Selfoss es un pueblo pequeño que no tenía mucho para visitar, a pesar de su nombre aquí no hay cascada, por lo que nos pusimos en marcha para otro día lleno de visitas.
La primera fue al supermercado para comprar algo de desayunar y para hacer unos bocatas. Como era el primer supermercado que visitamos pensamos que tenía pocas cosas, pero a lo largo del camino comprobamos que era lo normal en la mayoría de ellos.
Para los bocatas no encontramos pan, nada más que una especie de pan de molde con semillas que no esta mal, pero al que acabamos cogiendo un poco de manía. La sección de refrigerados es la que suele estar mejor surtida, con zumos, yogures, yogur liquido, skyr, algo de embutidos… Pero como ya decía no es nada del otro mundo.
También suelen vender sopas y pastas precocinadas, que es lo más apañado para la cena en los hostels, además de comida india y thai, también todo precocinado. Comida fresca mas bien poca.
Llegamos a preguntarnos como hacen los islandeses para comer medianamente bien y sano, porque tampoco vimos mercados con frutas o verduras, supusimos que con mucho pescado.
Ahora si, la primera parada fue en la Seljalandsfoss, una de las más famosas de la ruta turística.
El agua viene del deshielo del glaciar del Eyjafjallajokull. Hay un caminito que pasa por detrás, que es desde donde más impresiona la caída de 60 metros. Aquí es fácil mojarse y, obviamente, al ser una de las cascadas más famosas había un montón de gente.
Sobre esta cascada vi algunos panfletos de excursiones que subían a la parte de arriba para ver la zona de la erupción del Eyjafalla (el famoso volcán que cerro los aeropuertos de media Europa), pues esta muy cerca, aunque por la poca información que daban no nos llamo mucho la atención. Este volcán es la última atracción turística del país y obviamente la están explotando, es fácil encontrar libros de fotos, postales, videos… sobre la explosión en cualquier tienda del país.



La que no tiene tanta gente, y además es muy bonita, es la Glufrafoss, a tan solo unos 20 minutos andando de la primera (Rother nº5). Está situada junto al camping y para poder verla bien hay que entrar unos pocos metros en el agua, pasando por una grieta en el muro de roca que la tapa, con el problema claro de lo fría que está el agua. Llevábamos chanclas para la ocasión pero las olvidamos en el coche así que lo hicimos descalzos, el suelo es pedregoso pero no hace daño.
También se puede subir a la parte de arriba del muro, desde donde hay vista de la parte alta de la cascada, pero no se ve entera, es bastante mejor la vista desde abajo, aunque mis fotos no le hagan mucho favor.





Seguimos la Ring Road encontrándonos de frente un paisaje cada vez más impresionante: a un lado el desnivel que separa las tierras altas, pudiendo ver en algunos puntos el Eyjafjallajökull, aunque casi todo el camino hubo una nube tapándolo, y al otro lado la costa.
Para visitar la zona del Eyjafjalla lo mejor es hacer la ruta de va a Þórsmörk y que nosotros no hicimos.



Continuando la carretera llegamos a otra de las visitas claves de la zona, la Skógafoss, una enorme cascada de la que destaca el casi permanente arco iris sobre la caída de agua.


Curiosamente según la guía azul, el subir a la parte alta de la cascada no es demasiado interesante, pero a mi me parece que si merece la pena.
Se puede subir por un caminillo que hay a la derecha de esta y desde la parte de arriba, cruzando una valla por unas escalerillas de madera, muy típicas allí para cruzar las vallas, empieza la ruta que va a Þórsmörk y Landmannalaugar.
Esta es una de las rutas mas famosas y espectaculares del país, pero se necesitan varios días para hacerla, por lo cual decidimos perdérnosla, a pesar de que pinta bastante bien. Para llegar a Landmannalaugar también se puede hacer en 4x4, que nosotros no teníamos, o con autobús de línea, pero para ir solo a pasar un día no da demasiado tiempo, pues el autobús tarda mucho en llegar. También en ese momento pensamos que el bus simplemente nos dejaría allí y luego no nos iba a dar tiempo a ver nada, ya más tarde nos enteramos que el autobús incluye una visita guiada.
Nosotros hicimos un trocito de la ruta, como una hora o así, siguiendo el camino que va junto al cañón del río. La verdad que para la gente que no vaya a hacer esta ruta, pero quiera ver un poco, es un camino bonito para pasear y disfrutar del paisaje.



La siguiente parada fue en Dyrholaey.
La carretera esta algo regular y hay que ir más lento, pero se puede llegar sin problema con un coche normal.
Llegamos a una bonita playa con acantilados y curiosas formaciones volcánicas en la roca. También es famosa porque aquí suelen verse frailecillos, pero a estos nos quedamos sin verlos porque ya habían emigrado hacia el sur para pasar el invierno.





Desde aquí también se ve una de las atracciones de Vik i Myrdal, tres rocas de basalto que sobresalen junto al acantilado llamadas Reynisdrangar y que según la leyenda son trolls. Paramos también en este pueblo para descansar un poco, pero la verdad que no tenia mucho, subimos a la iglesia para tener unas mejores vistas y también tomamos algo en la gasolinera, pero no encontramos mucho más que hacer.
-----
-----
-----


-----
Seguimos por la Ring Road dirección Kirkjubaejarklaustur y de repente el paisaje que nos rodeaba se convirtió en un mar de lava, llamada la zona Skaftareldahraun.
En principio no teníamos ni idea de donde podría haber salido tanta lava, pues no se ve ningún volcán cercano, hasta que encontramos un cartel informativo por el que nos enteramos que toda esta lava venia de las explosiones de Lakagígar, unos cráteres situados a 80 Km. de allí y que iríamos a visitar al día siguiente. Con esto nos pudimos imaginar que la erupción debió ser tremenda.



Entre todo este mar encontramos un lugar llamado Laufskalavarda, en el que según explicaba dicho cartel había allí una granja que destruyó la lava y ahora hay una especie de monumento de piedras en el que cada viajero pone una piedra para que le de suerte en viaje, nosotros por supuesto pusimos la nuestra.



Llegamos a Kirkjubaejarklaustur y fuimos a preguntar a la oficina de turismo sobre las excursiones a los Laki Craters para el día siguiente, allí también nos informaron de otras cosas para visitar, como por ejemplo la ruta que sube al lago Sysstravatn (Rother nº 9), que sube por la cascada que hay junto al pueblo y desde donde se pueden ver los glaciares, pero anochecería pronto y no teníamos mucho tiempo para hacerla, por lo que nos fuimos a ver otra recomendación.
El cañón Fjaðrárgljúfur está solo a algunos kilómetros del pueblo, en la carretera que va a Laki. La lava no paso por aquí y no lo destruyó, y la verdad que es muy bonito. Se dice que esta zona era un antiguo lago que a causa de la erosión formó este bonito cañón, desapareciendo el lago a su vez.



Ya anochecía y nos fuimos hacia Hvoll, una aldeílla cerca de Kirkjubaejarklaustur donde teníamos el hostel reservado. Por el camino hicimos una última parada en Dverghamrar, un pequeño cañón formado por columnas basálticas que, según la leyenda, formaron los enanos. Desde allí también hay vistas a una pequeña cascada.



El hostel de Hvoll estaba bien, dentro de lo normalitos que son. Lo peor es que para ir al baño había que pasar por la cocina, que solía estar llena, con lo cual el paso se hacia complicado. Pero por lo demás bien. Los alrededores son muy bonitos, esta situado junto un lago y hay varias mesitas para sentarse fuera a disfrutar del sitio, una pena que hiciera bastante frío esos días como para sentarse allí mucho rato.