Esta noche dormiríamos en un refugio al lado del volcán Hekla, visitando por el camino y siguiendo la nacional 1 hacia el oeste la playa de Vik, la peninsula de Dyrholaey con sus acantilados llenos de frailecillos, el glaciar Solheimajökull, la cascada de Skogafoss y finalmente la cascada de Seljalandfoss.
La negra playa de Vik, al lado del pueblo, es propicia para dar un paseo por el, contemplando los tres bloques monolíticos llamados Reynisfjall, las cuales se alzan en el mar. Según la leyenda, fueron tres trolls que se convirtieron en piedra al ser iluminados por el sol.



A pocos kilómetros encontramos la peninsula de Dyrholey, donde se ubica el faro del mismo nombre y hasta principios de agosto anidan los famosos Frailecillos. Una lastima que para cuando visitamos este lugar todos se habían marchado! Una verdadera lastima, tiene que ser un espectáculo ver cientos de ellos volando sobre los acantilados. A pesar de ello, es lugar es muy bonito. El acantilado de 120 metros de altura es un mirador precioso, con una playa que es interminable y por donde también se ve el Reynisfjall.

Desde la península se observa el volcán que erupciono este año, el Eyjafjalla y las cenizas sobre el glaciar.

Retomamos la nº1 hasta llegar a la lengua glaciar negra de Solheimajökull, que desemboca en un lago. Se pueden hacer visitas guiadas al glaciar. Nosotros solo visitamos el extremo del lago, para adentrarte mas son necesarios los crampones, porque no veas como resbala el hielo! Tener cuidado en no caeros porque al menor descuido te pegas un culazo! El color negro es debido a los sedimentos que transporta el glaciar, no tiene nada que ver la ceniza caída en los últimos tiempos.



A 33 km de Vik, se encuentra el pueblo de Skogar y a medio kilómetro al norte del pueblo se encuentra la famosa cascada de Skogafoss. Tiene 62 metros de caída y produce un estruendo espectacular. Creo que esta ha sido la cascada que mas me ha sorprendido. Cuando llegamos, en vez de acercarnos a la cascada, y como había hambre, nos quedamos comiendo en la verde campa que se encuentra frente a el, donde hay baños y mesas de picnic. Tras comernos los sándwiches y estar tirados un buen rato al sol, recogimos nuestros trastos y nos acercamos a la cascada, justo cuando se interpuso una nube frente al sol. Al llegar frente a su base, nos pareció una preciosidad, pero cunado salio el sol, empezó a vislumbrar un arco iris frente a la cascada ¡el espectáculo fue precioso e inesperado! Si queréis acercaros a la cascada, ataviaros de un buen chubasquero y pantalones impermeables pues te calas de arriba abajo, aunque el espectáculo mereció la pena pues al estar dentro de toda esa agua pudimos ver un arco iris de 360 grados ¡algo increíble!

Hay un precioso sendero que sube por las escaleras a la derecha de la cascada y donde encontramos otra bonita cascada a unos 20 minutos. Este sendero, es el comienzo o el final del trekking más famoso de toda la isla llamado conveniente Laugavegur, como la calle principal de las compras de Reykjavík en el centro de ciudad. Su duración es de 4 días hasta Landmanalaugar, pasando por Posmork a mitad de camino y acabando en Skogafoss. También se puede realizar la mitad del trekking. Aunque no lo hicimos, tiene que ser muy bonito, la verdad es que nos quedamos con las ganas de hacerla, otra vez ser!

Para acabar el día, visitamos la cascada de Seljalandfoss, por la nº1 y luego la 249. Es la única cascada que hemos visitado donde puedes pasar por detrás de el, y la perspectiva cambia mucho, merece la pena. Cuando visitéis este lugar, no dejéis de ver la cascada Gljufrafoss, que se encuentra a unos 5 minutos andando de el, siguiendo la ladera del monte. Es una pequeña cascada dentro de una grieta, es curiosa.


Antes de retirarnos al refugio, fuimos al pueblo de Skogar a tomarnos un buen baño caliente y relajarnos. Estos baños calientes son muy reparadores, sales como nuevo!
Llegamos al refugio junto al Hekla al atardecer, en Rjupnavellir, saliendo de la nº1 por la 26. El sol estaba bajo y le daba al volcán Hekla un tono entre rosa y rojizo. Por la erupción del Eyjafjalla, este año el permanente glaciar del Hekla había desaparecido, dándole un aspecto místico al volcán mas activo de la isla.
