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* Día 14
- Saigon - Vinh Long (Delta del Mekong)
Nos vinieron a recoger al hotel tempranito pero cuando llegamos al vehículo con el que haríamos el viaje, la sensación fue muy diferente que la excursión del día anterior. Se trataba de una minivan moderna y muy confortable sólo para nosotros cuatro (bueno, y el guía, en inglés, y el conductor, claro).
Tardamos creo recordar unas tres horas hasta Vinh Long, junto al río Mekong. Un río ENORME y de color marrón, que no nos dejó indiferentes. Nos recogieron en una barca de capacidad para unas veinte personas en la que íbamos nosotros solos y nos llevaron a través del Mekong en un trayecto de una media hora aproximadamente.
Nuestro destino era una isla en e interior del delta donde visitaríamos una fábrica tradicional de caramelos de coco. Así de entrada no suena muy emocionante, pero os puedo asegurar que la isla era espectacular, de lo más salvaje.
Y si el paisaje no era suficiente, hubo degustación de caramelos, riquísimos y algo más. Mientras nos enseñaban la zona, uno de los trabajadores de allá nos enseñó una boa que enseguida nos invitó a coger.
¿Os imagináis cuál fue mi respuesta?. En menos que canta un gallo ya la tenía alrededor de mi cuello.
Pues así, por sorpresa, se cumplió una de mis ilusiones. ¡Era el tipo más feliz del mundo!
Y tras tanta emoción, nos invitaron a una "pequeña" degustación de fruta del delta. Pura delicia, pero no pudimos acabarla de la cantidad que nos pusieron.
Tras la carga de energía, atravesamos un buen tramo del islote caminando. Era casi como caminar a través de la selva. Fue muy emocionante.
Al final del camino nos esperaba un carro tirado por un burro, una turistada, pero es lo que éramos, así que a disfrutarlo.
Tras el paseíto en carro, nos llevaron a un pequeño puerto donde nos estaba esperando nuestra barca.
Seguimos recorrido y nos llevaron a otra isla del delta, donde comeríamos. Cuando llegamos, empezó a chispear, pero como estábamos encantados no nos importó. Tras caminar unos 20-30 minutos y cruzar varios canales a través de puentes de dudosa seguridad, llegamos al restaurante.Nos pusieron pez Oreja de Elefante, que, aunque en la foto no tenga muy buena pinta, os aseguro que estaba la mar de rico.
Mientras comíamos arrancó a llover con fuerza, pero estábamos bajo cubierto y aprovechamos la ocasión para dormir la siesta en unas hamacas preparadas para ello. Calor atroz amortiguado por la frescura de la lluvia, el sonido de la lluvía cayendo en el canal, un paisaje de película... os podéis imaginar que fue una siesta de 10.
Tras la siesta, la lluvia ya había amainado, así que seguimos camino. Nos llevaron a un pequeño bote para hacer un trayecto entre los estrechos canales de la isla. Una vez más fue algo inolvidable.
El recorrido acabó en un pequeño embarcadero, donde cambiamos a la barca que nos había llevado a la isla. Montamos y el conductor de la barca nos ofreció unos cocos que acababa de coger. Allí mismo, mientras cruzábamos el Mekong, los abrió con un machete, les metió una cañita... y al rico jugo de coco.
Por supuesto lo hizo por llevarse una propina, pero la dimos encantadísimos. Nos llevaron de nuevo a Vinh Long y, desde allá, volvimos a montarnos en la minivan. Tras un viaje de una hora recorriendo paisajes selváticos, puentes y pequeñas carreteras, llegamos a otra zona del delta. Nos dejaron en un pequeño embarcadero con el guía a la espera de una barcaza que nos cruzaría al otro lado de aquél brazo del Mekong. Cuando llegar, montamos todos los que estábamos esperando allí. La gente subía con sus bicis y motos sin problema y nos miraban llenos de curiosidad.
Una vez al otro lado, y tras caminar un ratito, llegamos a la casa donde nos alojaríamos. Eran encantadores y dentro de las dificultades idiomáticas (el guía nos iba traduciendo) nos entendimos muy bien. Dimos una vuelta por la propiedad y poco después nos metimos en la cocina a ayudarles a preparar la cena.
Lo pasamos genial y la cena estaba deliciosa.
Tras cenar, estuvimos jugando a las cartas un rato con nuestro guía, que nos enseñó un juego típico de allá. Entre improperios vietnamitas, nos vapuleó
Y llegó la hora de irse a dormir. Tras un día genial, después de un montón de emociones, nos merecíamos un merecido descanso. Buenas noches.
* Día 15
Nos despertamos bien temprano (ya sé que lo digo siempre, pero es que nos dábamos unos buenos madrugones) para poder ver un mercado flotante. Fue interesante, lo que pasa es que todo era a base de grandes barcazas y no tenía tanto encanto como podía tener un mercado flotante de pequeñas barcas... con un poco de suerte al día siguiente veríamos uno así.
Tras navegar un rato por el mercado entre una ligera llovizna, tomamos tierra en busca de un buen desayuno. Se trataba de una especie de bar que estaba en medio de un mercado. Tomamos un café presentado de una manera curiosa acompañado con un dulce de coco. Estaba muy rico.
Luego dimos una vuelta por el mercado. Impresionante la de cosas que vendían allá.
Después nos llevaron en coche hasta un lugar donde alquilamos unas bicicletas (después de la experiencia en Hué no teníamos muchas más ganas de bicis, pero la excursión venía montada así) en las que hicimos un recorrido de unas dos horas por toda la zona, muy bonita. Eso sí, con chubasquero porque la lluvía seguía estropeándonos el día.
Durante el recorrido visitamos una pagoda, una fábrica de arroz y tuvimos que montar en un transbordador como el del día anterior con bicis y todo. Tras dejar las bicis nos llevaron a otra casa particular para comer. Una vez más comimos muy bien en el porche de la casa y al acabar nos prepararon unas hamacas para hacer la siesta. Qué bien que se estaba!!
Pero había que seguir adelante, así que tras una horita de descanso, nos acercamos caminando hacia un nuevo embarcader donde montamos en una barca bastante grande. Seríamos unas 20 personas. Nuestro destino era la ciudad de Can Tho y teníamos un poco más de una hora hasta allá. Tras llevar un rato navegando, nuestro guía nos dijo que si lo preferíamos, podíamos subirnos al techo de la barca. No lo dudamos un momento y allí hicimos todo el recorrido disfrutando del paisaje que se mostraba a ambas orillas del Mekong.
- Can Tho
Al llegar, el guía nos condujo al hotel donde pasaríamos la noche. Tras ducharnos relajadamente, salimos a tomar unas cervezas y luego quedamos con el guía, que nos llevó a cenar a un restaurante junto al río, donde comimos una buena cantidad de marisco.
Precio cena (4p): 425,000 VND
Tras pasear un ratito por la zona, volvimos al hotel a dormir.
* Día 16
Despertamos por fin con sol.
Desayunamos en el hotel y fuimos con el guía a visitar un nuevo mercado flotante. Teníamos la esperanza que sería uno a menor escala que el que vimos el día anterior, pero era parecido, aunque más concurrido.
Todas las barcas llevaban en lo alto de un mástil el producto que vendían. Era muy curioso.
El recorrido siguió por unos estrechos canales. Hicimos una paradita para visitar una fábrica de "papel" de arroz (del que se usa para los rollitos vietnamitas, etc...)
Tras la excursión volvimos a Can Tho, donde un nuevo chaparrón nos sorprendió. El guía nos llevó a una cafetería que el conocía y nos tomamos unos batídos riquísimos. Hasta ahora nos habíamos resistido por el tema de evitar problemas de estómago, pero como por suerte no nos había pasado nada, nos dejamos llevar. Estaban deliciosos.
- Can Tho - Ho Chi Minh
Tras un rato, fuimos al hotel y allí nos recogió una minivan con destino a Ho Chi Minh. Nuestra estancia en el delta había finalizado. El coche nos dejó en la agencia y de allí al hotel. Antes de marcharnos habíamos reservado noche en el mismo hotel donde nos habíamos hospedado en Ho Chi Minh y la jugada nos salió bien, porque nos dieron habitaciones mejores que las de la vez anterior.
Precio hotel (2hab. dobles/ 1 noche): 680,000 VND
Próximas etapas:
- Etapa 7: Siem Reap + Templos de Angkor.
- Etapa 8: Hanoi.
- Etapa 9: Parque natural de Cuc Phuong + Ninh Binh + Hanoi.
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