Noruega II ✏️ Blogs de Noruega

El objetivo principal de nuestro segundo día en Noruega fue la subida al Preikestolen (El Púlpito).

Nos alojamos en el hotel Park Inn By Radisson Stavanger, el desayuno buffet bestial. En el hotel, al igual que en el resto de hoteles Rica y Radisson de Stavanger, tienen información sobre la subida al Preikestolen. Además, un autobús hace un recorrido por estos hoteles recorriendo turistas y llevándote al punto del puerto en el que se coge el ferry a Tau.
Nosotros cogimos este bus (que salía sobre las 9 de la mañana) y fue un error. Para ir al Preikestolen en transporte público lo mejor es:
Ir al puerto, subirse en el transbordador a TAU y allí comprar la combinada para el Preikestolen. Esto incluye el transbordador y un bus que va directo desde Tau hasta el pie del Preikestolen.
La opción que nosotros excogimos te salía más cara y el bus que coges en TAU es un bus urbano que se va parando en muchísimas paradas.

Ya una vez en el inicio a la subida, puedes encontrar una tiendecita, un restaurante y WC.

Para subir al Preikestolen no hace falta tener una forma física enorme, la nuestra no lo es, pero lo que nos sorprendió realmente fue que vimos subir gente de características bastante sorprendentes:
- Niños
- Padres subiendo bebés a sus espaldas
- Señoras de más de 65 años y con sobrepeso
- Y hasta un hombre de más de 50 años con muletas.

Con esto no quiero decir que la subida sea sencilla, de hecho, tienes 5 o 6 cuestecitas que vas subiendo por auténticas piedras enormes que cuestan bastante, pero al final subes.

Como ya he dicho, nuestra forma física no es la ideal, nos fuimos parando varias veces a descansar, a hacer fotitos y a coger agua de los arroyos y tardamos menos de 2 horas y media, así que alguien en buena forma física y que no se pare puede tardar perfectamente 1:30, pero lo lógico en este lugar es pararse.

La recomendación es llevar algunas capitas, por si en algún momento el calor aprieta (que lo hará) o si el viento frío nos pide más ropa, además de una mochilita con una botella de agua y comida. Comer en el Púlpito lo hace muchísima gente, nosotros incluso vimos gente haciendo barbacoas allí arriba.

En bajar tardas algo menos, aunque hay que tener cuidado con los tobillos, seguro que más de uno se habrá fastidiado el pie al bajar entre tantísima piedra enorme.

No lo he comentado, pero en todos los transbordadores se puede comer, de hecho, muchos noruegos salen disparados a la cocina cada vez que entran en uno.
Los precios no son caros (excepto para la cerveza). Recomendaré los hotdogs (por su precio aceptable) y los softice (unos cucuruchos de nata que cubren de chocolate o varias cosas raras) y que están realmente buenos.

A la tarde llegamos a Stavanger, recorrido por la ciudad (tiempo más que de sobra para ver el viejo Stavanger, la catedral y el puerto).

A pesar de que el sol no se había ocultado a las 23:00, nos fuimos para el hotel a descansar, que el día había sido bastante completo.

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En la página de Tide, compramos con 2 meses de antelación los billetes del ferry de Stavanger a Bergen. La diferencia si lo hubiéramos comprado el mismo día es abismal, así que ya se sabe, hay que sacar los billetes con muchísimo tiempo de antelación.
Este ferry, al menos en junio, tenía distintos horarios dependiendo del día, el domingo tenía sólo la salida a las 12:00, así que pudimos ir al museo del petróleo (que está en el puerto), pasar el rato en el parquecito que hay al lado, etc.

Cogimos el ferry y rápidamente nos dirigimos a la parte superior, donde los asientos son más cómodos, además, puedes salir fuera y tener una experiencia con el viento enorme que pega al ir tan rápido sobre el mar.

El viaje tarda 4 horas y para en Haugesund y alguna ciudad pequeñita más.
Aunque en el ferry se puede comprar comida, nosotros tiramos de nuestros bocadillos, eso sí, compramos la bebida a bordo (10 euros una cerveza de medio litro servida en vaso de plástico).

Llegamos a Bergen a las 16:00, el mercado de pescado cerraba a las 17:30 aproximadamente (aunque si vas algo más tarde se enrollarán y te darán algo).
La otra vez que fuimos lo hicimos a finales de septiembre, también un domingo, y el mercado estaba cerrado, así que más vale que uno mire cuando vaya para planificarlo, puesto que es algo que en Bergen siempre hay que hacer.

La inmensa mayoría de los vendedores son españoles, uruguayos o italianos, así que no hay problema ninguno. Nos comimos un plato variado de salmón de diversas maneras hecho, ballena y patas de cangrejo, con una cervecita y un refresco y nos soplaron casi 40 euros.
Algo también recomendable son los bocadillos de salmón.

Tras reponer fuerzas nos fuimos hacia el hotel. Allí tuvimos el Citybox, cerca de la laguna artificial que hay en el centro de Bergen. Hotel discreto, nuestra habitación tenía dos camas individuales y el cuarto de baño en el pasillo, compartido con otra habitación. Estaba limpio, aunque debo decir que no había mucha gente en el hotel.
Nos salió por unas 700 coronas la noche. No tiene desayuno y tiene unas instrucciones raritas para entrar, todo muy informatizado, sin contacto con la recepción. Curioso y original.

Vamos otra vez al puerto, a la ciudad hanseática, llegamos a la fortaleza y volvemos para subir al monte floien en el funicular.
Hoy no llueve y las vistas desde arriba son espectaculares, la verdad es que nos hizo un tiempo increíble en Bergen.
Bajamos y damos más vueltas por la ciudad, perdiéndonos por las callecitas cercanas al puerto.

A última hora, como al día siguiente tenemos que ir al aeropuerto a recoger el coche de alquiler, decidimos buscar la estación de autobuses, que es desde donde sale el bus al aeropuerto.

No es fácil encontrarla, está cerca de la estación de tren, así que, una vez en la entrada principal de la estación de tren, a la derecha, se ve la entrada a un centro comercial, detrás de ese centro comercial se encuentra la estación de bus.
En realidad, el bus al aeropuerto no sale de dentro de la estación, sino de justo al lado. Es fácil localizarlo, puesto que hay un simbolito de un avión. Sale cada 15 minutos y es bastante caro.

Alquilamos el coche con ealquilerdecoches.com, estos a su vez con Alamo y estos a su vez con Europcar.
Con tanto intermediario, no nos dieron el GPS que habíamos alquilado.
El coche lo recogemos en el aeropuerto de Bergen y lo dejamos en el aeropuerto de Alesund. Hicimos esto porque en este foro leí que si lo cogías y dejabas en el aeropuerto no te cobraban el one-way (más de 300 euros). Eso es totalmente incierto. Sí nos lo han cobrado. Así que el tema del coche nos ha salido MUY CARO.
Si lo hiciera otra vez, claramente dejaría el coche en el lugar de recogida, pero... siempre uno debe tener errores para aprender.
Lo mismo que nunca alquilaré coche con HERTZ por una muy mala experiencia que tuvimos con ellos en Barajas, además de que, a pesar de las reclamaciones, ni nos han contestado.

Nos dan un Toyota pequeño y nunca tuvimos ningún problema con el coche. Al no tener GPS nos hemos manejado con el mapa que dan en VisitNorway... buenísimo, nunca nos perdimos, y eso que nos hemos metido por carreteras muy estrechitas.

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Como comenté en la etapa anterior, por la mañana temprano recogemos el coche en el aeropuerto de Bergen.
Nuestro objetivo del día es llegar a Hafslo, un pueblecito junto a Sogndal, donde tenemos la habitación que hemos alquilado en una casa típica noruega. Es un recorrido largo.

En lugar de ir en línea recta, nos desviamos para recorrer la carretera turística que va junto Hardangerfjord (carretera 7).
Antes de llegar al fiordo nos cruzamos dos o tres cascadas espectaculares al lado de la carretera, fácilmente podemos parar y hacernos fotografías. Destacaré Steindalsfossen.
Durante todo el recorrido de esta carretera vamos bordeando el fiordo de Hardanger, hasta llegar al pueblo de Granvin, donde nos desviamos hacia Voss.
Esta carretera 7 tiene puntos realmente estrechos, en los que tiene zonas para poder apartarse y al cruzarse con otro vehículo. NOS ESTAMOS EMPEZANDO A DAR CUENTA DE QUE LAS CARRETERAS AQUÍ SON UN POCO PECULIARES.

En Granvin paramos junto a un SPAR, donde compramos para comer. Nos desviamos hacia Voss por la carretera 13.

Tras pasar por unos lagos, bosques y cascadas variadas, llegamos a Voss. Merece una parada en el centro de la ciudad. Junto a su iglesia de piedra y visitamos el lago, que con la nieblecilla que había estaba espectacular, un auténtico espejo.

Continuamos por la E16 hacia el Naerofjorden. Ya hicimos el crucero en nuestra anterior visita, así que hoy no lo haremos, eso sí, paradas por todos los lagos que nos cruzamos (como el de Oppheim), en Gudvangen, en Aurdal, en Laerdal, etc. sí que hacemos.


También paramos en Flam, aunque no subimos al tren. Pero las vistas son espectaculares.
Cruzamos un par de tunelitos, como el de más de 24 kilómetros (que a 70km/h se hace algo pesado, pero tenéis una sorpresa cada 6 o 7 kilómetros).

A pesar de estar cerca de la Stavkirke de Borgum, no nos acercamos, puesto que se va haciendo tarde y todavía queda un trecho (además de un transbordador).

Pasamos por Kaupanger, Sogndal y finalmente llegamos a Hafslo, sobre las 7 de la tarde.
Este alojamiento fue ESPECTACULAR. Barato y precioso. Una habitación doble en una casa con cuatro habitaciones (aunque no tenía inquilinos, así que la casa entera fue para nosotros). Típica casa de madera, blanca, con su granjita roja al lado, dos salones, ventanales enormes con vistas al lago, cocina, etc. Y todo por mucho menos de lo que cuesta un hotel.
Si buscáis en google Beim Gard encontraréis la página de la casa, además tiene una versión en castellano.


A las 20:00 cierra el supermercado del pueblo, así que nos vamos hacia allí a comprar comida. Es un SPAR, así que nos dirigimos a la sección de comida caliente y compramos comida hecha, no sale nada caro.

Después de cenar y como todavía tenemos muchísima luz en la calle, a pesar de que son las 22:00, decidimos ir a ver nuestro primer glaciar del viaje. Nigardsbreen. En menos de una hora estamos allí. Justo antes de llegar, a 5 km, nos encontramos una cosa curiosa, un puesto de peaje sin cámaras ni personas, simplemente hay una hucha, tú haces tus cálculos y metes el dinero correspondiente.
El glaciar de Nigards es impresionante, una laguna justo por delante no nos deja acercarnos demasiado, pero las imágenes son preciosas.


Antes de las 12 de la noche estamos en nuestra casita, aunque sigue sin ser de noche.

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