Ese día dejábamos el hotelito rural donde nos habíamos alojado las últimas seis noches para ir cogiendo dirección Charleroi, ya que al día siguiente teníamos el vuelo de vuelta, y por tanto el final de nuestras vacaciones. Pues como digo, dejamos el hotel y nos dirigimos a una localidad llamada Remouchamps, cuyo principal atractivo son las Grottes. Es un paseo de hora y algo por el interior de una montaña, en el que la ida se hace caminando, pasando de una sala a otra, donde el guía te va explicando la formación de las estalactitas, etc; y la vuelta se hace en una barca, por un lago subterráneo, donde hay tramos que hay que agachar la cabeza para evitar golpearte. Estuvo entretenido por lo del paseo en barca, pero he visto grutas mucho más bonitas. Y el guía, te explicaba en alemán, inglés, neerlandés y francés. Nada de español. Menos mal que nos defendíamos con el inglés.
Tras la visita, nos dirigimos a un cementerio americano, que está a las afueras de Lieja, concretamente en Neuviile-en-Condroz. Ya habíamos visto, días atrás un cementerio alemán, y nos faltaba el americano que es totalmente distinto.
Una vez visto, pusimos rumbo a Namur por la carretera que va junto al río Mosa. Muy industrial toda esa zona. Llegamos a Namur y subimos a la ciudadela, desde donde se podían contemplar vistas panorámicas de la ciudad. Paseamos por su casco histórico, la Catedral de St- Aubain, el Beffroi, que es una torre-campanario medieval, y poco más. No había mucho más que ver. La esperaba con más cosas. No me llamó mucho la atención. Pero como se suele decir: para gustos, los colores.
Por tiempo no pudimos visitar Dinant, y nos dirijimos hasta el hotel de Charleroi, para pasar nuestra última noche. Nos dio tiempo de darnos un salto por esta ciudad, pero muy poco que ver, por no decir nada.
Tras la visita, nos dirigimos a un cementerio americano, que está a las afueras de Lieja, concretamente en Neuviile-en-Condroz. Ya habíamos visto, días atrás un cementerio alemán, y nos faltaba el americano que es totalmente distinto.
Una vez visto, pusimos rumbo a Namur por la carretera que va junto al río Mosa. Muy industrial toda esa zona. Llegamos a Namur y subimos a la ciudadela, desde donde se podían contemplar vistas panorámicas de la ciudad. Paseamos por su casco histórico, la Catedral de St- Aubain, el Beffroi, que es una torre-campanario medieval, y poco más. No había mucho más que ver. La esperaba con más cosas. No me llamó mucho la atención. Pero como se suele decir: para gustos, los colores.
Por tiempo no pudimos visitar Dinant, y nos dirijimos hasta el hotel de Charleroi, para pasar nuestra última noche. Nos dio tiempo de darnos un salto por esta ciudad, pero muy poco que ver, por no decir nada.