HONEYMOON EN POLINESIA FRANCESA ✏️ Blogs de Oceania

No sería más tarde de las 8 de la mañana cuando estábamos desayunando (el buffet es todo los días exactamente igual). A las 9:20 teníamos reservada la excursión “Motu Experience” con Ringo, directamente contratada con el hotel. Puntuales vinieron a buscarnos al embarcadero del hotel. A bordo 2 parejas de japoneses, dos de italianos y nosotros. Los dos guías tahitianos son muy divertidos. Desde el Talaos nos dirigimos al lado opuesto de la isla, pasando por el Le Meridien, St Regis (impresionante el último OW), Four Seasons, Peral, hasta llegar a una zona relativamente profunda (15-20 metros). Allí sueltan una cuerda, alimentan a unos 10-15 tiburones (el más grande no medíaría más de 1,5 m). Está muy bien, incluso hubo uno que paso por debajo nuestra. Pasados unos 10 minutos, cuando los sharks están ya con el estómago lleno nos dijeron que podíamos pasar la cuerda y nadar libremente. No es para nada peligroso, mi mujer y otras chicas se quedaron en el barco, pero no tengáis miedo que es absolutamente seguro. Después nos dirigimos a una zona menos profunda de aguas azul turquesa, donde hacíamos pie directamente. Allí no esperaban las rayas y también unos 8 tiburones. Yo no le dije nada a mi mujer de los tiburones que el japonés ya había divisado y ella se tiró al agua tan feliz a tocar a las rayas, jeje, cuando vio allí los tiburones y que no se la habían comido me pidió rápidamente la mascara y el tubo para poder verlos (y eso que iba muerta de miedo y me dijo que bajo ningún concepto se bajaría al agua si había tiburones). Pues allí estuvimos jugueteando con las rayas y viendo nadar a los tiburones en circulo a escasos metros nuestra. Por cierto para esta excursión que no se os olviden los escarpines de agua, porque nosotros nos fuimos con chanclas normales y los echamos en falta. La siguiente parada la hicimos en el jardín de coral situado al sur del hotel Sofitel, aunque ya habíamos estado aquí con la excursión de Christopher volvimos a aprovechar a hacer snorkel. Nos dieron pan y los peces se vuelven locos, incluso hubo uno que me mordió (o arañó en el hombro). Es una pasada nadar en estos jardines de coral (y yo sin cámara acuática…..pffffff).

La última parada de la excursión se realiza en un motu cercano a donde se hace snorkel, donde sirven la comida. Entrono a las 12:30 estábamos comiendo (arroz, brocheta de ternera, ensalada de atún con coco, pollo y mahi mahi a la barbacoa, con agua y zumo, y de postre una bandeja de frutas (plátanos riquísimos, pomelo, piña, etc). En ese motu hay unas hamacas donde tumbarse a descansar, pero hay dos opciones también muy recomendables y totalmente recomendables: subir al mirador que tienen preparado en la parte de arriba del motu, donde es espectacular apreciar los colores de la laguna (y sigo sin cámara de fotos, y eso que llevábamos tres, una compacta que ha dejado de cargar durante el viaje no se porque motivo, la acuática que se ahogó el DÍA de la excursión con Christopher, y una réflex, que es de mi hermano y no me atreví a llevarla a la excursión para no incrementar mis desaguisados……..pffffff). Después de subir al mirador podéis quedaros en las tumbonas durmiendo una siesta a la sombra de los cocoteros o bajar la pequeña playa del motu, donde dan de comer a los peces. Allí aparecieron dos graciosas rayas, 6 o 7 tiburones de unos 40 cm y multitud de peces. A las 2,40 estábamos de regreso al hotel después de haber pasado un día estupendo con Ringo. Se me olvidaba decir que durante toda la excursión van cantando canciones y tocando el ukelele. Excursión muy recomendable.

Aprovechamos lo que quedaba de tarde para tomar el sol en nuestro OW. A las 4,30 nos fuimos a hablar con las chicas de las actividades para ver si nos podían gestionar una cita con algún tatuador, pero fue imposible porque lo teníamos que haber reservado con más antelación. Nos informó que el tatuador recomendado por el Thalasso está a 5 minutos andando del Intercontinental Le Moana, y los tatuajes más pequeños cuestan entrono a 10000 xpf, de ahí para arriba. No nos importó demasiado no poder hacernos el tatuaje porque tampoco estábamos muy convencidos. Eso si, si queréis hacer alguna actividad, cenar en la zona exterior de los restaurantes, es decir, cualquier cosa, reservarla con antelación.

Nos fuimos a la playa donde de nuevo habían preparado un grupo con música en directo. Aprovechamos la hora feliz, dos apple mojitos y dos Miami vice por 3890 xpf (caro, pero se pasa un rato estupendo, incluso había parejas que se animaban a bailar).



Después nos cambiamos y regresamos al restaurante “Sands” a cenar, también incluido en la medía pensión. Este restaurante es más informal que “Le Reef”, pero cenamos muy bien. De primeros ensalada césar y espaguetis con langostinos, y de segundos panini y entrecote a la parrilla, con un chardoney de California (lástima que los vinos españoles no hayan llegado aun a Polinesia), y de postres helado de vainilla, y chocolate blue con helado de tiare. Todo muy rico, pero sinceramente fue el día que mejor cenamos. Con la medía pensión solo pagamos las bebidas (4500 xpf la botella de vino), pero se firma la cuenta total, que fue de 17800. La verdad bastante caro, pero contábamos que en este hotel sería así.

Nos fuimos a la habitación para pasar la última noche en Bora Bora. En la puerta teníamos una carta donde nos explicaban los horarios para el check-out del día siguiente y la cuenta.

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Cuando preparamos el viaje y durante el mismo siempre habíamos pensado que el 22 de Junio sería un día triste. Y así ha sido. Con la sensación de haber visitado uno de los lugares más idílicos del planeta y de haber pasado diez días inolvidables, nos despertamos este miércoles para disfrutar al máximo las escasas horas de relax que nos quedan antes de volver a la rutina.
Desayunamos (más de lo necesario, jeje) algo más tarde de lo habitual. A las 10 de la mañana estábamos de vuelta en la habitación para tomar el sol y bañarnos en la laguna mientras mirábamos las maletas pesando que debíamos prepararlas, porque a las 3 de la tarde debíamos dejar la habitación. Pasamos la mañana en el OW, aunque me acerqué a por un kayak y poder dar una ultima vuelta por la laguna, la más boita y espectacular de todas las islas que hemos visitado.



A la 1:30 pedimos una cheeseburguer y un sándwich club al servicio de habitaciones. Tardaron 40 minutos en traerlo (3900 xpf + 1000 xpf por el cargo extra de llevarlo a la habitación).


Disfrutamos de nuestra última comida en la terraza del OW. A las 3 nos fuimos a la recepción, gracias a la tarjeta ambassador de Intercontinental pudimos aprovechar toda la mañana la habitación porque entre los beneficios, está el “late check-out”. Pasamos por recepción, nos dieron la cuenta y nos regalaron una foto que nos hicieron cuando llegamos al hotel, con el Otemanu de fondo. Nos despedimos de Paolo, el beach boy, uno de los empleados más simpáticos de todo el complejo. De allí al embarcadero, donde a las 4 salió nuestro barco hacia el aeropuerto. El vuelo VT-411 aterrizó en Papeete procedente de Bora Bora con 15 minutos de retraso, ya de noche. Recogimos nuestras maletas y aprovechamos para reclamar la rotura que nos habían provocado en vuelos anteriores (tendremos que esperar 15 días para recibir una respuesta de la compañía, pero con el documento que me dieron ya puedo reclamar al seguro). Charlamos en el bar del aeropuerto con la pareja de españoles que habíamos conocido en el viaje y a las 8 facturamos nuestras maletas. Pasamos el control (exhaustivo, hasta nos abrieron las maletas), y esperamos la salida prevista del avión a las 22:55. Sin darnos explicaciones no embarcamos hasta las 0:15. A bordo nos dieron la cena (queso, pollo, ensalada y tarta de manzana) y el desayuno (tortilla con jamón y croissant -nada que ver con los de los hoteles-, con la omnipresente mantequilla). Llegamos a Los Ángeles a las 11:40 a.m. hora local. El resto del viaje de regreso a España lo podéis leer en mi díario de la Costa Oeste (www.enlace.es).

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Han sido meses de muchos nervios y preparativos, porque la boda ha absorbido todo nuestro tiempo libre. Recomiendo a todos los que preparen este viaje para su luna de miel hacerlo con antelación. Yo lo reservé en Octubre, porque el mes antes de la boda no tienes tiempo para los detalles y menos para entrar en el foro (o al menos nosotros no hemos tenido). Para mi ha sido fundamental y apasionante leer mucho acerca del destino, para sacarle mayor provecho al tiempo que hemos estado allí.

Es un viaje caro, al que es difícil (nunca imposible) que volvamos, pero el dinero gastado y las interminables horas de vuelo se olvidan al observar sus paisajes de postal y al saborear la sensación de estar en un lugar paradisiaco.

MaUruru (gracias en Tahitiano), a todos los que me habéis ayudado con vuestros comentarios a documentarme sobre este viaje (mgf0757, niness, jra1, trelles, novia_cadaver, etc) y a los que aun no habéis ido, espero que este diario os sea de utilidad. A mi mujer y a mi la Polinesia Francesa nos ha apasionado. Disfrutarlo y a todos los que viajéis a este paraiso, recordar tomaros una hinano muy fría a mi salud en alguna de las paradisiacas playas polinesias.

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