Tras dormir unas pocas horas, nos levantamos lo antes posible para irnos pronto a visitar sitios. No nos dio tiempo a descansar demasiado bien, pero había que aprovechar el día; ya dormiríamos a la noche siguiente.
Para nuestro primer día teníamos pensado visitar el famoso Circulo de Oro, que agrupa tres de los lugares más visitados del país, la zona de Þingvellir, Geiser y la cascada de Gullfoss.
Para llegar desde Keflavik hay que coger la carretera que va hacia Reikjavik, una vez allí hay que entrar en la Ring Road, la que seguiremos durante casi todo el viaje, en dirección norte, pero nosotros nos confundimos y la cogimos en dirección sur, por lo que fuimos por un camino distinto al que la gente suele llevar, algo más largo, pero también bonito. Nos encontramos con un impresionante paisaje ártico, con muy poca vegetación y casi sin árboles, pero de un bonito verde brillante.
Llegamos por la carretera 435 hasta la zona sur del lago Þingvallavatn y lo fuimos bordeando por la orilla oeste siguiendo la 360. Este es el lago más grande de la isla y es bastante impresionante también, pero la niebla y la lluvia no nos dejaron ver mucho.



Una vez que llegamos a Þingvellir aparcamos en uno de los aparcamientos que hay por la zona, esta es una de las mas turísticas, por lo que había un montón de coches y autobuses, pero por suerte esto es solo así en esta zona, en otros sitios no encontramos tantísimos turistas.


Þingvellir es famoso por ser el lugar donde se formo uno de los primeros parlamentos del mundo, el Alþingi. Aquí se crearon muchas de las leyes del país, de hecho la mayoría de los paneles informativos hacen referencia a esto mas que al motivo por el que realmente nos interesa a la mayoría de los turistas, y es que en este lugar se puede ver perfectamente el lugar donde se unen las lacas europea y americana, formando una falla que cruza todo el país y es la culpable de que la actividad volcánica y sísmica de la isla.



Para visitar toda la zona hay un senderillo que la recorre bastante bien, va entre las distintas grietas, la mayoría inundadas de agua clara proviniente del río. La mayoría de la gente termina la excursión en una cascada, llamada la piscina de los ahogamientos o Drekkingarhylur, en la que solían ahogar a las mujeres penadas con este castigo tras cometer algún delito. Es una lastima visitar el sitio tan por encima, sin dedicarle tiempo, merece la pena pararse un poco más a disfrutar de un lugar con tanta magia, nosotros seguimos un poco más y pasamos buena parte de la mañana paseando entre las fallas.



Además del camino que hace prácticamente todo el mundo que va por allí, hay otro que va a la cascada Öxarárfoss (ruta 5 de la Rother). Es corta, de algo más de media hora hasta una cascada, y como digo no esta tan saturado como la zona principal, por lo que es un buen sitio para dar un paseo entre los dos continentes.



Desde Þingvellir seguimos nuestro camino hacia Geysir. Aquí nos encontramos uno de los géiseres mas altos del mundo, y que además les da nombre, aunque desde hace ya varios años solo explota alguna vez cada mucho tiempo, según dicen días, y no tuvimos la suerte de verlo.


Además de este hay otros géiseres en la zona, más o menos grandes, pues algunos son muy pequeños, pero todos burbujeando agua caliente. Aquí nos encontramos ya con el olor característico a azufre del agua y del que no nos libraríamos en todo el viaje, pues el agua caliente en muchos sitios tiene este olor.
El geiser que mas llama la atención es uno mas pequeño que el geiser original, el Strokkur, pero este explota cada 5 minutos o así, por lo que siempre esta rodeado de gente esperando para hacer la foto. Puede subir hasta unos 20 metros y la verdad que impresiona bastante.
Recomendable es el mirador que hay sobre una pequeña colina, aunque la subida esta muy embarrada y hay que tener cuidado con los patinazos.



La tercera atracción turística de la zona es la cascada Gullfoss. En Islandés foss significa cascada, por lo que todos los nombres de cascada terminan así. Esta es una de las cascadas más grandes del país y probablemente la que más impresiona, sobretodo por ser la primera que se suele visitar.
Consiste en dos saltos de agua que caen en una grieta de más de 30 metros de profundidad. A principios del siglo XX se trato explotarla para producir energía eléctrica, pero tras mucha historia finalmente la cascada esta protegida para que nadie pueda destrozar este paraje.



Desde aquí ya nos dirigimos al pueblo de Selfoss, donde teníamos reservado el siguiente hostel, y de camino paramos en Kerið, cerca de Grímsnes. Se trata de una caldera volcánica inundada de agua, formando un lago, que bueno, no es tan espectacular como otras en Islandia pero aparecía como visita interesante y como era la primera que veíamos, nos paramos a verla. Como curiosidad, según la guía, aquí dio Bjork un concierto sobre una plataforma situada en mitad del lago.

Una vez en Selfoss nos fuimos directamente a descansar, pues con lo poco que habíamos dormido la noche anterior estábamos muy cansados. El Selfoss Hostel la verdad no lo vimos mucho, pero este si tenia mejor pinta que el anterior, mas limpio y demás.