con unas vistas muy bonitas del valle. Luego en una cabaña más pequeña a unos 20 metros se encontraba un rudimentario cuarto de baño.

Como nos tocaba esperar un rato para cenar preguntamos a Tom si había alguien que nos pudiera dar un masaje. Se fue a preguntar, y al rato volvió con unas cuantas lugareñas, que nos dieron un thai massage en el porche de la casa. Después del masaje nos quedamos tomando un té en el porche y disfrutando de la puesta de sol en el valle, para mi uno de los mejores momentos del viaje.

Al rato llegaron tres chichas checas con su guía. Al parecer se iban a alojar en otro poblado, pero que resultó que estaba lleno y se venían al nuestro. Cenamos en el porche todos juntos, la comida no estuvo mal. Y luego nos quedamos tomandonos unas cervezas y hablando.

Justo antes de irnos a dormir tuvimos un problemilla. Debido a la aparición de última hora de las chicas checas no había sitio para todos en la cabaña, por lo que Tom y el otro guía decidieron sin consultarnos que a los chicos nos tocaba dormir en el porche de la cabaña a la intemperie. No me voy a enrollar contando nuestro cabreo por el cambio de planes y toda discusión posterior. Digamos que al final llegamos a una solución aceptable.

Día 31 de Octubre

Amanecimos en el poblado Akha tras una noche tranquila. Afortunadamente el poblado resulto menos ruidoso de lo que pensamos. En el plano negativo decir que algún bicho se apañó para saltarse la mosquitera untada en repelente y los pijamas y se dio un festín a nuestra costa, cosas que pasan.

Desyunamos tranquilamente en el porche de la casa y salimos para el pueblo de nuestro guía, que estaba como a una hora y media en coche. Nuestro guía conducía una furgoneta de tipo pickup, cuatro podían ir sentados, pero a dos del grupo les tocó ir en la parte de atrás con las mochilas, por suerte no cascaba mucho el sol.

Llegamos a su pueblo y nos mostró su casa. La habitación donde ibamos a dormir era bastante humilde, y el cuarto de baño podría estar más limpio, pero bueno, en general era aceptable. Nos presentó a su familia y estuvimos un rato jugando con sus sobrinos y su hija, que eran muy majos.

Después de eso salimos para la zona donde ibamos a hacer el trekking, como a 15 minutos de su casa. Cuando llegamos allí había un par de amigos de Tom esperandonos. Los dos llevaban unos machetes de tamaño respetable, iban tapados de arriba a abajo, uno de ellos llevaba jersey y pasamontañas, y eso que hacía un calor de flipar. He de decir que daba un poco de mal rollo verlos, y que se nos pasó por la cabeza que nos iban a atracar o algo peor. Nada más lejos de la realidad, resultaron ser muy majos, aunque no hablaban nada de Inglés.

La idea era subir unos 700 metros hasta la cima de una colina, atravesando un bosque de bambú. Hacía bastante calor y había mucha humedad, por lo que desde el principio empezamos a sudar a litros, excepto el tío del jersey y el pasamontañas, que iba tan fresco. La subida era muy muy empinada y el terreno algo resbaladizo, por lo que ascendíamos bastante despacio. Hicimos bastantes paradas para descansar y para ir bebiendo agua hasta llegar a la cima. Vamos, que fue bastante duro.

Por fin llegamos a la cima, después de dos horas de caminata, esperando ver unas maravillosas vistas de toda la zona, y ... ¡joer! había tanta vegetación no se veía nada, pero nada de nada. Fue un poco decepcionante, pero como ibamos muy cansados casi que nos dio igual, lo importante es que habíamos llegado arriba.

Paramos en un pequeño claro y Tom y sus amigos se pusieron a hacer una comida tradicional Karen. como mantel usamos hojas de platanero, y para hacer vasos, platos y palillos utilizaron bambú. Luego hicieron una fogata para cocinar. El arroz lo pusieron dentro de un tronco de bambú con agua, lo taparon con hojas de platano, y lo pusieron junto al fuego. Con los huevos hicieron algo parecido, los batieron, los echaron en un tronco de bambú, lo taparon con hojas de plátano y al fuego. La carne de cerdo adobado y de pollo la trincharon en troncos de bambú a modo de brochetas y la pusieron en el fuego. Fue todo muy apañao y la comida nos supo muy rica.

Preparando la comida

¡Listo para comer!


Después de la comida tocó bajar por otro camino distinto al que habíamos usado para subir, y que fue casi peor que la subida. El camino era resbaladizo y con mucha pendiente, y con algunas zonas en las que como no te andarás con ojo te podías despeñar. Tras mucho esfuerzo y algún que otro resbalón llegamos al pie de la colina.

Ahí justo nos adentramos en una zona que era completamente distinta a la anterior, en vez de ser un bosque de bambú había árboles altos con lianas, plataneros, muchisima vegetación baja, plantas con hojas enormes, hiedras, arroyos... Fue lo más bonido del paseo con diferencia. Después de atravesar esa zona en media hora o así llegamos a la carretera.

Paseo por la jungla

Volvimos a casa de Tom, nos dimos una ducha y nos preparamos para cenar, mientras nos tomabamos una bien merecida cerveza. La cena en casa de Tom estuvo muy bien, probamos un pescado de río muy bueno, curry rojo y verde, tortilla, y un plato típico Karen con mucho pimiento. Todo muy rico. Después nos quedamos un rato bebiendo y hablando con Tom junto al jardín. Y de ahí a la cama.

Día 1 de Noviembre

Desayunamos en casa de Tom tortilla, tostadas y café. En el plan del día lo primero era ir al templo a hacer una ofrenda. Para ello Tom nos dejo a cada uno el traje típico Karen de hombre o mujer, según el caso. Vestidos con el traje salimos de casa de Tom hacía el templo del pueblo. Antes de ir al templo cambiamos dinero para tener 99 Baths cada uno, y compramos unas golosinas y algunos objetos de aseo, todo esto iba a ser parte de la ofrenda.

Llegamos al templo y conocimos al monje del pueblo. Según Tom era muy buen monje, había estudiado en un monastario famoso, y era capaz de pasarse tres días encerrado en una cueva meditando sin comer ni beber. La verdad es que el chaval, que debía andar por los 18 años, estaba más bien escurrido, se notaba que comía poco.

Tom nos dió una introducción rápida sobre el budismo, nos explicó porque se hacía la ofrenda y como hacerla, también como suelen rezar, cuales son los días sagrados, etc. Estuvo interesante. A cambio de la ofrenda el monje nos dió una bendición, espolvoreandonos agua sobre la cabeza, y luego nos puso a cada uno una pulsera roja, que debíamos llevar al menos durante tres días. A las chicas se la puso Tom ya que un monje budista no puede tocar a una mujer, si lo hace se vuelve impuro. Tambien nos dieron una especie de tarjeta con un pez dibujado e inscripciones en thai que se supone que atraía el dinero y la buena suerte.

Después de la ofrenda salimos para el triangulo de oro. Llegando a Chiang Saen visitamos el complejo de templos de Wat Phra That Pha Ngao. El primer templo se encuentra en lo alto de una colina con unas buenas vistas del triangulo de oro. Extrañamente la terraza superior del templo está prohibida a mujeres, no supimos muy bien el porque.

Pagoda

Más abajo se encuentra otro templo enteramente construido de madera. La madera está tallada al detalle y el templo es simplemente precioso. Nos tiramos un buen rato admirandolo y haciendo fotos.

Templo de madera

Después nos acercamos a Chiang Saen y comimos en un pequeño bar junto al río Mekong. Desde ahí se podía ver al barco que lleva turistas a Myanmar y Laos. Como no nos interesaba mucho cruzar la frontera y además salía un poco caro, pasamos de hacer el viaje en barco.

La siguiente parada fue el "Hall of Opium". Es un museo sobre el opio: habla del cultivo y cosecha del opio, de la historia del opio en tailandia, de las guerras del opio, el narcotráfico, los efectos de los opiaceos en el cuerpo, y muchas cosas más. Ya sólo por ver el museo merece la pena, está excavado dentro de una montaña y tiene una arquitectura y una decoración impresionantes. La exposición además está interesante.

Después salimos para Mae Sae. Primero visitando una fábrica de jade, en la que duramos 5 minutos, y luego el mercado que hay justo al lado de la frontera con Myanmar. Nos recorrimos el mercado hasta llegar justo a la frontera.

De ahí nos fuimos de vuelta a Chiang Rai. Volviendo le preguntamos a Tom por las mujeres jirafa y nos dijo que si queríamos podíamos ver una especie de parque temático de las distintas tribus de las montañas, pero que la entrada eran 300 Baths. Sospechabamos que el parque temático iba a ser una turistada, pero pensamos, ¿porque no? Y para allá que fuimos.

Cuando llegamos estaba casi anocheciendo. Pagamos la entrada y unos niños nos hicieron de guías, llevandonos por cada zona del parque, cada una dedicada una tribu distinta. En algunas zonas no había nadie (se conoce que se habían ido a cenar), en otras nos hicieron una especie de espectaculo que estuvo curioso. Y en la zona de las mujeres girafas nos pudimos hacer fotos con algunas. Pero vamos, en general no merecía mucho la pena, y menos de noche. Pero bueno, según Tom el dinero se reparte entre las tribus y les da para vivir y poder escolarizar a los niños. Si en verdad es así pues mira, algo es algo.

Mujer jirafa

Después de eso llegamos a Chiang Rai e hicimos check-in otra vez en la "Orchids Guest House". Salimos a cenar no sin antes dar otro paseo por el mercado nocturno, en el que compramos bastantes cosas. Cenamos en un sitio bastante pijo y algo caro. Después de la cena algunos aprovechamos para darnos un thai massage. La verdad es que en Chiang Rai se ve bastante turismo sexual, y las casas de masajes parecen más bien burdeles. Pero en la que fuimos nos trataron muy bien y el masaje nos sentó divinamente.

Después de eso vuelta a la guest house y adormir en una cama de verdad, que ya iba siendo hora.

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Día 2 de Noviembre

Desayunamos, hicimos check-out y salimos para Chiang Mai. Habíamos contratado previamente en una agencia de viajes una furgoneta que por 2400 Baths nos llevaba hasta Chiang Mai, haciendo una parada en el "White Temple", o Wat Rong Khun. En viaje incluyendo la parada venía a ser de unas tres horas.

Tardamos en llegar al White Temple un poco menos de una hora. Nos gustó mucho, distinto de cualquier otro que hubieramos visto: hecho de cemento pintado de blanco, con unas estatuas impresionantes y una decoración muy recargada pero bonita. La visita es gratuita, aunque te dan la opción de hacer un donativo para el mantenimiento del templo.

White temple

Entrada al White Temple

Seguimos para Chiang Mai, haciendo una parada para comer. El sitio elegido para estar en Chiang Mai fue la guest house "Chiang Mai Blue". Está detro de la zona antigua de la ciudad. Habíamos reservado previamente por e-mail. La habitación nos salía por 350 Bath la noche. El sitio resultó estar bastante bien, tranquilo, limpio y bien situado.

Lo primero que hicimos fue ir a un par de agencias para organizarnos una excursión a las cuevas de Chiang Dao, a un centro de elefantes, y a Doi Suthep. Al final lo que hicimos fue alquilar una furgoneta con conductor para todo el día por 1400 Baths, la gasolina iba a parte (fueron unos 1000 Baths). También aprovechamos para ir a un cybercafé a comprar el billete de avión para Ko Samui.

Lo que nos quedaba de día lo dedicamos a ver las actividades del festival Loy Kratong. Estuvimos un rato viendo el desfile de carrozas, que se hace en la calle Tha Pae Road. El desfile estaba super-currado, nos gustó mucho.

Desfile del festival Loy Kratong

Cenamos y nos acercamos al río, para intentar ver las carrozas flotantes. Descubrimos que el festival era del estilo a las fallas, se podía comprar petardos, tracas y cohetes por todas partes. Había un ruido continuo de explosiones y el aire olía a polvora. Si no te gustan los petardos mejor no salir a la calle.

También habia mucha gente volando una especie de globos de papel de arroz con una linterna dentro. Compramos unos cuantos y a lo largo de la noche los volamos, era más fácil de lo que parecía. La idea es poner en el globo, ya sea mentalmente o escribiendo sobre el globo, todo lo malo para que se fuera volando con el globo. La gente está tirando globos continuamente mientras dura el festival, por lo que siempre se puede ver unos cuantos globos volando en el cielo. Además suben muy alto antes de quedarse sin combustible.

Volando globos

Volvimos para nuestra guest house y fuimos a una zona de marcha muy cercana, en el cruce de Ratvithi Road con Ratpakinai Road. Está muy animada, con un montón de sitios donde escuchar música y tomarse algo. Eso sí, eramos casi todos turistas.

Día 3 de Noviembre

Aprovechamos para ver tranquilamente Chiang Mai. La idea era dar una vuelta por los distintos templos de la cuidad. Comenzamos por el Wat Phra Sing, al que nos acercamos andando. Nos gustó, pero después de la cantidad de templos que llevabamos visto tampoco nos llamó mucho a atención.

Wat Phra Sing

Al salir se nos acercó un hombre que se ofreció a llevarnos a el resto de templos en una mini-van. El precio estaba bien, 50 Baths cada uno, 300 Baths en total, así que aceptamos. De los templos que visitamos los que más nos llamaron la atención fueron Wat Suan Dok:

Wat Suan Dok

Y también el Wat Chiang Yuen:

Wat Chiang Yuen

Despues le pedimos al conductor que nos dejara en el mercado chino, y estuvimos dando una vuelta, aunque no nos pareció nada del otro mundo. Comimos por ahí y volvimos al hotel a echarnos una siestecilla, y salimos a disfrutar otra vez del ambiente del festival.

Foto desde el puente de los fuegos artificales

Día 4 de Noviembre

Desayunamos junto a la guest house y salimos para la agencia. Allí nos subimos a la furgo y salimos para Chiang Dao. Tardamos en llegar a las cuevas como una hora y algo. El último tramo de carretera era bastante malo.

Una vez llegados pagamos la entada y contratamos los servicios de una guía para la visita. La guía nos iba llevando por las diferentes galerías, iluminando el camino con una lampara da gas. Las cuevas son impresionantes, y el que no estén iluminadas y tener que verlas con una linterna de gas les daba mayor encanto. Tuvimos que pasar por un par de pasillos estrechos, pero por lo demás eran cómodas de visitar. Estuvimos dentro como una hora.

Cuevas de Chiang Dao

Después de esto fuimos al campo de elefantes Mae Taeng Elephant Park, a una media hora de la cueva. Al comprar la entrada se podía elegir entre distintas actividades: ver el espectaculo de elefantes, comer, montar en elefante, hacer rafting. Como ya habíamos montado en elefante optamos por ver el espectaculo de elefantes, comer y montar en balsa. Nos salió por 500 Bath cada uno, tras el regateo.

El espectaculo de elefantes estuvo mejor de lo que pensaba, con algunas partes muy curiosas, como la de ver a un elefante pintando.

El elefante Suda terminando su dibujo

La comida no estuvo mal para ser buffet libre. El paseo en balsa también nos gustó, el río era muy tranquilo pero el paisaje bonito. El barquero era muy simpático y nos dejó remar un rato a cada uno, hasta que me tocó a mi, que me emocioné y se me cayó el remo al agua, menos mal que lo pude coger a tiempo

Balsa por el río

Mientras dábamos el paseo en balsa vimos gente montando en elefante por el río y la selva cercana. Nos pareció un sitio mucho mejor para montar que el sitio al que fuimos en Chiang Rai.

Del campo de elefantes nos fuimos a Doi Suthep. Se puede subir andando por unas preciosas escaleras, o por un funicular. Nosotros fuimos por las escaleras.

Escaleras de acceso a Doi Suthep

Como cabía esperar estaba lleno de gente. Además desgraciadamente había partes que estaban en obras. Aún así la visita merece la pena. Tanto por el templo como por las vistas.

Vistas de Doi Suthep

Posteriormente visitamos unas cataratas cerca de Doi Suthep, no eran nada del otro mundo, y ya estaba oscureciendo, así que tampoco nos impresionaron mucho.

Cataratas

De ahí nos volvimos a Chiang Mai. Antes de dejar la furgoneta quedamos con el conductor para que nos llevara al día siguiente al aeropuerto, por 200 Baths. Descansamos un rato, y nos fuimos al mercado nocturno. Es enorme y te puedes tirar horas y horas. Ciertamente es de los mejores, tanto por precios como por oferta, tienen de todo.

Día 5 de Noviembre

Nos tomamos la mañana con calma, ya que nuestro vuelo para Ko Samui salía sobre las 14:05. Tardamos poco en llegar al aeropuerto, unos 25 minutos. El vuelo era con Bangkok Airways, que dispone de una sala de espera para coger el vuelo que está muy bien: con mesas para sentarte y aire acondicionado. Ademas se podía tomar café, té y bollería gratis.

Cogimos el avión sin contratiempo y salimos rumbo a Ko Samui.

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Llegamos a Ko Samui como a las dos horas. El aeropuerto de Ko Samui es de los más bonitos que he visto, muy bien integrado con el paisaje. Si podéis visitar el baño mientras esperáis a recoger el equipage vale la pena, tiene una pecera muy chula.

En el mismo aeropuerto había una agencia que buscaba alojamiento, y como no teníamos muy claro donde ir estuvimos mirando los catálogos de hoteles. Al final elegimos la zona de Chaweng. Es la playa más grande, la más turistica y la que más animación tiene, pero como Noviembre es tempordada baja (ya que sigue habiendo una posibilidad de lluvias alta) confiabamos en que no hubiera mucha gente.

El hotel elegido fue el "Montien House", las fotos tenían buena pinta y no era caro. La chica de la agencia llamó para ver si tenían sitio, y nos dijo que nos hacían una oferta especial de temporada baja, dejandonos una "deluxe room" sin desayuno por 1800 Baths. Nos pareció bien y reservamos sólo dos noches, por si acaso luego no nos gustaba para poder irnos a otro. Tuvimos que pagar 600 Baths por adelantado, y el resto al llegar al hotel. En la misma agencia por 150 Baths cada uno contratamos el traslado al hotel. Fue un poco clavada, seguramente si te sales fuera y pillas un taxi te salga más barato, y un bus ni te cuento.

Llegamos al hotel en unos 10 minutos. Por fuera tenía una pinta normalilla, pero por dentro mejoraba la cosa bastante. La piscina y el restaurante estaban a pie de playa, luego había una zona de bungalows, y del lado más cercano a la carretera (aunque suficientemente lejos como para evitar el ruido) estaba el edificio con las habitaciones. La habitación genial, decorada con gusto, tranquila, con unas cortinas que no dejaban pasar un rayo de luz, y lo mejor: había bañera en el baño, yupi

Salimos a bañarnos y a dar una vuelta por la playa de Chaweng, que es kilométrica, aunque un poco estrecha con marea alta. No vimos casi gente. Miramos un par de sitios para cenar, pero al final el sitio que más nos convenció fue el restaurante del hotel. Se podía cenar en unas mesas montadas sobre la playa, y tenían música en vivo. Probamos el menú de degustación por 300 Baths, que estuvo buenísimo.

Nos fuimos a dar otro paseillo para bajar la cena, esta vez por la calle principal de Chaweng, y de ahí a dormir.

Día 6 de Noviembre

Dedicamos el día a no hacer absolutamente nada, sólo perrear en la playa y la piscina. Fuimos al restaurante del hotel a ver el precio del desayuno. Eran 300 Baths y nos pareció un poco caro, así que decidimos buscar otro sitio. La manager del hotel nos preguntó porque nos ibamos y le dijimos que nos parecía caro. Nos hizo una oferta para desayunar por 200 Baths y aceptamos.

El día estuvo un poco nublado, sobre todo por la tarde, pero no hacía frío, y el agua estaba muy buena.
Para ir preparando la excursión para mañana nos acercamos a una agencia a preguntar cuanto nos costaba alquilar una furgoneta con conductor para dar una vuelta a la isla. Creo recordar que salía por unos 1000 Baths los seis, así que lo contratamos.

También teníamos pensado visitar el Ang Thong Marine National Park (parque nacional marino de Ang Thong). Para nuestra pena descubrimos que en el 2009 cerraba durante Noviembre y Diciembre. Si tenéis planeado ir informaros antes por si acaso, que no os pase como a nosotros.

Como queríamos seguir en e hotel reservamos un par de noches más. En recepción vimos que los bungalows costaban más baratos, unos 1300 Baths la noche sin desayuno. Preguntamos si nos dejaban ver uno, y por lo que vimos la diferencia con la "deluxe room" era que eran un poco más viejos, no tenían bañera, y que entraba más luz por las ventanas. Así que al final nos cambiamos a un bungalow.

La cena la hicimos en otro restaurante en la playa, casi al lado del de nuestro hotel. Nos costó 200 Baths (je, como el desayuno) pero no estuvo tan bien como la del día anterior. Luego nos fuimos a un bar en plan chill-out en la playa muy bien puesto. Ahí nos tomamos unos cócteles y fumamos una shisha. Cada cóctel eran 250 Baths y la shisha 500 Baths. Caro para ser Tailandia, pero si lo comparas con España es barato.

Día 7 de Noviembre

Salimos a dar una vuelta por la isla. Desgraciadamente el tiempo no acompaño mucho. Empezamos visitando "Buddha Beach", y vimos las distintas estatuas de buda. Además de las típicas imagenes de buda tailandesas también había alguna china, y otras de dioses hindus. Nada del otro mundo, y menos medio lloviendo.

Buda Chino

Shiva

Luego fuimos a la ciudad principal de Ko Samui, llamada Bophut. Nos dimos una vuelta por el mercadillo comprando alguna cosa, aunque en general todo era más caro que en el continente. Comimos en un sitio de comida rápida junto al mar.

Luego visitamos un templo donde tenían expuesto un monje momificado. Al parecer murió mientras meditaba y lo embalsamaron en esa postura. El cuerpo del monje esta dentro de una vitrina. La verdad es que resulta un poco macabro.

Monje momificado

Luego salimos para la catarata de Na Muang. Estaba lloviendo a cantaros, pero aún así no hacía frío, así que algunos aprovechamos la ocasión y nos dimos un bañito. Nos dijeron que había otra catarata más alta, a una media hora andando por un camino con bastante desnivel. Como el tiempo no acompañaba mucho pasamos de ir.

Luego fuimos a ver las formaciones rocosas del abuelo (con forma de pene) y la abuela (con forma de vulva) en la playa de Lamai.

Fotos de "la abuela" y "el abuelo" en Lamai
En realidad "la abuela" era otra formación rocosa, pero esta da el pego también

Esa parte de la playa de Lamai es rocosa y bastante bonita.

Vista desde Lamai

Y de ahí ya nos volvimos al hotel. Llegando a Chaweng le comentamos al conductor que nos gustaría ver un combate de Muai Thai, así que nos llevo directamente al "Chaweng Stadium". Ya sabíamos que ese día había combate, habíamos visto carteles.

Entramos dentro y estuvimos viendo las distintas zonas y precios. Había una zona de butacas cerca del ring, luego una zona con mesitas altas y taburetes pegada al ring, y finalmente las gradas. Nos decantamos por las gradas, la visibilidad era muy buena y era la entrada más barata. Creo recordar que salieron por 700 Baths o algo así. La entrada incluía la recogida desde el hotel, pero no el viaje de vuelta al hotel. De todas formas por lo que vimos el estadio estaba como a 15 minutos andando de nuestro hotel.

Llegamos al hotel, nos duchamos y cenamos. Después nos quedamos esperando que nos vinieran a recoger. Nos llevaron al estadio y entramos. El sitio estaba bastante animado y había mucho público. Nos gustó ver que además de turistas había bastantes tailandeses, todos en las gradas. Durante todo el espectaculo hay unas camareras paseando por las gradas trayendo bebidas. La cerveza estaba a 90 Baths.

A las 22:00 comenzó el espectaculo. Consistía en 4 combates (uno infantil, otro juvenil y dos adultos), luego una demostración de equilibrio, y luego otros tres combates más (todos de adultos). Se nota que el Muai Thai es algo más que un deporte, es muy ceremonial y hay que seguir una serie de pasos. Antes de comenzar el combate salen los luchadores ya preparados para luchar (con los guantes puestos) y se sientan en unas sillas junto al ring. Luego suben al ring y hacen una especie de calentamiento-baile ritual, que sirve para saludar a su maestro y al público. Después empieza el combate, de cinco asaltos de tres minutos. Antes de empezar cada asalto los luchadores se saludan juntando sus puños. Si acaban los asaltos sin un K.O. los jueces deciden quien ha ganado a los puntos.

Combate infantil

Es curioso que durante el combate hay unos músicos tocando una música tradicional, y a veces los luchadores se mueven al son de la música. Hay también un locutor que hace comentarios, y se puede ver a los corredores de apuestas a pie de ring, haciendo sus apuestas y animando a los luchadores durante el combate.

Los dos primeros combates, el infantil y el juvenil, fueron bastante light (afortunadamente). No se hicieron daño, ni hubo K.O. y se decidieron por puntos. Los de aultos ya fue otra cosa. El poder pegar con los codos y las rodillas hace que no sea raro el hacer una herida al oponente. Durante los distintos combates vimos bastante sangre, y un par de K.O. Uno de ellos fue bastante brutal y el luchador acabó con una brecha en la cabeza y tardó mucho en recuperar la consciencia. En general la experiencia nos gustó mucho, pero si no te gusta la violencia o te desagrada ver sangre mejor no vayas.

Después del combate nos fuimos a dar una vuelta por la zona de marcha de Chaweng. La verdad es que esta muy animada. Estuvimos en una zona de discotecas, bailando techno, dance, house y similares, hasta que a las 4 nos echaron. Antes de volver al hotel aprovechamos para darnos un bañito sin ropa en la playa, con nocturnidad y alevosía Lo bueno del agua en Tailandia es que siempre esta calentita.

Día 8 de Noviembre

El día amaneció igual de lluvioso. Estuvimos mirando la predicción del tiempo en internet y no tenía pinta de ir a mejorar. La mayoría de las excursiones en barco estaban canceladas porque el mar estaba en muy malas condiciones para navegar, y habiendo hecho el tour por la isla nos quedaba poco que hacer.

Estuvimos deliberando que hacer y finalmente decidimos marcharnos de Ko Samui lo más pronto posible, e irnos a la zona del mar de Andaman, en la que teóricamente hace mejor tiempo. Una pena porque a mi me apetecía mucho ir a Ko Tao a bucear, pero tal y como estaba el tiempo no era posible.

Entre Pukhet y Krabi nos decidimos por Krabi. Intentamos comprar un billete de avión pero estaba todo vendido, así que tuvimos que comprar un billete combinado ferry-bus con destino a la ciudad de Krabi. Salía bastante bien de precio, unos 600 Baths. A las 7:15 (ayyy, que pronto) venían a recogernos al hotel, luego nos llevaban al puerto, de ahí cogiamos un barco que en tres horas llegaba a puerto de Don Sak, y de ahí un bus que en algo menos de dos horas nos dejaba en Krabi. Vamos, un rollo.

Ese día el grupo se dividió en dos. Por un lado tres alquilaron motos para irse otra vez a las cataratas de Na Muang a ver la catara que no pudimos ver. Por lo que nos contaron (yo me quedé en Chaweng) el camino de subida es muy difícil, hay tramos en los que hay que subir agarrándose a unas cuerdas. Y con lluvia se vuelve casi impracticable. Estuvieron subiendo una hora pero al final no pudieron llegar hasta la catarata.

El grupo que nos quedamos en Chaweng nos dedicamos a hacer compras, echar siesta, y luego aprovechar para darnos un "thai massage". Yo tuve mala suerte con la masajista y me tocó una un poco bruta. Me dío un masaje bastante agresivo: clavandome el codo todo lo que pudo y más, caminando encima mía, estirandome hasta el límite. Al final salí de allí bastante dolorido.

Cenamos y volvimos a salir de marcha por la zona de pubs. Como al día siguiente uno de los componentes del grupo se volvía para España estuvimos haciendo un botellón de despedida en la playa, con unas botellas que nos habíamos traido de España.

Día 9 de Noviembre

El día amaneció bastante despejado (joer, justo cuando nos vamos). A las 7:30 vino una mini-van a recogernos. Nos llevo al puerto y cogimos un ferry para Don Sak.

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