Por fin nos levantamos a hora propia de vacaciones. Y ya que estábamos en la capital nos fuimos al Thyssen a ver la exposición de Antonio López, que habíamos reservado unos días antes. Digno colofón al viaje:

Hicimos comida de familia y a las 19:30 el cascajo del altaria nos dirigió a Murcia. Ni que decir tiene que todo fue llegar, deshacer las maletas de cabina y meternos en la cama. Ahora sí. El viaje de vacaciones había finalizado. Aunque todavía quedaban 15 días de vacaciones. Esto de ser funcionario tiene de vez en cuando sus ventajas.