![]() ![]() De viaje por España ✏️ Blogs de España
Pueblos, ciudades y naturaleza. En coche y rutas de senderismo. Destinos y recorridos clásicos y lugares no tan conocidos. Lo iré ampliando e incorporando etapas según vaya visitando nuevos lugares o recupere algunos del pasado.
En sus índices, este diario incluye todas las etapas de otros diarios míos por España.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (101 Votos) Índice del Diario: De viaje por España
01: Andalucía y Aragón: índice de etapas y mini-guía fotográfica de viaje.
02: Asturias, Baleares y Canarias:índice de etapas y mini-guía fotográfica de viaje.
03: Cantabria y Castilla-La Mancha. Índice de etapas y miniguía fotográfica de viaje
04: Castilla-León y Cataluña. Índice de etapas y miniguía fotográfica de viaje.
05: Comunidad Valenciana y Extremadura. Índice de etapas y miniguía fotográfica.
06: Galicia, La Rioja y Madrid. Índice de etapas y miniguía fotográfica de viaje.
07: Murcia, Navarra y País Vasco. Índice de etapas y miniguía fotográfica de viaje.
08: Pirineos (Huesca). Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Rutas a pie.
09: Rutas en Murcia: Minas de La Unión. Sierra Espuña. Ciudad Encantada de Bolnuevo.
10: Pueblos medievales segovianos: Maderuelo, Ayllón y Riaza.
11: Un paseo por Pedraza (Segovia). El medievo tras la muralla.
12: 3 días en Valencia (y en Fallas). Día 1.
13: 3 días en Valencia (y en Fallas). Días 2 y 3.
14: Playa de las Catedrales (As Catedrais) y Ribadeo (Lugo).
15: Xátiva (Játiva). Dos castillos y dos Papas.
16: Bocairent (Valencia). Mucho más que un bello pueblo medieval.
17: Las Médulas (Leon). Las montañas rojas que surgieron del oro.
18: 2 días en Sanabria (Zamora). Puebla de Sanabria, Lago de Sanabria y alrededores.
19: Una mañana en Toro (Zamora).
20: 1 día en Zamora, ciudad románica y modernista.
21: Isla de La Palma (Canarias, provincia de Tenerife): La isla bonita.
22: Sierra de Francia (Salamanca). La Alberca, Mogarraz y Miranda del Castañar.
23: Salamanca en un fin de semana. Día 1 y Salamanca de noche.
24: Salamanca en un fin de semana. Día 2.
25: Un paseo por Calatayud (Zaragoza).
26: 4 días en El Hierro (Canarias). Una isla vertiginosa y espectacular. 1ª parte.
27: 4 días en El Hierro (Canarias). Una isla vertiginosa y espectacular. 2ª parte.
28: 3 días en La Gomera (Canarias). Una isla para enmarcar. 1ª parte.
29: 3 días en La Gomera (Canarias). Una isla para enmarcar. 2ª parte.
30: 3 días en La Gomera (Canarias). Senderos del Parque Nacional de Garajonay.
31: San Cristóbal de la Laguna (Tenerife) y su trazado Patrimonio de la Humanidad.
32: Santa Cruz de Tenerife, aprovechando una escala en el aeropuerto de los Rodeos.
33: 1 día en Cuenca capital, ciudad histórica Patrimonio de la Humanidad.
34: Barrancas de Burujón (Toledo). El sorprendente Gran Cañón del Colorado manchego.
35: 1 día en AVILA: ruta por su muralla del siglo XII, Patrimonio de la Humanidad.
36: Excursión a la isla de Nueva Tabarca (Alicante).
37: Pirineos Valle de Tena (Huesca). Rutas a pie.
38: 2 días por tierras orensanas: Allariz, Orense capital y la Ribeira Sacra.
39: Arribes del Duero: 3 días por Los Arribes (Zamora) y Las Arribes (Salamanca).
40: En la provincia de Soria (I): San Estaban de Gormaz, la Fuentona y Calatañazor.
41: RUTA POR LA PROVINCIA DE SORIA II: EL BURGO DE OSMA.
42: RUTA POR LA PROVINCIA DE SORIA III. CASTILLO DE GORMAZ Y MEDINACELI.
43: RUTA DE 5 DÍAS POR EL NORTE DE BURGOS Y MERINDADES. DIA 1. OÑA, TOBERA Y FRÍAS.
44: RUTA DE 5 DÍAS POR EL NORTE DE BURGOS Y MERINDADES, DÍA 2. Coche y senderismo.
45: RUTA DE 5 DÍAS POR EL NORTE DE BURGOS Y MERINDADES. DÍA 3. Coche y senderismo.
46: Ruta de 5 días por el norte de Burgos y Merindades. Día 4. Coche y senderismo.
47: RUTA 5 DÍAS MERINDADES. DÍA 5. ORBANEJA DEL CASTILLO, PESQUERA DE EBRO...
48: Almagro (Ciudad Real), la insigne capital de la antigua provincia de La Mancha.
49: RUTA DE DON QUIJOTE: Tembleque, Consuegra, C. Criptana, Argamasilla y El Toboso.
50: PARQUE NATURAL DE LAS LAGUNAS DE RUIDERA (Albacete y C.Real). Cueva Montesinos.
51: POR TIERRAS DE PALENCIA: Carrión de los Condes, Frómista, Villa Romana la Olmeda
52: ALQUÉZAR (HUESCA) Y LAS PASARELAS DEL RÍO VERO. UNA EXCURSIÓN MUY COMPLETA.
53: UNA RUTA DE VÉRTIGO:PASARELAS DE MONTFALCÓ (HUESCA)-CONGOST MONT-REBEI (LLEIDA).
54: SOLSONA (LLEIDA). UN BONITO Y CUIDADO CASCO ANTIGUO.
55: CARDONA (BARCELONA): HISTORIA, CASTILLO Y SAL.
56: MONASTERIO Y MONTAÑA DE MONTSERRAT (BARCELONA).
57: LEÓN capital. ORIGEN ROMANO Y APOGEO MEDIEVAL.
58: MINI RUTA LEONESA: ASTORGA, CASTRILLO DE LOS POLVAZARES Y PONFERRADA.
59: Albarracín y su Serranía (Teruel). Un pueblo bonito de verdad.
60: ALBARRACÍN Y SU SERRANÍA (TERUEL). EXCURSIONES Y PASEOS. CASTILLO PERACENSE
61: ALARCÓN (CUENCA) y su estampa de postal. HOZ DE ALARCÓN (ruta a pie).
62: ALCALÁ DEL JÚCAR (ALBACETE). Pueblo bonito de España. SENDERO EL CORCIOLICO.
63: MONASTERIO DE PIEDRA Y SUS FANTÁSTICAS CASCADAS (ZARAGOZA).
64: VALVERDE DE LOS ARROYOS Y TAMAJÓN (GUADALAJARA).CASCADA DE DESPEÑALAGUA (a pie).
65: JOYAS ARQUEOLÓGICAS DE SORIA: YACIMIENTO CELTÍBERO-ROMANO DE TIERMES.
66: RUBIELOS DE MORA Y MORA DE RUBIELOS: EL TRABALENGUAS TUROLENSE.
67: NACIMIENTO DEL RÍO CUERVO: espectacular y con nieve. SERRANÍA DE CUENCA.
68: RUTAS POR LA PROVICIA DE SORIA IV: BERLANGA DE DUERO Y ERMITA DE SAN BAUDELIO.
69: RUTAS POR LA PROVINCIA DE SALAMANCA: CANDELARIO Y BÉJAR.
70: DAROCA, LAGUNA DE GALLOCANTA Y ANENTO. RUTAS POR ZARAGOZA.
71: MONTANEJOS Y NAVAJAS. RUTAS POR CASTELLÓN.
72: POR LAS SIERRAS DE MADRID. RASCAFRÍA, Mº DEL PAULAR Y CASCADA DEL PURGATORIO.
73: BURGOS CAPITAL Y YACIMIENTOS DE ATAPUERCA.
74: RUTAS POR BURGOS. DE LERMA A COVARRUBIAS POR SAN PEDRO DE ARLANZA.
75: RUTAS POR BURGOS. DESFILADERO YECLA, SANTO DOMINGO SILOS Y PEÑARANDA DE DUERO.
76: CIUDAD RODRIGO Y GRABADOS PALEOLÍTICOS DE SIEGA VERDE (SALAMANCA).
77: POR LA CALA DE LA GRANADELLA, XÀBIA/JÁVEA (ALICANTE). RUTA A PIE.
78: CIUDAD REAL PROVINCIA: PALACIO DE VISO DEL MARQUÉS Y OTROS TESOROS MANCHEGOS.
79: LORCA (MURCIA). MÁS ALLÁ DEL TERREMOTO DE 2011.
80: RECORRIENDO TERUEL: ALCAÑIZ Y RUTA SENDERISTA DEL PARRIZAL DE BECEITE.
81: FLORACIÓN EN CIEZA (Murcia). Una alfombra de paisajes teñidos de rosa.
82: CHULILLA (VALENCIA). RUTAS DE LOS PANTANEROS (PUENTES COLGANTES) Y CHARCO AZUL.
83: LAS FUENTES DEL ALGAR Y EL CASTELL DE GUADALEST (ALICANTE). CASCADAS Y PEÑAS.
84: REQUENA Y SU MEDIEVAL BARRIO DE LA VILLA. LA VALENCIA INTERIOR.
85: RUTA POR EL VALLE DEL TIÉTAR (AVILA).
86: BELMONTE (CUENCA). TODO UN SEÑOR CASTILLO EN UN BONITO PUEBLO MANCHEGO.
87: VALLE DE RICOTE (MURCIA). NORIAS DE ABARÁN. BLANCA. OJÓS. BALNEARIO DE ARCHENA.
88: Caravaca de la Cruz (Murcia). La ciudad santa murciana.
89: BARRANCOS DE GEBAS (MURCIA) Y SU SORPRENDENTE PAISAJE LUNAR.
90: Castillitos (Murcia). Una batería militar disfrazada entre castillos.
91: MAESTRAZGO DE TERUEL (1). MOLINOS. ALIAGA. PITARQUE. ÓRGANOS DE MONTORO.
92: MAESTRAZGO DE TERUEL (2). MIRAMBEL Y LA IGLESUELA DEL CID.
93: MAESTRAZGO DE TERUEL (3). CANTAVIEJA Y PUERTOMINGALVO.
94: Murcia: Sierra Espuña, Aledo, Estrecho Arboleja, Santuario S. Eulalia, Pliego.
95: Coca y Turégano (Segovia). De castillo en castillo.
96: Floración de la lavanda en La Alcarria. Brihuega y Cívica (Guadalajara).
97: Villa Romana de Noheda (Cuenca) y sus espectaculares mosaicos.
98: Jaraba (Zaragoza): Cañón y Hoces del río Mesa. Balnearios.
99: Huesca La Magia. Valles Occidentales: Echo y Ansó.
100: Molina de Aragón (Guadalajara). Molina de los Caballeros y el Alto Tajo.
101: Vall de Boí (Lleida), donde el románico se funde con el paisaje.
102: Escapada de dos días a Zaragoza capital.
103: Daimiel y Yacimiento de la Edad del Bronce de La Motilla de Azuer (Ciudad Real)
104: Sigüenza y Senda del Río Dulce (Guadalajara).
105: Anna (Valencia): el pueblo de las fuentes en la Canal de Navarrés.
106: La Canal de Navarrés (Valencia): fuentes, cascadas, arte rupestre y mucho más.
107: Cuéllar (Segovia): castillo, iglesias mudéjares y mucha historia medieval.
108: Recorriendo la provincia de Guadalajara: Atienza y Chequilla.
109: Tarazona (Zaragoza). Ruta mudéjar a la estela del Moncayo.
110: Alrededores Tarazona y Moncayo: Vozmediano, Monasterio de Veruela, Pozo Aínes.
111: Entorno Cieza (Murcia):Cueva de la Serreta (Patrimonio Mundial) y Medina Siyâsa.
112: Murcia capital en día y medio y dos noches.
113: Aínsa (Huesca). Una parada imprescindible de camino hacia los Pirineos.
114: Un paseo por Polop de la Marina (Alicante).
115: Jaca (Huesca): Ciudadela, Catedral y un magnífico Museo del Románico.
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Etapas 10 a 12, total 115
![]() Pueblos medievales segovianos: Maderuelo, Ayllón y Riaza.En Segovia hay pueblos medievales preciosos, que se conservan casi intactos en el tiempo, ubicados, además, en paisajes muy bellos. Merecen visitarse con calma, saboreando también su gastronomía. Maderuelo, Ayllón y Riaza son de los más bonitos, junto con Pedraza, cuyo relato se encuentra en la etapa 16.
MADERUELO (Segovia)
Después de una estupenda jornada en las cercanas Hoces del Río Riaza, teníamos alojamiento reservado en Maderuelo para pasar esa noche. Ya habíamos apreciado la bonita estampa del pueblo desde la carretera al dirigirnos al comienzo de la ruta, pero ni siquiera nos detuvimos a hacer una foto por falta de tiempo. A la vuelta, ya de noche, la población nos resultó también muy atractiva con su tenue iluminación, pero como llovía mucho y hacia bastante frío no nos pareció el mejor momento para disfrutar del panorama, así que cruzamos el puente, atravesamos la puerta abierta en la muralla y fue como aparecer en pleno medievo Puerta de la villa, con el Arco del siglo XIII.
Callejuelas medievales.
Maderuelo se encuentra a 150 Km. de Madrid, al norte de la provincia de Segovia y linda con las de Burgos y Soria. Tiene 136 habitantes y conserva intacta su arquitectura medieval, protegida por una muralla. Realmente impresiona cuando se contempla desde la distancia, erguida en lo alto de un alargado promontorio rocoso, antes de cruzar el puente nuevo sobre el río Riaza, ya que el antiguo yace a unos metros de distancia, casi sumergido bajo las aguas del Embalse de Linares, que ciñe buena parte de la población. Existen vestigios de asentamientos humanos que datan de la prehistoria y también bastantes restos arqueológicos de la época de dominación musulmana, en una zona muy disputada por moros y cristianos. Con frecuencia aparecen elementos mudéjares en iglesias y casonas, principalmente del siglo XIII, si bien algunas fueron reconstruidas o remodeladas con posterioridad. Maderuelo tiene únicamente dos calles principales alargadas y paralelas y otras pequeñas que cruzan las anteriores. Fuimos directamente a buscar nuestro alojamiento, siguiendo la calle que avanza por la derecha. Se trataba de la Posada del Castillo, una casona medieval convertida en un pequeño y encantador hotelito de cinco habitaciones. Aunque no fue barato (90 euros por la habitación doble con desayuno), mereció la pena por la magnífica atención del matrimonio que lo dirige, la decoración y los detalles del establecimiento y, especialmente, por tener la oportunidad de pasar la noche en Maderuelo. Fachada de la zona de la terraza de la Posada.
Cenamos muy bien en un restaurante que se llama Alfoz. Muy buena decoración y con un emplazamiento privilegiado por las vistas, aunque de noche y con la lluvia no había demasiado que ver. Nos gustó la cena con: sopa de cocido, cecina, croquetas caseras y lomo de corzo con setas. La carta es corta, pero los productos son de excelente calidad, bien elaborados y las raciones abundantes; aunque no se puede decir que sea un sitio económico, tampoco nos pareció excesivamente caro: la cena nos costó 50 euros. Cuando terminamos de cenar, la lluvia había cesado y pudimos dar una vuelta por el pueblo, con una tenue iluminación que resalta su arquitectura medieval. Claro que el pueblo se acaba pronto y tampoco es que pudiésemos alargar el paseo nocturno excesivamente en una noche fría y lluviosa; así que volvimos a nuestro alojamiento para entretenernos con la numerosa literatura que la posada pone a disposición de sus clientes, en especial revistas y libros de fotografía relacionados con la época medieval. A la mañana siguiente, pudimos ver el pueblo con más detenimiento. Hacía frío y estaba muy nublado, pero afortunadamente ya no llovía. Las vistas desde la terraza de la Posada eran de lo más sugerente. Se puede ver un poquito los restos del antiguo puente asomando en el agua. Después del desayuno, salimos a pasear por el pueblo. Casi lo teníamos para nosotros solos. La iglesia de Santa María del Castillo es la mayor del pueblo. Data del siglo XIII, pero fue reconstruida en el siglo XVI a causa de un incendio. Estaban de obras en la plaza, por lo que en las fotos aparece diversa maquinaria. Del castillo sólo se conserva un antiguo torreón y desde la muralla se obtienen unas espectaculares vistas del entorno.
Teníamos intención de visitar la Ermita de la Veracruz, al otro lado del río. Esta ermita es conocida por albergar unos hermosos frescos medievales que, para su preservación, tuvieron que ser trasladados al Museo del Prado cuando se realizaron las obras del embalse. Actualmente conserva una reproducción de los mismos, aprovechando las improntas que quedaron en sus muros. Para visitar la ermita hay que pedir cita en la Oficina de Turismo de Maderuelo o en el Ayuntamiento. Aquí tuvimos uno de los contratiempos del viaje, ya que en el horario establecido para los domingos (en el Ayuntamiento, lógicamente, no trabajaban) la Oficina de Turismo estaba cerrada a cal y canto, y tampoco nadie contestó a las numerosas llamadas telefónicas que realizamos desde las 10:00 a las 13:00 horas, en el horario de supuestas visitas a la Ermita. Era muy frustrante llamar por teléfono y escuchar un contestador que insistía en que se debía telefonear en ese horario al número a que estábamos llamando y donde nadie contestaba. Muy mal por parte de la Oficina de Turismo. Si eso lo hacen un día de bastante afluencia, como era un domingo, ¿qué se puede esperar que ocurra en otros días de menor afluencia? Si existía algún motivo para no atender al público ese día precisamente, se pone un cartel en la puerta explicándolo y punto, pero no se toma el pelo a los visitantes de la manera que lo hicieron ese día. Como el tema de la ermita era imposible, cruzamos el puente y dimos una vuelta por los alrededores, disfrutando de la estampa medieval de Maderuelo desde diversos ángulos. Posteriormente, decidimos hacer una pequeña ruta a pie que aconseja el folleto que nos entregaron en la Posada del Castillo. Se tarda una hora y media, aproximadamente en hacer el recorrido completo, pero si no sobra el tiempo, es suficiente con ir hasta el mirador del embalse en la zona recreativa de las Vallinas, desde donde se obtiene una bonita vista de Maderuelo. Lo demás, es un añadido no necesario, en mi opinión. Desde Maderuelo fuimos al pequeño pueblo de VALDEVACAS, una distancia corta en kilómetros, pero bastante larga en tiempo, ya que las carreteras no son demasiado buenas. De aquí sale una ruta que llega hasta la ermita del Casuar en las Hoces del Riaza, que habíamos visitado el día anterior en nuestro recorrido por la Senda del Río, y que es donde se cruzan las dos rutas. Sin embargo, nuestro propósito era subir al mirador, lo que supuestamente es una pequeña caminata de unos 40 minutos. A la hora de la verdad, resultó un paseo de 10 minutos, ya que en vez de dar toda la vuelta por la cómoda pista que asciende al alto, decidimos acortar, cruzando campo a través. Muy buenas vistas del pueblo, con rebaño de ovejas incluido, y de la campiña y alrededores, que en días claros alcanza hasta Miranda de Ebro.
De camino, pasamos por Montejo de la Vega de la Serrezuela, inicio natural de la Senda del Río en las Hoces del Riaza, punto opuesto al que utilizamos nosotros el día anterior. No teníamos tiempo de detenernos porque íbamos ya con la hora pegada para ir a comer a Ayllón, pero nos pareció un lugar realmente bonito y nos quedamos con ganas de visitarlo próximamente. AYLLÓN (Segovia) Ayllón dista 17 Km. de Maderuelo por una carretera con curvas pero de buen piso. Desde Madrid, hay varias formas de acceder a esta población segoviana, siendo la más directa por la A-1, con una distancia de 138 Km. que, en circunstancias normales, se hacen en poco más de hora y media. Para hacer un poquito de historia, decir simplemente que existen vestigios de un asentamiento celtibérico en esta zona. Romanos, godos y visigodos pasaron sin dejar mucha huella, pero sí que mantiene en pie la torre albarrana que se erige en lo alto del cerro, conocida como “La Martina” por haber servido de campanario a la antigua iglesia de San Martín, de la que hoy solo se conservan los cimientos. Después de una agitada historia medieval, el punto más brillante de la historia de Ayllón acaeció a mediados del siglo XV, cuando estuvo aquí desterrado el condestable de Castilla, Don Álvaro de Luna; y su mayor prosperidad se produjo como villa dependiente de los Marqueses de Villena. Al ser domingo, presumiamos muchos visitantes en Ayllón, así que reservamos mesa con antelación en un restaurante que nos habían recomendado. Fue una buena decisión porque cuando llegamos era ya tarde y no quedaban mesas libres, con varias personas haciendo cola. El menú no estaba mal y no era caro para ser fin de semana en un sitio muy turístico (creo que 17 euros), aunque ya no tenían algunos de los platos. Me acuerdo que tomé rabo de toro, que estaba muy bueno. De todas formas, tampoco me pareció un lugar especialmente destacable, por lo que no lo menciono aquí. Cuando entramos a comer estaba lloviznando, pero al salir lucía un sol estupendo, que ya no nos abandonó en toda la tarde y animó nuestra visita a la población, de la que cabe destacar: - La Plaza Mayor, sus soportales con apoyos de madera, que protegen del frío y la lluvia en invierno, y el fuerte sol en verano. En ella también se puede ver una llamativa fuente, el palacio del siglo XVI que alberga el edificio del ayuntamiento, la antigua iglesia de San Miguel, que en la actualidad aloja la oficina de turismo y donde se puede ver un excepcional sepulcro de alabastro que sirvió de enterramiento para María Álvarez de Vallejo y su marido, Pedro Gutiérrez, secretario y tesorero de don Diego I López Pacheco y de su segunda esposa, doña Juana Enríquez, marqueses de Villena. Un conjunto realmente bonito el de la Plaza Mayor si no fuera por la ingente cantidad de automóviles aparcados por todas partes, que estropean cualquier aspecto medieval. Nunca entenderé por qué los coches no se dejan en los aparcamientos municipales gratuitos, uno de los cuales estaba fuera de la puerta de entrada, apenas a tres minutos andando. El castillo se alza en lo alto del cerro que domina la población, hasta donde se llega sin demasiado esfuerzo subiendo unos tramos de escaleras. No queda demasiado en pie allá arriba, salvo “La Martina”, una torre vigía albarrana, de origen árabe, que representa una de las imágenes más conocidas de Ayllón junto a la Plaza Mayor. Merece la pena la caminata sobre todo por las preciosas vistas que se tienen de todo el pueblo y de los campos circundantes. También quedan restos del antiguo castillo árabe, pero apenas se reconocen, la verdad. El paseo por la población resultó muy agradable ya que a cada paso se ven antiguos palacios como el de los Contreras o el del Obispo Velosillo, casas blasonadas como la Casa de la Torre o la Casa del Águila, conventos como el de las Monjas Concepcionistas, iglesias como la de estilo neoclásico de Santa María la Mayor y otras muchas casas anónimas pero con mucho encanto. Para terminar, atravesamos el Arco Medieval que da acceso al pueblo a través de la muralla, y dimos una vuelta por la zona exterior, caminando junto al río. Muy agradable, realmente, sobre todo cuando empezó a caer la tarde y comenzaron a marcharse gran parte del gentío que abarrotaba la pequeña localidad en una tarde de domingo un tanto especial al ser el lunes siguiente festivo en Madrid. RIAZA (Segovia) Situado a 72 Kilómetros de Segovia y a 118 de Madrid. RIAZA es otro de los pueblos segovianos favoritos entre los madrileños para salir a comer los fines de semana, aprovechando al mismo tiempo para dar una vuelta por sus calles típicas y, sobre todo, por su espectacular Plaza Mayor porticada. Desde la capital apenas se tarda una hora y media por la A-1 hasta Cerezo de Abajo, donde hay que tomar la N-110 hasta el destino final.
Perfil de la ruta desde Madrid en GoogleMaps.
![]() Íbamos de paso en un viaje hacia Soria y se nos ocurrió parar allí para intentar comer, ya que en dos veces anteriores no habíamos tenido demasiada suerte. Los fines de semana Riaza se pone hasta los topes y si no se ha reservado mesa resulta muy difícil encontrar un hueco. Pese a estar en pleno Puente de la Constitución, como era lunes no festivo y la estación de esquí de la Pinilla estaba cerrada por falta de nieve, pensamos que no tendríamos dificultades para comer a gusto. Sin embargo, aunque no se veía tanta gente por las calles como otras veces, al no haber reservado nos encontramos sin sitio en el restaurante “La Porticada”, que era donde nos apetecía comer; y tampoco tuvimos suerte en otros dos o tres en los que preguntamos, hasta que encontramos un hueco en Casa Pastor. No era lo que queríamos, pero como teníamos hambre y era allí o ayunar, nos quedamos y pedimos los platos tradicionales: ensaladas, setas y cordero asado. Con postres caseros, vino, agua y cafés la cuenta salió por unos 50 euros. Correcto sin más. En fin, lo volveremos a intentar en La Porticada. Así que moraleja: si se va en fin de semana hay que estar preparado para todo (masas incluidas) y tener la precaución de reservar una mesa si se quiere contar con la seguridad de almorzar allí; resulta imprescindible si se pretende hacerlo en un restaurante concreto.
![]() En cuanto a la visita turística, lo primero que llama la atención desde la carretera son los montículos que se elevan al fondo de la población, especialmente en invierno. No habían llegado todavía las nieves en abundancia, pero se podían divisar algunas manchitas blancas en las zonas más altas de Somosierra y la Sierra de Ayllón, donde, se encuentra la estación de esquí de La Pinilla, a unos 8 kilómetros de Riaza. Desde la Avenida de Madrid, al final de las casas, también se tienen unas bonitas vistas de la sierra.
A la derecha se puede ver la Ermita de Hontanares; al fondo, La Pinilla.
![]() En cuanto a la historia de Riaza, sus orígenes no están claros, pero parece que fue fundada a mediados del siglo X por Gonzalo Fernández, hijo de Fernán González. Durante la Edad Media perteneció a personajes ilustres, como el Marqués de Villena y Álvaro de Luna. Su mayor prosperidad le llegó con la fabricación y el comercio de paños, hasta que esa industria desapareció en el siglo XIX.
![]() Actualmente, cuenta con casi 2.400 habitantes y recibe muchos ingresos del turismo. Por cierto, que la villa se encuentra a 1.190 metros de altitud sobre el nivel del mar, así que hay que ir bien abrigados en invierno porque hace bastante “fresquito”.
![]() Resulta muy agradable dar una vuelta por sus calles empedradas, especialmente la calle Cervantes, contemplando sus casas, algunas blasonadas y otras más modestas pero llenas de encanto con sus aleros de madera. Por cierto que hay que fijarse bien en las rejas de las casas, un conjunto magnífico que se encuentra entre los mejores de España. Algunas tienen formas de lo más curioso, como las de una casa que me recordó a los relojes.
![]() ![]() ![]() En la calle de la Iglesia se encuentran algunas de las casas más antiguas de la villa, como la de los Sanz-Merino del siglo XVI, en cuya fachada se conserva el escudo de la familia en perfecto estado.
![]() Como señala su nombre, también se encuentra allí la Iglesia de Nuestra Señora del Manto, edificio gótico del siglo XVI con torre renacentista, que consta de tres naves y ábside. ![]() Otros edificios destacados son el Palacio de los Vélez Guevara, casa solariega del siglo XVI y tres ermitas, dos en el casco urbano, San Roque y San Juan. La tercera, la de la Virgen de Hontanares está a las afueras y ofrece unas bellas vistas desde el cercano Mirador de Piedras Llanas. En esta zona hay un parque recreativo y se pueden hacer varias rutas senderistas.
Sin embargo, la joya de Riaza es su preciosa Plaza Mayor, recinto porticado formado por 26 casas de estilo castellano, apoyadas en pilares de piedra, casi todas construidas en el siglo XVIII; en el centro de la plaza hay un espacio circular con el suelo de arena que en parte se encuentra a nivel inferior. Es el lugar de referencia de la villa, donde se agrupan la mayor parte de los restaurantes y se celebran fiestas, mercadillos y corridas de toros. Cuando hace buen tiempo suele estar muy concurrida, con decenas de lugareños y visitantes disfrutando de las terrazas.
![]() ![]() ![]() En la Plaza destaca el edificio del Ayuntamiento, una de sus señas de identidad.
![]() Podemos enterarnos de algunos detalles sobre la historia de la plaza leyendo un panel informativo (no pongo la fotografía porque el cartel está muy deteriorado) que allí se encuentra y que cuenta que en principio tuvo forma de pera, con la Iglesia de Nuestra Señora del Manto cerrando la parte más estrecha y la picota (o rollo jurisdiccional) presidiendo el conjunto. La construcción del edificio del Ayuntamiento en 1728, fue la que alteró esa disposición, dejando la primitiva plaza dividida en dos zonas, la más pequeña frente a la Iglesia de Nuestra Señora del Manto y la mayor presidida por la Casa Consistorial.
![]() ![]() Desde entonces, la Plaza Mayor de Riaza ha sufrido otras modificaciones y su aspecto actual responde a una restructuración de 1873. Actualmente está considerada como una de las plazas mayores más bonitas de toda Castilla. Y la verdad es que merece la pena visitar Riaza aunque solo sea por conocer esta preciosa plaza. ![]() Como complemento imprescindible a esta etapa podéis leer la que tengo dedicada a Pedraza, uno de los pueblos medievales más bonitos no solo de Segovia, sino también de España. El enlace es el siguiente: ![]() Etapas 10 a 12, total 115
Cuando se habla de ciudades medievales en España, siempre sale a colación esta pequeña población de 450 habitantes, situada a 45 Km. de Segovia y a unos 120 de Madrid, lo que le asegura una cantidad ingente de visitantes capitalinos, principalmente los fines de semana. Su ubicación en lo alto de un cerro, su muralla que la abraza completamente, sus iglesias, sus casas de piedra, perfectamente conservadas, y su hermosa Plaza Mayor, hacen que su fama sea muy merecida, teniendo en cuenta, además, la posibilidad de degustar una excelente gastronomía típicamente castellana, con los asados, especialmente de lechazo, como platos estrella.
Habíamos estado en Pedraza hacía ya bastantes años, pero guardábamos un recuerdo agridulce de aquella primera visita, ya que fuimos un día festivo (creo recordar que durante un puente de mayo) y la villa estaba no ya abarrotada de gente, sino lo siguiente: llena hasta casi reventar, dicho que en este caso no es sólo una forma de hablar ya que la localidad tiene como único acceso al casco antiguo una única puerta abierta en la muralla (salvo que a alguien se le ocurra la idea de salvar el abrupto cerro sobre el que se aposenta de alguna forma más aventurera). Tanto fue así, que apenas pudimos distinguir las piedras entre la multitud y el intento de entrar en algún restaurante para comer fue absolutamente infructuoso, con lo cual tuvimos que marcharnos antes de tiempo, con el estómago vacío y no demasiado contentos.
Al fin, este año decidimos saldar la cuenta que teníamos pendiente con Pedraza y fuimos un miércoles de febrero, frío pero soleado y con una temperatura bastante potable. Y esta vez sí que pudimos disfrutar plenamente de la visita. Así que ahí va mi primer consejo: en lo posible, evitad fines de semana y días festivos, y si no hay más remedio, procurad reservar con antelación en los restaurantes si tenéis intención de comer allí.
Como no teníamos prisa y queríamos disfrutar del paisaje, desde Madrid, fuimos por la A-1 y luego por la M-6210, pasando por los bonitos pueblos serranos de Guadalix de la Sierra y Miraflores, coronando finalmente el Puerto de la Morcuera, donde paramos para admirar unos hermosos panoramas, con los picos moteados por la nieve. Seguimos después hacia Rascafría, donde tomamos la M-604 hacia Lozoya, y ahí nos desviamos hacia Navafría y ya en la N-110, vimos el desvío hacia Pedraza. Hay formas más rápidas y directas de acceder, pero preferimos tomárnoslo con calma como he dicho antes.
Panorámicas desde el Puerto de la Morcuera.
Según nos íbamos acercando, pudimos divisar el perfil de la pequeña ciudad, aunque no es fácil encontrar algún sitio propicio para parar a tomar alguna fotografía. Lo hicimos en un apartadero, junto a un bosquecillo, en un alto desde donde se aprecia muy bien toda la villa.
En cuanto nos acercamos, nos dimos cuenta de la diferencia abismal que íbamos a tener respecto de nuestra visita anterior: apenas había una decena de forasteros en el pueblo. Paramos junto a la Puerta de la Cárcel, la única abierta en la muralla, para admirar el paisaje.
Como apenas había tráfico, pudimos pasar al recinto amurallado con el coche sin problemas y dejarlo en un aparcamiento que hay junto al castillo. Desde allí, a caminar.
La historia de Pedraza cuenta que fue bastión musulmán hasta el siglo X, y en los siglos siguientes los cristianos la hicieron prosperar sobre todo gracias a los ingresos procedentes de las fábricas de paños; llegó a ser cabeza de Villa y a contar con Fueros propios, alcanzando su máximo esplendor en el siglo XVI, de cuando datan algunos de sus edificios más representativos. El siglo XVIII marcó el cierre de las pañerías y la paulatina decadencia de la villa. Tranquilamente y en casi absoluta soledad fuimos paseando por sus calles, disfrutando de una bonita inmersión en el medievo que resultaría imposible en fin de semana. Es un pueblo pequeño y se puede recorrer perfectamente a pie, sin olvidarse del camino de ronda que va junto a la muralla, desde donde se contemplan unas vistas preciosas del campo castellano, con las montañas al fondo. Lo más interesante es el conjunto en sí, aunque destacan los siguientes lugares: EL CASTILLO. Tiene origen árabe, pero se volvió a edificar en el siglo XVI por los condestables de Castilla y perteneció a las familias Herrera y Velasco. En 1927 fue adquirido por el pintor Ignacio Zuloaga, que instaló allí su estudio. Lo más destacado del castillo es su imponente exterior y su ubicación, sobre las paredes rocosas del cerro. Se puede visitar el interior, donde hay un museo dedicado a Zuloaga. Pese a estar en horario de visita, las puertas permanecieron cerradas (ignoro el motivo) y no pudimos entrar, con lo cual no puedo opinar sobre si merece la pena o no pagar la entrada.
CALLE REAL. Desemboca en la Plaza Mayor y es una de las más destacadas de la villa, con numerosas casas blasonadas. PLAZA MAYOR. Con casas blasonadas y soportales sostenidos con columnas de piedra. Una de las más bonitas plazas castellanas. ![]() IGLESIA DE SAN JUAN. Cuenta con una torre de origen románico, del siglo XI. Se reformó posteriormente en estilo barroco, lo cual se aprecia sobre todo en su interior.
CÁRCEL DE LA VILLA. Recinto en la muralla, junto a la única puerta de acceso. Existen visitas guiadas, pero no había ninguna que nos coincidiera. Quien tenga interés, mejor que se informe antes en la web del ayuntamiento. En cualquier caso, en mi opinión, lo mejor es pasear por sus calles para imbuirse en épocas pasadas, sensación sólo alterada por las señales de tráfico y algún vehículo aparcado o circulando a duras penas por las estrechas callejuelas.
En cuanto a la gastronomía, hay varios restaurantes y mesones en el pueblo, con gran variedad de precios, aunque es casi obligado reservar cuando se quiere hacer la visita en fin de semana o festivo. Pese a ser miércoles, preferí llevar reserva por si acaso.. Por recomendaciones, comimos en La Olma, Plaza del Olmo núm. 1. Está ubicado en un caserón del siglo XVI, muy bien restaurado. Comimos en el piso superior, junto a un balcón con vistas a la plaza. El lugar muy bonito, la comida nos gustó, lástima que no tuvieran la morcilla de matanza. Tomamos croquetas de setas y jamón, ensalada de pato confit y frutos rojos, dorada con incrustaciones de ahumado y piel crujiente sobre salmorejo y ventresca de atún sobre crujiente de verduras. También preparan los platos típicos castellanos: asados, judiones, sopa castellana, etc. Sin embargo, preferimos probar algo distinto ya que al vivir en la zona centro tomamos asados bastante a menudo. Con vino, postre y café, el precio fue de 84 euros. Tenían menús a precio más reducido, aunque no lo recuerdo. No es un restaurante barato, pero tiene productos de calidad y lo recomiendo si se quiere tomar algo un poco diferente de lo tradicional de la zona. El servicio estuvo bien y rápido, claro que sólo había cuatro mesas ocupadas, así que no puedo opinar sobre cómo será en fin de semana. Y es que insisto, por propia experiencia, en que hay una diferencia como de la noche al día de ir a Pedraza en laborable o en fin de semana o festivo.
![]() Otra cita destacada de Pedraza es su Noche de las Velas. Tiene lugar los dos primeros sábados de cada mes de julio, cuando en la villa se apagan todas las luces y se encienden miles de velas con las más diversas formas y figuras, que le dan un aspecto mágico. He visto fotos del evento y debe ser auténticamente fascinante, aunque la enorme cantidad de personas que acuden quizás lo hagan un tanto agobiante. No puedo opinar porque no lo he vivido. Regresamos a Madrid pasando por La Granja. Había hecho un precioso día de sol con agradable temperatura para ser invierno. Sin embargo, al caer la tarde empezó a soplar un viento muy frío que incluso nos impidió bajarnos del coche en el Puerto de Navacerrada para dar siquiera un pequeño paseo. Etapas 10 a 12, total 115
No es que seamos especialmente aficionados a las fiestas populares y menos aún en grandes ciudades, pero teníamos curiosidad por ver las Fallas en alguna ocasión. De otros viajes a Valencia, conocíamos la playa, la Albufera y la Ciudad de las Artes y las Ciencias, pero sólo habíamos pisado el centro de la ciudad en coche y de paso. Por fin se presentó la oportunidad este año, ya que San José caía en jueves y era fiesta en Madrid, con lo cual podíamos disponer de un interesante puente, si bien la escapada estuvo a punto de estropearse por problemas familiares y tuvimos que reducir nuestra estancia a sólo tres días. No queríamos llevar coche, así que en cuanto aparecieron las ofertas del AVE, pillé la mejor, 21,70 euros por trayecto y persona. Los precios de los hoteles del centro se disparan en época de Fallas hasta límites escandalosos, pero luego compensa por el ahorro de tiempo y la comodidad que supone ir caminando a todos sitios y tener la habitación siempre muy cerca para descansar un rato si se tercia. Así que empecé a buscar en noviembre y reservé en el hotel Excelsior Catalonia, en la calle Barcelonina, una de las adyacentes a la Plaza del Ayuntamiento. Al principio, me preocupaba que fuera imposible dormir tan cerca de todo el “lío”, pero me decidí por comentarios de que las habitaciones de ese hotel están muy bien insonorizadas y que las que dan a la callejuela lateral son muy tranquilas. Confirmo que fue un acierto, aunque fue bastante caro (300 euros las dos noches, claro que eran las más demandadas de todas las fiestas). En fin, por una vez… esperemos que no se entere “nadie”.
Aunque ya llevo varios diarios escritos, resulta un tanto especial hacer el relato de un viaje cuyo objetivo no es visitar lo permanente en un lugar, lo que supone su esencia, su entorno y su patrimonio intemporal, sino precisamente todo lo contrario, unos monumentos que ya sólo existirán en las fotografías. Claro que pensándolo bien, eso no debe importar, porque el año que viene serán sustituidos por otras figuras tan atractivas, ingeniosas e incisivas (o más aún) que las de este año y seguramente muchos de los personajes se repetirán.
![]() 18 de marzo. Llegamos en el AVE, desde Madrid, a la estación Joaquín Sorolla, que está a una media hora caminando de la Plaza del Ayuntamiento. Mucho más céntrica se encuentra la estación del Nord, que tiene conexión directa con la de Joaquín Sorolla mediante unos autobuses lanzadera gratuitos (al menos con el billete del AVE), que salen cada 10 minutos. Sin embargo, no lo utilizamos. Llegamos a las 14:20. Desde el mismo tren había reservado mesa en un restaurante que nos habían recomendado, El Bolón Verde, ubicado en la calle Mariano Ribera 33. Aunque esa calle está bastante cerca de la estación, para no perder tiempo, cogimos un taxi; en el corto trayecto pudimos escuchar el estruendo de las mascletás de los barrios. Tomamos el menú degustación, que consta de varios entrantes (ensaladilla picante, esgarraet, anchoas con tomate, huevas de calamar, ajoarriero y alguno más) y como plato principal el arroz del senyoret (un arroz muy fino), que estaba realmente rico. El precio por persona fue de 35 euros e incluía bebida (con vinos muy aceptables a elegir entre varias posibilidades), postre y café. Quedamos bastante satisfechos y los dueños, los hermanos Seguí, muy amables en todo momento, con una atención personal hacia la clientela que se agradece. Desde luego, es una opinión totalmente particular, teniendo en cuenta que para preferimos la variedad y un poquito de innovación a la cantidad.
Como solo llevábamos una maleta pequeña con ruedas, decidimos caminar los 2,2 Km que nos separaban del hotel. Guiados por el google maps, surcamos las calles valencianas, casi desiertas por esa zona, descubriendo muy pronto las primeras y casi solitarias fallas.
Según nos acercábamos a la almendra central, se veía más gente y menos coches, hasta que llegamos a un punto que estaba prohibida la circulación de vehículos particulares: este es uno de los grandes alicientes de las Fallas, el centro de Valencia casi totalmente peatonal: ¡una gozada para los sufridos habitantes de las urbes! No tardamos en llegar a una amplia avenida (no sé si era la Gran Vía de Ramón y Cajal) por donde estaban desfilando las falleras y falleros en la ofrenda floral a la Virgen de los Desamparados, Patrona de Valencia. Realmente muy emotivo ver a tantos valencianos (especialmente mujeres, pero también hombres, niños y hasta bebés en sus carritos) luciendo sus trajes típicos (auténticas obras de arte algunos de ellos), con su ramo en la mano.
Después de ver otras fallas por el camino, llegamos al hotel, ocupamos la habitación, y volvimos a salir inmediatamente, teniendo como referencia un par de planos que nos dieron en recepción. Muy útil nos resultó uno del ayuntamiento, que incluía la ubicación de los principales monumentos, incluidos los falleros: el “mapa de fallas” que comentaban en el foro. Así, al tiempo de ver las fallas también podríamos descubrir los mejores rincones valencianos del centro.
Lo primero que vimos fue la Plaza del Ayuntamiento (una de las visitas imprescindibles), con una fuente, varios edificios modernistas, destacando el de la Casa Consistorial, de principios del siglo XX y la estatua de Francesc de Vinatea, un personaje bastante desconocido, pero que jugó un importante papel en 1333 como “jurat”, erigiéndose en portavoz de las reivindicaciones populares ante el Rey Alfonso II de Valencia. Presidiéndolo todo, frente al balcón municipal, la enorme figura fallera de un león (“hermano” de los de las Cortes), que sería la última en arder en la noche de la Cremá.
![]() Vimos otra falla grande y muy "de cuento" en la Avenida Marqués de Sotelo: Después llegamos hasta la bonita estación del Nord, de estilo modernista (merece la pena visitar el vestíbulo) y, a su lado, la plaza de toros.
En ese punto, decidimos volver sobre nuestros pasos y encaminarnos hacia la plaza de la Virgen para intentar ver la ofrenda floral. Pese a las pésimas predicciones meteorológicas, el cielo estaba cubierto pero no llovía y tampoco hacía frío. La Avenida de San Vicente Mártir estaba a rebosar de gente, viendo el desfile de los falleros hacia la plaza de la Virgen. Sorteamos las multitudes por callejuelas laterales y, dejando a nuestra espalda la Torre de Santa Catalina, volvimos a encontrarnos con el desfile en la Plaza de la Reina, donde pudimos descubrimos una de las fachadas de la Catedral con su pórtico principal y el célebre campanario llamado el Micalet o Miguelete en castellano. Por la calle de los Caballeros, salimos a la Plaza de la Virgen, donde volvimos a ver el edificio de la Catedral con la Puerta de los Apóstoles, el cimborrio y unas curiosas galerías, formadas por tres arcadas sobrepuestas sostenidas por pilastras de orden dórico, y un arco que, sobre la calle de la Barchilla, conecta la fachada de la Catedral con la de la Basílica de la Virgen de los Desamparados; también vimos el edificio del Palau de la Generalitat. Sin embargo, lo más destacado en ese momento era la figura de la Virgen y el manto de flores que se estaba construyendo con las ofrendas de falleros y falleras. Muy bonito el incesante desfile y la colocación de las flores. Naturalmente, había muchísima gente; pero se veía bien.
![]() Continuamos por el carrer de Navellos hasta encontrarnos con el viejo cauce del Turia, hoy convertido en un parque enorme. Seguimos hacia la izquierda hasta la puerta de las Torres de los Serrano, junto a cuya fachada interior había otra simpática falla.
Ya se había hecho de noche y seguimos por la izquierda para ver otras dos fallas de la sección especial: la falla Na Jordana, muy llamativa y también polémica por su temática de ciencia ficción y con una iluminación nocturna que cambiaba de color.
Seguimos pateando el centro, encontrándonos con bastantes conjuntos falleros, unos más grandes y otros más pequeños, pero todos llamativos e interesantes, y entre ellos la falla Nou Campanar, que ganó el premio al ninot indultado en su versión infantil. ![]() Al fin, aparecimos en la Plaza del Mercado (otra de las imprescindibles de Valencia), con los edificios, entre otros, del Mercado Central y la Lonja de la Seda (que visitaríamos en otro momento pues estaban cerrados). Aquí el gentío era inmenso, disfrutando de los bares y los innumerables puestos de comida y mercadillo. También había una enorme falla. Perdonad que no cite los nombres de todas las fallas, pero ya no los recuerdo y, además, quizás sería un sin sentido puesto que ya no existen. Tuvimos suerte y encontramos un hueco en un bar para cenar unas tapas: muy ricas las croquetas de bacalao. Nuevamente en marcha, vimos otra falla emblemática: la de la Plaza de la Merced.
![]() ¿Y qué mejor forma de rematar la jornada que visitar la falla que había obtenido el primer premio de la sección especial? Por segundo año consecutivo era la de la Plaza del Pilar, una gigantesca construcción de más de 20 metros de altura, que parecía aún más espectacular al estar situada en una plaza bastante pequeña. Allí, por primera vez, sufrimos el agobio de la fiesta. Hasta entonces nos habíamos topado con mucha gente, pero no fue ese estar atascados en medio de una multitud que no podía moverse ni para atrás ni para delante. Hasta entonces, pudimos ver todas las fallas bastante bien, en primer fila, desde fuera de las vallas que protegen el interior al que se accede pagando, si acaso esperamos unos segundos a que se quitasen las personas que estaban delante y se podían fotografiar sin problemas; pero en aquella falla era imposible, quizás fue el peor momento para verla. Fue la única donde pagué (encima la más cara, 3 euros) por entrar al recinto vallado, pero es que desde fuera no se veía más que la parte superior, donde destacaba la figura de Pablo Iglesias, aposentando en las alturas. Y es que los políticos, o más bien, la crítica a los políticos y, en especial, a la corrupción, fue una constante en esta edición fallera (no se salvaba ni uno, jajaja).
Entre unas cosas y otras, eran más de las 10 de la noche y el cansancio empezaba a notarse. Claro que a la 1:30 de la madrugada tendría lugar la Nit del Foc, es decir, los Fuegos Artificiales en el antiguo cauce del Turia que, naturalmente, no era cuestión perderse. Así que subimos a la habitación a descansar un rato, ¡qué ventaja estar alojados en el centro!. A media noche, cuando nos disponíamos salir, vimos con horror que llovía a cántaros. Estuvimos esperando un rato en el vestíbulo del hotel, para ver si paraba. Lo peor de todo es que no sabíamos si se suspenderían los fuegos, lo que se había estado comentando durante toda la jornada si el tiempo empeoraba. A las 12:30 dejó de llover y como todo bicho viviente nos dirigimos hacia los puentes del antiguo cauce del Turia. Para llegar allí, no hacía falta conocer Valencia, simplemente había que seguir a la multitud. Por el camino, vimos un precioso edificio iluminado (luego nos enteramos que era el Palacio del Marqués de Dos Aguas), cruzamos el Puente del Real y, en ese momento, vi una indicación hacia los Jardines de Monfort (estupendo, ya tenía la referencia exacta para volver por la mañana y ver el jardín del que habíamos comentado en el foro). Seguimos caminando por el Paseo de la Alameda, hasta donde la policía tenía cortado el paso. Había una multitud a la espera de ver los fuegos. Comenzó de nuevo a llover y otra vez la incertidumbre hasta que las tres tracas anunciaron el comienzo del espectáculo pirotécnico. Todos los años vemos los fuegos artificiales en la bahía de Santa Pola, pero éstos duran más y son más variados, como cabe esperar de la capital de la Comunidad Valenciana. Un poco molesta la lluvia, pero no nos impidió verlos bastante bien. Después, regresamos al hotel. Volvía a llover con fuerza.
![]() 19 de marzo (San José). Sigue en siguiente etapa del diario. Aquí tenéis el enlace: www.losviajeros.com/ ...hp?e=45419 Etapas 10 a 12, total 115
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