Día 19, 14 de agosto: Gondar – Lalibela
Nos da un poco de pereza irnos, volvemos a estar solos. A las 8 de la mañana tenemos el vuelo hacía Lalibela, así que a las 6:25 llegamos a la entrada del aeropuerto. El paso esta barrado por dos militares, el taxista nos cuenta que no abren hasta las 6:30, así que nos va a tocar esperar un poquito. Antes de llegar a la puerta de embarque nos han pedido el pasaporte i el billete 4 veces i hemos tenido que pasar nosotros y las bolsas tres veces un control de seguridad.
Al llegar al aeropuerto de Lalibela, no nos queda otra opción que coger una de las furgonetas colectivas que hay esperando en la puerta. Estas tienen un precio fijo de unos 60bir por persona si mal no recuerdo. Nos quedamos en el Alef Paradaise Hotel, por 300bir/noche. Las habitaciones nuevas de las plantas superiores tiene unas vistas espectaculares hacía las montañas, grandes ventanales y terraza, incluso se puede ver a lo lejos Sant Georgi.
Aprovechamos el día para visitar el recinto norte. Decidimos hacerlo sin guía, conscientes de que quizá nos perdamos información que no aparece detallada en nuestra guía, no obstante tenemos ganas de pasear a lo Indiana Jones y descubrir por nosotros mismos los misterios que nos depara el lugar. La entrada, valida durante 5 días cuesta 350bir, y el guía más o menos el mismo precio, por grupo.
Las iglesias en Lalibela son extraordinarias, escavadas en las rocas. A medida que las hemos ido descubriendo, cada una de ellas nos ha sorprendido más que la anterior. Hemos encontrado mucha gente orando, ya que la mayoría de la población son católicos ortodoxos y estaban en la semana de “fasting” una tipo de ramadán, en el que hacen ayuna durante el día y deben rezar cada dos horas. Por la tarde hemos visitado la St. Georgi, hemos llegado que eran casi las 5 de la tarde, estaban a punto de cerrar y apenas había gente, por dentro es parecida a las demás, pero desde fuera, es fascinante. Nos hemos quedado un buen rato sentados en la roca contemplándola y aprovechando el tímido sol que se iba poniendo. La sensación de estar allí sentado es indescriptible. Y he de reconocer que no estábamos muy convencidos de venir a Lalibela, ya que no somos muy dados a visitar monumentos y piedras, pero por el momento, es lo más espectacular que hemos visto en el norte.
Lalibela es un pueblo pequeño de montaña, con fuertes subidas y bajadas, y tan pequeña que te acabas cruzando con todo el mundo varias veces.
Día 20, 15 de agosto: Lalibela
Antes de desayunar nos vamos a visitar el recinto sud. Des de fuera, parece que está más destartalado que el norte ya que las cubiertas protectoras de este, o no están o están en un estado bastante lamentable. Pero lo cierto es que este recinto de iglesias, nos ha maravillado. Están todas ellas interconectadas unas con otras a través de túneles subterráneos y laberínticos pasadizos, en los que se encuentran también cavidades y cámaras adyacentes a las iglesias. Allí te puedes meter por todos los rincones posibles y a cada cuál es más sorprendente. A las siete de la mañana, nos encontramos apenas gente, ya que los turistas aún no han empezado y las oraciones de las 6 de la mañana a esa hora ya han terminado.
Pasamos el día paseando por el pueblo y el mercado, también nos vamos a observar la gente durante las oraciones que celebran al medio día. Allí contemplando desde lo alto del techo de una iglesia nos pasamos un buen rato mirando las costumbres de este pueblo, en un lugar donde pasábamos desapercibidos, sin ser vistos.
En Lalibela os recomiendo ir a comer algún día al Seven Olives, el lugar es muy relajado, y la comida está bien. El restaurante del Alef Paradaise Hotel también está muy bien y en John cafe hacen unos zumos buenísimos.
Día 21, 16 de agosto: Lalibela – Harar
A las ocho de la mañana pasa a recogernos el bus que nos llevara al aeropuerto. De Lalibela no hay vuelos directos a Dire Dawa, así que tenemos que hacer escala en Addis y esperarnos hasta las 3 de la tarde a que salga nuestro vuelo hacía Dire Dawa. Al llegar a Dire Dawa, cogemos un taxi a la central de autobuses (80bir/trayecto) y allí buscamos un minibús que nos lleve hasta Harar (20bir/persona + 5bir/bolsa), situado a una hora de trayecto des de Dire Dawa, nuestro último destino en este viaje.
Llegábamos con la idea de encontrar sol y calor, ya que Harar está situado en el este del país, lindando con la vecina Sumalia y con Djubuti. Pero resulta que nuestra llegada a Harar ha sido bajo la lluvia y con un apagón tremendo, que dura hasta pasadas las 9 de la noche. Así que poca cosa nos queda que hacer,… sin luz y con agua fría, nos tumbamos en la cama y a esperar.
El hotel Belayen está muy bien situado, las habitaciones son grandes y confortables, todas ellas con balcones y a buenos precios, 225bir. Así que pasaremos aquí nuestros últimos días. Si se saben las fechas, es bueno reservar, ni que sea con antelación de 4 o 5 días, así se asegura de tener habitación, ya que este hotel está muy frecuentado por un par de tour operadores españoles.
Día 22, 17 de agosto: Harar
Ayer al llegar ya pudimos apreciar el bullicio que había en las calles, pero hoy al salir nos ha sorprendido aún más. A las 7 de la mañana ya están todas las paradas de chat delante de la puerta del hotel, las calles ya son un hervidero de gente.
Entramos a la medina y nos sorprende el ajetreo que hay, esto es debido a que hoy es viernes, mañana es festivo y el domingo es el ramadán y todo el mundo ultima las últimas compras. La calle de los costureros esta reventada, todos quieren terminar los trajes que lucirán el domingo. Deben estrenar ropa igual que nosotros lo hacemos en el domingo de ramos. Los colores de está calles son abrumadores, con todas las telas expuestas y los hombres cosiendo fuera de las tiendas. Al finalizar esta calle, hay el mercado Oromo, donde se puede ver gente de esta tribu, ataviados con coloridos vestidos y deslumbrantes joyas. También en una esquina del mercada, nos llama la atención la hilera de burros cargados de leña que hay.
Paseando, coincidimos con una pareja Italo – urugallana, son Federica e Alexis, una pareja peculiar, con una bonita historia en su pasado, muy entendidos en joyas indígenas y en la historia de la ciudad.
Con ellos compartimos el resto del día, junto que el chico que les hace de guía, paseamos por los rincones más recónditos y visitamos varias tiendas, donde encontramos diferentes piezas indígenas, por las que ellos están fascinados. Gracias a su ayuda nosotros también acabamos comprando un par de brazaletes a bastante buen precio. Estas tiendas no hay manera alguna de encontrarlas, a no ser de ir con un local, ya que se encuentran dentro de los patios de las casas y no hay manera de acceder a ellas a no ser que te inviten a pasar!
Por la noche, nos acercamos a ver como los hombres llena alimentan a estas fieras. Lo cierto, es que más que una de las principales atracciones de la ciudad, me parece una escena un tanto deplorable. Los turistas pagan dinero por la carne y luego un señor de comer a unas llenas que están prácticamente domesticadas, y alguna de ellas tiene heridas incluso o cojea. Simplemente por acercarte, ya pretenden que pagues 50bir! A pesar que se supone que la gente paga por la comida,… un jaleo, así que nos fuimos del lugar sin pagar, tan sólo pasamos allí 2 minutos y con la gente cabreada con nosotros. Como me pueden hacer pagar por estar en la calle, en un lugar público! Si y no le he dicho a nadie que alimente al animal!!! Ya estamos como de costumbre, jejeje,…
Días 23, 18 de agosto: Harar
Hoy la ciudad amanece más tranquila, muchas de las tiendas están cerradas ya que el sábado es festivo y en el mercado todo va a medio gas.
Después de desayunar cogemos un bus hacia Jijiga, pero en el autobús donde estamos sentados no arranca, así que hartos de esperar, al cabo de media hora decidimos cambiar de ruta. Iremos a Babile en donde dicen que los lunes y jueves hay un mercado de camellos muy grande y los sábados hay un mercado semanal. La chica del hotel, nos ha recomendado de no ir, ya que los días que no hay mercado de camellos, allí no hay nada de interesante, en lugar de esto nos ha dicho de ir a ver el mercado de Jinka. Pero nosotros tozudos e impacientes, nos hemos ido a Bable, pensando que de allí ya iríamos hacía Jinka. I nada de nada. En Bable no había nada de bueno, la gente más bien arisca. Incluso un grupo de chicos nos han empezado a increpar lanzando petardos detrás nuestro, y al final un chico nos ha recomendado de no pasear por el pueblo y de que nos fuésemos si no queríamos acabar con una piedra en la cabeza. Finalmente también decidimos no ir a ver el Valley of Maravels, ya que el ambiente del lugar no nos agrada demasiado.
Finalmente, no hemos encontrado transporte desde Bable hacía Jijiga, así que hemos regresado de nuevo a Harar al medio día. El minibús a Babile son 10 bir.
En Harar hemos comido en el Fresh Touch, restaurante básicamente para extranjeros, pero con buena comida y precios razonables. Ojo que a las 14:00 cierran! Y por la tarde hemos aprovechado para visitar la casa de Rimbau, un poeta francés, allí se puede ver una exposición de fotografías antiguas de Harar muy interesante.
Día 24, 19 de agosto: Harar
Como somos bastante inquietos, no concebimos la ida de pasar un día más en Harar sin hacer nada. Por la mañana, hemos volteado toda la muralla de la ciudad. Allá las 10, hemos visto como bajaba una maramunta de gente por las callejuelas de la medina, todos ellos vestidos con sus mejores trajes. Venían de una macro oración, como festejo del ramadán, que se ha hecho en el pabellón al aire libre. Después del desayuno, y cargados de energía, nos hemos ido andando hacía Aweday, un pueblo cercano, según la guía a unos 5km, según nuestro reloj casi 3horas andando a buen ritmo, a ver el que según es el mercado de chat más grande de toda Etiopia. El camino se ha hecho largo, sobre todo porque la mayor parte del trayecto es subida y por el sol que caía. Si no nos han parado 20 minibuses / tuk-tuks, no ha parado ninguno. Cuando les decíamos que íbamos andando a Aweday nos miraban atónitos. Andando al lado de la carretera, tal y como hacen ellos muchas veces, se adquiere una perspectiva diferente.
Después de mucho andar, conseguimos llegar! Eso sí, la vuelta la hicimos en minibús, que ya estábamos hechos polvo!
Día 25, 20 de agosto: Harar – Addis
Hoy no será más que un día de transición, muchos enlaces y largas horas de espera en los aeropuertos. Salimos a las 10 de Harar (demasiado pronto), para coger el vuelo de las 13:50 hacía Addis, en donde nos debíamos esperar hasta la 1:20, para coger el vuelo hacía Barcelona vía Estambul. Como veis, un día entero de transición hasta conseguir llegar a Barcelona el 26 de agosto a las 11:30 de la mañana. Momento en que termina nuestras pericias por Etiopia, con sus buenos y malos momentos, que formaran parte todos ellos de nuestras vivencias.
Nos da un poco de pereza irnos, volvemos a estar solos. A las 8 de la mañana tenemos el vuelo hacía Lalibela, así que a las 6:25 llegamos a la entrada del aeropuerto. El paso esta barrado por dos militares, el taxista nos cuenta que no abren hasta las 6:30, así que nos va a tocar esperar un poquito. Antes de llegar a la puerta de embarque nos han pedido el pasaporte i el billete 4 veces i hemos tenido que pasar nosotros y las bolsas tres veces un control de seguridad.
Al llegar al aeropuerto de Lalibela, no nos queda otra opción que coger una de las furgonetas colectivas que hay esperando en la puerta. Estas tienen un precio fijo de unos 60bir por persona si mal no recuerdo. Nos quedamos en el Alef Paradaise Hotel, por 300bir/noche. Las habitaciones nuevas de las plantas superiores tiene unas vistas espectaculares hacía las montañas, grandes ventanales y terraza, incluso se puede ver a lo lejos Sant Georgi.
Aprovechamos el día para visitar el recinto norte. Decidimos hacerlo sin guía, conscientes de que quizá nos perdamos información que no aparece detallada en nuestra guía, no obstante tenemos ganas de pasear a lo Indiana Jones y descubrir por nosotros mismos los misterios que nos depara el lugar. La entrada, valida durante 5 días cuesta 350bir, y el guía más o menos el mismo precio, por grupo.
Las iglesias en Lalibela son extraordinarias, escavadas en las rocas. A medida que las hemos ido descubriendo, cada una de ellas nos ha sorprendido más que la anterior. Hemos encontrado mucha gente orando, ya que la mayoría de la población son católicos ortodoxos y estaban en la semana de “fasting” una tipo de ramadán, en el que hacen ayuna durante el día y deben rezar cada dos horas. Por la tarde hemos visitado la St. Georgi, hemos llegado que eran casi las 5 de la tarde, estaban a punto de cerrar y apenas había gente, por dentro es parecida a las demás, pero desde fuera, es fascinante. Nos hemos quedado un buen rato sentados en la roca contemplándola y aprovechando el tímido sol que se iba poniendo. La sensación de estar allí sentado es indescriptible. Y he de reconocer que no estábamos muy convencidos de venir a Lalibela, ya que no somos muy dados a visitar monumentos y piedras, pero por el momento, es lo más espectacular que hemos visto en el norte.
Lalibela es un pueblo pequeño de montaña, con fuertes subidas y bajadas, y tan pequeña que te acabas cruzando con todo el mundo varias veces.
Día 20, 15 de agosto: Lalibela
Antes de desayunar nos vamos a visitar el recinto sud. Des de fuera, parece que está más destartalado que el norte ya que las cubiertas protectoras de este, o no están o están en un estado bastante lamentable. Pero lo cierto es que este recinto de iglesias, nos ha maravillado. Están todas ellas interconectadas unas con otras a través de túneles subterráneos y laberínticos pasadizos, en los que se encuentran también cavidades y cámaras adyacentes a las iglesias. Allí te puedes meter por todos los rincones posibles y a cada cuál es más sorprendente. A las siete de la mañana, nos encontramos apenas gente, ya que los turistas aún no han empezado y las oraciones de las 6 de la mañana a esa hora ya han terminado.
Pasamos el día paseando por el pueblo y el mercado, también nos vamos a observar la gente durante las oraciones que celebran al medio día. Allí contemplando desde lo alto del techo de una iglesia nos pasamos un buen rato mirando las costumbres de este pueblo, en un lugar donde pasábamos desapercibidos, sin ser vistos.
En Lalibela os recomiendo ir a comer algún día al Seven Olives, el lugar es muy relajado, y la comida está bien. El restaurante del Alef Paradaise Hotel también está muy bien y en John cafe hacen unos zumos buenísimos.
Día 21, 16 de agosto: Lalibela – Harar
A las ocho de la mañana pasa a recogernos el bus que nos llevara al aeropuerto. De Lalibela no hay vuelos directos a Dire Dawa, así que tenemos que hacer escala en Addis y esperarnos hasta las 3 de la tarde a que salga nuestro vuelo hacía Dire Dawa. Al llegar a Dire Dawa, cogemos un taxi a la central de autobuses (80bir/trayecto) y allí buscamos un minibús que nos lleve hasta Harar (20bir/persona + 5bir/bolsa), situado a una hora de trayecto des de Dire Dawa, nuestro último destino en este viaje.
Llegábamos con la idea de encontrar sol y calor, ya que Harar está situado en el este del país, lindando con la vecina Sumalia y con Djubuti. Pero resulta que nuestra llegada a Harar ha sido bajo la lluvia y con un apagón tremendo, que dura hasta pasadas las 9 de la noche. Así que poca cosa nos queda que hacer,… sin luz y con agua fría, nos tumbamos en la cama y a esperar.
El hotel Belayen está muy bien situado, las habitaciones son grandes y confortables, todas ellas con balcones y a buenos precios, 225bir. Así que pasaremos aquí nuestros últimos días. Si se saben las fechas, es bueno reservar, ni que sea con antelación de 4 o 5 días, así se asegura de tener habitación, ya que este hotel está muy frecuentado por un par de tour operadores españoles.
Día 22, 17 de agosto: Harar
Ayer al llegar ya pudimos apreciar el bullicio que había en las calles, pero hoy al salir nos ha sorprendido aún más. A las 7 de la mañana ya están todas las paradas de chat delante de la puerta del hotel, las calles ya son un hervidero de gente.
Entramos a la medina y nos sorprende el ajetreo que hay, esto es debido a que hoy es viernes, mañana es festivo y el domingo es el ramadán y todo el mundo ultima las últimas compras. La calle de los costureros esta reventada, todos quieren terminar los trajes que lucirán el domingo. Deben estrenar ropa igual que nosotros lo hacemos en el domingo de ramos. Los colores de está calles son abrumadores, con todas las telas expuestas y los hombres cosiendo fuera de las tiendas. Al finalizar esta calle, hay el mercado Oromo, donde se puede ver gente de esta tribu, ataviados con coloridos vestidos y deslumbrantes joyas. También en una esquina del mercada, nos llama la atención la hilera de burros cargados de leña que hay.
Paseando, coincidimos con una pareja Italo – urugallana, son Federica e Alexis, una pareja peculiar, con una bonita historia en su pasado, muy entendidos en joyas indígenas y en la historia de la ciudad.
Con ellos compartimos el resto del día, junto que el chico que les hace de guía, paseamos por los rincones más recónditos y visitamos varias tiendas, donde encontramos diferentes piezas indígenas, por las que ellos están fascinados. Gracias a su ayuda nosotros también acabamos comprando un par de brazaletes a bastante buen precio. Estas tiendas no hay manera alguna de encontrarlas, a no ser de ir con un local, ya que se encuentran dentro de los patios de las casas y no hay manera de acceder a ellas a no ser que te inviten a pasar!
Por la noche, nos acercamos a ver como los hombres llena alimentan a estas fieras. Lo cierto, es que más que una de las principales atracciones de la ciudad, me parece una escena un tanto deplorable. Los turistas pagan dinero por la carne y luego un señor de comer a unas llenas que están prácticamente domesticadas, y alguna de ellas tiene heridas incluso o cojea. Simplemente por acercarte, ya pretenden que pagues 50bir! A pesar que se supone que la gente paga por la comida,… un jaleo, así que nos fuimos del lugar sin pagar, tan sólo pasamos allí 2 minutos y con la gente cabreada con nosotros. Como me pueden hacer pagar por estar en la calle, en un lugar público! Si y no le he dicho a nadie que alimente al animal!!! Ya estamos como de costumbre, jejeje,…
Días 23, 18 de agosto: Harar
Hoy la ciudad amanece más tranquila, muchas de las tiendas están cerradas ya que el sábado es festivo y en el mercado todo va a medio gas.
Después de desayunar cogemos un bus hacia Jijiga, pero en el autobús donde estamos sentados no arranca, así que hartos de esperar, al cabo de media hora decidimos cambiar de ruta. Iremos a Babile en donde dicen que los lunes y jueves hay un mercado de camellos muy grande y los sábados hay un mercado semanal. La chica del hotel, nos ha recomendado de no ir, ya que los días que no hay mercado de camellos, allí no hay nada de interesante, en lugar de esto nos ha dicho de ir a ver el mercado de Jinka. Pero nosotros tozudos e impacientes, nos hemos ido a Bable, pensando que de allí ya iríamos hacía Jinka. I nada de nada. En Bable no había nada de bueno, la gente más bien arisca. Incluso un grupo de chicos nos han empezado a increpar lanzando petardos detrás nuestro, y al final un chico nos ha recomendado de no pasear por el pueblo y de que nos fuésemos si no queríamos acabar con una piedra en la cabeza. Finalmente también decidimos no ir a ver el Valley of Maravels, ya que el ambiente del lugar no nos agrada demasiado.
Finalmente, no hemos encontrado transporte desde Bable hacía Jijiga, así que hemos regresado de nuevo a Harar al medio día. El minibús a Babile son 10 bir.
En Harar hemos comido en el Fresh Touch, restaurante básicamente para extranjeros, pero con buena comida y precios razonables. Ojo que a las 14:00 cierran! Y por la tarde hemos aprovechado para visitar la casa de Rimbau, un poeta francés, allí se puede ver una exposición de fotografías antiguas de Harar muy interesante.
Día 24, 19 de agosto: Harar
Como somos bastante inquietos, no concebimos la ida de pasar un día más en Harar sin hacer nada. Por la mañana, hemos volteado toda la muralla de la ciudad. Allá las 10, hemos visto como bajaba una maramunta de gente por las callejuelas de la medina, todos ellos vestidos con sus mejores trajes. Venían de una macro oración, como festejo del ramadán, que se ha hecho en el pabellón al aire libre. Después del desayuno, y cargados de energía, nos hemos ido andando hacía Aweday, un pueblo cercano, según la guía a unos 5km, según nuestro reloj casi 3horas andando a buen ritmo, a ver el que según es el mercado de chat más grande de toda Etiopia. El camino se ha hecho largo, sobre todo porque la mayor parte del trayecto es subida y por el sol que caía. Si no nos han parado 20 minibuses / tuk-tuks, no ha parado ninguno. Cuando les decíamos que íbamos andando a Aweday nos miraban atónitos. Andando al lado de la carretera, tal y como hacen ellos muchas veces, se adquiere una perspectiva diferente.
Después de mucho andar, conseguimos llegar! Eso sí, la vuelta la hicimos en minibús, que ya estábamos hechos polvo!
Día 25, 20 de agosto: Harar – Addis
Hoy no será más que un día de transición, muchos enlaces y largas horas de espera en los aeropuertos. Salimos a las 10 de Harar (demasiado pronto), para coger el vuelo de las 13:50 hacía Addis, en donde nos debíamos esperar hasta la 1:20, para coger el vuelo hacía Barcelona vía Estambul. Como veis, un día entero de transición hasta conseguir llegar a Barcelona el 26 de agosto a las 11:30 de la mañana. Momento en que termina nuestras pericias por Etiopia, con sus buenos y malos momentos, que formaran parte todos ellos de nuestras vivencias.