Primero visitamos el Obelisco Inacabado. Nuestro guía nos explicó cómo los fabricaban y el proceso como era transportado hasta el río, por donde era llevado hasta el templo en construcción.


Luego nos llevaron a la Presa de Aswan, lugar que definitivamente no es muy bonito per sé, es una presa, pero nuestro guía aprovechó para explicarnos no sólo sobre su construcción si no también acerca del proceso de rescate y movilización de los templos , algunos de ellos estuvieron totalmente cubiertos por agua. Desde la presa se puede observar el Templo de Kalabsha.



Ya después nos fuimos hacia el Templo Philae. Resultó ser uno de mis preferidos por la majestuosidad con que se ve en una isla en medio del agua, el azul del agua y el hecho de que haya vegetación le dan una vida única. Este templo también tuvo que ser movilizado por las inundaciones por la presa (inicialmente se encontraba en la isla de File). Es más, este fue uno de los que estuvo sumergido en agua y hay paredes en las cuales todavía se puede observar el nivel hasta donde estuvo cubierto
En la misma isla se encontraban varios templos, incluyendo el de Imhotep, lo cual representa la importancia de este personaje en la historia Egipcia.






Hay relieves y bajorelieves bellamente conservados y otros en los que se evidencia sin duda alguna el paso de la Iglesia Católica por el mismo.






Y la construcción favorita de mi madre: el quiosco Trajano, algunos dicen que fue aquí donde Scheherezade contó las Mil y Una Noches.




Regresamos a comer y recoger nuestras maletas a la motonave y nos llevaron a la estación de tren, donde tomaríamos el sleeper train hasta El Cairo. Esta particularmente es una experiencia que no sé si quiero repetir. Fue un poco difícil descansar y durante el día con calor ya que el aire acondicionado no funcionaba lo suficiente. Lo único bueno que puedo decir es que viví algo diferente, pero si repito el viaje, el avión será el medio de transporte que sin duda escogeré. Y esa es mi opinión, pero dos de los de mi grupo estaban a punto de bajarse en alguna estación para dormir en algún hotel y coger una avión lo más pronto posible.