Dia 3 de junio de 2011 ✏️ Diarios de Viajes de Noruega

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Volamos desde Málaga hasta Haugesund con Ryanair.
El vuelo es bastante largo, 3 horas y media, y aterrizamos en el aeropuerto más pequeñito que he visto nunca.
Allí, coincidiendo con la llegada del vuelo, nos espera un bus que va hasta la estación de bus de Haugesund. El conductor, amable como la mayoría de noruegos, al vernos la pinta de turistas, nos pregunta que si vamos a Haugesund o que si luego vamos a otra ciudad como Stavanger. Le decimos que sí y nos da el billete combinado. Nos dice que sale más barato. Aun así, son 460 coronas para dos personas.
Según la web del autobús, tendríamos que esperar hasta las 23 horas el bus que viene de Bergen hacia Stavanger, pero el conductor nos dice que cuando lleguemos a Haugesund tendremos que esperar unos 15 minutos para el bus. Gran noticia, puesto que Haugesund no es una ciudad que se caracterice por su belleza.

Ir del aeropuerto de Haugesund al centro de Stavanger, a pesar de la buena noticia, nos duró casi 2 horas. Además, el bus entra en nuestro primer transbordador en este viaje.

El bus te deja junto a la estación de bus y tren. Reconocible porque al lado tiene el típico lago artificial de las ciudades noruegas que en invierno utilizan para patinar.

Nuestro hotel es el Park Inn By Radisson Stavanger. Está a 5 minutos andando del centro. Zona tranquila (como casi todo en esta ciudad).
En el hotel estaremos dos noches, habitación doble y desayuno buffet incluido (1600 coronas el total).

Volvemos al centro de Stavanger tras dejar las maletas, son las 10 de la noche pero la luz es increíble. A pesar de ello, no es que haya mucha gente de fiesta.
Junto al lago comentado anteriormente se encuentra la estación, la catedral y el acceso al puerto. El puerto recuerda algo al de Bergen, mucho más feo y pequeño, lo digo por la forma que tiene.

Si te diriges hacia la izquierda encuentras el Gamle Stavanger, barrio de casas centenarias de madera blancas. Bastante bonito.
Si te diriges hacia la derecha, está la zona de bares y comercios. Como no llueve, las terrazas de la zona están a reventar.
A las 23:30 ya estamos en la cama, puesto que al día siguiente salimos hacia el Púlpito y hay que estar descansados.

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