Hoy teníamos programado para empezar la Abadía de Westminster. Y como el día anterior, llegamos tempranito, un poco antes de la apertura. Nos pusimos en el lado del pago con tarjeta. Y mira por donde la ciudad de Westminster nos amenizó la espera hasta que abrieran, con un espectáculo gratuito. De repente apareció junto a la puerta un ciudadano mitad borracho, mitad como una cabra, que no sé qué pretendía con los que estaban abriendo la puerta y colocando las cintas separadoras. El caso es que se pilló un contenedor de basura, no de los grandes sino de esos de plástico en forma de cubo grande que se lo tiró hacia donde estaban. Luego se dedicó a tirar todas las cintas que habían puesto. Y cogió un portacintas, algo ya más peligroso porque era metálico y se dedicó a aporrear la puerta. El problema que yo le veía al asunto es que se viniera hacia los que estábamos esperando. Pero no. Con las mismas debió entender que la policía estaría a punto de aparecer, cogió su petate y se marchó. La policía hizo acto de presencia cuando ya estaba a cierta distancia, pero lo pillaron. El caso es que la espera se nos hizo más corta con el espectáculo
Al final abrieron las puertas y entramos los pocos que estábamos esperando. Increíble la Abadía. Seguramente es el lugar monumental de Londres que más merece la pena visitar. Precioso. Y encima la audioguía es gratis. Según lo que pretendo con el diario, no voy a describir el templo porque hay mucha literatura al respecto. Solo recomendar a quien vaya a ir a Londres que si hay un sitio que no se debe dejar de visitar, es éste. Y también informar que dentro de la Abadía hay servicios, cosa que yo no esperaba. Eso siempre viene bien.
Al salir de la abadía entramos a la iglesia de St. Margaret’s esta vez porque era gratis. Tampoco es que tuviera demasiado interés en ver donde se casa la alta sociedad inglesa. Luego nos acercamos al edificio que hay pegado a la Abadía, al salir a la izquierda o mirando a la fachada a la derecha, y que da al deand’s yard, un lugar bastante increíble en mitad de todo el follón de la zona del Parlamento-Abadía. Alberga una escuela y es un espacio cerrado al tráfico muy verde. Animo a introducirse en este espacio porque se pasa un rato estupendo al margen del turismo y encima es precioso:

A las 15:00 teníamos otra excursión con los de Londres en Español cuya cita estaba al lado de St. Paul’s. Así que nos fuimos hacia aquella zona. Faltaba mucho tiempo cuando llegamos por lo que decidimos cruzar el Millenium Bridge y acercarnos a la Tote Modern a ver la exposición de Miró que estaba en sus últimos días. Por cierto muy aparente el tramo entre St. Paul’s y la Tate Modern a través del Millenium Bridge, tanto desde St. Paul´s como desde el Tate Modern. Una pasta gansa también entrar en la exposición pero teníamos 2x1 para hacer menos dolorosa la inversión. Al menos la exposición era francamente buena. Desde las cafeterías del Tate había unas excelentes vistas sobre la City.
Regresamos hacia la zona de St. Paul’s y entramos a comer en uno de los locales de la cadena Café Rouge. Allí pude recordar los “sole” franceses, es decir lenguado en castellano. Cuando lo vi escrito en la carta se me pusieron los ojos como platos Se puede tomar un buen pescado en Londres sin necesidad de acudir a los, para mí bastante intragables, fish and chips. Muy bien el Café Rouge. Volveríamos a comer en la cadena el día de la vuelta. Y el precio razonable. No nos subió de £25 los dos. Eso sí con tap wáter, nada de vino o cervezas.
Tras comer nos acercamos al lugar de encuentro con el tour sobre la parte más desconocida de la City of London, más allá de la zona del Banco de Inglaterra, el pepinillo, y todo eso. Una vez más no voy a desvelar el recorrido. Solo os ofrezco algunas instantáneas de lugares no excesivamente conocidos o detalles que me llamaron la atención. Por ejemplo un par de farolas de gas que todavía existen en algunos sitios de Londres, como en la entrada de la Iglesia del Temple

O en esa calle llena de librerías Cecil Court’s, que tiene sus secretillos para descubrir los cuales mejor hacéis el tour:

También una foto del ayuntamiento de la City of London que me resulta increíble no esté en los circuitos turísticos

Esto es algo que está en toda la City of London y es consecuencia de los bombardeos en la segunda guerra mundial que hace coexistir los edificios más modernos con otros muy anteriores.

En esta zona más desconocida de la City of London también nos encontramos con esta entrada estilo Tudor a la Iglesia de San Bartolomé

Por último por aquí nos encontramos con una de las últimas, sino la última, cabina telefónica azul de los bobbies que se usaban para denunciar delitos o pedir refuerzo, pero por desgracia, en el cartel dice que el teléfono gratuito ya no está operativo.

Finalizado el Tour teníamos programado un paseo desde la zona del Temple hacia Westminster a la orilla del Támesis. Y eso es lo que hicimos. En el camino a la derecha nos topamos con Somerset House uno de los grandes edificios históricos de Gran Bretaña. Está situado frente al National Theatre de Londres, en la parte Sur de The Strand. Más datos en internet.
Siguiendo y junto al Támesis vimos las Agujas de Cleopatra o Clepatra’s Needle, (son dos, pero su “hermana” está en el Central Park de NY). En realidad se trata de un obelisco egipcio mandado a construir por Tutmosis III en el siglo XV a.c por lo que, con total probabilidad, se trate del monumento más viejo de Londres. El lugar del obelisco no parece el más adecuado. En realidad se iba a colocar delante del British, pero resultó que no podían cruzar algunas calles para llegar hasta allí con el obelisco. Se pensó entonces ponerlo frente a la abadía de Westminster, pero no podían pasar en tren por el túnel. Finalmente terminó a orilla del Támesis.

A continuación llegamos al muelle embankment, al que echamos un vistazo porque de aquí teníamos que salir con el Thames Clippers para ir a Greenwich. Así que ya sabíamos dónde estaba. Un poco más adelante había una calle que nos llevaba a Trafalgar square. Era viernes y nos daba tiempo a dar una vuelta a la National Gallery. Pero decidimos que no nos apetecía. Ya dijimos que no somos muy de Museos y menos de pintura a no ser cosas específicas como lo de Miró. Así que nos fuimos hacia el hotel. Un poco de descanso y decidimos ir a cenar a uno de los sitios que nos había recomendado el hotel por los alrededores, en concreto a un griego, el Kolossi, en London St. Allí me tomé una musaka que verdaderamente estaba muy buena. Tampoco el precio subió para los dos de £25 con agua del grifo claro
Y como estábamos al lado del hotel ni siquiera tuvimos que coger el metro. Fin del cuarto día londinense.