Nos despertamos en nuestro primer día en Egipto. La ventaja de ir por libre es que todos esos madrugones de los que habla la gente en sus viajes a Egipto desaparecen: nosotros nos levantamos cuando nos apetece, y además, de esta manera evitas aglomeraciones ya que todo el mundo va a los lugares turísticos a la misma hora. Normalmente cuando nosotros llegamos, ya se han ido todos.
Salimos a dar una vuelta para situarnos: estamos en un hostal en pleno centro del Cairo, en la calle Talaat Harb, a escasos minutos andando del Museo Arqueológico y en una zona muy comercial, llena de todo tipo de tiendas abiertas desde primera hora de la mañana hasta últimas horas de la noche. Mucha gente por la calle pero casi ningún turista (no hay hoteles por esta zona), es justo lo que buscábamos: vivir, en la medida de lo posible, el Cairo de verdad.
El Canadian Hostel nos ofrece lo que queríamos: seguridad, una cama limpia,... y nada más. No quiero engañar a nadie: si lo que se busca es un hotel superlimpio, con recepcionistas, habitaciones bonitas, vistas, servicio de habitaciones, televisión, baños relucientes, restaurante,.. éste no es el sitio. Para que os hagais una idea: el hostal ocupa la primera planta de un edificio viejuno (en el portal te encuentras con gente que sube y baja a sus casas) las habitaciones tienen una cama y una mesita, la ventana estaba ciega,... pero qué quereis, ¡es Egipto!. Además, tengo que decir que los que llevan este hostal son superhonrados, y lo subrayo porque, lamentablemente, no es lo mas habitual que pudimos encontrar. Para los egipcios (no tanto en el Cairo como en Luxor o en Aswan), el turista en un euro con patas al que se puede exprimir constantemente de cualquier manera.
El hostal nos cuesta unos 13€ la habitación doble por día (fue el hotel mas caro que cogimos), incluyendo el desayuno (espartano), y como dije, si reservas tres noches te van a buscar gratuitamente al aeropuerto y un día te ponen, también gratis, un taxi a las pirámides. Además, puedes usar su cocina libremente, tienen internet (de pago), y son bastante majos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
FOTO 0.- Habitación del hostal
Bueno, bueno,... al tema, que hemos venido a Egipto y ¿qué queremos ver?, pues las Pirámides.

Pequeña parada en una oficina de cambio para conseguir libras egipcias y nos vamos para Gizeh.
Yo he conducido en Marruecos, en Turquía, en Albania, en Bosnia (el peor lugar para conducir que conozco),... pero me alegro de no tener que conducir en el Cairo: nadie respeta nada, pero nada de nada.
Nos vamos acercando a las Pirámides y observamos que el conductor empieza a meterse por calles pequeñas, ummm, un poco raro,... a los pocos minutos se detiene. "Pues aquí no están las Pirámides" - pensamos. Efectivamente, la esplanada de las Pirámides queda a un par de kilómetros, y ¿qué es lo que hay aquí, entonces? ¡TACHAN! Pues un amigo del taxista que organiza tours por las pirámides a camello, en burro, a caballo,... Joder, la primera en la frente. Le decimos amablemente que no, que no queremos nada, que vamos a nuestro aire,... "amigo, amigo, un té, un saludo, pasa a mi casa,...." Por ser amables, nos tiramos mas de media hora soportando a una ristra de vendedores: si no quieres tour en camello, pues cómprame un fósil, o un collar, o... usan tácticas sibilinas, como sacarte un té exageradamente caliente para que tengas que estar allí esperando a que se enfríe mientras te dan la pelmada, encima nuestro taxista había desaparecido,... Al final perdemos la paciencia y los modales: ¡Nos vamos! Exageramos nuestro enfado, subimos el tono de voz, gesticulamos a la italiana,... y buscamos a nuestro taxista: allí está el cab..., sentado esperando su comisión. "¡Levanta que nos vamos!".
Cinco minutos después estamos a la entrada de Gizeh. (Miradas de odio al taxista)

No recuerdo que día de la semana era, pero estaba llenos de egipcios, sobre todo chavales: la taquilla es un caos, nadie respesta el turno, hay que abrirse paso a codazos,... eso sí, no hay ventanilla para extranjeros pero sí precio para extranjeros, diez o veinte veces superior al que pagan los egipcios (al final del relato haré una tabla resumen con todos los precios de lo que pagamos).
Qué decir de las pirámides y la esfinge: mil veces vistas en fotos, películas,... pero no decepcionan a nadie: hay que vivirlas, pasear, entrar en ellas,... nosotros estuvimos cerca de 3 horas en la zona. Que nadie espere encontrar al faraón hay momificado, los pasillos y cámaras interiores de las pirámides están totalmente vacíos, pero es una sensación inigualable. Algun consejillo: el precio de la entrada a la esplanada no da acceso a todas las pirámides, hay que pagarlas a parte en unas taquillas situadas cerca de las pirámides, y tienen distintos horarios. Para entrar en las pirámides te obligan a dejar cámaras y videocámaras en la entrada (y cobran por el depósito), pero la verdad, teniendo en cuenta el tamaño que tienen hoy en día estos aparatos, no es difícil camuflarlos.
e introducirlos. Y por supuesto, ni soñeis con trepar a las pirámides, que está terminantemente prohibido.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
FOTO 1.- Aquí estamos, como veis, entre multitudes.
Salimos del recinto y ¿quién esta allí? Nuestro amado taxista. El tío ha estado aquí clavado mas de tres horas esperándonos. "La visita incluye Saqarah" -nos dice-. Pues venga, a Saqarah, la pirámide escalonada. Quince, veinte minutos después llegamos. Siendo sinceros, después de ver las grandes pirámides el complejo de Saqarah parece un poco triste, aunque hay que admitir que tiene un gran interés arqueológico.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
FOTO 2.- Saqarah
Nos quedamos un poco con ganas de visitar otras pirámides que se ven por allí desperdigadas, a escasos kilómetros, algunas de ellas de un gran tamaño, pero decidimos regresar al Cairo. Al final hemos estado casi todo el día por ahí, y al llegar al hostal, el amigo taxista nos dice: "batkish", o algo así. No tardareis en oir esta palabra que significa propina o algo parecido. ¿Propina? - pensamos - pero como somos idiotas y en el fondo el tío nos da un poco pena (al fin y al cabo ha estado casi todo el día con nosotros) le damos el equivalente a unos 5 euros. Genuflexiones y reverencias varias.
Subimos al hostal y lo primero que nos preguntan los chicos del hostal: ¿os ha gustado? ¡Síííííííííííííí!, y luego: ¿os ha pedido batkish el taxista? Bajamos la mirada y respondemos que sí. ¿Y le habeis dado? Miramos al suelo y volvemos a decir que sí. ¿Cuanto? ¡Sí, lo confesamos todo, cantamos la traviata!
Cinco minutos después tocan la puerta de la habitación: son los del hostal, nos traen de vuelta el dinero que le habíamos dado al taxista de propina y nos dan su explicación: el taxista ya estaba pagado suficientemente y la costumbre de la propina (y esto es cierto) resulta exagerada, la piden continuamente y sin justificación, éramos sus clientes (del hostal) y ellos nos pusieron un taxi gratis en esas condiciones, no teníamos que pagar más. Y además, 5 euros es una barbaridad de dinero para un egipcio, y es verdad que el nivel de vida es bajísimo: salvando los lugares turísticos, el precio de las cosas es ridículo para nosotros.
Fueron muy honrados, pero todo hay que decirlo, en diez días fueron prácticamente los únicos.
A dormir.