![]() ![]() Te Wai Pounamu, verde y azul (Nueva Zelanda isla Sur) ✏️ Blogs de Nueva Zelanda
Si hay algo que siempre recordaré de este viaje en caravana por la Isla Sur de NZ serán los colores…Autor: Chufina Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (29 Votos) Índice del Diario: Te Wai Pounamu, verde y azul (Nueva Zelanda isla Sur)
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Etapas 4 a 6, total 13
![]() Siguiendo la costumbre del viaje, tocaba madrugar. Queríamos aprovechar la mañana para llegar hasta Mt Cook y recorrer uno de los varios caminos o tracks que hay en la zona, el Hooker Valley Track, uno de los grandes favoritos y muy recomendado en el foro. Aprovecho para recomendaros la web de Department of Conservation de NZ, más conocido como DOC, que tiene mucha y muy buena información sobre qué hacer en cada zona, los caminos que se pueden recorrer, mapas, campings… Concretamente, el que íbamos a hacer atraviesa el valle Hooker, cruza un par de puentes colgantes y termina en el lago terminal del glaciar Hooker. Aparcamos la caravana en el parking del camping del DOC que hay justo donde empieza la ruta, y desde ahí el tiempo estimado eran 3 horas ida y vuelta, aunque tardamos algo más, porque a cada paso quieres parar y hacer fotos. Nos hizo un día increíble así que eso tampoco ayudó a que nos diéramos prisa… Aquí tenéis el primero de los lagos que vimos, Mueller Lake, y el primer puente colgante: ![]() Desde ahí, el camino va siguiendo el río Hooker hasta llegar al Hooker Lake, y atraviesa un segundo puente, todo con unas impresionantes vistas del Mt Cook de fondo: Y finalmente, después de un buen rato (aunque la ruta es bastante fácil), llegamos al Hooker Lake. A partir de este punto no se puede seguir sin un permiso especial del DOC. En la foto podéis ver, al fondo del lago, una pared de hielo que es el terminal del glaciar, incluso había algunos pequeños icebergs en el lago! Ya de vuelta de nuestra ruta estábamos muertos de hambre y decidimos ir directamente a comer algo. Habíamos pensado comer en una cafetería del pueblo que viene bien recomendada en la Lonely porque no nos quedaba mucha comida en la caravana, pero cuando llegamos vimos que estaba cerrada. Claro, el 26 de diciembre es festivo en NZ, y aunque los supermercados y las tiendas de las ciudades más grandes sí abrían, esta no… así que definitivamente abandonamos la idea que teníamos de ir a ver los icebergs en el Lago Tasman antes de salir de la zona de Mt Cook y decidimos volver a Glentanner a comer, que sabíamos que estaba abierto. Teníamos que pasar por ahí de todas formas así que nos valía. Es una cafetería normalita, con sándwiches, empanadas, hamburguesas y fish’n’chips, nada del otro mundo pero nos supo a gloria. Después de comer eran ya las 3 de la tarde y todavía nos quedaban más de 300 km hasta nuestro destino, y además queríamos llegar a tiempo de comprar algo de comida en Dunedin antes de que cerraran los supermercados, así que por el camino no nos entretuvimos mucho. Sólo hicimos un par de paradas: la primera, para admirar el lago Pukaki en un día soleado, ya que el día anterior no tuvimos esa suerte. Ahora podréis decidir cómo os gusta más: ![]() El camino a partir de aquí fue una sucesión de lagos siguiendo el curso de un río que separa la provincia de Canterbury de la de Otago. También se pasa por algún paisaje de El Señor de los Anillos (Twizel) y por los acantilados de arcilla de Omarama, que deben ser muy bonitos pero nosotros no pudimos verlos por falta de tiempo. Según nos íbamos acercando a la costa, el tiempo se iba nublando cada vez más, y cuando por fin llegamos a nuestra segunda parada en el camino, los Moeraki Boulders, hacía bastante frío y medio llovía. Aun así, las curiosas bolas de piedra no dejan de impresionar, y la playa merece una visita: Con el tiempo justo llegamos a un New World de Dunedin a hacer la compra, pero desde ahí aún nos quedaba casi otra horita para llegar al camping. Eran apenas 20 km, pero las carreteras en la península de Otago no destacan por ser aptas para caravanas… Llegamos bastante tarde, ya de noche, y nos montamos una cena rápida (de barbacoa, claro!) después de hablar con la señora de recepción sobre nuestras posibilidades al día siguiente, si el tiempo lo permitía… Etapas 4 a 6, total 13
El plan del día era muy ambicioso: ver algo de la península de Otago a primera hora para luego recorrer los Catlins hasta Invercargill. Total, algo más de 300 km en más de 5 horas conduciendo. Como algunos estaréis pensando, resultó ser demasiado ambicioso y nos quedaron cosas por ver.
![]() Empezamos bien prontito con una visita al Royal Albatross Centre, en la punta de la península de Otago y a aproximadamente media hora del camping. No teníamos intención de entrar, pero sí nos hubiera gustado ver los albatros volando desde el parking. Lo malo es que estos bichos son tan grandes que sólo pueden volar cuando hay mucho viento, y a pesar de que hacía un día un poco de perros no soplaba demasiado viento. Nos comentaron que normalmente a última hora de la tarde es el mejor momento para verlos volar. Así que nos quedamos con las ganas, aunque luego nos resarciríamos en Kaikoura. Junto al Albatross Centre hay una playa, Pilot Beach, donde anidan los pingüinos azules, pero el DOC la había cerrado por ser época de cría, así que también nos quedamos con las ganas. Dos de dos! Por lo menos sí que pudimos disfrutar de las vistas del faro en Tairaroa Head y vimos alguna foca muy a lo lejos. Siguiente parada: aunque sabíamos que íbamos un poco justos de tiempo, habíamos reservado un tour cortito con Nature´s Wonders porque nos apetecía hacer algún tour por la zona que nos llevara a ver colonias de focas y pingüinos, y de los muchos que hay este es el que mejor nos cuadraba por horarios y tiempo. Te llevan por terrenos privados en un cacharro de ocho ruedas que parece un tanque, te meten por barro y te llenan de polvo, pero a cambio accedes a zonas que de otra forma sería imposible visitar. Las vistas son impresionantes, y la primera parada es una colonia de focas. Esta especie, la NZ fur seal (oso o lobo marino en español), llegó a estar casi extinta hace años, aunque la recuperación ha sido bastante buena y ahora se les puede ver casi por toda la isla! Aunque las llamo focas, en realidad no lo son, ya que tienen orejas: Era una colonia bastante grande y nos hartamos de ver a las crías jugando en las rocas, y a los adultos vagueando tranquilamente al sol. También vimos muchos cormoranes en las rocas. La siguiente parada era en busca de pingüinos, aunque ya sabíamos que es difícil verlos de día ya que suelen estar en el mar alimentándose. Nos llevaron a una playa impresionante, una cala completamente virgen, que nos dijeron que hacía como 8 años que no pisaba nadie. Claro, nosotros tampoco, la vimos desde una especie de mirador que tienen montado en la montaña donde además saben que anidan los pingüinos. Hay que hacerlo todo muy en silencio para no molestarlos, y pudimos ver un pingüino azul en su nido. El plato fuerte era el hoiho, un pingüino de ojos amarillos extremadamente raro que sólo existe en NZ, pero de estos no vimos (aquí, luego tuvimos mucha más suerte en los Catlins). En la playa había también alguna foca en la arena, pero estaban muy lejos como para verlas bien. En total, una hora de tour que no estuvo mal, pero que nos podíamos haber ahorrado si hubiéramos sabido que a lo largo del viaje veríamos muchísimas focas y también pingüinos. El hacer este tour hizo que sacrificáramos Sandfly Bay, una de las playas de Otago que nos hubiera gustado visitar, pero íbamos muy mal de tiempo así que otra vez será. Era ya bastante tarde, las 12:30, cuando salimos de Otago rumbo al sur. Los Catlins son, digamos, la ruta escénica entre Dunedin e Invercargill, y dicen que es lo que NZ fue en su día, antes de que el ansia por las granjas y el ganado hiciera desaparecer el bosque que cubría las islas. Hay playas vírgenes, cascadas impresionantes, bosques de helechos gigantes, paisajes espectaculares y una variedad de fauna y flora increíble. Mi recomendación: pasar por lo menos un par de días en la zona, porque da para mucho. Nosotros tuvimos que recortar algunas de las cosas que teníamos en mente, pero si hay una zona de la isla sur donde volvería con ganas sería esta (y estoy segura de que lo haré). La primera parada en nuestra ruta era Nugget Point, un faro con unas vistas de postal. Aunque en Otago había amanecido un día gris y plomizo, a medida que íbamos hacia el sur la cosa iba mejorando, y en el faro ya pegaba el sol con ganas aunque seguía un poco nublado. Aquí tengo que hablar de otra anécdota del viaje: parte del camino que lleva a Nugget Point está sin asfaltar, y se levantaba muchísimo polvo. Empezamos a notar que estaba entrando polvo a la caravana por una rendija que quedaba debajo de la puerta trasera, y si abríamos la ventana la cosa era peor. Llegó a entrar tanto polvó que saltó la alarma de incendios! Vaya susto, cuando de repente se pone aquello a pitar y al principio no sabíamos qué era… Tuvimos que sacrificar una de las toallas, que menos mal que nos sobraba, y hacer un apaño en la puerta para que no entrara más polvo, pero aun así estuvimos un par de días con la ropa y los asientos llenos de polvo… Aparcamos en el parking, comimos un sándwich rápido, y pusimos rumbo al faro. Después de un paseo corto al borde del acantilado se llega al faro, desde donde hay unas vistas alucinantes. Vimos un grupo de kayaks entre las rocas, la verdad es que tiene que molar hacer kayak allí. También vimos más focas, pero abajo en las rocas, muy lejos. Pero el plato fuerte vino después: en una playa junto al faro pudimos ver nuestros primeros pingüinos de ojos amarillos! Se llama Roaring Bay y es una de las playas que el DOC tiene habilitadas como refugio de pingüinos, y hay unos miradores de madera desde donde te puedes armar de paciencia y esperar a que aparezcan. Estuvimos un rato y tuvimos suerte porque vimos un par saliendo del agua, son muy graciosos! (perdonad por la foto de la playa, pero es lo que tiene hacer panorámicas con cosas que se mueven como las olas!) ![]() Nuestra siguiente parada eran las Purakaunui Falls, una cascada preciosa metida en un bosque. De camino, pudimos ver que incluso a los Catlins han llegado las ovejas: Para acceder las Purakaunui Falls aparcamos la caravana en el parking junto a la carretera y recorrimos unos 10 minutos de bosque, donde vimos helechos enormes: En esta zona hay otras dos cascadas famosas, Matai y McLean, pero tuvimos que recortar. Tampoco pudimos ver Jack´s Blowhole, ni las Cathedral Caves… Ya os digo que me quedé con muchas ganas de dedicarle más tiempo a los Catlins. Lo que sí pudimos ver fue el bosque petrificado y los pingüinos de Curio Bay. Lo del bosque es curioso, son troncos y restos de pinos que en su día fueron sepultados por lava y que se han convertido en rocas a lo largo de los años. De hecho, te tienes que fijar muy bien y saber que en algún momento eran troncos, porque parecen rocas sin más: Ya estaba casi anocheciendo y había bastante expectación por ver aparecer a los pingüinos que volvían a los nidos después de pasarse el día pescando (el atardecer es el mejor momento para verlos). Tuvimos suerte y vimos un par, mucho más de cerca esta vez. Uno de ellos parecía que estaba posando, no hacía más que pasearse entre la gente a escasos 2 metros de distancia. Claro, todo el mundo como loco con las cámaras, pero el tío ni se inmutaba. Yo le hice un book entero, pero os dejo mi favorita para no aburriros: A todo esto, eran casi las 8:30 y resulta que Invercargill era uno de los sitios que no llevábamos reservados. Durante todo el camino por los Catlins habíamos intentado llamar por teléfono al Top Ten para preguntar si había sitio y reservar, pero no teníamos cobertura. Por increíble que parezca, no es raro estar fuera de cobertura en muchas zonas de la isla sur (de la norte no lo sé todavía, pero me imagino que no será tan exagerado). Desde Curio Bay hasta el Top Ten teníamos mínimo otra hora y media, y había que llegar antes de las 10 para que nos admitieran, así que con gran pena tuvimos que sacrificar Porpoise Bay, junto a Curio Bay y donde se pueden ver varios mamíferos marinos en la arena y a veces hasta delfines en el agua. A mitad de camino hacia Invercargill volvimos a tener cobertura y pudimos contactar con el Top Ten, que nos confirmó que había sitio pero que teníamos que llegar antes de las 10. Y llegamos, por poco pero llegamos. Había sido un día largo y estábamos contentos porque habíamos visto muchas cosas, pero también un poco frustrados por todo lo que se había quedado pendiente. Otra vez será… Etapas 4 a 6, total 13
Esta etapa va a ser más bien breve porque desgraciadamente no pudimos ver prácticamente nada en Fiordland, a pesar de dedicarle dos días y de visitar los dos fiordos más importantes: Doubtful y Milford Sound. Y es que habíamos tenido bastante suerte con el tiempo hasta este punto, pero estaba claro que antes o después se tenía que torcer la cosa…
Al planificar el viaje tuvimos que decidir cuál de los dos fiordos visitaríamos. Hay opiniones para todos los gustos, y después de mucho meditarlo, decidimos que visitaríamos los dos, pensando que si hacía mal tiempo uno de los días tendríamos otra oportunidad de disfrutar de lo que para muchos es el paisaje más espectacular de NZ. A Doubtful Sound sólo se puede acceder en barco, con una excursión organizada que recomiendan reservar con antelación porque suele llenarse, sobre todo en temporada alta. Siendo Navidad, decidimos reservar con tiempo y cogimos sitio en la excursión que salía de Manapouri a las 11:30, así teníamos tiempo de llegar desde Invercargill, y como es una excursión de día completo, al terminar iríamos directamente a Te Anau a dormir para visitar Milford al día siguiente. Lo contratamos con Realjourneys, y no barato precisamente ($265 por persona sin comida), pero es una de esas cosas que si viajas hasta el otro extremo del mundo no puedes dejar de hacer, o eso dicen… ![]() Así que muy emocionados salimos de Invercargill a eso de las 9 y en unas dos horas estábamos en Manapouri. Pudimos aparcar la caravana sin problemas en un parking cerca del muelle y compramos unos sándwiches para comer en el barco. En Manapouri todavía no hacía mal tiempo del todo así que pensábamos que con un poco de suerte la cosa aguantaría… pero no. La excursión consiste primero en un barco que te cruza el lago Manapouri, luego un autobús que te lleva al otro lado de las montañas (haciendo una paradita en una central eléctrica que a mí personalmente me sobró) y finalmente otro barco ya en el propio fiordo. El problema llegó al cruzar las montañas, nos metimos en plena nube y ya no paró de llover en todo el día. Aun así, el paisaje desde el bus es increíble, un bosque verde verdísimo y todo lleno de cascadas (claro, es una de las zonas más lluviosas del país, y tiene agua para aburrir), y el bus va haciendo paradas para que la gente se baje a hacer fotos: El crucero por el fiordo en un día soleado tiene que ser impresionante. A nosotros nos gustó incluso lloviendo, pero no se aprecia bien su majestuosidad porque sencillamente no se ve nada con tanta nube! El fiordo es muy grande y el barco no tiene una ruta establecida, sino que va más bien improvisando sobre la marcha. A nosotros nos llevó hasta el final, donde se abre al mar, y allí vimos una colonia de focas sobre unas rocas que las pobres debían estar hartitas de la lluvia también: Los de Real Journeys tienen otra opción de crucero por Doubtful en la que pasas la noche en el barco, y debe ser genial pero con el tiempo que hacía nosotros nos alegramos mucho de no haberla cogido. En nuestro recorrido nos cruzamos con el barco de esa otra excursión: En un momento dado, el capitán para todos los motores y te invitan a salir a cubierta a disfrutar del silencio absoluto que reina en el fiordo, es una experiencia increíble! Además parecía que el tiempo había mejorado ligeramente y se veía algo más: La vuelta en el bus la pasamos dormidos, un poco decepcionados por la mala suerte que habíamos tenido con el tiempo y pensando que por lo menos al día siguiente tendríamos la oportunidad de ver Milford Sound. Qué equivocados estábamos… Llegamos a Manapouri, recogimos la caravana y nos fuimos directos al Holiday Park de Te Anau. Como ya comenté en la introducción, este camping estaba muy muy masificado y no nos gustó demasiado. Después de ocupar nuestro huequecito nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, que estaba bastante animado, y cenamos en una pizzería de la calle principal. A la mañana siguiente vimos que hacía un día estupendo y antes de ir a Milford nos dimos un paseo por el lago Te Anau donde vimos gente con kayaks. También nos pasamos por el Te Anau Wildlife Centre, una especie de refugio del DOC para aves nativas que está junto al lago y es gratuito (sugieren una “gold coin donation”, o sea 1 ó 2$ por persona). Se puede ir en coche pero nosotros fuimos andando, es un paseo agradable de unos 15 minutos. Es pequeño y se ve en poco rato, pero merece la pena porque se ven pájaros que posiblemente no se vean tan fácilmente en libertad, como el takahe o el kaka. Otros, como el kea, el weka, el tui o la paloma neozelandesa sí que los fuimos viendo durante el viaje, pero aun así merece la pena acercarse. ![]() Cuando terminamos volvimos al camping a por la caravana, y emocionados por el buen tiempo que hacía pusimos rumbo a Milford Sound. La carretera hasta allí no es mala, pero sí estrecha y hay que tener cuidado. Para evitar mucho tráfico, sobre todo de autobuses repletos de turistas, lo más recomendable es salir o muy muy pronto por la mañana o más bien tarde. Nosotros nos habíamos decidido por la segunda opción y no tuvimos problema con eso. Según nos íbamos adentrando en la montaña vimos que lo del buen tiempo se iba a acabar ahí mismo, y efectivamente, en cuanto cruzamos el túnel Homer nos dimos cuenta de que aquello iba a ser todavía peor que lo de Doubtful. A la salida del túnel nos recibió este simpático kea que tenía pinta de estar todavía más hartito de la lluvia que las focas del día anterior: Y al llegar a Milford… para que os hagáis una idea, esto es lo que se veía desde el mirador junto al parking: O sea, nada. Como sabíamos que el tiempo en NZ puede cambiar radicalmente en cuestión de minutos, y como no teníamos nada mejor que hacer en todo el día puesto que pasábamos la noche en Te Anau, decidimos quedarnos a comer allí (en la caravana, claro) y hacer un poco de tiempo por si había suerte y mejoraba. Nada, ni en broma, así que nos rendimos y dimos media vuelta. Claro, también tuvimos que renunciar a ver The Chasm, con la que estaba cayendo. Ya llegando a Te Anau, la cosa volvió a mejorar y nos metimos por un camino que salía de la carretera a explorar un poco, y nos encontramos con un bosque lleno de musgo con un color verde impresionante. Claro, con todo lo que llueve ya puede ser verde… El resto del día lo dedicamos a turistear por Te Anau, comprar souvenirs y descansar. Después del chasco de Fiordland, sólo nos quedaba rezar para que no se nos jodiera la excursión en helicóptero en Franz Josef o el kayak en Abel Tasman… Etapas 4 a 6, total 13
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