Este día lo dedicamos a visitar Ulan Bator. Por la mañana fuimos a desayunar a un café cercano, porque llegamos tarde al desayuno gratuito del hostel (de 7 a 9). Después de desayunar les dejamos a los del hostel un par de bolsas de ropa sucia para que nos hicieran la colada, y nos las devolvían esa misma tarde.
Nuestra primera visita fue el Monasterio Gandantegcheling; la entrada no es cara, unos 2’5€ cada uno (por lo que vimos, sólo cobran entrada a los turistas), y se pueden hacer fotos por el recinto, escepto en el templo del Budha de la Compasión, llamado “Janraisig” que había que pagar 10$, pero para mí merece la pena porque es una impresionante estatua dorada de 26,5m de altura.
Dentro de este templo había muchas otras imágenes y ofrendas:
[img]

En el recinto del monasterio hay bastantes templos; algunos no tienen nada que ver dentro, pero en uno de ellos, por ejemplo, nos asomamos y estaban unos lamas y algunos feligreses orando. Nos quedamos un rato escuchando esa especie de cantinela, con los pelos de punta por estar viviendo esas experiencias en vivo y en directo.
A la entrada de algunos templos hay unos cilindros (en algunas ocasiones enormes, con unas “asas” para poder hacerlos girar) que la gente mueve con la mano a modo de oración (un símil católico sería el rosario).
También hay muchísimas palomas y venden alpiste sobre todo para que los niños les den de comer. Se respiraba una paz especial por allí, era muy agradable pasear o simplemente sentarse y observar a la gente.
Nuestra siguiente visita era el templo del Lama Chojin, pero de camino paramos a comprar unos souvenirs y, cómo no, degustar más “húshurs”. El templo es más antiguo que el otro monasterio, y es espectacular por dentro, está decorado profusamente y hasta las vigas del techo están pintadas con dibujos de colores; es una pasada. Hay muchísimas máscaras y figuras de budhas, que la mayoría dan bastante miedo, por cierto. La pena es que cobraban un pastón por hacer fotos dentro (creo que al cambio eran unos 25€, una barbaridad); así que me desquité e hice algunas cuando salimos, ya desde la calle.
Una de las vigas decoradas que se ven desde fuera:
Uploaded with ImageShack.us
Detalle del tejado:
[img]

Volvimos al hostel a recoger nuestra ropa limpia y a descansar un poco.
Ese día fuimos a cenar al restaurante hindú “Hazara”. Al parecer tiene bastante fama y merecida, porque la comida está exquisita. La decoración entre moderna-hindú, las camareras van todas con trajes típicos y tienen fotos de famosos que han ido allí, entre ellos Jean-ClaudeVan Damme, jeje.
Pedimos de entrantes “samosas” que son una especie de empanadillas de verdura, tandoori de pollo y u plato de ternera con salsa que estaba un poco picante. Un plato de arroz para compartir y mezclar con la carne. De beber cerveza y para acompañar pan “naan” que es un pan plano, sin levadura, muy bueno.
Este sitio no fue al final tan caro como nos pensábamos, más o menos de precio como el “Veranda” de la noche anterior.