Deciros que decidimos pasar nuestra primera noche en Binghamton por ser más/menos la mitad del camino hacia las Cataratas del Niágara, ya que partir en dos etapas los aproximadamente 700 km que hay desde el JFK a Niágara, fue una magnífica elección.
Siete de la mañana, en pie, 381 km rumbo a las Cataratas, me hacía mucha ilusión este punto del recorrido, sobre todo por el toque a naturaleza que conlleva, desayunamos unos donuts en una especie de salita con maquinas de café en el Super 8, deciros que el hotel esta correcto para una noche de paso, estando en la misma I-81 y así no tienes que estar desviándote del recorrido, lo recomiendo para lo que es.
Nada más salir del hotel, vemos en el parking un Lamborghini, “Otia, menudo carraco!!, porque no me haces una fotito”, le digo a mi mujer, “me tengo que ir muy lejos, porque no salís los dos en la foto”, einnnnnnn???, el caso que la noche anterior en mitad del viaje a Binghamton me iba hacer una foto conduciendo y tampoco pudo, a estas que se me enciende la bombilla, “no me digas que me he traído el objetivo de más zoom que tengo!!!!”, pues en efecto señores, unos días antes de salir, cambié el objetivo para hacer unas pruebas y lo dejé puesto, y el “normal” que te viene en todas las reflex, de vacas, pero en casita. No os podéis hacer una idea el periplo de viaje con la cámara, para hacernos una foto nos teníamos que ir a la otra punta, pero eso no es nada, cuando queríamos que nos la hiciera alguien, en nuestro chapucero inglés diciéndole a la gente que se fueran lejos, lejos, lejos y la gente flipaba, por no decir el canguelo que tenía yo pensando que como echaran patas ya me sacaban un buen trecho de ventaja, pero bueno, una vez vistas todas las fotos que hicimos la verdad que yo estoy muy contento con ellas y a lo mejor con el otro objetivo no hubiesen salido tan bien……quién sabe!!. Aquí esta el Lambo en cuestión, jejejeje.
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Me hacía mucha gracia los carteles que te encuentras para comer en las Interestatales, te lo ponen tan fácil para elegir el menú de ese día…
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Ya llegando a Niágara empiezas a flipar desde a la distancia que se ve el vapor de agua que se forma en la caída de la Catarata más grande.
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Pasamos la aduana de Canada, ya que según había leído en el foro la zona canadiense era más bonita que la Americana, el señor policía muy amable nos hizo unas preguntas que yo iba entendiendo y contestando seguidamente, quedándome atónito

¿Qué donde íbamos?, Cuántos días?, Si teníamos familiares en Canadá….lo típico.
Lo primero que hicimos después de hacer el Check-in en el hotel, aprovecho…., el hotel esta muy guapo, de piedra toda la recepción, en 2º línea de catarata, eso sí, pero vamos, se puede ir andando sin problemas tanto a cualquiera de las dos cataratas, como a la pequeña Strip de Niágara. Aunque yo me gasté la pasta para darle una sorpresa a mi mujer y pille una habitación con vistas a las cataratas, pufffff, no sé cuanto me costó de más, pero me llevé una desilusión bastante grande

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Después de dejar los bártulos en el hotel, nos dirigimos andando, ya que estaba justo al lado, The Skylon Tower!!!, pos pa ya que vamos!!!, menudo viaje de subir a torres, a cual más alta, unos 10 $ por peluca y luego también nos llevamos unas fotos que te hacen a la entrada, es que nosotros somos muy facilones para eso de las foticos de recuerdo. El ascensor que te sube a toda leche y yo con un poco de vértigo, pero cuando llegas al mirador se te quitan todos los mareos. A la izquierda tienes la llamada Catarata “Velo de Novia” y a la derecha la más grande!!!. (Uppss, me ha quedado un poco nombre de folclórica,

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Después de bajarnos de la Skylon Tower, aprovechamos para montarnos en Maid of de Mist, (unos 16 $ Canadienses por persona), el típico barquito que te mete en las cataratas, también te dan unos chubasqueros azules para “intentar” que no te mojes, bueno A-CO-JO-NAN-TE, de las experiencias que más recordaré de mi vida, te quedas con ganas que se pare el tiempo y quedarte tú, y esa maravilla de la naturaleza frente a frente para toda la vida. Para muestra, un botón.
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Os dejo una foto de nuestros caretos....para que nos vayamos familiarizando.

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Aquí estoy lo más dentro que te mete el barco, aunque no se aprecie muy bien, estas recibiendo agua a tutiplén, ahí nos jugamos un poco fastidiar la cámara y el objetivo, jejeje, pero merecía la pena inmortalizar el momento.
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Ahí tenéis otra del barquito que te da el paseo, y hasta donde te mete....
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Después del subidón de haber estado recogido en los brazos de la catarata, decidimos dar un paseo relajante por la orilla, parando en todos los miradores que tienes a tu paso, la verdad que no quieres apartar la vista del espectáculo que están viendo tus ojos y que no sabes cuando se volverá a repetir. Aunque después de un par de rugidos de mi estomago y ya de noche, fuimos a cenar a la “Strip” de Niagara, ya habíamos estado comiendo a mediodía y deciros que casi todo en esa callecita, incluida la comida, es realmente caro para las opciones que te da.
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Una vez con la tripita llena y después de tantos kilómetros y muchas emociones, nos fuimos dando un paseo hacía el hotel para dormir como lechoncillos, mañana nos esperaba una etapa corta de kilómetros para llegar a una gran ciudad: TORONTO!!