La zona de los fiordos occidentales, si bien no tiene muchas visitas o pueblos interesantes, cuenta con unos paisajes espectaculares. Dedicamos dos días a recorrerlo, uno solo se nos quedaba algo corto de tiempo, disfrutando de la tranquilidad de la zona.



Pocos fueron los coches que nos cruzamos por el camino y menos aún de turistas, ya que esta zona está prácticamente excluida de los circuitos típicos a pesar de que los fiordos aquí son infinitamente más bonitos que los del este, al menos para mi gusto.



Durante el primer día fuimos recorriendo fiordos hasta llegar a Ísafjörður, un pequeño pueblo pesquero que es el mayor de la zona con unos 4.000 habitantes, donde aprovechamos para comer algo y pasar algo de la tarde. El pueblo cuenta con poco más que un museo, contiene algunas de las casas más antiguas de Islandia y durante el año se celebran varios festivales de música.



A media tarde, con poco más que hacer por allí, nos fuimos al hostel a terminar de pasar la tarde tranquilamente. Nos quedamos en una casita casi solitaria, situada en mitad de un bonito valle, el sitio era perfecto para relajarse, dar un paseo… El lugar se llama Kirkjuból in Bjarnadalur
Cuando llegamos no encontramos allí a los dueños y aun así nos habían dejado la casa preparada, ya que llegarían más tarde, solo estaban otros dos turistas, casi los únicos que vimos aquel día y que curiosamente estaban visitando solo aquella parte de Islandia.
El segundo día fue algo parecido, fiordos y paisajes, rodeando la última península hasta Patreksfjörður, encontrando por el camino piscinas naturales de agua caliente o la impresionante Dynjandi foss, una cascada de unos 100 m de altitud dividida en siete caídas distintas y que es la cascada más grande de los fiordos occidentales.











Finalmente a eso de las cuatro de la tarde estábamos en Brjanslaekur, desde donde sale el ferry hacia Stykkisholmur, en la península de Snæfellsnes, donde dormiríamos esa noche.
[IMG]hhttps://s25.postimg.cc/a82iw24of/Islandia1311.jpg[/IMG]-----
-----


Este pueblo, a pesar de ser muy pequeño con tan solo unos 1.500 habitantes, está en una zona bastante turística, por lo que cuenta con algunos hostels y restaurantes. Nos hospedamos en el Youth Hostel Sjónarhóll, donde no había nadie para atendernos, nos servimos nosotros mismos una habitación que encontramos disponible, estaba casi lleno y era bastante ruidoso, sobretodo porque había una excursión de chicos de instituto. además de tener unas habitaciones un tanto espartanas.

