EGIPTO 10 DÍAS POR 300€ A NUESTRO AIRE ✏️ Blogs de Egipto

Antes de empezar una pequeña historia del viaje: yo había estado en Egipto años atrás, siendo un chaval que acompañaba a sus padres, en un típico viaje organizado, y aunque me gustó lo que ví en aquel momento, me quedé un poco con la idea de que no había visto el Egipto auténtico, así que decidí hacer ahora este viaje tratando de combinar las visitas mas turísticas, indispensables en un viaje a Egipto, con una mayor inmersión en el país.
A la mañana cogemos el autobus desde San Sebastián que en seis horitas nos deja en Barcelona; corto trayecto en tren hasta el aeropuerto y tomamos el avión para el Cairo a media tarde. Pasada la medianoche llegamos al aeropuerto del Cairo. Compramos in situ el visado en unas garitas que están antes del control de pasaportes: ¿How much? - pregunto -, "Fifteen", me responde el despreocupado expendedor de sellos (el visado consiste en tres sellos de correos que luego te pegan al pasaporte). "¿Quince qué?¿Dolares, Euros,...?"-le vuelvo a preguntar. ¿Qué tienes? - me responde. Como tenía algo de dólares le pago así porque están mas baratos que el euro.
El vuelo perfecto, con Iberia, en un avión casi vacío, y con una tarifa sacada con los puntos travel club que nos salió ida y vuelta por unos 100€ cada uno tasas incluídas. Realmente barato.
Entre pasaportes y maletas nos dan la una y pico de la madrugada.
Para la estancia en el Cairo habíamos reservado a traves de hostelworld un pequeño hostal céntrico, el Canadian Hostel, ya que además de ser baratillo, si reservabas tres noches te iban a buscar al aeropuerto y te pagaban un taxi a las pirámides.
A pesar de la hora, allí estaba nuestro hombre con un cartelito con nuestro nombre: montamos en el taxi y a doscientos por hora nos lleva hasta el hostal. Es muy tarde, nos dan la habitación y nos vamos a dormir.

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Nos despertamos en nuestro primer día en Egipto. La ventaja de ir por libre es que todos esos madrugones de los que habla la gente en sus viajes a Egipto desaparecen: nosotros nos levantamos cuando nos apetece, y además, de esta manera evitas aglomeraciones ya que todo el mundo va a los lugares turísticos a la misma hora. Normalmente cuando nosotros llegamos, ya se han ido todos.

Salimos a dar una vuelta para situarnos: estamos en un hostal en pleno centro del Cairo, en la calle Talaat Harb, a escasos minutos andando del Museo Arqueológico y en una zona muy comercial, llena de todo tipo de tiendas abiertas desde primera hora de la mañana hasta últimas horas de la noche. Mucha gente por la calle pero casi ningún turista (no hay hoteles por esta zona), es justo lo que buscábamos: vivir, en la medida de lo posible, el Cairo de verdad.
El Canadian Hostel nos ofrece lo que queríamos: seguridad, una cama limpia,... y nada más. No quiero engañar a nadie: si lo que se busca es un hotel superlimpio, con recepcionistas, habitaciones bonitas, vistas, servicio de habitaciones, televisión, baños relucientes, restaurante,.. éste no es el sitio. Para que os hagais una idea: el hostal ocupa la primera planta de un edificio viejuno (en el portal te encuentras con gente que sube y baja a sus casas) las habitaciones tienen una cama y una mesita, la ventana estaba ciega,... pero qué quereis, ¡es Egipto!. Además, tengo que decir que los que llevan este hostal son superhonrados, y lo subrayo porque, lamentablemente, no es lo mas habitual que pudimos encontrar. Para los egipcios (no tanto en el Cairo como en Luxor o en Aswan), el turista en un euro con patas al que se puede exprimir constantemente de cualquier manera.
El hostal nos cuesta unos 13€ la habitación doble por día (fue el hotel mas caro que cogimos), incluyendo el desayuno (espartano), y como dije, si reservas tres noches te van a buscar gratuitamente al aeropuerto y un día te ponen, también gratis, un taxi a las pirámides. Además, puedes usar su cocina libremente, tienen internet (de pago), y son bastante majos.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

FOTO 0.- Habitación del hostal
Bueno, bueno,... al tema, que hemos venido a Egipto y ¿qué queremos ver?, pues las Pirámides. Así que les decimos: Venga ese taxi gratis. Y a los cinco minutos nos está esperando abajo.
Pequeña parada en una oficina de cambio para conseguir libras egipcias y nos vamos para Gizeh.
Yo he conducido en Marruecos, en Turquía, en Albania, en Bosnia (el peor lugar para conducir que conozco),... pero me alegro de no tener que conducir en el Cairo: nadie respeta nada, pero nada de nada.
Nos vamos acercando a las Pirámides y observamos que el conductor empieza a meterse por calles pequeñas, ummm, un poco raro,... a los pocos minutos se detiene. "Pues aquí no están las Pirámides" - pensamos. Efectivamente, la esplanada de las Pirámides queda a un par de kilómetros, y ¿qué es lo que hay aquí, entonces? ¡TACHAN! Pues un amigo del taxista que organiza tours por las pirámides a camello, en burro, a caballo,... Joder, la primera en la frente. Le decimos amablemente que no, que no queremos nada, que vamos a nuestro aire,... "amigo, amigo, un té, un saludo, pasa a mi casa,...." Por ser amables, nos tiramos mas de media hora soportando a una ristra de vendedores: si no quieres tour en camello, pues cómprame un fósil, o un collar, o... usan tácticas sibilinas, como sacarte un té exageradamente caliente para que tengas que estar allí esperando a que se enfríe mientras te dan la pelmada, encima nuestro taxista había desaparecido,... Al final perdemos la paciencia y los modales: ¡Nos vamos! Exageramos nuestro enfado, subimos el tono de voz, gesticulamos a la italiana,... y buscamos a nuestro taxista: allí está el cab..., sentado esperando su comisión. "¡Levanta que nos vamos!".
Cinco minutos después estamos a la entrada de Gizeh. (Miradas de odio al taxista)
No recuerdo que día de la semana era, pero estaba llenos de egipcios, sobre todo chavales: la taquilla es un caos, nadie respesta el turno, hay que abrirse paso a codazos,... eso sí, no hay ventanilla para extranjeros pero sí precio para extranjeros, diez o veinte veces superior al que pagan los egipcios (al final del relato haré una tabla resumen con todos los precios de lo que pagamos).
Qué decir de las pirámides y la esfinge: mil veces vistas en fotos, películas,... pero no decepcionan a nadie: hay que vivirlas, pasear, entrar en ellas,... nosotros estuvimos cerca de 3 horas en la zona. Que nadie espere encontrar al faraón hay momificado, los pasillos y cámaras interiores de las pirámides están totalmente vacíos, pero es una sensación inigualable. Algun consejillo: el precio de la entrada a la esplanada no da acceso a todas las pirámides, hay que pagarlas a parte en unas taquillas situadas cerca de las pirámides, y tienen distintos horarios. Para entrar en las pirámides te obligan a dejar cámaras y videocámaras en la entrada (y cobran por el depósito), pero la verdad, teniendo en cuenta el tamaño que tienen hoy en día estos aparatos, no es difícil camuflarlos.
e introducirlos. Y por supuesto, ni soñeis con trepar a las pirámides, que está terminantemente prohibido.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

FOTO 1.- Aquí estamos, como veis, entre multitudes.

Salimos del recinto y ¿quién esta allí? Nuestro amado taxista. El tío ha estado aquí clavado mas de tres horas esperándonos. "La visita incluye Saqarah" -nos dice-. Pues venga, a Saqarah, la pirámide escalonada. Quince, veinte minutos después llegamos. Siendo sinceros, después de ver las grandes pirámides el complejo de Saqarah parece un poco triste, aunque hay que admitir que tiene un gran interés arqueológico.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
FOTO 2.- Saqarah

Nos quedamos un poco con ganas de visitar otras pirámides que se ven por allí desperdigadas, a escasos kilómetros, algunas de ellas de un gran tamaño, pero decidimos regresar al Cairo. Al final hemos estado casi todo el día por ahí, y al llegar al hostal, el amigo taxista nos dice: "batkish", o algo así. No tardareis en oir esta palabra que significa propina o algo parecido. ¿Propina? - pensamos - pero como somos idiotas y en el fondo el tío nos da un poco pena (al fin y al cabo ha estado casi todo el día con nosotros) le damos el equivalente a unos 5 euros. Genuflexiones y reverencias varias.
Subimos al hostal y lo primero que nos preguntan los chicos del hostal: ¿os ha gustado? ¡Síííííííííííííí!, y luego: ¿os ha pedido batkish el taxista? Bajamos la mirada y respondemos que sí. ¿Y le habeis dado? Miramos al suelo y volvemos a decir que sí. ¿Cuanto? ¡Sí, lo confesamos todo, cantamos la traviata!
Cinco minutos después tocan la puerta de la habitación: son los del hostal, nos traen de vuelta el dinero que le habíamos dado al taxista de propina y nos dan su explicación: el taxista ya estaba pagado suficientemente y la costumbre de la propina (y esto es cierto) resulta exagerada, la piden continuamente y sin justificación, éramos sus clientes (del hostal) y ellos nos pusieron un taxi gratis en esas condiciones, no teníamos que pagar más. Y además, 5 euros es una barbaridad de dinero para un egipcio, y es verdad que el nivel de vida es bajísimo: salvando los lugares turísticos, el precio de las cosas es ridículo para nosotros.
Fueron muy honrados, pero todo hay que decirlo, en diez días fueron prácticamente los únicos.
A dormir.

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Segundo día en El Cairo. Hoy nos disponemos a patearnos la ciudad. La localización del hostal nos permite llegar a todas partes andando (a veces un buen rato), así que planeamos con ayuda de un plano lo que vamos a ver. Mientras desayunamos charlamos con los del hostal sobre el pequeño incidente de ayer (no nos atrevemos a decirles que nos llevó a aquel chiringuito para vendernos de todo, en fin, somos así de tontos), y de otros temas cotidianos. Conversando con ellos te das cuenta. aunque son jóvenes, de la represión que existe en torno a todo lo que tiene que ver con el cuerpo y no digamos ya con el sexo.
El desayuno era, siendo bondadosos, pobrecillo. Pero debajo del hostal hay una pastelería que venden riquísima bollería a precios tirados.
Como somos así de lanzados, y para no llevar mochila ni nada, memorizamos en el mapa de la guía el trayecto a realizar durante todo el día: como es de imaginar, nos perderemos, pero también tiene su gracia.

Primera parada: la estación de tren Ramsés. Queremos comprar los billetes para mañana a la noche a Aswan. La estación es grande y parca en señales. Un policía que nos ve despitados nos indica la ventanilla adecuada y compramos el billete sin problema. Parece haber ciertas restricciones para determinados trenes para los extranjeros por cuestiones de seguridad, pero no en los trenes de largo recorrido.

Un inciso sobre la seguridad: en ningún momento, ni de día ni de noche, ni en calles multitudinarias o en barrios perdidos tuvimos la mas mínima sensación de inseguridad. Todo lo contrario.

Una vez comprado el billete comenzamos a patear la ciudad: tiendas y mas tiendas, caos circulatorio, aventura constante para cruzar la calle,... lamento no poder dar mas detalles sobre nuestro peregrinar pero me resulta imposible reconstruir el itinerario, daré sólo algunos hitos:
- visitamos una mezquita bastante grande y espectacular, aunque no muy popular porque no había nadie (¿puede ser cerca de la ciudadela?)
- de allí caminanos hacia unos barrios bastante pobres que combinaban casas y tumbas, muy curioso, muy poca gente (¿la ciudad de los muertos?)
- cruzando temerariamente una especie de autovía nos adentramos en la zona de los mercados, cerca del famoso Jan el Jalili. Saturado de gente, mercancías de todo tipo,... calles estrechísimas llenas de tiendas por donde además de miles de personas se afanan en pasar gente con burros, motos y hasta pequeños camiones creando atascos humanos antológicos. Un barullo fantástico: por donde parece que ya no hay sitio se cuela un tío con su camión cargado hasta los topes. Eso sí, nadie se queja y todos parecen a gusto en este caos. De ahí pasamos al Jan el Jalili (o como demonios se escriba) que es una versión para turistas de los mercados anteriores.
- acabamos por la zona del cairo islámico y decidimos ir al hostal a descansar, no hemos parado de andar en todo el día y estamos un pelín cansados.

Otros consejito: para hacer compras procurad llevar siempre billetes pequeños (las monedas practicamente no se usan) para pagar los mas justo posible, porque si dais un billete mayor a lo mejor os sale barba esperando las vueltas (no siempre, hay de todo, pero mejor no tentar a la suerte).

A la noche tenemos intención de ir a un espectáculo que aparece en todas las guías (buscadlo): unos bailes tradicionales en el Wikala el Ghuri un par de veces a la semana. La entrada es GRATIS , y aunque cuesta un poco encontrar el sitio y hay que hacer algo de cola, merece la pena. En el último momento aparecen algunos grupos con sus guías que se cuelan a todos los que estamos allí desde hace un rato esperando pacientemente la cola: algunos empujones y yo, amparado en que es de noche, no hay casi iluminación y estamos todos arremolinados, me dedico a gritar todo tipo de insultos: que entra un grupo de franceses, insultos en francés, que viene un grupo de ingleses, insultos en inglés,... ¡pero qué bueno es saber idiomas! Es un lugar relativamente pequeño que debía ser un palacio o algo así y el acto, si bien dirigido a extranjeros, está muy alejado de la típica representación superturística-falsa-vergonzante. Una primera parte de música y bailes egipcios y una segunda de derviches (estos que giran sobre sí mismos como una peonza) muy espectacular. Mira que no soy dado a bailes y danzas, pero realmente nos gustó y no paramos de aplaudir durante todo el espectáculo (como todo el mundo que estaba allí; delante nuestro había unas chicas españolas y hablando con ellas al final coincidimos en lo bonito que había sido).

Paseo nocturno de nuevo hacia el hostal, algo de cena (lo mas típico es comer es unos restaurantes muy baratos que hay que sirven falfella o algo así) y a la cama.

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