Idioma: English Español
Mostrar/Ocultar Blogs / Diarios
Mostrar/Ocultar Fotos / Pics
Blogs 
CONSIDERACIONES PREVIAS Y 10 PRIMERAS ETAPAS

CONSIDERACIONES PREVIAS Y 10 PRIMERAS ETAPAS ✏️ Diarios de Viajes de Myanmar Myanmar

A. EL MOTIVO. La antigua Birmania, ahora llamada Myanmar, es un país del que habíamos oído maravillas y al que desde hacía unos cuantos años estábamos deseando ir, siendo 2011 el elegido para hacerlo. Quizá lo hemos hecho demasiado tarde, porque...
  Fecha creación:   Puntos: 0 (0 Votos) 📝 Etapa 0 de 3
MINGALABA: DIARIO DE UN VIAJE A MYANMAR (BIRMANIA). diciembre 2011

Diario: MINGALABA: DIARIO DE UN VIAJE A MYANMAR (BIRMANIA). diciembre 2011

Puntos: 4.9 (10 Votos)  Etapas: 3  Localización: Myanmar Myanmar 👉 Ver Etapas

A. EL MOTIVO

La antigua Birmania, ahora llamada Myanmar, es un país del que habíamos oído maravillas y al que desde hacía unos cuantos años estábamos deseando ir, siendo 2011 el elegido para hacerlo. Quizá lo hemos hecho demasiado tarde, porque nos hemos encontrado con un país abarrotado de turistas, sobre todos grupos organizados de estadounidenses, alemanes o británicos, cuyos tour operadores han vuelto a enviar clientes, incluyéndola en sus programas como algo exótico y novedoso, después de años de boicot a la dictadura militar, pero también mochileros como nosotros que llenaban hoteles y guest houses, elevando los precios de los mismos, y reduciendo la calidad de unos servicios ya de por si precarios.

B. FICHA TÉCNICA

1. Fecha del Viaje
Del 16 de Noviembre al 10 de Diciembre de 2011

2. El Plan
En esta ocasión disponíamos de veinte días íntegros en Myanmar, a los que había que añadir otros cuatro que necesitábamos para hacer la ruta Alicante-Londres-Kuala Lumpur (Malasia)-Yangón (Myanmar), con largos tiempos de espera en Londres, donde aprovechamos para visitar la National Gallery, dar un largo paseo por los alrededores, y tomar unas pintas de cerveza, y Kuala Lumpur, en la que hicimos noche tanto a la ida como a la vuelta, en un hotel de la cadena Tune situado en el mismo aeropuerto, sin acercarnos a una ciudad que ya conocemos.
Una vez en Myanmar, nos decantamos por un recorrido bastante clásico: Yangón-Mandalay, Hsipaw y alrededores, Bagán, Lago Inle y Ngapali Beach, utilizando, con alguna excepción en la que no era posible, el avión para los desplazamientos largos dado que, como otros países limítrofes, las carreteras se encuentran en un estado lamentable, y los demás transportes públicos son parecidos a los existentes en España en los años cincuenta.

3. Itinerario
DIA 1: Alicante-Londres
DÍA 2: Londres-Kuala Lumpur
DÍA 3: Kuala Lumpur-Yangón
DÍA 4: Yangón
DÍA 5: Yangón-Mandalay
DÍA 6: Mandalay
DÍA 7: Mandalay
DÍA 8: Mandalay-Hsipaw
DÍA 9: Hsipaw
DÍA10: Hsipaw- Pyin o Lwin
DÍA 11: Pyin o Lwin-Mandalay
DÍA 12: Mandalay-Bagán
DÍA 13: Bagán
DÍA 14: Bagán
DÍA 15: Bagán-Lago Inle
DÍA 16: Lago Inle
DÍA 17: Lago Inle
DÍA 18: Lago Inle-Ngapali Beach
DÍA 19: Ngapali Beach
DÍA 20: Ngapali Beach
DÍA 21: Ngapali Beach-Yangón
DÍA 22: Yangón
DÍA 23: Yangón-Kuala Lumpur
DÍA 24: Kuala Lumpur-Londres
DÍA 25: Londres-Alicante

4. Gastos del Viaje (dos personas)
Vuelos Alicante-Londres-Alicante (Ryanair y Easyjet): 160 €
Vuelos Londres-Kuala Lumpur (Air Asia): 850 €
Vuelos Kuala Lumpur-Yangón-Kuala Lumpur (Air Asia): 150 €
Vuelos internos en Birmania: (Air Mandalay). Pack de 5 vuelos reservados por Internet, y pagados en dólares en las oficinas de Yangón: 470 €
Visado: 70 €
Seguro: 50 €
Hoteles, comidas, transportes, compras...: 1.550 €
Total: 3.300 €. 1.650 € por persona.

C. EL PAÍS

1. Pinceladas geográficas, económicas, políticas y religiosas
La antigua Birmania, denominada desde 1989 Unión de Myanmar o sencillamente Myanmar, en un intento de sus gobernantes por reflejar mejor su diversidad étnica, y desligarse del pasado colonial británico, es un país un poco más grande que España, y tiene una población de unos 55 millones de habitantes, que en un 90% profesan la religión budista. Está situado en el sudeste asiático, limitando al norte con China, al sur con el mar de Andamán, al este con Laos y Tailandia, y al oeste con la India, Bangladesh y el golfo de Bengala.
A pesar de poseer importantes yacimientos minerales de plomo, cinc, estaño, carbón, hierro, gas natural, petróleo, piedras preciosas (rubíes fundamentalmente), suelos fértiles que producen grandes cantidades de arroz, y bosques tropicales que proporcionan algunas maderas muy valiosas como la teca, es el más pobre de la zona, y uno de los de menor renta per capita del mundo, a la altura de naciones como Uganda, Sierra Leona o Haiti. Esta paradoja solamente se puede explicar por la nefasta gestión, y la corrupción de un régimen militar que gobierna el país desde hace cincuenta años, alcanzando el triste honor de ser una de las dictadura más férreas del planeta y que, para conseguir lo que eufemísticamente llamaban “vía birmana al socialismo”, viola sistemáticamente los derechos humanos de muchos de sus ciudadanos, fundamentalmente pertenecientes a minorías étnicas u opositores políticos que, o bien ha sido asesinados directamente, o encarcelados tras juicios sin ningún tipo de garantía.
Desde 1964 sólo se han celebrado elecciones en dos oportunidades: en 1990 la Junta militar perdió los comicios de manera abrumadora ante la Liga Nacional para la Democracia, pero el régimen ignoró los resultados y arrestó a cientos de opositores, como la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, líder de dicha Liga. Después de diecisiete años, en 2007 la Junta Militar se vio afectada por masivas protestas dirigidas por monjes budistas, que mostraban su indignación por una importante subida de precios, y que fueron brutalmente reprimidas. Convocadas de nuevo elecciones en 2010, la Liga Nacional para la Democracia fue ilegalizada y no pudo participar al no expulsar de sus filas a los presos políticos como lo pedía la junta militar. Ésta se disolvió oficialmente el 30 de marzo de 2011 y desde este día, Birmania disfruta de un simulacro de gobierno civil, con presencia masiva de los mismos militares que la sometieron con puño de hierro durante casi cinco décadas. En un intento de ganarse la confianza internacional, y lograr romper su aislamiento internacional (prácticamente sólo mantiene relaciones fluidas con China, Tailandia e India, casi siempre por razones comerciales), el gobierno ha liberado en los últimos meses a decenas de presos políticos y alcanzado acuerdos de paz con algunas minorías étnicas, además de legalizar la Liga Nacional por la Democracia (LND) que podrá así concurrir a las próximas elecciones al Parlamento. Durante nuestra estancia, se produjo la visita al país de Hillary Clinton, como muestra de este intento aperturista, que únicamente se podrá hacer realidad, si va acompañado de una hoja de ruta hacia la democracia, y al respeto a unos derechos humanos pisoteados sin compasión durante demasiados años.

a. La influencia del Budismo
Birmania es un país muy religioso. El budismo, como observamos a lo largo de nuestro viaje, está presente en todas las formas de la vida: en los monumentos, en la cantidad de atención y de tiempo que le dedica la gente (se calcula que entre el 10 y el 20 % de los ingresos de cada individuo, se dedican al mantenimiento de pagodas y sacerdotes), y sobre todo en la actitud de las personas. El budismo de Birmania, al igual que en otros países asiáticos como Laos, Camboya, Sri Lanka o Tailandia, es de una versión denominada theravada, llamativamente plácida y serena, y esa serenidad impregna el país y las relaciones de los birmanos entre ellos y hacia el extranjero.

b. Los monjes
En la actualidad, en los monasterios de Myanmar hay unos quinientos mil monjes (el 1% de la población), aunque en realidad son muchos más, porque todo varón birmano se convierte en monje al menos dos veces en su vida, una como novicio entre los 10 y 20 años de edad, en la que acude al monasterio unas semanas, y otra pasados los 20, en los que acude a ordenarse. Algunos se quedan en el monasterio toda su vida y otros vuelven con sus familias. Los rigores de la vida monástica no son mucho peores que los del exterior; en realidad supone una forma barata de obtener una manutención básica, y una educación de calidad, ya que la enseñanza pública es bastante deficiente, con una inversión mucho menor que la dedicada a las fuerzas armadas.
Los monjes son muy valorados por la sociedad, y en casi todas las familias hay alguno, siendo su labor es parecida a la de los sacerdotes cristianos. Rezan, asisten a la población en sus urgencias espirituales y sociales y además su papel en la sociedad está impregnado de mucho activismo político. Hasta el siglo XIX, hacían de intermediarios entre el rey y el pueblo, enfrentándose muchas veces al monarca cuando subía los impuestos. En la época de la colonia británica, fueron famosas sus protestas contra los extranjeros porque no se quitaban los zapatos en las pagodas, y hace 20 años encabezaron las revueltas pacíficas contra la dictadura militar, que ocasionaron más de 5.000 muertos, muchos de ellos monjes. Como posesiones, únicamente tienen un juego de tres togas (inferior, interior y exterior), una cuchilla de afeitar, una taza, un paraguas y un cuenco para pedir limosna. Las monjas, también con la cabeza afeitada como ellos, visten con túnicas rosas, son menos numerosas, y no están tan valoradas socialmente como ellos.
Su jornada comienza a las cinco de la mañana con el rezo de la motivación, donde se concentran para vivir el día con la mayor energía posible; después de tomar un plato de arroz salen a pedir limosna, lo que no se puede considerar un acto de mendicidad, porque para cualquier birmano dar de comer a un monje es una obligación moral, contemplada por su religión budista, y los monjes, que no tienen permitido practicar trabajos cotidianos, les ayudan a mejorar su karma aceptando esa caridad; así, recorren las calles de los pueblos y las aldeas con su inseparable cuenco colgando del cuello y un paraguas en la mano para protegerles del sol o de la lluvia.
Como el pueblo birmano es bastante pobre, lo único que pueden darles (y en realidad, lo único que piden) es comida. La mayoría sólo recibe arroz, y algunos tienen la suerte de conseguir verduras o algo de carne. Al llegar de vuelta al monasterio, llevan lo recogido a los encargados de la cocina, y mientras estos preparan la comida central del día, el resto se dedica al estudio y la meditación. Esta comida es uno de los actos en los que se reúnen todos los monjes del monasterio, y se realiza antes del medio día, hora a partir de la cual tienen prohibido ingerir alimentos. Después, llega la hora de lavar el cuenco y las túnicas, y pasar a las salas de meditación y estudio. Después, llega la hora de lavar el cuenco y las túnicas, y pasar a las salas de meditación y estudio.
Algunos monasterios son también escuelas, y los monjes, los encargados de enseñar a los niños.


2. Peculiaridades birmanas
Hay que significar que cualquier occidental hablaría de rarezas, pero si nos alejamos de lo que la antropología denomina etnocentrismo, que consiste en conceder un valor superior a la cultura propia, en este caso la occidental, frente al que se otorga a la ajena, en este caso la birmana, empleando nuestros patrones para juzgar a los que no actúan como nosotros, y nos situamos como dice el relativismo cultural “en lugar del otro”, para poder comprenderlo, es mucho más apropiado definirlas como peculiaridades o costumbres.
. Tanto hombres como mujeres, llevan falda, el tradicional Longy, una especie de pareo de distintos colores, debajo del cual no llevan ropa interior, al menos las mujeres, lo cual intuíamos al no marcarles nada el trasero y que luego fue constatado por Rosi en un aseo público.
. Mujeres y niños llevan la cara pintada con Tanaka, un producto natural que se obtiene machacando la corteza de un árbol de la misma familia del sándalo, y que tiene como funciones, además de servir de maquillaje, la de hidratar la piel y proteger del sol,
. Como reminiscencia de haber sido colonia británica, los coches tienen el volante a la derecha. Esto ocurre en muchos otros países limítrofes, donde como en Gran Bretaña, se conduce por la izquierda, pero la peculiaridad birmana reside en que, desde hace años, y con el riesgo añadido que eso supone, conducen también por la derecha, tras opinar los astrólogos (que parece que tienen una influencia decisiva en las decisiones de los gobernantes) que el conducir por la izquierda era inapropiado.
.¿Creíais que no hay cabinas más típicas que las de Londres? Puede ser, pero sin duda no tan originales como las de Myanmar. Consisten en improvisados puestecillos en mitad de la acera con una mesa de plástico, 3 o 4 teléfonos conectados con cables medio roídos, que proceden de no se sabe donde, y una persona encargada de contar el tiempo de la llamada y de cobrar por ella.
. No existen cajeros, ni es posible la utilización de tarjetas de crédito (excepto en algunos hoteles de lujo, y con unos intereses astronómicos), por lo que hay que llevar todo el dinero en metálico. Hasta hace muy poco era imprescindible cambiar euros o dólares en el mercado negro, para obtener kyats (la moneda nacional). En nuestro viaje, hemos observado que algunos bancos han abierto oficinas en el aeropuerto de Yangón, y lugares muy turísticos como Bagán, donde se puede obtener un cambio parecido al que te ofrecen en dicho mercado negro, sin riesgo de timos. Los billetes de dólar o euro, deben estar impolutos, sin dobleces, roturas o marcas, porque si no, no te los cambian (eso sí, los kyats que luego manejaremos, están absolutamente cochambrosos).
. En las calles de todos los pueblos y ciudades birmanas se pueden ver manchas rojas en el suelo, de algo que parece sangre. Sin embargo, se trata de restos de betel. Son unas nueces procedentes de la palmera de areca, que se trocean, se mezclan con cal, tabaco aromatizado y otros ingredientes como lima o alguna especia, y se envuelven en hojas procedentes del betel, un tipo de enredadera, formando pequeños paquetes. Luego se introduce en la boca, y se va masticando poco a poco para que saque el jugo, que se escupe. El betel tiene un ligero efecto estimulante y quita el apetito. Su uso está también muy extendido en la India y otros países asiáticos, a pesar de que se ha demostrado que el consumo prolongado, puede provocar cáncer de boca. Los consumidores, mayoritariamente hombres, tienen los dientes teñidos de rojo, y en muchos casos, irremediablemente destrozados.

. Los birmanos son grandes bebedores de cerveza (en nuestros viajes por el sudeste asiático no habíamos encontrado nunca tantos bares, algunos con la sugerente denominación en inglés de Beer Station, con diversos tipos de cerveza, tanto embotellada como de barril, siempre llenos de una clientela exclusivamente masculina). Es también bastante normal que te pongan un platito de cacahuetes a modo de tapa, y que tengan jarras de cerveza congeladas, igual que en nuestro país en los meses de verano.
. Está prohibido el alquiler de motos para extranjeros (sólo lo pudimos hacer en una zona rural cerca de Mandalay), por lo que lo más socorrido es alquilar vetustas bicicletas sin cambios de origen chino, a las que no le han hecho un mantenimiento en su vida.
. En Birmania, son muy típicos los churros, muy parecidos a los nuestros (excepto por el aceite que usan para freírlos), y que igualmente sólo se hacen por la mañana temprano.
. Algunos trayectos de avión, son circulares, y el avión va dejando y recogiendo gente en cada aeropuerto, como si fuera un autobús.
D. EL VIAJE

DÍA 1. ALICANTE-LONDRES
El vuelo con Ryanair destino Londres transcurre sin novedad, y a las 11,30 estamos en el aeropuerto de Gatwick. En una hora recogemos el equipaje, y dejamos las mochilas en consigna (8 libras cada una), para “pillar” un tren de la compañía Southern Company, cuyos billetes habíamos comprado por Internet con un importante descuento, y que resulta bastante más barato que el famoso Gatwick Express y tiene una duración parecida (en media hora estamos en Victoria Station). En la estación nos tomamos un bocata antes de ir paseando hasta Trafalgar Square, pasando por Buckingham Palace y entramos en la National Gallery, donde durante tres horas disfrutamos de una de las pinacotecas más famosas del mundo. Sobre las cinco, con noche cerrada y bastante frío, aunque afortunadamente sin lluvia, volvemos a Victoria Station, después de contemplar casi a oscuras (nos sorprende la poca intensidad de la iluminación), el maravilloso exterior de la Abadía de Westminster, y tomarnos unas pintas de cerveza en un pub cercano. A las 19,30 estamos de nuevo en el aeropuerto, y poco después hemos facturado el equipaje, aunque todavía tendremos que esperar cuatro horas en la terminal, porque el vuelo saldrá con más de una hora de retraso.

DÍA 2. LONDRES-KUALA LUMPUR
El avión de Air Asia va casi lleno, por lo que no podemos utilizar más de un asiento, como hemos hecho en otras ocasiones. Menos mal que conseguimos dormir cinco o seis horas, pasando el resto hasta completar las doce del viaje, jugando con el móvil, o viendo películas en el ordenador. Como ya he comentado en otras ocasiones, al hacer la reserva del vuelo se puede comprar dos servicios de comida a un precio bastante bueno, aunque la calidad de los menús es bastante deficiente, por lo que opino que es mejor adquirir algo en el aeropuerto, aunque salga más caro.
A las ocho de la tarde hora malaya, llegamos al aeropuerto de Kuala Lumpur, y como ya conocemos los trámites a realizar, en una hora estamos en nuestra habitación del Tune Hotel (30 €, reservada por Internet), situado a 300 m de la misma terminal. La habitación es pequeña, pero funcional, con ventilador y aire acondicionado, indispensable para poder dormir en medio del sofocante calor tropical. Después de instalarnos, bajamos a cenar nuestro primer curry picante, al Decanter, restaurante situado justo al lado (hay también un socorrido 24 horas, y una especie de café), antes de disponernos a descansar del largo viaje, aunque son las 4 de la tarde en España.

DÍA 3. KUALA LUMPUR-YANGÓN
Tal como nos temíamos el jet lag nos pasa factura, y apenas hemos dormido unas pocas horas, cuando a las once de la mañana tenemos que abandonar la habitación, a pesar de que el vuelo no sale hasta las 15,30. Nos dirigimos a la terminal, donde desayunamos tranquilamente antes de facturar, observando el ajetreo habitual del aeropuerto, con multitud de personas de todas las etnias y nacionalidades pululando por los pasillos.
El vuelo destino Yangón sale puntual y en menos de tres horas estamos en la antigua Rangún, la capital hasta 2005, en el que el gobierno decidió trasladarla a Naypyitaw, una localidad en el interior del país, a medio camino entre sus dos mayores ciudades, Yangón -en el sur, a orillas del golfo de Bengala- y Mandalay, en el norte. El régimen militar argumentó que es mejor como capital nacional una ciudad que se encuentre a medio camino entre ambas. Disidentes en el exilio, sin embargo, señalan que la Junta que de una forma u otra gobierna Birmania desde 1962, se volvió paranoica tras la invasión estadounidense de Irak. y los astrólogos sugirieron a Than Shwe, el presidente, un cambio de aires, al predecir algún tipo de invasión foránea, aunque también se comenta que Nypyitaw, construida desde cero sin reparar en gastos, mientras que la antigua capital se despedaza en un imparable declive, ha sido convertida en un fortín aislado para permanecer ajena e inexpugnable, a las cada vez más frecuentes revueltas de una población cada vez más empobrecida, y cansada de ver pisoteados sus derechos.
En el exterior, tras realizar los trámites aduaneros, nos espera un empleado de la guest house Motherland Inn, en la que habíamos reservado por Internet, y cuyo precio (21 $ por noche con A/A), incluye el traslado. Antes, tal como habíamos leído en Internet, observamos que hay un banco abierto que cambia Kyats, con un cambio muy aceptable (1030 kyats por cada Euro), así que, igual que otros muchos turistas que volaban con nosotros, hacemos cola y cambiamos 700 € por lo que nos dan varios fajos de billetes de 1000 y 5000 que suman 721.000 kyats, y que no sabemos donde guardar.
El trayecto hasta el hotel junto a varias personas más, dura bastante porque es hora punta y el tráfico, como en casi todas las ciudades asiáticas, es caótico. Menos mal que habíamos reservado, porque al llegar a nuestro alojamiento estaba absolutamente lleno. Rápidamente nos instalamos en una correcta habitación, y bajamos a cenar al restaurante, donde nos llevamos una buena sorpresa con el precio de la cerveza (2000 kyats, es decir 2 €, botella de 640 ml). Tomamos unos abundantes platos de noodels (pasta de arroz) con pollo y una ensalada de tomate, antes de retirarnos a descansar sobre las 10 de la noche. El problema es que el jet lag nos sigue afectando y no conseguimos dormir bien.
DÍA 4. YANGÓN
Me “hago” mi primer desayuno típico birmano, denominado Mohinga, una especie de sopa de noodels con pescado, nutritiva y sabrosa. Rosi no arriesga, y pide huevos con tostadas.
Salimos a la calle para coger un taxi que nos lleve a las oficinas de Air Mandalay, la compañía aérea con la que habíamos reservado un pack de 5 vuelos, al interesante precio de 330 $. Al preguntar el coste del trayecto al primer taxista, nos pide impertérrito el equivalente a 3 € (una carrera parecida en Laos, Indonesia e incluso Marruecos, viene a salir por 1, y el salario mensual de un camarero birmano puede ser de unos 50 €), así que preguntamos a varios taxistas más, hasta que conseguimos un precio de 2,5 €, sin posibilidad de más rebaja (aunque ya había leído cosas sobre el exagerado precio de los taxis en Birmania, no me lo acababa de creer).
El caso es que la carrera duró unos 15 minutos, y el llegar a la sede de Air Mandalay, nos encontramos que nos habían modificado casi todos los horarios, aunque al menos conseguimos que el del día siguiente, destino Mandalay, con salida a las seis de la tarde, nos lo cambiaran a las 6,30 de la mañana. Tras una hora de gestiones, salimos con nuestros billetes escritos a mano y con el consejo de que confirmáramos siempre, y unas horas antes, cada uno de los vuelos, y nos dirigimos a pie a la cercana Pagoda Shwedagon, un inmenso complejo religioso presidido por una extraordinaria estupa de 100 m de altura, recubierta con un baño de oro que, según la leyenda, tiene 2500 años de antigüedad, aunque parece ser que fue construida entre los siglos VI y X. Es la pagoda más sagrada para los budistas del país, ya que contiene algunas reliquias de Buda, entre ellas un trozo de tela y ocho cabellos de Siddharta Gautama, y está llena de pequeños templos por donde transitan multitud de fieles, que rezan, comen o descansan a la sombra, resguardándose del intenso calor. Para los turistas, el precio de la entrada es de 5 $, y todos (turistas y locales), al igual que en todos los templos de país, deben descalzarse para entrar en el recinto, a través de una de las cuatro inmensas puertas. A pesar de tener ya bastante experiencia (en Laos también teníamos que descalzarnos), nos engañan y pagamos un dólar por dejar los zapatos en un mostrador (en adelante o bien los llevaremos en la mochila, o directamente los dejaremos en el suelo, antes de entrar), antes de deambular durante dos horas por el inmenso complejo, que nos resulta interesante más por el “ambientillo” que se respira, que por las construcciones y esculturas, demasiado kitsch para nuestro gusto, con multitud de luces de colores por todas partes, y excesivo uso de los dorados. Cuando acabamos la visita, el calor es horroroso, así que después de pasear un poco por los alrededores, cogemos un taxi (2 €) que nos lleva hacia el centro, para comer en un restaurante indio repleto de birmanos, biryani, un plato elaborado con arroz basmati, especias, yogurt y pollo o cordero, que a Rosi no le acaba de convencer, por lo que casi me como yo las dos raciones. Después nos acercamos hasta un templo indio, dedicado a Kali, diosa de la guerra, pero está en obras y no podemos entrar. Continuamos nuestro paseo hasta llegar al Hotel Strand, construido en 1896 y que fue uno de los hoteles más lujosos del imperio británico. En los alrededores se encuentran otros interesantes vestigios de la época colonial, casi todos en un estado lamentable, parecido al que presentan muchos de los edificios de la Habana Vieja en Cuba, y que contrastan con algunas torres modernas, como la Sakura Tower, donde subimos a la planta 22 para tomar una cerveza (2 € la caña de barril) y admirar las vistas de Yangón. Estamos en pleno Downtown, y pasamos por la calle de los cines, donde los precios varían en función de la situación de la butaca, hasta llegar a los alrededores de la Pagoda Sule, curiosamente situada en el centro de una rotonda. Su atractivo radica en la forma octogonal de la base, que se transmite a la cúpula dorada y tiene cuatro entradas, orientadas hacia los cuatro puntos cardinales. En los alrededores, llenos de puestos de comida con minúsculas sillas, nos ofrecen un cambio de dinero bastante atractivo, por lo que aceptamos cambiar 100 € pero, cuando hemos contado los kyats, y les damos el billete verde, comienzan a remolonear diciendo que si puede ser falso, que si mejor dos de 50 €, por lo que intuimos que nos quieren timar, así que deshacemos la operación y nos marchamos rápidamente de lugar. Nuestro hotel no queda demasiado lejos, así que decidimos volver caminando atravesando calles bastante sucias, con aceras inexistentes o llenas de socavones, como si hubiera habido un bombardeo recientemente. El problema es que se nos hace de noche, y como la iluminación brilla por su ausencia, tenemos que regresar casi a ciegas, preguntando a gente que no habla nada de inglés e iluminando con la pantalla del móvil un mapa que llevamos, hasta conseguir llegar a nuestro alojamiento. Cenamos de nuevo en su restaurante, y nos vamos a dormir después de decir en recepción que nos despierten a las 4,15 de la mañana.

DÍA 5. YANGÓN-MANDALAY
A las 4,30 nos recoge un taxi que nos exige 7000 kyats sin posibilidad de regateo, y que, transitando por calles absolutamente vacías, tarda poco más de media hora en acercarnos al aeropuerto, donde operan cuatro o cinco compañías, todas con los mismos destinos y horarios parecidos, así que a partir de las seis de la mañana van partiendo los distintos aviones repletos de turistas, cada uno con una pegatina de colores en el pecho, que indica la compañía y el destino, y que son avisados a través de la información escrita en grandes pizarras negras, mostradas por diligentes empleados que gritan su contenido en inglés.
A la 6,30 sale nuestro pequeño avión de hélices, donde nos dan un bocata y un vaso de tónica o cola locales, antes de aterrizar en Bagan, y posterior despegue hasta llegar a Mandalay (ya he comentado que los aviones tienes paradas, como si fueran autobuses, donde sube y baja gente). La ciudad de Mandalay, considerara el alma del país con sus 150 monasterios y sus 70.000 monjes, sigue siendo el mayor centro de la fe budista. En sus proximidades, se encuentran, además, las cuatro capitales reales birmanas: Amarapura, Inwa, Sagaing y Mingún. La recogida de maletas es muy rápida, e inmediatamente nos ofrecen transporte compartido a la ciudad, situada a unos 40 Km, por 4.000 kyats cada uno, aunque lo dejamos en 3.500; el problema es que todos los turistas que nos acompañan van con tour operadores, y ya tienen transporte, por lo que no podemos compartirlo con nadie, así que finalmente conseguimos que nos lleven a los dos solos por 10.000 Kyats. Después de una hora larga de trayecto, llegamos al hotel E.T. que habíamos reservado desde Yangón, por 20 $ la noche. La habitación está bastante bien, es amplia y tiene aire acondicionado. Decidimos dormir un para de horas, antes de dejar ropa para lavar (los precios andan desde 100 kyats unos calcetines, hasta los 700 unos pantalones o chaqueta), e ir a comer a Lashio un restaurante cercano de comida Shan, originaria del más grande y poblado de los siete estados en los que se divide el país, y la más reputada del mismo. Allí se escoge sobre el mostrador lo que deseas, y te lo sirven con arroz y diversas salsas y con una botella de cerveza grande, y una de agua nos sale por el equivalente a 7 €. Al salir, intentamos conseguir un taxi que nos haga un recorrido por la ciudad, pero el destino hace que al final compartamos un blue-taxi, especie de pequeñas camionetas con la parte trasera abierta, y dos bancos corridos a modo de asiento, con dos chicas chinas que conocimos cerca del Palacio Real, a un precio de 11.000 kyats. Así visitamos varias pagodas, algunas gratuitas y otras incluidas en un ticket de 10 $ que no pagamos (creo que no merece la pena), antes de ir a ver un atardecer bastante feo (hay neblina, y estamos rodeados de turistas, sobre todo formando grupos de avanzada edad), desde la llamada Mandalay Hill. Mientras varias jóvenes practican inglés con Rosi, entablo conversación con una pareja checa que habíamos visto en el hotel, y a la que ofrezco unirse a nosotros y a las chinas, para ir al día siguiente a las capitales antiguas, y finalizar en el puente de U-bein viendo el atardecer. Aceptan y negociamos con el taxista, que nos lo deja a 25.000 kyats para los seis. Quedamos con él a las ocho de la mañana y nos dirigimos al Mandalay Rum Station, un bar cuya iluminación destaca sobre la oscuridad de la calle, y donde degustamos una estupenda cerveza de barril a 500 kyats, acompañada de un platito de cacahuetes a modo de tapa, que será la más barata que encontraremos en toda Birmania. Volvemos al hotel que sorprendentemente tiene Wi-Fi, y podemos conectarnos a Internet, enviar varios correos, e incluso hablar por vídeo conferencia con Skype, antes de caer rendidos en nuestras camas.



DÍA 6. MADALAY
Por fin hemos dormido diez horas de un tirón, y después de un buen desayuno con huevos y tostadas, bajamos a la calle donde ya nos espera la pareja checa, y donde nos recogerá nuestro taxista. Después pasamos a por las chinas, que se alojan en otro hotel, e iniciamos nuestro recorrido visitando la Pagoda de Mahamui, donde se encuentra el buda más bonito de todos los que veremos a lo largo de nuestra ruta , una empresa que fábrica pan de oro y el Monasterio de Mahagandaryon, cerca de Amarapura, donde viven miles de monjes, y a los que observamos junto a una marabunta de turistas, como se dirigen a comer en silencio formando filas, que asemejan a gigantescas serpientes de color azafrán. Es curioso, pero ha perdido toda autenticidad debido a poca educación de muchos “guiris” que, empeñados en hacer una fotografía ganadora del Word Press, se muestran poco respetuosos. Continuamos hacia Sagaing, la primera de las ciudades antiguas, en la que visitamos una importante pagoda, tras ascender a una colina a través de cientos de escalones. La vista es parecida a la que disfrutamos en la colina de Mandalay, con decenas de estupas sobresaliendo entre la vegetación. Al bajar decidimos con el taxista ir a comer al restaurante Sagaing Hill, elegante recinto al aire libre al que van muchos de los grupos organizados, que nos encontraremos a lo largo de toda la jornada. La comida es correcta sin más, aunque algo cara para lo que estamos acostumbrados.
Después de comer nos dirigimos a Awa, otra capital antigua, que está situada en una isla a la que se accede en canoa (1.000 kyats). Al llegar, decenas de carros de caballos asaltan a los turistas para realizarles un recorrido, al abusivo precio de 5000 kyats; junto a los checos y después de una ardua pero inflexible negociación, conseguimos alquilar dos carros por ese mismo precio, y visitamos varios templos en medio de un delicioso paisaje rural. Sobre las 4 de la tarde regresamos al taxi, para ir a ver la puesta de sol desde el puente de teca de U-Bein, el más largo del mundo (1.400 m) construido en dicha madera. El lugar, además de bonito, es una interesantísima mezcolanza de personas, como vendedores de recuerdos, acuarelas o comida, fotógrafos que inmortalizan a los birmanos, y que obtienen sus fotografías al instante, con impresoras que funcionan con baterías, monjes ociosos que van y vienen, turistas embobados como nosotros, y deseosos de buscar una buena toma de un ocaso que resulta una verdadera gozada, y que alargamos lo máximo posible para disfrutar de un momento especial, cuando se ha hecho de noche y todos los turistas se han marchado. Regresamos al hotel, y después de confirmar en Internet el esperado resultado de las elecciones en España, vamos con la pareja checa al restaurante Rainbow que, plagado de locales, tiene una estupenda cerveza de barril a 600 kyats, y un delicioso pescado a la barbacoa relleno de especias, al módico precio de 2000 kyats (2 €), que acompañamos con unas patatas asadas. Hay que tener en cuenta que la barbacoa sólo funciona por las noches, y que la carne, que pidió uno de los checos, no merece la pena. Sólo nos queda irnos a dormir para finiquitar un día muy intenso

DÍA 7. MANDALAY
Hoy no sabemos que hacer. Mucha gente va a Mingún, otra antigua capital, pero intuimos que será más de lo mismo, así que después de acercarnos a la oficina del autobús que va a Hsipaw (nuestro próximo destino) a comprar los billetes, y probar el betel que me proporcionan en uno de los puestecillos donde lo elaboran y venden (realmente me supo asqueroso), decidimos alquilar una bicicleta, ya que no nos dejan hacerlo con motos. Después de regatear, las dejamos a 1500 kyats cada una, y nos lanzamos a la vorágine de una ciudad con calles rectilíneas y planas, y un tráfico absolutamente caótico, en el que las vetustas bicicletas no parecen el transporte más seguro; a pesar de ello, rápidamente les cogemos el truco y disfrutamos de la situación, acercándonos al precioso monasterio de Shwe in Bin, un tesoro oculto y poco conocido, que fue construido en madera de teca por comerciantes chinos, con puertas, frisos y ventanas primorosamente decorados. No hay turistas y eso acrecienta una sensación de paz, que hasta ahora no habíamos notado en todo el país. Después nos dirigimos a otro monasterio cercano, en el que converso con jóvenes monjes que están estudiando, antes de acabar en un inmenso e interesantísimo mercado de comida (frutas, verduras, carne y pescado). Se ha hecho hora de comer, así que, consultando nuestra guía de viajes (la Trotamundos), decidimos ir a un restaurante indio vegetariano, llamado Marie Sin, totalmente recomendable, donde en una tranquila terraza del piso superior, degustamos un par de currys con arroz y unos espléndidos lassis de frutas, bebida tradicional india a base de yogurt, por el equivalente a 6 €. La única pega es que no sirven cerveza, y tenemos que conformarnos con agua mineral. En fin, esta noche nos desquitaremos en la cena.
Son las 14,30 cuando hemos terminado, así que nos vamos a descansar un rato a nuestra habitación, para después preparar las mochilas, consultar Internet y tomar notas para el diario, de viajes, irnos a tomar un par de jarras a nuestro bar de cabecera, el Mandalay Rum Station, en cuyo exterior práctico un juego cuyo nombre desconozco, y que consiste en empujar unas fichas de colores sobre un tablero cuadrado con superficie deslizante, para introducirlas en agujeros como si fuera un billar americano, y posteriormente cenar en el Rainbow el consabido pescado a la brasa con patatas asadas e irnos a dormir.
Mañana de nuevo madrugón, porque nos han citado a las cinco en la oficina donde hemos comprado los billetes de autobús.

DÍA 8. MANDALAY-HSIPAW
Compartimos blue-taxi (3000 kyats) con dos franceses, y tardamos unos minutos en llegar a través de una ciudad dormida y oscura, a la pequeña oficina. Allí subimos a una camioneta que nos traslada junto a 4 turistas más a la Estación de Autobuses. A las seis de la mañana, con el sol despuntando en el horizonte, salimos en un desvencijado autobús que vivió tiempos mucho mejores. El vehículo transporta más mercancías que pasajeros, y su tripulación la forman el conductor y un cobrador que va asomado a la puerta abierta, recogiendo pasajeros. Los dos son consumidores de betel, que supongo les hace soportar mejor el trayecto a Hsipaw, en el que empleamos siete horas para recorrer unos 180 km por una carretera llena de baches, que atraviesa un puerto de montaña, y en el que las paradas son constantes; en una de ellas desayunamos y a las 12 del mediodía llegamos a Hsipaw, una pequeña localidad rodeada de montañas, en el estado Shan, y que los extranjeros utilizan para realizar diversos trekkings. Nos alojamos en Mr. Charles (uno de los dos hoteles existentes), donde nos habían reservado una habitación desde el hotel de Mandalay. El caso es que está bastante lleno, y al final elegimos una habitación superior, aunque bastante cara (22.000 kyats). Nos apremian para confirmarles cuantas noches estaríamos, y de momento le confirmamos dos. Estamos muertos de sueño, así que nos comemos algunas galletas que llevamos y dormimos un par de horas, antes de intentar alquilar una moto para el día siguiente (parece ser que aquí, la policía hace la vista gorda). Tras cerrar el trato (lo dejamos en 9.000 kyats), nos acercamos a un templo cercano, donde vemos un bonito atardecer. A las siete de la tarde, pasamos por un restaurante de comida típica Shan, donde vemos una pareja de turistas rodeados de muchos platitos; les preguntamos si merece la pena y nos confirman en italiano, que está todo bastante bueno, y a un precio excelente, así que nos sentamos en una mesa, y pedimos un curry cada uno, que viene acompañado por arroz, y al menos una decena de platitos con salsas, verduras, pescados......todo ello al precio de 2000 kyats cada uno, a lo que hay que añadir el importe de una botella de cerveza china baratísima, de nombre Dali (700 kyats), pero bastante floja y que nos dejamos a la mitad para pedirnos una birmana (1.800 kyats). Al acabar, charlamos un rato con los italianos, antes de volver al hotel, en medio de un caótico tráfico que circula por calles con escasa luz.

DÍA 9. HSIPAW
Hemos dormido estupendamente hasta que a las cinco de la mañana, los propios empleados del hotel nos han despertado con sus gritos (todavía tienen mucho que aprender, si quieren vivir del turismo). El desayuno es muy completo, e incluye huevos, churros y fruta. A las ocho, tal como habíamos quedado, nos traen una vieja motocicleta china con cambios “asiáticos” (tienes que ir metiendo las marchas con la puntera, y reducirlas con el talón); menos mal que ya tengo experiencia de Laos y Tailandia. Lo primero que hacemos es echar gasolina (me llenan el depósito por 1.000 kyats), y después vamos a la estación de tren, para reservar el billete de mañana hasta Pyo Lin, atravesando el viaducto de Gotiket. Nos apuntan en una lista en primera clase, y nos citan a las 11,30 (el tren suele pasar sobre las 12, 15). Después, croquis en mano que nos facilitó la guest house, atravesamos la ciudad hasta llegar, tras preguntar varias veces, a un monasterio, donde tenemos que aparcar la moto para seguir andando poco mas de una hora, hasta llegar a una bonita cascada. El recorrido es muy interesante, puesto que observamos in situ, la vida rural birmana, aunque el paisaje no es demasiado atractivo, teniendo incluso que saltar por encima de un gaseoducto que están construyendo los chinos, (las reservas de gas birmanas son bastante grandes). Por el camino nos encontramos con bastante niños, a los que vamos dando bolígrafos, globos, horquillas para el pelo…. , de un surtido que compramos en España. En la cascada, me doy un baño e iniciamos el camino de vuelta para regresar al mismo monasterio. Un monje nos acompaña en su moto, para indicarnos la dirección de unas lagunas de agua caliente a las que queremos llegar, pero no conseguimos encontrarlas, así que decidimos volver a la ciudad y tomarnos una cerveza en un bar. Después, comemos en Mr. Food un chino decente y bastante barato, damos una vuelta por un parque cercano al río, y nos vamos a dar una ducha, porque queremos ir a una colina cercana para ver la puesta de sol. Sobre las cinco de la tarde partimos hacia la misma, teniendo que coger un empinadísimo camino de cabras, por el que nos introducimos sin pensarlo demasiado, porque el riesgo de pinchazo y de quedarnos sin gasolina, era alto, con la circunstancia agravante de estar haciéndose de noche.
El caso es que llegamos a lo alto, donde un solitario monasterio en el que un monje medita tranquilamente, nos da la bienvenida. Desde allí observamos en absoluta calma la sunset, con el sol reflejándose sobre las aguas del río. La bajada, casi a oscuras, la hacemos también con bastante tensión, pero al final logramos devolver la moto, ya de noche, sin daños aparentes. Volvemos andando al hotel, para hacer las mochilas, parando antes en un enorme supermercado lleno de productos chinos, con precios realmente caros. Rosi está cansada, así que me voy yo a cenar solo, aunque en el salón del hotel, hay un grupo de birmanos viendo resúmenes de partidos de la Champion, con el Madrid en plan estelar (creo que le metió siete a los franceses), y un portugués que conocimos en Yangón. Me uno a su grupo, y vamos a Mr. Food. La mesa es bastante internacional, con un japonés, una suiza, una holandesa, una pareja de alemanes, el portugués y yo, y aprovecho para practicar mi mal inglés.
A las nueve de la noche están cerrando, así que volvemos al hotel por calles que están prácticamente vacías, dando por finalizado otro intenso día.

DÍA 10. HSIPAW-PYIN O LWIN
La principal razón para escoger el tren como medio de transporte entre Hsipaw y Pyin O Lwin era pasar por encima del viaducto de Gokteik, construido por encargo de los ingleses a una compañía de acero de Pensilvania en 1901 y que, con una longitud de 677 metros, es el puente ferroviario más antiguo y largo del país.
Después de desayunar y comprar unos churros y samosas para comer en el viaje, pedimos un taxi (2.000 kyats) que en cinco minutos nos deja en la estación, donde pagamos los billetes en First Class (5 $ cada uno), y esperamos cerca de una hora la llegada del tren. La estación permanece anclada en el tiempo, con carteles, y teléfonos de comunicación que podían estar en cualquier museo. En el andén decenas de vendedoras ofrecen todo tipo de comida a los usuarios: arroz, verduras, noodels, samosas, salsas diversas pinchos de carne, frutas variadas... y por las vías pululan animales, niños.....
A las 12,30, con puntualidad casi británica, aparece resoplando una vetusta locomotora que nos hace ponernos en pie y buscar la primera clase, que sólo se diferencia de la turista en que los asientos de madera llevan almohadilla.
Nos sentamos junto a dos holandeses que van haciendo un viaje con guía particular, y que también quieren vivir la experiencia del tren, y poco a poco el tren comienza a tomar velocidad y empezamos a saltar como pelotas, teniendo que asegurar las mochilas para evitar que se cayeran. Así transcurren varias horas de viaje, con infinitas paradas de diversa duración (no menos de 20 minutos), en estaciones polvorientas llenas de vida, con vendedoras que ofrecen su mercancía por la ventana, niños pidiendo cosas a los turistas, mercancías que suben y bajan del convoy; en fin, un universo de colores y sonidos digno de observar. Por fin, cuatro horas más tarde, divisamos el desfiladero, sobre el que se eleva, con pinta de inestable, esta vieja obra de ingeniería. Después de que el tren se detuviera unos instantes, para aflojar la velocidad y no tensar demasiado la bestial estructura, empezamos a cruzarlo, a casi 100 metros de altitud. Es curioso pero habíamos leído que estaba prohibido hacer fotografías, y que había grandes medidas de seguridad, pero en nuestro caso, incluso el revisor nos decía donde podíamos hacer la mejor fotografía (suponemos que es otro de los síntomas de los intentos de apertura de la dictadura).
Una vez cruzado el viaducto, todavía pasan dos horas más (ya bastante tediosas) hasta llegar casi de noche a Pyin o Lwin, en cuya estación extrañamente no hay taxis, así que mochilas en ristre, junto a un americano de Texas enamorado de España, y que quiere llegar a Mandalay ese mismo día, comenzamos a andar en medio del tráfico hasta encontrar, después de un par de intentos, un correcto hotel, el Bravo, situado cerca de la Torre del Reloj, y en el que conseguimos una habitación por 20 $. Es de noche y hace frío, así que, después de reservar de nuevo habitación en el E.T. de Mandalay, para el día siguiente, vamos a cenar al Restaurante Family, donde contamos 16 platitos en el sabroso buffet que nos sirven. Después de la opípara cena damos una vuelta por una ciudad en el que las farolas brillan por su ausencia, antes de recogernos en nuestra habitación





📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 0 (0 Votos)
  Puntos Votos Media Visitas
Actual 0 0 Media 1
Anterior 0 0 Media 1
Total 0 0 Media 1423

05 Puntos
04 Puntos
03 Puntos
02 Puntos
01 Puntos
Para votar necesitas conectarte como usuario registrado.
Te puedes registrar gratis haciendo click aquí

Imagen: Cristicuerpo  cristicuerpo  23/01/2012 16:23
Estaria perfecto si pones algunas fotos, gracias por tus recomendaciones.
Imagen: Default https Avatar  risaku  27/01/2012 20:32
Muy buen relato, yo estuve este verano, y me ha sacado una sonrisa leerlo, sobretodo el comentario de la manager del teakwood, menuda negociante.
CREAR COMENTARIO EN LA ETAPA


👉 Registrate AQUÍ

Diarios relacionados
MYANMAR, EL RESURGIR DEL AVE FENIXMYANMAR, EL RESURGIR DEL AVE FENIX es una tierra colorida, tranquila, exótica y llena de experiencias. El no va más para los... ⭐ Puntos 4.79 (58 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 233
MYANMAR: Un país que disfrutarMYANMAR: Un país que disfrutar Viaje de 15 días realizado entre el 26 de Octubre y el 09 de Noviembre de 2019 a Myanmar, un... ⭐ Puntos 5.00 (13 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 113
Descubriendo MyanmarDescubriendo Myanmar 22 días en solitario por este magnífico país ⭐ Puntos 4.82 (11 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 86
Objetivo BirmaniaObjetivo Birmania Bajo este título, escrito bajo un ataque de originalidad sin precedentes, describimos nuestro viaje durante dos semanas por Myanmar, visitando el lago Inle... ⭐ Puntos 5.00 (6 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 71
MEMORIAS DE BIRMANIA, Junio 2014MEMORIAS DE BIRMANIA, Junio 2014 Recorriendo los lugares principales de Myanmar ⭐ Puntos 5.00 (11 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 56


forum_icon Foros de Viajes
Pais Tema: Recorriendo Myanmar. Itinerarios - Rutas
Foro Sudeste Asiático Foro Sudeste Asiático: Foro del Sudeste Asiático: Vietnam, Indonesia, Camboya, Laos, Myanmar, Malasia, Filipinas... y resto de Sudeste Asiático excepto Tailandia
Ir a tema del foro Ir a tema del foro
Últimos 5 Mensajes de 1387
861266 Lecturas
AutorMensaje
Katabatic
Imagen: Katabatic
Super Expert
Super Expert
02-04-2013
Mensajes: 456

Fecha: Sab Feb 01, 2020 01:06 pm    Título: Re: Recorriendo Myanmar. Itinerarios - Rutas

Gracias Nathanian y Markeli. Si os soy sincero, me habéis hecho dudar.Haciendo caso a vuestra experiencia, quizás comience a considerar lo del avión para alguno de los desplazamientos más largos. Dependerá también de lo que me vayan respondiendo los conductores con los que contacte y la forma de encajar los días si lo hago por carretera. Ahora mismo tengo todo en pañales y un poco de agobio, porque voy dando palos de ciego. A ver por dónde se deslía finalmente la cosa. Os mantendré informados y seguro que recurro a vuestra sabiduría más de una vez cuando me asalten dudas.! Gracias de...  Leer más ...
campanilla80
Imagen: Campanilla80
Moderador America
Moderador America
20-03-2012
Mensajes: 16356

Fecha: Sab Feb 01, 2020 01:13 pm    Título: Re: Recorriendo Myanmar. Itinerarios - Rutas

Nosotros hicimos Mandalay-Bagán-Inle-Yangón y el único vuelo que tomamos fue el Inle-Yangón. El resto de trayectos se pueden hacer en bus sin que resulte pesado.
hinari
Imagen: Hinari
Travel Addict
Travel Addict
25-09-2012
Mensajes: 73

Fecha: Sab Feb 01, 2020 01:26 pm    Título: Re: Recorriendo Myanmar. Itinerarios - Rutas

Nosotros hicimos en avión Yangon-Heho y Heho-Bagan. Estuvimos dudando hasta última hora porque tampoco nos gustan demasiado los aeropuertos. Finalmente nos decidimos a hacer los trayectos en avión. No hace falta estar ni una hora antes en los aeropuertos, aprovechamos los días y estuvimos muy descansados. Lo recomendaría.

De esta manera no creo que sea necesario alquilar coche con conductor porque el resto de los trayectos son cortos. Creo que incluso puede salirte más barato, los vuelos no son caros.
chicocheburashka
Imagen: Chicocheburashka
Travel Addict
Travel Addict
09-05-2010
Mensajes: 30

Fecha: Vie Oct 21, 2022 06:33 pm    Título: Re: Recorriendo Myanmar. Itinerarios - Rutas

Está abierto la frontera terrestre en Myanmar con India y Tailandia?
Nathanian83
Imagen: Nathanian83
Willy Fog
Willy Fog
21-05-2015
Mensajes: 15818

Fecha: Lun Oct 24, 2022 04:48 pm    Título: Re: Recorriendo Myanmar. Itinerarios - Rutas

"Chicocheburashka" Escribió:
Está abierto la frontera terrestre en Myanmar con India y Tailandia?

Te he contestado en el hilo de Fronteras:

Fronteras y Visados para y entre países del Sudeste Asiático

Saludos.
Respuesta Rápida en el Foro

¡Regístrate Aquí para escribir en el Foro!


Mostrar/Ocultar Galería de Fotos
Myanmar
Kyaikthanlan pagoda, Mawlamyine.
Yinyin75
Myanmar
Kyauk thanpan pagoda, Kyaikhtiyo.
Yinyin75
Myanmar
Kandawgyi park!
Yinyin75
Myanmar
Mawlamyine!
Yinyin75
All the content and photo-galleries in this Portal are property of LosViajeros.com or our Users. Aviso Legal - Privacidad - Publicidad
Nosotros en Redes Sociales: Pag. de Facebook Twitter instagram Canal de Youtube