Austria 2009 en coche ✏️ Blogs de Austria

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Con un frío que helaba, la lluvia bajo 10º la temperatura, nos levantamos, desayunamos en el hotel, y cogimos el coche dirección las cuevas de hielo de Eiresenwelt en Werfen.

Solo deciros que llegamos allí a las 9 para comprar la entrada, pudimos aparcar en el parquing de al lado de recepción, todo un lujo como comprobamos al salir, y no había nadie en la cola, solo nosotros.

Compramos las entradas y nos pusimos a gozar del camino de 20' hasta el pie del funicular. No se veía nada, una espesa niebla cubria la montaña, así que mucho paisaje no vimos.


Al llegar al funicular allí si que había gente y nos pusimos en la cola a esperar nuestro turno para subir.
Un viaje de 3' para subir un montón y a volver a caminar hasta la puerta de la cueva. Aquí la niebla no era tan espesa y podías divisar algo en el fondo del valle.

La visita impresionante, recomenable, y sobretodo ir bien equipados, porque dentro hace frío, indispensables unos guantes, para no helarte cogiendo la barandilla; y para los que tengan mucho frío como yo, un gorro para las orejas. Yo no llevaba anorac, llevaba un polar y impermeable, y no pasé calor que digamos.
Dentro no hay luz, vas con farolillos y no se pueden hacer fotos, aunque en nuestro grupo había un chino, que no paró de filmar, pero si te pillan, multa.

A la salida a eso de las 11, nos encontramos un montón de gente esperando, y la que iba subiendo. Cuando llegamos al parquing, y vimos la de coches que había y los que estaban más abajo, nos alegramos del madrugón que nos pegamos para venir a primera hora.

De allí fuimos directos hacia Hallstatt, que según nos habían dicho era precioso.
Primera sorpresa, hay 5 parquings en el pueblo, el más alejado a un par de kilometros... todos de pago y todos llenos. Así que no tuvimos más remedio que aparcar en la cuneta, como muchos otros, y andar con la lluvia encima hasta el pueblo.

Como empezó a diluviar entramos en un restaurante a comer, el tiempo justo para que parará de llover y pudiésemos disfrutar del pueblo. Es impresionante, y muy bonito, eso si, lleno de gente! pero mereció la pena la caminata des del coche.


Nos hubiera gustado quedarnos mucho más tiempo, pero la lluvia ya calaba hondo, y decidimos marcharnos.

La siguiente parada fue Bad Ischl, que nos cogía camino a Salzburg.
La verdad que nos fuimos en seguida, no encontramos que fuera un pueblo con encanto así que dimos una vuelta rápida y hacia el coche otra vez, camino a Salzburg.
Cena cerca del hotel y hacia la ciudad para verla de noche.

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Como iba siendo costumbre en el viaje, nos levantamos temprano para llegar sobre las 9-10 en Mauthausen.
Ibamos a visitar el campo de concentración nazi, principal excusa del viaje.

Llegamos al pueblo pensando en como podía ser que la gente no se enterará de lo que pasaba.... cuando vimos el desvio y las eses que dimos para llegar, podimos entender que les costará enterarse de algo.

Primera vista.... una muralla enorme, que impresiona, toda de piedra. Compramos las entradas, y como no había audioguía en español, adquirimos un librito por 4€ con la historia. Vaya la audioguía en papel, de modo que nos llevamos el recuerdo a casa.


Allí estuvimos 3 horas, una exageración quizás pero nos impresionó tanto que nos quedabamos pasmados delante de cada cosa nueva que íbamos descubriendo.



La escalera, los barracones, la zona de exterminio..... nos quedamos sin palabras. Incluso al salir, no sabíamos que decir.



Cogimos el coche y comimos en Mauthausen mismo, al lado del Danubio, platos típicos del país que aún no habíamos probado.

Después de comer y ya con solecito, nos acercamos a ver la Abadía de Melk, sus interiores y los jardines.
A mi lo que más me gustó fue el interior de la biblioteca, será porqué me encanta leer... pero fue increible.


Salimos cuando casi nos echaron, ya eran las 18 y era hora de cerrar. Así que coche y hasta Viena, donde teníamos alquilado un bungalow.

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